LECTURAS
INTERESANTES Nº 703
LIMA
PERU 19 ABRIL
2016
TRIUNFO DEL PERU
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE”
N° 303. 10JUN16 p. 12
Quien ganó las elecciones fue el sistema
inmunológico del país.
Hemos resistido, con las justas, el nuevo embate.
Vendrán otros.
La mitad del organismo peruano está colonizado
por la organización que nos convirtió en una republiqueta cuyo presidente
renunció desde Tokio cuando la criminalidad de sus actos quedó al descubierto.
Ei fujimorismo no es, estrictamente hablando, un
partido político. Esa es la máscara y la coartada. El fujimorismo es, antes que
nada, una estructura dinástica, una familia mafiosa, una vasta telaraña de intereses
cuyo fin es secuestrar otra vez al Estado.
Mil veces nos dijeron que el fujimorismo había
cambiado y mil veces sostuvimos que no era posible creer en esa conversión. El
fujimorismo está condenado a parecerse a sí mismo, En sus raíces, en sus éxitos
escabrosos, en su pasado triunfal, está la apuesta por la violencia, por el
delito, por lo marginal.
Pudieron haber arreglado la economía sin
necesidad de rematar el país a pedazos y quedarse con un buen trozo de las
privatizaciones. Pero no lo hicieron.
Pudieron derrotar al terrorismo sin necesidad de
crear escuadrones de la muerte. Pero no lo hicieron.
Pudieron fortalecer las instituciones pero
prefirieron cerrar el Congreso, envilecer a las Fuerzas Armadas, roer al Poder Judicial,
jaquear al Tribunal Constitucional, llenar de gentuza el Congreso.
Pudieron crear empleos dignos y establecer un
contrato social menos inequitativo, pero prefirieron arrasar con los derechos
laborales.
Pudieron tener el apoyo entusiasta de los medios
de prensa dispuestos a comprenderlos y a seguirlos, pero optaron por crear una
prensa inmunda pagada cod d¡neros negros
del presupuesto de Defensa.
En resumen, tuvieron la oportunidad de cambiar el
país para bien, pero lo que hicieron fue infectarlo.
Esta sta vocación por el fango no ha acabado.
Quienes creyeron en eso tuvieron que comerse sus palabras cuando vieron lo que
pasaba con Joaquín Ramírez y José Chlimper. Y cuando escucharon a Keiko Fujimori
decir que no había pruebas de los delitos de su padre. Y cuando la vieron,
desatada y sin máscaras, decir mentira tras mentira en los debates con PPK y
ofrecer, irresponsablemente, lo que sus asesores le habían sugerido para
hipnotizar a los incautos.
La señora hablaba como su padre, prometía como
su padre, embarraba como su padre. iUna escena filial!
Keiko Fujimori sufre ahora porque las
contrariedades de la campaña la empujaron a sacar lo peor de sí misma: defender
a Ramirez, avalar a Chlimper, calumniar a Vizcarra y activar a un ejército de
auténticos hampones de las redes sociales para destruir adversarios con las
armas más sucias. Si Spadaro podía ser tan repelente cuando era necesario
persuadir, ¿qué cosas no haría con el Ejecutivo tomado? Si Lourdes Alcorta
podía ser tan retorcida ¿a qué se atrevería cuando coparan el poder? iLas caras
nuevas decían lo que las viejas, ocultadas piadosamente, habían dicho siempre!
Todo eso despertó al Perú.
Y en cinco días perdiendo un punto cada 24 horas,
la señora Fujimori vio el domingo 5 cómo se esfumaba lo que consideraba seguro.
Por segunda vez un NO antibiótico le impidió ocupar el sillón que su padre
había deshonrado.
La prensa fujimorista, sus llorosos agentes,
dicen ahora que es imprescindible que PPK pida disculpas y que acepte algunas condiciones
que la derrotada le plantee. Un humorista involuntario ha sugerido que PPK
nombre a Martha Chávez jefa de la entidad que fiscaliza a las ONG.
Desde esta modesta tribuna nos permitmos
sugerirle al flamante presidente electo del Perú que, en materia de concertación
ande con pies de plomo.
Al fin y al cabo, PPK ha recibido un mandato que
supone un deslinde tajante con los testaferros de Alberto Fujimori. Y las
informaciones que manejamos en est os momentos nos llevan a pensar que el fujimorismo
más hidrófobo que nunca, lo que quiere es hacerle la vida imposible al nuevo
gobierno. Algunos de sus vocderos lo están diciendo en voz baja (por ahora) “Nos
faltan 7 votos para declarar la vacancia del presidente”.
Frente a las provocaciones, serenidad, mano
firme y una convocatoria a esa mitad del Perú que decidió librarnos de la
pesadilla. Nada sería más dañino para PPK que aislarse en Palacio rodeado de
consejeros y darle la espalda a la gente que le permitió ganar. Las calles
también hablan.
Y si se trata de compromisos pro gobernabilidad,
que sean escritos. El fujimorismo no sabe jugar limpio (allí están Spadaro y Alcorta
tratando de insinuar que “las irregularidades” decidieron el triunfo del
oponente) y no querer cambiar. Desde su maquinaria congresal intentará
extorsionar, bloquear, boicotear. Quisiera repetir la faena que el Apra podrida
de 1963, aliada del odriísmo, realizó con Fernando Belaúnde Terry. Que PPK
recuerde las lecciones de ese episodio que nos llevó al golpe de Estado de
Velasco.
Crucial será nombrar a una personalidad de
magnitud en la Presidencia del Consejo de Ministros. Y a un gabinete
tecnocrático que empiece a trabajar desde el primer día en la reactivación de
la economía y en el cumplimiento de los programas sociales prometidos.
Factor clave será también atender al sur chúcaro
que fue decisivo en el resultado final. Es hora de atenderlo.
Los ultraliberales quieren un Estado enano y, si
es posible, castrado. La paradoja es que el país exige un Estado presente y
crecido que cumpla su rol tuitivo.
Haría muy mal la izquierda si pretende que PPK
cumpla con el programa del Frente Amplio, honroso perdedor de la primera
vuelta. Haría mal si plantea, desde el comienzo, una política de confrontación
callejera que arrincone al gobierno. Eso es lo que espera el fujimorismo: que
la heterogeneidad de quienes votaron por PPK termine devorando al gobierno.
En todo caso, el Perú se ha salvado. Nuestra
panfletaria portada fue profética. ¡Aleluya!.
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