LECTURAS
INTERESANTES Nº 709
LIMA
PERU 15 JULIO
2016
ESTUPIDEZ
César Hildebrandt
Tomado de
HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 308, 15JUL16 p. 13
Soy intolerante respecto de varias cosas, pero mi más aguda intolerancia
tiene que ver con la estupidez.
Y la estupidez me persigue. Está en las
radios, en la prensa escrita, en las redes. Reina en la tele, gobierna en
muchas columnas de opinión, cunde en las librerías, maldice a los grafómanos.
La estupidez conduce el tráfico, elige las fotos de Sociales, habla en los
Pasos Perdidos, sigue a Pokemón, ve películas de vampiros, cree que las
murallas de Jericó cayeron por intervención divina, se traga lo de la
inmaculada concepción y lo del pueblo elegido, adora a aquel beduino adoptivo
que se llamó Mahoma.
La estupidez humana no tiene límites, al revés de la inteligencia, que
hasta ahora no puede descubrir una ley que unifique la física de lo visible y
la de las partículas.
La estupidez en mi país ha ido acaparando
funciones, captando ejércitos de combatientes aguerridos, doctorándose en
universidades de segundo piso. Y hablando en todos los foros con la rotundidad
de los equivocados.
Esta semana, por ejemplo, ¡qué chaparrón de estupidez nos ha caído!
¿Vieron a quienes festejaron a PPK agitando a las masas en La Oroya? ¿Leyeron a
quienes dijeron que la "pragmática" Luz Salgado era una buena
elección para que el entendimiento entre Ejecutivo y Legislativo se produjera?
¿Escucharon los comentarios de Eddie Fleischman sobre la final de la Eurocopa?
La estupidez no es el error
esporádico. La estupidez, como recordaba Camus, insiste siempre. Tiene la
tenacidad reproductiva de los virus. Es la tiniebla que quiere ser luz, la
insignificancia pasa por originalidad, el piojo falsamente alado. El poco afortunado
poeta Delavigne decía que, desde los tiempos de Adán, la estupidez fue
indiscutible mayoría.
¿Es maldición genética la
estupidez? Bueno, el reparto de la inteligencia en el mundo es un buen
argumento para los agnósticos, pero también es cierto que en mi país, aparte
del determinismo neurológico, está el papel del ambiente.
Y en este asunto los medios de comunicación han jugado un papel
decisivo. La democracia amenazada que tenemos le debe mucho a la salvaje frivolidad de nuestra prensa.
Quien lee "Trome", por citar un ejemplo ilustre, ¿tendrá idea de lo
que ocurre en el Perú y el mundo? El joven votante que ve los reálitis de la
tele ¿distinguirá la perversión autoritaria que está presente en cada palabra
de Martha Chávez?
La diferencia entre mi país y muchos otros es que
aquí la estupidez tiene prestigio social y frecuentemente se gratifica. Es
casi un requisito para ser vocero de bancada, jefe policial, comentarista de
TV, caserito de la señora Delta en la radio.
Como el universo y las leyes indescifrables de la
materia oscura, la estupidez tiende a la expansión. Un ministro estúpido, por
ejemplo, deberá juntar a muchos estúpidos de una categoría inferior a la suya
para construir su autoridad. Eso produce una metástasis funcional de
estupidez. De modo que en la ventanilla de atención al público muchas veces
nos encontraremos con estúpidos góticos que creen que su objetivo en la vida
es torturar a sus semejantes desde la aciaga autoridad que les fue concedida.
En "Entendiendo la estupidez" James Welles
sostuvo que, desde un punto de vista epistemológico, "la estupidez es un
fallo para reunir y usar la información eficientemente y, por tanto, está
constantemente instigada por el autoengaño". La definición es genialmente
clara. Nos permitimos, humildemente, añadir que en nuestra experiencia la
estupidez siempre ha estado asociada a la tendencia de creer en mitos, carecer
de curiosidad, amar el orden estéril, sumarse a los prejuicios y venerar la
vida como si esta sólo .tuviese que ver con la digestión y la miseria de la
cotidianidad.
¡Grandes victorias le esperan a la estupidez! Y
unida, jamás será vencida.
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