domingo, 15 de enero de 2017

COYUNTURA POLITICA PERUANA

LECTURAS INTERESANTES Nº 736
LIMA PERU            15 ENERO 2017
Artículos publicados en LA REPUBLICA.
Edición Impresa del 15ENE17
DESCONCIERTO Y CERO RESULTADOS
Rosa María Palacios
Cuando cayó el gobierno de Alberto Fujimori –y las dudas se convirtieron en certezas– la sociedad y el Estado peruano hicieron un esfuerzo extraordinario para perseguir a los culpables, obtener sus condenas, incautar el dinero mal habido y resarcir al Estado por los daños. ¿Fue una operación exitosa? Diecisiete años después puede afirmarse que lo fue, dadas las enormes dificultades de partir de cero, con un gobierno que había infiltrado todos los poderes del Estado en un esquema corrupto. ¿Hubo errores? Siempre los hay. Algunos inocentes fueron perseguidos y algunos culpables escaparon de la justicia. Es inevitable. Pero aun con ese apunte negativo, ¿se aprendió de ese proceso?, ¿se puede aplicar esa experiencia a los retos que nuevamente enfrenta el Perú?
Hoy 12 países enfrentan una confesión que pone la lucha anticorrupción en un nivel continental. Ya no es solo un Estado cuyos funcionarios lo roban para enriquecerse. Hoy, un potente sector privado –las empresas constructoras brasileñas– son el agente corruptor que desde fuera de los Estados lo infiltra y corrompe. La corrupción tiene muchas caras y esta es la que asume hoy, cuando nuevamente las dudas y rumores se trastocan por certezas.
La confesión pública de Odebrecht –aún parcial, incompleta y sujeta a corroboración e investigación adicional– plantea dilemas a varios actores que parecen estar sumidos en el más absoluto desconcierto sobre sus propias responsabilidades, pasadas y futuras, frente al gigante brasileño con el que contrató no solo el Estado sino las más grandes empresas del sector privado peruano y que también se asoció localmente con ellas en innumerables oportunidades, muchas veces obligado por el propio Estado.
Fiscal de la Nación

Presidente del Poder Judicial
Hay desconcierto en el Ejecutivo que no plantea a través de sus procuradores las medidas necesarias para asegurar la incautación inmediata de los sobornos en las cuentas ya identificadas y la reparación civil que debería tener muchos ceros a la derecha para comenzar a ser un país serio. Administración judicial de las concesiones mal habidas, embargos, impedimento
de salida, prisión preventiva. ¿Por qué no lo piden? Pasan los días y es una vergüenza ver los éxitos que ya exhiben Colombia, Panamá y República Dominicana. ¿Y aquí? Desde el 22 de diciembre, hasta hoy, nada que no sean palabras y promesas.
¿Y el Ministerio Público? Otra entidad de desconcertadas gentes. Por ejemplo, el proceso al ex presidente Toledo está resuelto ¡por Dios! ¿Qué están esperando para, al menos, un arresto domiciliario? Ese expediente ya está en trámite. Los nuevos hechos prueban que el dinero de Ecoteva es dinero de coimas. ¡Tienen hasta los números de las cuentas de Maiman! El locuaz ex presidente y su gran amigo ahora están mudos. ¿Y la fiscalía no solicita nada al juez? ¿Circula Toledo libremente? ¿Tienen una idea del proceso de desmoralización social que esa incompetencia –ya no sé si dolosa– causa? Recordemos que este es un Ministerio Público que ha “convenido” con el delincuente y no ha hecho ni siquiera la incautación de una computadora. El viaje del Fiscal de la Nación a Brasil para obtener el testimonio de Barata no ha producido más resultado que el del discurso de la colaboración. Blá, blá, blá y ningún resultado.
¿Por qué los países vecinos tienen mejores resultados? Porque hay un compromiso de la sociedad y el Estado que aquí no se ve. ¿Ha dicho la Confiep siquiera un ¡ay!? Nada. Mudos. Porque la verdad es que, si bien no hay delito por hacer tratos con una empresa de mala reputación, todos prefirieron mirar al otro lado con tal de hacer el negocio y meterse la mano al bolsillo. El telón y la tramoya se han caído al piso –como en el 2000– y nos encontramos, otra vez, con líderes empresariales frente a una audiencia que los mira con vergüenza. Nuevamente se ha tolerado, se ha sido complaciente y laxo con el que se rumoreaba corrupto. Otra vez lo mismo.
Se requiere, como se hizo el 2000, un parte aguas claro, que purgue y haga la profilaxis necesaria para limpiarnos de esta lacra centenaria. Medidas inmediatas y urgentes. ¿Con estas autoridades? Se está viendo que será muy difícil. No sé si son incompetentes o corruptas, pero no hay resultados. Por eso me uno al pedido de otros que han visto indispensable volver al esquema del 2000 para salir de este marasmo y desconcierto. Necesitamos una estructura ad hoc. Un Procurador ad hoc para el caso Lava Jato con equipo humano y recursos ilimitados para perseguir dineros y personas por el mundo entero y una estructura similar en el Ministerio Público y el Poder Judicial.
Mientras tanto, aquí solo hay murmullos y vergüenza pública que, como hemos visto por los años pasados desde el proceso fujimorista, dura poco y no produce escarmiento.

