LIMA PERU
26 ABRIL 2015
EL PERÚ SE NOS PUDRE
Claudia Cisneros
LA REPUBLICA, 26 de abril de 2015
Y es culpa de los políticos. Es culpa de los
angurrientos empresarios. Y es culpa del modelo neoliberal que ha colocado la
ganancia, el dinero, el lucro por encima de cualquier cosa y de todo. Por
encima de las personas, por encima de los valores, por encima de la calidad y
la cualidad. Todo lo que no pueda cuantificarse no sirve, es accesorio o
absolutamente secundario cuando no prescindible. Incluyendo las personas,
incluyendo la educación de calidad, la cultura, incluyendo el ejercicio de la
justicia. Ese modelo todo lo corrompe: el ejercicio de la política, el
ejercicio del control policial y judicial, el ejercicio del libre mercado. El
Estado de Derecho y hasta la democracia son prescindibles si obstaculizan la
generación de dividendos. Si no sirven para asegurar los dineros de los
poderosos y el poder de los adinerados, entonces se atropella, se aplasta o se
aniquila.
Lo de Tía María es solo un capítulo más de una
historia que se viene repitiendo una y otra vez en los principales conflictos
sociales: el empresario angurriento y prepotente; el gobierno presionado (o que
se deja presionar) y que se pone del lado de la empresa; la desconfianza de la
población por el sesgo habitual del gobierno en su privilegio a la empresa; el
paro unos días; el bloqueo luego de la sordera e insensibilidad social del
gobierno; la represión, la brutalidad, los detenidos, los heridos y finalmente
los muertos. Siempre llegamos a los muertos, a la indignación, a las
investigaciones que no llegan a ninguno de los lados a los que realmente tienen
que llegar, las responsabilidades políticas y penales de gobernantes y
autoridades (como en Bagua).
Es no solo ridículo, como ha dicho Marco Sifuentes,
sino desalentador, agotador, suicida, lesivo para el país, para la paz social,
para la maldita política. Porque la gente queda cada vez más harta, hastiada y
asqueada. Y los gobernantes, ministros, policías, jueces y fiscales cada vez
más desprestigiados. Y eso lesiona la misma fibra de la democracia, el tejido
mismo de la sociedad. Eso nos está pudriendo por dentro.
Esto tambien es un crimen |
Un corrupto policía (que responde a un alto mando
¿policial o empresarial?) ‘sembrando’ a un agricultor con un arma para que un
corrupto periodista de planta o a destajo) tome una foto amañada y un corrupto
diario (siempre ultraderechoso) la use para criminalizar la protesta, para
tildar a los manifestantes que están en contra del proyecto de terroristas. ¿Cuántas
veces habrá pasado sin ser registrado en video? ¿Cuántas veces ese y otros
medios, la policía, el gobierno, la empresa interesada habrán propiciado, sino
pagado, para ejecutar estas despreciables manipulaciones?
¿Hasta dónde quieren? ¿La clase política y
dirigente es tan cínicamente ciega que no se da cuenta de lo que está gestando?
¿De qué sirven las grandes cifras macroeconómicas sin derechos, sin justicia o
paz social? ¿De qué sirve un gran proyecto de inversión que ha nacido muerto
por la pésima reputación de la empresa que promete lo que la gente sabe que no
cumplirá y que el gobierno quiere imponer a balazos? ¿De qué sirve el
crecimiento del país si un humilde agricultor puede morir asesinado con una
bala policial como si su vida fuera prescindible solo por defender su mínimo
sustento de vida, sus cultivos que siente amenazados? ¿Es que no se dan cuenta
o quizás, me inclino por creer esto, les importa tres carajos? Quizás, y me
inclino por pensar esto, a esos empresarios solo les importa hacer dinero aun
cuando cueste vidas, paz social, conflicto, atropello, abuso o asesinato. Solo
les importa asegurar la mayor ganancia, al menor costo de inversión, a través
del poder político en turno. Y al poder político de turno solo le interesa
asegurarse la mayor ganancia posible en el poco tiempo asegurado en el cargo. Y
en el medio quedamos todos nosotros, a merced de la ambición desmedida por el
dinero, por la ganancia a costa de sangre. Están gestando un horrible,
terrible, abominable monstruo que nadie, nadie quiere volver a ver. No sean
imbéciles.
SIEMBRA INDIGNA
Augusto Álvarez Rodrich
LA REPUBLICA 26 de abril de 2015
Un policía que le ‘siembra’ un arma a un
manifestante y el registro del embuste por parte de un reportero gráfico que
termina de portada de un diario para convalidar el atropello constituyen una
vergüenza para dos instituciones que son fundamentales para la construcción de
una sociedad digna como la policía y el periodismo, pero que, cuando envilecen
su actuación, se vuelven motores de injusticia.
Todo habría quedado en la impunidad si no fuera
por un video de Mollendinostv Islaytv que puso al descubierto una farsa cuya
perversidad se refleja en el contraste de la realidad con lo publicado al día
siguiente por Correo Arequipa –“se puede ver a un detenido que empuña fierros
de construcción puntiagudos, arma que podría ser letal para los infortunados
que reciban el golpe del iracundo manifestante”–, y con el diálogo observado en
el video: Policía: ¿Por qué cargas esto? Detenido: Yo no he cargado eso.
Policía: ¿Entonces nosotros lo tiramos?
La ciudadanía necesita instituciones en las cuales
confiar, pero es imposible hacerlo cuando estas pervierten y emputecen su
desempeño.
La policía significa para el ciudadano la
presencia cotidiana más importante del Estado, pero si integrantes de la
institución se dedican de un modo tan asqueroso a sembrar ‘pruebas’ a una
persona, solo se puede generar desconfianza.
Es lo mismo que ocurre cuando algunos malos
elementos de la policía le ponen droga en el bolsillo o en el auto del que
quieren hundir, cuando van en modernos patrulleros literalmente asaltando
vehículos que detienen para ver cuánto le pueden sacar al chofer, o cuando en
la misma situación descrita en Islay golpean a un manifestante ya detenido con
el escudo de protección.
Algunos manifestantes portan armas con las cuales agreden de un modo también inaceptable a la policía, que es una entidad en la que trabaja gente muy sacrificada, pero la institución se vuelve indigna cuando se convierte en motor de inseguridad, ilegalidad e injusticia.
Algunos manifestantes portan armas con las cuales agreden de un modo también inaceptable a la policía, que es una entidad en la que trabaja gente muy sacrificada, pero la institución se vuelve indigna cuando se convierte en motor de inseguridad, ilegalidad e injusticia.
De otro lado, tanto o más asco produce el periodismo
cuando se aleja de su papel fundamental, que es, en esencia, contar la verdad.
Un periodista puede equivocarse, por supuesto, y
lo sabemos de sobra quienes trabajamos cotidianamente en este oficio, pero
mentir adrede es la peor manera de envilecer la profesión. El periodismo se
degrada cuando tergiversa la verdad para ‘ajustar’ la ‘noticia’ al servicio de
la causa que se defiende, por más importante que pueda ser esta.
Con una policía y un periodismo como los vistos en
ese video, se destruye la posibilidad de construir confianza en dos
instituciones fundamentales para la construcción de una sociedad digna.
________________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario