lunes, 13 de noviembre de 2023

PENSANDO EN EL DESARROLLO PUNEÑO

EN NUESTRA SELVA PUEDE DARSE

    UN GRAN SALTO AL PROGRESO

 Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas

Las causas de nuestro subdesarrollo 

C

omo se sabe, la región de Puno, es una zona de subdesarrollo ostensible, que no es sino el resultado de las distintas formas de subordinación de su economía a los centros metropolitanos extra regionales, que indujeron desde fuera la llamada “vocación exportadora” de lanas, ganado en pie, fibras y minerales y determinaron a través de los términos de intercambio -harto desfavorable a Puno-, su estancamiento secular.

 Las relaciones entre Arequipa como centro regional dominante y Puno como economía periférica y subordinada a dicho centro, configuraron una suerte de especialización del trabajo, entre una zona productora (Puno) y otra exportadora de materias primas, Arequipa, lo que hizo que los beneficios del progreso y la civilización se concentraran en esta ciudad, reflejándose muy tenuemente en las ciudades altiplánicas de Puno y Juliaca y más débilmente aún en centros urbanos menores. La amplia zona rural puneña fue virtualmente excluida de los beneficios del progreso.

Puno: Selva alta y selva baja
 La transferencia de los excedentes económicos generados por la producción primaria, se operó principalmente a través de una estructura comercial privada destinada al exterior del altiplano y también por la existencia del latifundio, que cubría la mayor parte del área de pastos naturales y tierras agrícolas y cuyos propietarios en un 90% fueron hasta antes del proceso de Reforma Agraria, connotados miembros de la élite social de Arequipa con su base económica en Puno.

 Este virtual saqueo de la riqueza puneña, operada durante varios siglos y aún mantenida ahora en cierto modo, es suficiente para explicarnos por qué la zona de Puno sufre los niveles de marginación más altos del país y que se expresan en los sorprendentes índices de analfabetismo, las alarmantes tasas de mortalidad infantil, las precarias condiciones de vivienda, la falta de insuficiencia de servicios básicos, el generalizado desempleo y fuerte desocupación y los miserables niveles de ingreso a que está sometida la gran mayoría de la población, que se ve empujada a la migración casi masiva, unas veces permanente y otras pendular, hacia las ciudades costeras (Arequipa, Tacna, Moquegua, Ilo) y hacia los valles del litoral sur peruano.

 A todo ello debe agregarse que, en cuanto al nivel de vida con datos de principios del siglo, el 60% de la población puneña se ubica en el nivel “crítico”, el 10% en el “nivel muy crítico” y el 30% en el nivel medio; y que cuatro de las provincias más pobladas del departamento ocupan el Estrato I (muy pobres) en un reciente Mapa de Pobreza del Perú, y las demás, en los Estratos II y II, lo que pone en evidencia el carácter subdesarrollado, deprimido y marginando el altiplano peruano.

 Cómo se ha estado buscando el desarrollo puneño
 Tradicionalmente, el diseño y aplicación de estrategias para el desarrollo económico y social de Puno, han incidido en la búsqueda de posibilidades de progreso en la zona altiplánica, sobre todo en la agricultura, ganadería y comercio. Ese enfoque que puso acento en la ejecución preferente de acciones en los alrededores de las oficinas públicas, ha hecho que durante décadas, Puno -tan necesitado de explotar sus recursos naturales para fomentar su desarrollo- haya vivido (y sigue viviendo aún) a espaldas de sus zonas de ceja de selva y selva, pese a las notables potencialidades que ellas ofrecen.

 Aunque tengamos que pisar muchos callos, no podemos dejar de decir que esas visiones y concepciones estratégicas netamente localistas y geográficamente inmediatistas del desarrollo puneño, establecidas por los políticos, funcionarios, jefes de organismos, directores de instituciones, profesionales, puneños y foráneos, (responsables de todo lo que se ha hecho en Puno durante los últimos cincuenta años) constituyen factores burocráticos que han concurrido notablemente a la configuración de la situación de pobreza generalizada que sufre el 99% de su población actual.

 Es claro que a ello ha contribuido también la asignación a cuentagotas de recursos presupuestales para Puno, por decisión de gobernantes y funcionarios centralistas y centralizantes, administradores de los recursos del erario público. Esto explica en parte, cómo durante décadas, casi nada de las asignaciones presupuestales (a cuyos fondos contribuye el pueblo de Puno con su trabajo) llegó a las zonas de Ceja de Selva o Selva Alta y de Selva o Selva Baja que cubren la mayor parte del espacio territorial de las provincias de Carabaya y Sandia las más extensas del departamento.