ODEBRECHT: A LA CÁRCEL LOS CORRUPTOS
Claudia Cisneros
Ser corrupto no debe ser nada fácil, no si quieres “hacerla bien” y asegurarte de que el brazo de la ley jamás te alcance. Tomemos como ejemplo a cierto personaje que aunque la ley no llegue a alcanzar aún –pese a sus múltiples fechorías– pasará a la historia como el segundo presidente más corrupto de la Historia del Perú (después de Alberto Fujimori, a quien nadie le quitará el indigno título de corromperse no solo él mismo, sino a todas y cada una de las instituciones que hacen que funcione un país en democracia).

¿Cómo se puede ser absolutamente corrupto y escapar una y otra vez de la justicia? Requiere un arduo trabajo de alcantarillado. Tejer corruptas redes de poder es de importancia de primer orden. Luego tendrá que mantenerlas. Eso requiere de una disciplina y constancia de obrero. El corrupto también suda. La interacción permanente con los sostenes de su red es su seguro de vida e impunidad. Hay mucho trabajo de alianzas personales y afianzamiento que se logra ofreciendo y negociando, canjeando. Hay que hacer un trabajo muy tedioso, pero muy eficaz, de infiltrar la corrupción en instituciones claves de la ley y el orden político: Poder Judicial, Fiscalía, Congreso (con su propia bancada o la ajena tan afín a lo corrupto como la propia). Tener un partido es fundamental. Es el soporte primero y último de cualquier amago de desgracia política o judicial. Siempre habrá un pobre diablo dispuesto a hacer de fusible por el partido, por chantaje y temor o por un poco de dinero y poder. Siempre hay secretarios prestos a mentir por el jefe, congresistas a la orden para bloquear comisiones de investigación o transar favores a cambio de enjuagues recíprocos futuros. Y por último, como la plata corrupta se ofrece solita, siempre hay suficiente en alguna cuenta testaferra para huir de la justicia hasta que prescriban los delitos. Y volver gracias a un favor devuelto por el señor tenebroso del SIN. Luego se puede acumular nuevamente poder activo ganando una elección por ser el menos cancerígeno de los cánceres. Y así, seguir lubricando las cuentas con faenones, billetes que bailan y cristos que le rezan a Odebrecht.
¿Y qué pasa si no tienes toda esa red ardorosa, fecunda y trabajosamente elaborada y mantenida? Pasa Toledo. Te llega tu hora rapidito. Sin escudos, sin aliados, sin canjes posibles. Si coimeaste o fuiste coimeado, la merecida guillotina cae veloz. Una pérdida que quien alguna vez representó una nueva forma de hacer política, un quiebre de cara a lo más corrupto del oncenio fujimorista, pueda terminar cayendo en el mismo círculo corrupto de Dante. Allí, mezclado con aquellos contra quienes batalló. Una pérdida para el símbolo que fue. Ese Toledo aguerrido y justiciero por siempre quedará avergonzado del Toledo engolado de poder, arropado por Maiman y corrompido por millones de dólares inexplicados legalmente.
Y aunque jode que otros ególatras con sólidas carreras en la política de la corrupción vayan pasando piola, al momento de juzgar a ambos, caben los mismos adjetivos: ladrones. Ladrones, sinvergüenzas, coimeros, rastreros traidores del pueblo peruano. Les llegó su hora. Se acabó el show de la buena vida a costa del delito y de traicionar no solo al pueblo, sino de ensuciar la democracia y sus valores.
Toledo será quizás el primero, pero queremos ver a todos y cada uno de estos deleznables ladrones de saco y corbata perderlo todo públicamente: perder su libertad, su dinero mal habido, su reputación, su nombre y su dignidad. Y digo públicamente porque en lo privado lo perdieron cuando se corrompieron. Perdieron humanidad al traicionar valores de la vida común y la confianza que los ciudadanos les otorgan para que dirijan un cuerpo tan importante como un país.
Las agendas

Pero que no se sienta triunfante aún el que se balancea en sus redes históricas y las coyunturales. Porque también hay los de las redes, el poder, los favores, los temores, los chantajes, el desfalco, el abuso y el intento de inmortalidad que terminan pudriéndose en una cárcel. Porque en algún momento la ecuación falla, en alguna porción de la vasta red, un nodo se quiebra, se rebela o peca de excesiva confianza. Ni en sus más salvajes sueños imaginó Fujimori, el cínico y corrupto, que su imperio con el tenebroso operador de sus oscuros deseos se derrumbaría poniéndolos tras las rejas. Y es que para beneficio del país, cuando eres sucio y corrupto, algo siempre impensado, algo jamás calculado, sucederá. Como le pasó a Fujimori, Montesinos y su otrora poderosa cúpula, que se creyeron invencibles, inmunes a la justicia, inmortales en su poder. Como les está pasando a los presuntos implicados: Toledo, García, Humala, Kouri, Villarán y Castañeda, y los que tengan que ser procesados y condenados. Aunque eso deje en cenizas nuestro tejido político, adelante. Porque es un tejido corrompido, putrefacto y repudiable. Que paguen todos los que tengan que pagar. Sin piedad ni conmiseración, que se pudran los corruptos.


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