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César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE”
N° 280 17DIC15 p. 9
La
noticia más relevante del año en el Perú tiene que ver con los cambalaches
transgénicos: es la fusión Apra-PPC, una alianza estratégica de sobrevivientes
que aspiran a no ser barridos por el viento maldito de la extinción. Algo de
sus protagonistas me hace recordar a los Buendía aquejados por una cola de
cerdo y condenados al torbellino de un dinástico apocalipsis.
Del
Apra ya no quedaba nada después de que el doctor García la convirtiera en su
casa hacienda. Y del PPC restaba un pucho todavía humeante que Raúl Castro
había dejado en algún cenicero del Jockey Club, qué te crees.
De
modo que el aconchabamiento que comentamos es una ceremonia de sobras, un
abrazo geriátrico, un velorio disfrazado de bautizo.
Pocas
veces la política peruana se ha sincerado tanto como en los últimos días. El
señor García, al que la señora Lourdes acusó congresal y documentadamente de
ladrón en los 90, se ha casado con la señora Lourdes, a quien el señor García
consideró, siempre y con desprecio, "la candidata de los ricos" (a la
que le birló una elección en mesa). De ese coito convivencial y de pradista
aroma debe salir una China Tudela con múltiples furores.
Es
el fiel retrato de nuestra partidocracia decadente: partidos sin principios,
vaciados de todo contenido programático, ofrecen sus servicios al pragmatismo
electoral.
El
asunto es durar (según los cánones del Jurado Nacional de Elecciones), seguir
fabricando congresistas, permanecer en el escenario haciendo papeles, cada vez
más reducidos.
Durar
no es perdurar. Aliarse con el adversario denostado “en aras de la gobernabilidad",
cuando de lo que se trata es de no ser borrados del registro electoral, es un
modo bacteriano de entender la vida. Decir que más vale la generosidad que el
rencor es la letra de un tango burdelero. Hemos vuelto a 1956, cuando Ramiro
Prialé tomó las riendas por delegación y unció el coche del apra al caballo del
Club Nacional. Hemos vuelto a 1963, cuando la coalición con Odría hizo del apra
una señora de cascos ligeros.
Lo
increíble es que quienes compiten con el Apra y el PPC –Keiko Fujimori, PPK,
Acuña- tampoco han constituido partidos programáticos sino maquinarias
propagandísticas. Y no estoy seguro de cuáles son las propuestas del Frente
Amplio, que pretende no asustar al adversario aceptando sus reglas, sus listas
negras y su agenda inmovilista.
La
política despojada de ideas es un triste oficio. Pero la política donde una
sola idea –la de conservar el sistema- adquiere varios rostros y se presenta
con envases confusos es sencillamente una farsa.
¿Qué
diferencia, en sustancia, a los candidatos que ocupan los primeros lugares de
las encuestas? Nada. En el festival de CADE se vio esa unidad intrínseca
impuesta por la derrota del pensamiento crítico a manos del fujimorismo en la
década de los 90. Hasta hoy no salimos de esa castración química que ha
reducido el temario de la política peruana a banalidades y nos ha hecho creer que,
salvo el mercado, todo es ilusión. Como si el Perú necesitara siempre aferrarse
a una sola idea.
Como
si el Perú temiese el debate, la diversidad, las primicias del pensar
Distinto.
La derrota del pensamiento crítico es el triunfo del conservadurismo inerte,
ese que viene de lejos y que ha logrado, con sus televisiones y su hegemonía,
aturdirnos. El Perú es quizá el único país de América Latina donde "el fin
de la historia" de Fukuyama parece haberse encarnado. Sí, agonizamos en la
monotonía: el Estado es malo, lo privado es bueno, el sistema-mundo es sagrado,
amén. La Derecha Bruta y Achorada te manda a sus matones si dices lo contrario.
Desde
ese punto de vista, entonces, el matrimonio del año no hace sino consagrar una
barraganía ya en ejercicio. En efecto, borrados los programas y exterminados
los principios no había nada que impidiera que la señora Flores y el señor
García anunciaran su emparejamiento oficial. Ya eran amantes promiscuos.
No
hay que ser profeta para prever, sin embargo, la cortedad de este pacto. El dos
veces presidente y la tres veces aspirante estarán arrimados hasta saltar la
valla. Después, ya se verá qué dicen los poderes fácticos, los mandamases de la
CONFIEP, las pantallas y los megáfonos del pensamiento único. <>
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