miércoles, 19 de abril de 2017

CARLOS CALDERÓN FAJARDO

EL HOMBRE QUE MIRABA EL MAR
Escribe: Liliana Quinto Laguna
E
l narrador puneño, CARLOS CALDERÓN FAJARDO, ya no está físicamente entre nosotros, se fue un mes de abril de 2015, pero sus obras respiran historias, anécdotas, recuerdos, realidades. ¡vida¡. Nos adentramos a su libro "PLAYAS" y llegamos sanos y salvos a la orilla, después de zambullirnos en sus olas fantásticas.

FOTO: El Comercio
El narrador Carlos Calderón Fajardo, nació un 19 de mayo, en Juliaca, departamento de Puno, para orgullo nuestro, Vivió en Lima y es uno de los referentes más importantes que tiene la narrativa peruana, realizó estudios primarios y secundarios en diversas ciudades del País, superiores en la Pontifica Universidad Católica. Realizó sus dos maestrías en Francia y Bélgica. De sus premios literarios resaltan el concurso de cuento José María Arguedas donde obtiene el primer lugar, el Good Year (novela). El Unanue (novela). El Gaviota Roja (novela). El Hispamérica (cuento), en este último siendo jurados, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Roa Bastos. En su juventud realiza una intensa vida de viajes por varias ciudades de Europa, donde se forma artística e intelectualmente. Desde su regreso al Perú gana los premios más prestigiosos de entonces. El 2006 fui finalista del Premio Tusquets en España. Novelas como "La conciencia del límite último" continúa generando la atención situada en los primeros lugares; actualmente, otras novelas, "La segunda visita de Willian Burroughs", "El huevo de la iguana"; y, libros de cuentos, en los que destacan "El que pestañea muere", "El hombre que mira el mar", "Historias de verdugos", entre muchos otros que han merecido el reconocimiento de la crítica especializada reconociéndolo como uno de los escritores más importantes de la literatura peruana actual.
"PLAYAS", de "Borradoreditores", es un fascinante libro de treinta y tres cuentos, donde Carlos Calderón nos lleva por una travesía de ensueño y realidad, venciendo tormentas, olas tempestuosas y llegar plácidamente a la orilla y "vivir" para contarlas.
Varios cuentos impactan, cuando leí "Playa revés", refleja la incertidumbre y temor hacia lo desconocido, que sacude. Comparto un texto de esta historia "...Curiosamente, con el tiempo, y a medida que fui sintiendo más cercana a esa mujer, más miedo me dio el mar. Se me ocurría que venía a llevarme por haberme ahogado aquel día, al ingresar intrépido al agua en esa maldita playa, ¿cuál era la razón, por qué en lugar de morir en la orilla las olas volvían de regreso al mar?. Es idiota pensarlo, pero se me ocurrió que esa mujer de la que nunca supe su nombre era una ola que no había logrado regresar mar adentro. No abro la puerta nunca, cuando salgo cierro con doble llave. No quiero que la ola regrese al mar".
En PLAYAS, Carlos Calderón Fajardo, nos regala dos libros, en uno "Del mar cercano" reúne cuentos donde uno ve morir a las ballenas, o comprueba el viaje por el tiempo, de un bañista. La nostalgia de Punta Hermosa llena de veraneantes, se entremezcla con el humor de dos ancianos esperando la ola perfecta. Lepideptorólogos obsesionados por atrapar una mariposa en Ancón comparten páginas con un domador de culebras en Máncora. "La playa de la familia Mussolini" nos muestra relatos sobre las costas imaginarias de Marcel Prouts, Roberto Bolaño, Tagore, entre otros. Y es que dentro de las páginas de este libro hay un mar oculto, un mar donde bañamos nuestras existencias para salir con otra mirada. Pocas veces la Literatura Peruana se ha encontrado frente a un viaje tan alucinante.
Las constantes pláticas, la amistad con el entrañable narrador Carlos Calderón, me permitieron conocer más de su grandeza, disciplina,
constancia, entusiasmo, trabajo y compromiso con la palabra, lo que hicieron que fuera reconocido en vida, como uno de los narradores más importantes de nuestro País y en varios otros, donde fui traducido y leído asiduamente.

Su penosa desaparición física fue un 29 de abril, en Lima, en este mes de la letras, hace dos años. Leerlo es una magnífica manera de revalorar su titánica labor escritural, metódica y constante. Solo así se entienden sus premios, reconocimientos, gracias a su dedicación, desde tempranas horas del día, con un horario definido, con bastante disciplina, vivía para escribir. Dentro de varias historias y anécdotas me contaba sobre la amistad que tuvo con el gran José María Arguedas, que al contrario de lo que se cree que fue un hombre triste, tenía un gran sentido del humor y que un día antes de que el escritor tomara esa fatal decisión, Carlos Calderón conversó con él, "si hubiera sabido de sus intenciones, no me hubiera apartado de él", contaba. Vayamos tras sus obras, es una justa manera de rendirle reconocimiento y de nutrirnos de su vital imaginación y genio.

Carlos Calderón Fajardo. Excelente escritor mejor ser humano, caballero en tu porte. ¡Jamás te irás, los grandes siguen brillando y siempre se quedan!    

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