LECTURAS
INTERESANTES Nº 674
LIMA
PERU 13 NOVIEMBRE
2015
RAZONES PARA EL
PESIMISMO
César
Hildebrandt
Tomado
de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” Nº 275, 13NOV2015, p. 12
Con un poder judicial plagado de corrupción, un Congreso
como el que nos escupe, un CNM que hiede, una Fiscalía que hasta hace poco
dirigieron Pelàez y Ramos y que hoy es amenazada por la falta de presupuesto,
una policía podrida hasta los tuétanos, ¿qué nos queda? ¿Qué escombros de país nos
han dejado?. Quizá el Tribunal Constitucional se salve ligeramente, pero eso
parece poco.
Entonces, para animarnos hablemos de los partidos. ¿Qué es el
Apra sino un califato donde gobierna un señor que se hizo millonario con la
política y unos súbitos que saben muy bien quién es ese califa al que, sin
embargo, necesitan para seguir haciendo negocios o seguir siendo congresistas?.
¿Y PPK no es un lobista
que cree que la vejez es sabiduría y que entre los privado y lo público no hay
diferencia alguna? Y Acción Popular no es la momia de Fernando Belaunde invocada
por la medianía que heredó la sigla?
El fujimorismo no es un partido sino un síntoma. Es el síntoma
de lo enfermos que estamos, de la patología moral que nos mina, del cáncer institucional
que ya no sólo nos aleja de la OCDE sino de la civilización. Hay un 35% de peruanos
que aspira a reivindicar al más ladrón e inescrupuloso de todos nuestros gobernantes,
un ciudadano japonés que hizo del Perú un inmenso retrete en el que los militares
robaban y rnataban y los congresistas encubrían y la democracia yacía en la
morge de la prefectura de Kunamoto. Pero Fujimori tiene una virtud
inextinguible: siendo de procedencia extranjera, supo como nadie
interpretarnos. El Perú taimado que tenemos, las calles atoradas en la que
perdimos horas, la mugre del Vraem, el Congreso de baja estofa, los jueces a
tanto el kilo, el “emprendedurismo” con pasamontañas: todo eso y mucho más es
su herencia. Un país destruido, una federación de voracidades, reclama a su
padre y votará por su hija. Al fondo hay sitio.
¿Y Acuña, que se apropió del nombre de César Vallejo sin
haberlo leído? Es el resumen de nuestra “modernidad” vista como asalto, como épica
del todo vale y el criollismo sin IGV. Y ya no hablemos de Toledo, un zombie
que negocia su inimputabilidad.
Esa es la política peruana. ¿O quieren hablar de Flores
Araos, de Mucho, de Belmont. Ese es el cementerio de Lilliput. De Verónica –y otras yerbas-no es preciso
decir mucho. Solo que no tiene ninguna posibilidad de ganar. Felizmente.
¿Y los grandes medios de comunicación?
Bueno, ustedes ya saben qué es lo que pasa. Los que no están
comprados sueñan con ser comprados por los grandes intereses. Y la televisión es
el colon transverso del sistema.
Lo que más espanta es el narcisismo idiota que el Perú
exhibe, sin pudor, ante el mundo. Nos creemos un país especial, tocado por la
fortuna, privilegiado por el nivel de nuestra gente, por la diversidad de
nuestros cutis y paisajes. Lo que no somos es una nación y eso es lo que nos
atrevemos a reconocer. Lo que no somos es un proyecto superior y eso es lo que
los políticos jamás dirán porque su negocio es alentar el autoengaño. Heredamos
Machu Picchu pero no estoy seguro si merecíamos mostrarlo como nuestro. En ese imperio
interrumpido por la conquista española había estoy seguro, el germen identitario
que perdimos. De ese masivo asesinato cultural viene nuestra mirada gacha,
nuestra capacidad para la traición, nuestros afanes murmurantes, nuestros
silencios.
Miren lo que pasó con el último experimento “republicano”. Los nacionalistas nacieron como
respuesta a los desmanes del
neoliberalismo embrutecido y ladrón impuesto por Fujimori. Y han terminado gobernando
como Fujimori y con los tufos del Apra más porcina. Miren a la señora Nadine, que
empezó como nuestra Rosa Luxemburgo moderada y ha terminado embarrada y en
trance de fuga.
El pesimismo no es en el Perú una opción intelectual. Es un
dato surgido de la observación. Que mientan los otros. ◙
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