Tintiri, un templo bello por fuera, misterioso por dentro
Sandra Condori | LOS ANDES 15ENE13
En la pampa altiplánica de la
tierra prócer se divisa una hermosa edificación, una verdadera reliquia
arqueológica, el Templo de Tintiri. La fe y devoción de los lugareños han hecho
que este asombroso templo se sostenga hasta hoy en pie, a pesar del soplo
incontenible de los vientos, de los estrepitosos granizos y las intensas
lluvias.
La iglesia de Tintiri está
ubicada en el sector de Añaypampa, dentro de las comunidades de Chaupi Sahuacasi
y Hanajquia, a ocho kilómetros de la ciudad de Azángaro.
No existen datos precisos
sobre su construcción, sin embargo, recopilamos algunos puntos importantes.
Después de la capitulación de Ayacucho, firmada el 9 de diciembre de 1824,
muchos españoles quedaron como dueños de grandes propiedades de tierra, como
los Lizares Quiñones.
Esta familia tomó el poder en
la provincia de Azángaro, su control era tal, que hasta formó un ejército, con
el supuesto pretexto de participar en el Combate del 2 de Mayo de 1,866 en el
Callao. La milicia tuvo como centro de operaciones el Templo de Tintiri.
El reclutamiento fue
imparable, muchos jóvenes fueron enrolados a la fuerza para enviarlos a la
guerra; los padres ofrecían una recompensa económica, otros entregaban sus
ganados, y hasta hubo quienes ofrendaron su vida para negociar la libertad de
sus hijos.
Respecto al templo
propiamente, algunos cuentan que la obra fue dirigida por un joven de nombre
Juan Gualberto, nacido en 1810, quien a sus 30 años inició los trabajos de arte
en el interior del templo. Los pobladores de la zona fueron sometidos a
trabajos forzados por la familia Lizares para su edificación. Otra versión da
cuenta que el templo de Tintiri se empezó a edificar en el último tercio del
siglo XVIII, aproximadamente en 1784, por el curaca Mango Turpo de Velásquez en
honor a la Virgen de la Asunción.
En un texto local se afirma
que la construcción se inició en 1866 a base de adobes; el material fue
preparado con lana de animales, paja del campo y cabellos humanos, según se
detalla en el libro “Azángaro Ciudad Turística del Altiplano”, de la autoría
del profesor Florencio Canahuire Mendoza.
“Cuando el barro se hizo
templo”, es la frase exacta, que describe con precisión la extensa y mítica
construcción que duró siete décadas desde 1,866. Fueron precisamente 76 años.
Los lugareños cuentan que en
el interior, en medio de los laberintos, se encontraron algunos cadáveres
disecados colgados en las paredes. Por eso, no es extraño escuchar que Tintiri
representa muerte, sangre, luto, horrores y lágrimas”. Tintiri siempre ha
estado rodeado de misterio, bello por fuera y un infierno por dentro.
Ahora el templo luce
prácticamente abandonado. Decenas de vizcachas han excavado el adobe de los
cimientos para hacer sus guaridas, lo que hace peligrar la débil estructura;
los túneles han sido cerrados, y el templo se encuentra apoyado por puntales de
madera.
Pero en medio de la ruina,
siempre hay un espacio para la devoción y el júbilo. Cada 14 de setiembre en
Tintiri se realiza una fiesta religiosa que mantiene intacta la fe de su pueblo
y sus costumbres se manifiestan en un concurso de danzas autóctonas,
provenientes de diferentes comunidades campesinas, distritos, organizaciones e
instituciones de la macro región sur.
El misterioso Templo de
Tintiri guarda el amargo recuerdo de los tiempos del esclavismo, gracias al
esfuerzo de los indígenas, la magnífica edificación se concluyó a la
perfección; pero el inexorable paso del tiempo, puede colocarla al borde del
colapso. Quizás la historia completa se revele algún día, o tal vez quede
sepultada para siempre.
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muy bonito relato y muy impresionante arquitectura felicitadiones
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