EL SILENCIO QUE AMENAZA LA DEMOCRACIA Y EL PROGRESO SOCIAL
Por: Jorge Luis Choque
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indiferencia hacia la política representa una amenaza grave para la salud
democrática y la estabilidad social. Cuando los ciudadanos se desinteresan,
abandonan su rol de vigilancia, creando un vacío que rápidamente llenan la
corrupción y el autoritarismo. Esta despolitización erosiona derechos y
libertades, pues la falta de participación activa sofoca la voz colectiva
indispensable para exigir rendición de cuentas y defender el bien común. En
esencia, la indiferencia no es neutral; es una complicidad pasiva que socava
los pilares de una sociedad justa y equitativa.
Este
desapego permite que unos pocos tomen decisiones cruciales, perpetuando un
ciclo de desconfianza. Como recordaron Bertolt Brecht y Antonio Gramsci, el
"analfabeto político" o el "indiferente" facilitan los
peores males sociales, desde la pobreza hasta la corrupción. Brecht sentenció
que "el peor analfabeto es el analfabeto político", cuya ignorancia
alimenta la miseria. Por su parte, Gramsci, en "Odio a los
indiferentes", afirmó que "vivir quiere decir tomar partido",
calificando la indiferencia como "parasitismo" y "el peso muerto
de la historia". Asimismo, Maquiavelo advirtió que "si no hay
ciudadanos comprometidos... la república muere". El compromiso cívico es,
por tanto, indispensable. Solo con una participación activa y consciente
podemos proteger la democracia, asegurar que las decisiones políticas
beneficien a la mayoría y construir una sociedad próspera para todos.
La
política, en su esencia, es la actividad que orienta la toma de decisiones para
un Estado y la negociación de intereses. Involucra directamente a los
ciudadanos y los asuntos públicos, entendida como "gobierno, guía,
dirección, mandato" (Larousse, 2001, p. 413). Esta fuerza es omnipresente
en nuestras vidas, modelando los cambios sociales y económicos a nivel global.
Desde la antigua Grecia hasta el presente, a través de democracias, falsas
democracias y dictaduras, la política es un ejercicio complejo que nos afecta a
todos, independientemente de si deseamos comprenderla o no.
La indiferencia en América Latina:
un éxito para las élites
El desinterés
político en América Latina no es casual. Alimentado por la corrupción y la
percepción de ineficacia institucional, beneficia directamente a las élites
económicas y políticas. Pensadores como Milton Santos han criticado cómo la
información globalizada puede "embrollar" en vez de iluminar, lo que
sugiere que esta manipulación mediática contribuye a despolitizar y mantener
las desigualdades. Lejos de ser un fracaso del pueblo, esta apatía es un éxito
para quienes se benefician de la falta de escrutinio, consolidando un poder que
ignora las necesidades de la mayoría.
Nuestra responsabilidad ciudadana:
fiscalización y compromiso
Cuando
criticamos los desaciertos de las autoridades, debemos recordar que su ascenso
al poder fue resultado de nuestro voto o nuestra indiferencia. Nuestro voto no
es un cheque en blanco, sino un acto de confianza que exige nuestra
fiscalización, seguimiento y participación, responsabilidades que a menudo
descuidamos. Es fundamental entender que solo desde el poder político se toman las
decisiones cruciales para el progreso o retroceso de un país, ya que el
gobierno posee los recursos y la capacidad para enfrentar los desafíos
nacionales.
Como Karl
Popper afirmó, "la democracia consiste en poner bajo control el poder
político". Por ello, en vez de despreciar la política, debemos
interesarnos y comprometernos a todos los niveles. Solo así mejorará la
política y nuestra sociedad podrá avanzar. <:>
Perú: 08/08/2025

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