miércoles, 7 de julio de 2021

GRANDES MAESTROS PUNEÑOS

 JOSE ANTONIO ENCINAS FRANCO

VALORACIÓN Y ALGUNOS PASAJES VITALES

“El más alto cargo que un ciudadano puede desempeñar en una democracia es el de maestro de escuela”. José Antonio Encinas

Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas

S

i MAESTRO es aquel "que enseña una ciencia, arte u oficio”, "el que conduce", "el que guía", "el que enseña el camino”, el que participa en la difusión de conocimientos que servirán para la vida de las personas con las que interactúa, entonces JOSÉ ANTONIO ENCINAS FRANCO fue –y sigue siendo- un gran maestro, puesto que su ejemplar vida y obra dejada representa a los millones de otros maestros del mundo y a los cientos de miles maestros peruanos.

Para muchos estudiosos del tema educativo en la realidad peruana, la rica y pionera producción intelectual de Encinas en ese campo, unida a su rica -y accidentada- trayectoria vital de la que ahora hacemos memoria, merece largamente ser reconocido como el MAESTRO DE LOS MAESTROS DEL PERU.  Su vida dedicada a la enseñanza llena de logros personales y profesionales, acreditan y validan ese título.

Todo lo que se ha escrito sobre Encinas es realmente poco en relación a la magnitud de su obra. No aparece muy referido en la historia de la educación en el Perú y cuando lo es, no se tratan todas las facetas de su subyugante personalidad profesional.

Algunos juicios de valor


Permítasenos rescatar algunas conceptuaciones y juicios de valor vertidos por entendidos sobre la vida y personalidad del Maestro Encinas.

-Walter Peñaloza Ramella retrata a Encinas como “educador notable, quien, en el panorama peruano del siglo XX, descuella como una de sus figuras más importantes por sus ideas educacionales y por la trayectoria limpia y rectilínea de su vida, maestro que desde el humilde cargo en una pequeña escue­la primaria en las alturas impresionantes del Collao, en Puno, llegó al ilustre cargo de Rector de la Uni­versidad Nacional Mayor de San Marcos, la más antigua y de mayor prosapia en nuestro continen­te.”

-Sánchez Lihón resalta que Fue un orientador, un conductor y un líder social, enfrentando siempre al poder con voz serena como flamígera, con una actitud limpia e indómita, asumiendo la defensa de los más desfavorecidos y desheredados”,

“No fue pues solo un brillante ensayista de gabinete o un hombre de ideas superiores en el papel, fue y es a toda hora un maestro en la realidad y en la vida, en la relación diaria, franca, libre y apasionada con los niños y los jóvenes”

Encinas, como auténtico maestro, sentía por el niño verdadera ternura y genuina fascinación. Su relación con ellos era franca y mutuamente entusiasta. Los niños, como atraídos por un imán, se le acercaban inmediatamente, y ello resultaba sorprendente por la imagen austera que él solía proyectar hacia los adultos.

Sus concepciones fueron visionarias, y tienen una modernidad y vigencia plena en la política educativa, no sólo del Perú, sino del mundo. Y muchas de ellas se presentan ahora en el marco de la corriente pedagógica reconocida como el constructivismo.

José Antonio Encinas, adonde iba, erigía un templo, el templo de la Escuela, de la Educación, del saber y de la virtud. De allí que las tiranías y las corruptelas de la época no podían consentirlo, y le hicieron padecer 20 años de sucesivos destierros.

