César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE”
N° 248 1MAY15 p. 11
Escucho al presidente Humala dar por resuelto el problema
con Chile y sentirse satisfecho por las explicaciones dadas. Acudo a la prensa
chilena y leo el comunicado oficial: no hay ninguna explicación ni disculpas ni
concesión alguna. "El gobierno chileno no ha autorizado ni autorizará
actos de espionaje fuera de su territorio ni los tolerará en el propio",
dice el texto contumaz salido de La Moneda. Es la misma frase del primer
comunicado. Exactamente la misma. Humala ha vuelto a mentirnos. Como cuando
anunció que cambiaría, para bien, el país.
¿Se puede ser tan pobre diablo? Sí, me digo, se puede. Es el
mismo pobre diablo que está consintiendo la venta apenas disfrazada de una
instalación del ejército a un conglomerado chileno (ver reportaje en las
páginas precedentes).
¿De dónde viene Humala? ¿Quién lo hizo así? El Perú, me
digo, es fábrica de débiles, molde de poquedades, fragua de desfallecimientos.
Allí está nuestra historia: líderes de pacotilla, caudillos en fuga, valentías
de callejón oscuro.
En último análisis: la misma cosa |
Mientras tanto, la economía retrocede y el ciclo de las
materias primas a la baja nos vuelve a encontrar impreparados. Las predicciones
más serias de crecimiento apenas llegan al 3% del PBI para el 2015. Con esa
cifra seguiremos destruyendo empleo y alimentando el caldero social. ¿Servirán
los 5.000 millones de soles inyectados a la liquidez? Sí, pero azuzar el consumo
reduciendo recaudación -dicen los economistas- es un analgésico pasajero. No
quisimos tocar el modelo -Humala, el secuestrado por la CONFIEP, no se atrevió-
y allí está el resultado: dependemos de los chinos. Y ya viene el grafeno, que
hará que en el futuro el cobre sea considerado casi un material obsoleto. Chile
ya lo ha previsto y de allí su agresiva penetración en Perú, Argentina o
Colombia: algunas de sus empresas estatales están a la cabeza de esa diversificación
internacional de su sector servicios y finanzas. El Perú, en cambio, parece una
ballena varada en una playa.
Allá, en el Valle de Tambo, la policía al servicio de la
Southern enfrenta a quienes expresan un ambientalismo probablemente extremo.
Habría que preguntarse, sin embargo, cómo fue construyéndose esa resistencia
anti-minera. ¿No fueron décadas de contaminación impune, autoridades venales y
Estado como socio incondicional de la sacra inversión? Pues bien, allí está el
resultado. El diálogo es el que se ha mineralizado.
Escuché buena parte de la sesión congresal en la que
Cateriano obtuvo el voto de confianza y comprobé que el fujimorismo, que ya
probó sangre, se ha sacado la careta. Eso es muy bueno. Da una idea muy clara
de lo que sería el gobierno de la elusiva señora Keiko Fujimori. Escucho a
Becerril y recuerdo a esa imborrable bancada de los Siura y los Trelles: los
que se meaban en las leyes y confundieron el poder con el dengue hemorrágico
(del cual ellos eran vectores). Siga así, señor Becerril. Sigan así, Díaz Dios
y compañía: no saben la asqueada indignación que producen y lo mucho que
contribuyen a un desenlace electoral distinto del que, por ahora, pronostican
las encuestas. ▒
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