LETICIA
Y LA TRAICION DE BENAVIDES
Herbert Mujica
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sclarece el doctor Héctor Vargas Haya interesantes
pasajes de la historia del Perú referidos a magnicidios, claudicaciones y
hechos casi absortamente ignorados. U ocultados, mejor dicho. Leamos.
"La firma del denominado Tratado Salomón-Lozano
fue el 24 de marzo de 1922. Por el que Augusto B. Legua transfirió a favor de
Colombia, la provincia peruana de Leticia.
La importante acción patriótica de rescate acaeció el
1 de septiembre de 1932 luego de la emboscada de los peruanos que irrumpieron
en el local municipal de Leticia y otras dependencias, detuvieron a policías y
civiles. Se izó la bandera peruana y se dio aviso al gobierno de la capitulación
de las autoridades colombianas y la posesión de los peruanos.
Respaldada la acción por el presidente Sánchez Cerro,
de inmediato envió hacía Iquitos una Fuerza Naval constituida por el BAP Grau y
los submarinos R-1 y R-4; y una segunda la Fuerza Naval del Pacífico constituida
por el BAP Bolognesi y los submarinos R-2 y R-3.
Relata el almirante Pedro Calvez Velarde, en su
libro “La bitácora de mi vida” que la Fuerza de Avanzada del Atlántico, al
mando del capitán de navío Héctor Mercado jefe de estado mayor y el capitán de
Fragata Enrique Monge zarpo en el BAP Grau a órdenes del capitán de navìo
Víctor Escudero en abril de 1933. Que simultáneamente Sánchez Cerro reunió a
30,000 soldados en el hipódromo de Santa Beatriz, para enviarlos a Iquitos Pero
aconteció lo inesperado.
La contraorden estaba firmada por Oscar R. Benavides.
el que, inmediatamente después del asesinato del presidente Sánchez Cerro se
posesionó de la presidencia. Ante tan inesperada contraorden, el jefe de la misión,
comandante Héctor Mercado firmó esta respuesta: “la misión de esta fuerza al salir
del Callao ha sido para defender los sagrados intereses de la patria y no para
hacer entrega nuestro territorio a ninguna comisión internacional. (Ob. cít.
pp. 93 a t100).
Aficionado a las subversiones, la sinuosa trayectoria
de Benavides se inicia el 4 de febrero de 1914. Era coronel y complotó contra Billinghurst
al que derrocó. Silenció a la prensa, impidió a González Prada la publicación
del periódico “La Lucha" cuyo establecimiento del editor Carlos Prince fue
asaltado por una turba a su servicio.
En Historia de la República Jorge Basadre sostiene “Benavides
y el asesinato de Sánchez Cerro” confirma lo acontecido aquella aciaga tarde
del 30 de abril de 1930, en que Sánchez Cerro fue asesinado a la salida del
Hipódromo de Santa Beatriz, después de pasar revista al contingente de soldados
que se aprestaba a viajar a Iquitos.
Los curiosos y rápidos sucesos confirman que el
motivo del asesinato no fue otro que el de frustrar la recuperación de Leticia.
Muy sutilmente Basadre se remite al libro de Víctor Villanueva "El
Militarismo en el Perú” que acusa a a Benavides
como el responsable.
No hubo autoridad que haya absuelto a Benavides por
las serias pruebas existentes. Luis A. Flores, jefe del Partido Unión Revolucionaria
y miembro del Congreso Constituyente, fue el más elocuente cuando
sostuvo:
''A los cinco años de la revolución de Arequipa una
persona que por casualidad había llegado al gobierno, adoptaba una actitud que
se confirmaba con el rumor público, que la mano que apretó el gatillo para
quitar la vida al general Sánchez Cerro se encontraba en el gobierno. El
asesino del 30 de abril se encuentra en Palacio de Gobierno”. (Basadre, Historia de Perú 6ta edición pp. 421-423).
Transacción Monetaria
Sánchez Cerro, había afirmado que la entrega de
Leticia fue objeto de una transacción monetaria, publicada en la prensa de Lima.
Según Sánchez Cerro, sucesor de Leguía el tratado costó siete millones de
pesos, versión difundida en diarios peruanos.
Aseveración corroborada con el pedido del presidente
colombiano Olaya Herrera al Congreso de su país, de un préstamo de diez
millones de pesos para la defensa de la posesión territorial de Leticia y “la
inminencia de una guerra contra el Perú”.
“El préstamo inmediatamente logrado, carecía de
objeto –dice el colombiano Alberto Donadío- por cuanto la guerra era improbable
ya que se hallaba programado el retorno de Leticia entre Benavides y el presidente
Olaya, con el añadido de que el acuerdo por la administración de Leticia fue
aceptado por el gobierno de Benavides”.
En última instancia
Donadio sostiene “Con la muerte de Sánchez Cerro se
cumplía una predicción hecha en Bogotá por el presidente colombiano Olaya
Herrera, poco después de la invasión a Leticia”. Testimonios fehacientes rebelan
la actitud del presidente colombiano Olaya Herrera, quien indignado por el
logro de los peruanos, no pudo ocultar su ira y sus amenazas. “En última instancia
supongo que uno de los dos caerá, yo o Sánchez Cerró” (Alberto Donadio en su
libro “La Guerra contra el Perú” ed. 1995 pp.76,191,278,286)
Son fehacientes las pruebas sobre el real autor del
magnicidio. No es casualidad que posesionado Benavides en la presidencia de la
República a pocas horas del asesinato, disolviera las tropas que desfilaron en
el hipódromo de Lima y ordenara que regresaran al Callao las flotas de la Marina
que estaban en Belem Do Para, rumbo a Iquitos, e invitara a su amigo de diplomacia
Alfonso López Pumarejo, candidato presidencial colombiano y se convenciera al congreso
peruano para que el conflicto fuese resuelto en "paz”.
El 23 de mayo de 1933 Leticia pasó a ser
administrada por la llamada Sociedad de Naciones, la que consagró su definitiva
entrega a favor de Colombia*. <:>


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