viernes, 15 de agosto de 2025

HISTORIA DEL CAUDILLISMO MILITAR: VERGONZOSA ENTREGA DE HEREDAD NACIONAL

 LETICIA

Y LA TRAICION DE BENAVIDES

Herbert Mujica

E

sclarece el doctor Héctor Vargas Haya interesantes pasajes de la historia del Perú referidos a magnicidios, claudicaciones y hechos casi absortamen­te ignorados. U ocultados, mejor dicho. Leamos.

"La firma del denominado Tratado Salomón-Lozano fue el 24 de marzo de 1922. Por el que Augusto B. Legua transfirió a favor de Colombia, la provincia peruana de Leticia.

La importante acción patriótica de rescate acaeció el 1 de septiembre de 1932 luego de la emboscada de los peruanos que irrumpieron en el local municipal de Leticia y otras dependencias, detuvieron a policías y civiles. Se izó la bandera peruana y se dio aviso al gobierno de la capitulación de las autoridades colombianas y la posesión de los peruanos.

Respaldada la acción por el presidente Sánchez Cerro, de inmediato envió hacía Iquitos una Fuerza Naval constituida por el BAP Grau y los submarinos R-1 y R-4; y una segunda la Fuerza Naval del Pacífico constituida por el BAP Bolognesi y los submarinos R-2 y R-3.

Relata el almirante Pedro Calvez Velarde, en su libro “La bitácora de mi vida” que la Fuerza de Avanzada del Atlántico, al mando del capitán de navío Héctor Mercado jefe de estado mayor y el capitán de Fragata Enrique Monge zarpo en el BAP Grau a órdenes del capitán de navìo Víctor Escudero en abril de 1933. Que simultáneamente Sánchez Cerro reunió a 30,000 soldados en el hipódromo de Santa Beatriz, para enviarlos a Iquitos Pero aconteció lo inesperado.

Insólita Contraorden

La contraorden estaba firmada por Oscar R. Benavides. el que, inmediatamente después del asesinato del presidente Sánchez Cerro se posesionó de la presidencia. Ante tan inesperada contraor­den, el jefe de la misión, comandante Héctor Mercado firmó esta respuesta: “la misión de esta fuerza al salir del Callao ha sido para defender los sagra­dos intereses de la patria y no para hacer entrega nuestro territorio a ninguna comisión internacional. (Ob. cít. pp. 93 a t100).

Aficionado a las subversiones, la sinuosa trayecto­ria de Benavides se inicia el 4 de febrero de 1914. Era coronel y complotó contra Billinghurst al que derrocó. Silenció a la prensa, impi­dió a González Prada la publicación del periódico “La Lucha" cuyo establecimiento del editor Carlos Prince fue asaltado por una turba a su servicio.

En Historia de la República Jorge Basadre sostiene “Benavides y el asesinato de Sánchez Cerro” confirma lo acontecido aquella aciaga tarde del 30 de abril de 1930, en que Sánchez Cerro fue asesinado a la salida del Hipódromo de Santa Beatriz, después de pasar revista al contingente de soldados que se aprestaba a viajar a Iquitos.

Los curiosos y rápidos sucesos confirman que el motivo del asesinato no fue otro que el de frustrar la recuperación de Leticia. Muy sutilmente Basadre se remite al libro de Víctor Villanueva "El Militarismo en el Perú” que acusa a a Benavides como el responsable.

No hubo autoridad que haya absuelto a Benavides por las serias pruebas existentes. Luis A. Flores, jefe del Partido Unión Revolucionaria y miembro del Congreso Constituyente, fue el más elocuente cuan­do sostuvo:

''A los cinco años de la revolución de Arequipa una persona que por casualidad había llegado al gobierno, adoptaba una actitud que se confirmaba con el rumor público, que la mano que apretó el gatillo para quitar la vida al general Sánchez Cerro se encontraba en el gobierno. El asesino del 30 de abril se encuentra en Palacio de Gobierno”. (Basadre, Historia de Perú 6ta edición pp. 421-423).

Transacción Monetaria

Sánchez Cerro, había afirmado que la entrega de Leticia fue objeto de una transacción monetaria, publicada en la prensa de Lima. Según Sánchez Cerro, sucesor de Leguía el trata­do costó siete millones de pesos, versión difundida en diarios peruanos.

Aseveración corrobora­da con el pedido del pre­sidente colombiano Olaya Herrera al Congreso de su país, de un préstamo de diez millones de pesos para la defensa de la posesión territorial de Leticia y “la inminencia de una guerra contra el Perú”.

“El préstamo inmediatamente logrado, carecía de objeto –dice el colombiano Alberto Donadío- por cuanto la guerra era improbable ya que se hallaba progra­mado el retorno de Leticia entre Benavides y el presidente Olaya, con el añadido de que el acuerdo por la administración de Leticia fue aceptado por el gobierno de Benavides”.

En última instancia

Donadio sostiene “Con la muerte de Sánchez Cerro se cumplía una predicción hecha en Bogotá por el presidente colombiano Olaya Herrera, poco después de la invasión a Leticia”. Testimonios fehacientes rebelan la actitud del presidente colombiano Olaya Herrera, quien indignado por el logro de los peruanos, no pudo ocultar su ira y sus amenazas. “En última ins­tancia supongo que uno de los dos caerá, yo o Sánchez Cerró” (Alberto Donadio en su libro “La Guerra contra el Perú” ed. 1995 pp.76,191,278,286)


Son fehacientes las pruebas sobre el real autor del magnicidio. No es casualidad que posesionado Benavides en la presidencia de la República a pocas ho­ras del asesinato, disolviera las tropas que desfilaron en el hipódromo de Lima y ordenara que regresaran al Callao las flotas de la Ma­rina que estaban en Belem Do Para, rumbo a Iquitos, e invitara a su amigo de di­plomacia Alfonso López Pumarejo, candidato presidencial colombiano y se convenciera al congreso peruano para que el conflicto fuese resuelto en "paz”.

El 23 de mayo de 1933 Leticia pasó a ser administrada por la llamada Sociedad de Naciones, la que consagró su definitiva entrega a favor de Colombia*. <:>

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