-Otro gran maestro puneño, José Portugal Catacora, señala que su tesis –imposible de encontrar- LAS VIRTUDES DE LA RAZA COLLA, tesis con la que en 1927 se graduó de Master en Artes y Master en Ciencias en la universidad de Cambridge, “puede considerase como el primer estudio antropológico del indígena peruano”

-Encinas se adelantó extraordinariamente a su época. Bregó toda su vida por la educación como un fin social y por los derechos civiles y el desarrollo del indígena peruano. Dominó todas las ideas y planteos que la escuela moderna o el enfoque que la educación sostiene aún. Se dicen en http://www.nalejandria.com/secciones/maestros-americanos/bios/encinas.php

- Hugo Apaza Quispe refiere que “El Dr. José Antonio Encinas Franco ha pasado a las páginas doradas de la historia como “maestro de maestros peruanos”, debido a su genial trabajo pedagógico, fundamentalmente en la escuela de su ciudad natal entre 1907 y 1911, así como en las diversas universidades de América y Europa. Ya como diputado, luego como senador, su posición en el hemiciclo fue de indigenista y hombre de izquierda, destacando su fervorosa defensa por la democratización de la educación y el voto del analfabeto y de la mujer, así como su valiente lucha contra el gamonalismo, el clero y los abusos del poder ejercido por sus autoridades, tan corruptas y arribistas como hoy. Este singular hombre público ha transitado por los vericuetos de la política con suma soltura y altura moral

Algunas anécdotas

Rector de San Marcos. Sánchez Lihon, cuenta que “a su regreso de Europa en 1931, los estudiantes sanmarquinos conocedores de sus ideas renovadoras y admirados por su ejemplar conducta, invitan a Encinas a dar varias conferencias en la universidad, a partir de las cuales deciden solicitarle postularlo como su candidato al Rectorado de la universidad, en momentos en que se había aprobado el cogobierno por decreto Ley de 6 de febrero de ese año. Al inicio Encinas no aceptó, puesto que no era profesor de San Marcos. ¿Cómo iba a ganar entonces las elecciones?
Pero como él mismo Encinas escribe: "Fue la insistencia del estudiantado, sobre todo el abandono en que se encontraba por falta de la mano amiga que lo amparara y guiara en momentos tan difíciles, lo que me inclinó a aceptar esta postulación..."  El contrincante en el proceso eleccionario fue Víctor Andrés Belaúnde, entonces profesor sanmarquino, con “magnífica foja de servicios y merecido prestigio en la universidad”. El acto de sufragio se realizó el 15 de agosto de 1932, y el resultado de la votación fue favorable a José Antonio Encinas por 98 votos contra 14 de Víctor Andrés Belaúnde.

Durante el relativamente corto ejercicio del cargo (un año y cuatro meses) tuvo como destacadísimos y cercanos colaboradores, nada menos que Luis Alberto Sánchez, como Director del Instituto de Extensión Cultural; a Raúl Porras Barrenechea, como Director del Colegio Universitario; a José Jiménez Borja, como Profesor Asesor en aspectos académicos; a Jorge Basadre, como Director de Bibliotecas.
Cesó involuntariamente del cargo de Rector, cuando a su regreso de Panamá a donde fue invitado a dictar conferencias en el Ciclo de Verano de la principal universidad de ese país, se le prohíbe el reingreso a la patria en el puerto del Callao. “Sánchez Cerro lo había deportado en ausencia”.
Su hermana Aurora cambia de vocación. Aurora había iniciado y seguido por tres años estudios de
abogacía, en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos. Al regresar José Antonio de Europa luego de uno de sus viajes, indujo a su hermana a seguir estudios en educación, con esta reflexión: "¡Cómo te vas a convertir en "pisacomisarías" y en amiga y defensora de delincuentes apartándote de la hermosa tarea de ser maestra de niños y jóvenes, guiándolos por la senda del bien! ¡De ninguna manera! Cámbiate a la Facultad de Educación de San Marcos. ¡Tú serás maestra y juntos haremos una obra de defensa de nuestro pueblo y de nuestra raza!.

Y por eso me cambié - cuenta ella.

Un diálogo memorable.  Es digno de ser recordado el diálogo entre el Senador Encinas y algún funcionario en una oficina del Ministerio de Educación en 1950:

- Maestro Encinas, justamente lo estábamos esperando, porque hay un reclamo que viene de Puno.

- Dígame, de qué se trata.

- Es un petitorio para sacar de su puesto a una profesora.

- ¿Y cuál es el motivo?

- Aquí firman los padres de familia. Dicen que ha salido embarazada.

- Pero en qué fundamentan su reclamo.

- En que es un mal ejemplo para la juventud.

- Ser madre no es un mal ejemplo para nadie. Al contrario, siendo madre será doblemente maestra – concluyó

 

-La modestia y la humildad se practican. Moisés Aguilar abogado y pintor acoreño cuenta que “aproximadamente en 1948, y al volver J. A. Encinas de su destierro, se le preparó un recibimiento en Acora, para lo cual se levantó, a la entrada del pueblo, un arco adornado de guirnaldas y cintas que se colocaron poco antes de subir la cuesta de ingreso al pueblo.

Llegó Encinas, y bajando del caballo se arrodilló y besó ese suelo. Al ver el arco, no pasó por debajo, sino por un costado, diciendo que él no tenía los méritos para pasar debajo del arco, mucho más cuando todavía había tantos problemas dolorosos y por resolver en esa tierra.

Obsequio de un automóvil. José Portugal Catacora cuenta que “Durante su primer período como senador de la República, de 1945 a 1950, el maestro viajaba modestamente en ómnibus al Senado. En la esquina donde está ubicado el Colegio Dalton tomaba la línea 17 y se trasladaba hasta la Plaza Bolívar. En cambio, los senadores de la bancada de la derecha viajaban en automóviles elegantes.

En estas condiciones, el senador Emilio Guinmoye –que había estado observando cómo se movilizaba el maestro para cumplir con sus deberes de Senador– compró un automóvil y se lo mandó de obsequio, con chofer y todo.

El maestro agradeció cortésmente tal generosidad, pero se negó a aceptarlo. Varios días el automóvil estuvo en la puerta de la casa del maestro y el senador Guinmoye no tuvo más remedio que recogerlo.”

Soy más que comunista. “Durante su segundo período en condición de Senador, un día que se debatía el problema de la educación en el Parlamento, alguien con mordacidad (actitud que algunos políticos usan cuando ya les falta razones para seguir discutiendo) [dijo] que el maestro era comunista.

El maestro Encinas respondió: ”Si defender los derechos del niño, del maestro y de la educación constituyen ser comunista, yo soy más que comunista”.

Encinas no perteneció a ningún partido; era un librepensador que defendía su posición, explicando que el pertenecer a un partido político, era perder la libertad. Y, en efecto, así ocurre. Y esta calidad, como lo hemos explicado, el maestro [la] exigía como derecho.

La Universidad Nacional de Educación La Cantuta. Peñaloza, ex Rector de esa universidad, reconoció la iniciativa de Encinas en la sucesiva conversión de la originaria Escuela Normal del Perú fundada por San Martin y refundada por José Pardo en 1905 (en la que el maestro estudió y se graduó) convertida en 1955 en Escuela Normal Central, para luego adquirir rango de universidad. Fue en 1955 dice Peñaloza en su Prólogo al libro de Sánchez Lihón, antes citado: “que Enci­nas tuvo la luminosa iniciativa de darle a La Cantuta rango universitario y autonomía, y en tal sentido –en su condición de Senador de la República- lle­vó al Parlamento el proyecto de ley que incorporaba a nuestra Escuela al sistema universitario con la nueva denominación de ESCUELA NORMAL SUPERIOR ENRIQUE GUZMÁN Y VALLE”. La que doce años después se convirtió en la Universidad Nacional de Educación La Cantuta. <>

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Nota.- En la que podría ser una reducida bibliografía sobre el gran maestro puneño, destaca nítidamente el volumen publicado por el educador, narrador, poeta y ensayista liberteño Danilo Sánchez Lihón, quien es uno de los principales biógrafos de Encinas. Resulta siempre necesario y conveniente examinar el resultado de sus investigaciones plasmados en el luminoso libro bajo el epígrafe “ENCINAS, MAESTRO DEL PERU PROFUNDO” que editó la Editorial Derrama Magisterial en 1999.

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