Interoceánica
 Debe tenerse en cuenta que Puno no es un departamento con recursos humanos y naturales insuficientes como para aspirar a una situación de bienestar general con ciertos niveles de autonomía. Antes bien, sus riquezas son enormes y diversas, pero estamos lejos de que ellas sean íntegramente usadas en su desarrollo.

 Todos los puneños no tendrían por qué lamentar el cuadro social deprimente e injusto de pobreza generalizada que agobia al pueblo, porque la explotación planificada de los ingentes recursos de sus zonas selváticas, sobraría para construir su bienestar.

 Notas para una nueva concepción estratégica del desarrollo puneño

 Para acelerar el tránsito de la economía de Puno y en general del sur de Perú hacia una situación de crecimiento viable y sostenido, es impostergable la promoción del crecimiento acelerado de los sectores que actualmente  vienen generando un patrón de crecimiento viable y, sobre todo, el aprovechamiento audaz de las múltiples potencialidades de los flancos sudorientales de Los Andes.

 Para los fines de impulsar un objetivo estratégico que comporte real alternativa económica para la superación de los actuales males que confronta Puno y su entorno  inmediato, es necesario sentar las bases reales para la aplicación progresiva de una nueva concepción estratégica del desarrollo departamental y regional y aplicarla  dictando  medidas que conlleven y promuevan cambios de progresividad, profundidad e integralidad adecuadas a la transformación favorable y positiva de las condiciones socio-económicas imperantes.

 El futuro del desarrollo puneño dependerá básicamente de lo que se haga en el Eje de ciudades Desaguadero-Ilave-Puno-Juliaca y en las zonas de ceja de selva o selva alta y selva o selva baja, aprovechando los circuitos económicos comerciales que vienen desde la Paz y el Alto de la Paz (Bolivia) y llegan al centro de gravedad puneño, esto es, el eje Puno-Juliaca y sus conexiones regionales, sur peruanas.

 Por ello, toda visión estratégica que se decida para la región puneña, tendrá que considerar la lucha frontal contra las causas estructurales del atraso y la pobreza de Puno, empezando por aprovechar intensa y racionalmente los recursos naturales aún inexplotados o incipientemente explotados existentes en la Ceja de Selva y Selva de Puno, y complementariamente aprovechar la excepcional ubicación geoeconómica de esas zonas impulsando la culminación de la carretera interoceánica, que facilitará decisivamente su conexión con Brasil, Bolivia y Argentina.

 Ceja de selva y selva: posibles palancas del desarrollo puneño

 Las zonas de Ceja de Selva (o selva alta) y Selva (o selva baja) del departamento constituyen un potencial competitivo actualmente desaprovechado para el futuro desarrollo de Puno. Allí se encuentran los principales filones de un importante desarrollo agroindustrial, pecuario, energético y minero de insospechadas perspectivas económicas. Sandia y Carabaya son zonas de expansión económica. Por su baja densidad poblacional y por su ubicación geoeconómica serán un punto estratégico macroregional e internacional para la interconexión bioceánica Atlántico-Pacífico a través de la Carretera Interoceánica.

 Esas zonas, cuentan con microclimas tropicales en los que es posible desarrollar intensiva actividad productiva agrícola, pecuaria y forestal especializada. Esta actividad se iniciaría con cultivos transitorios como el maíz, la yuca y el arroz y posteriormente abarcar aquellos cultivos que tienen gran demanda nacional e internacional como son el café, el cacao, arroz, caña de azúcar, camu camu y frutales en diversidad extraordinaria. La última etapa de este ciclo se cerraría con la agroindustria, desarrollando plantas industriales en el eje Sandia-Juliaca para la transformación y obtención de valor agregado en los productos naturales.

Cosechando el mejor café del mundo
 Desde el punto de vista forestal no puede soslayarse las posibilidades de la actividad maderera, aunque ésta deba ser regulada y controlada para responder con estrictez a la preservación de los sistemas ecológicos existentes en el Parque Nacional Bahuaja Sonene, cuya superficie en un 60% se halla en territorio puneño.

 En cuanto a recursos energéticos y mineros, en ese ámbito geográfico se desarrolla el Proyecto Integral Hidro energético de San Gabán, cuya producción atenderá no solo la región sur del Perú y a Bolivia, sino también a Madre de Dios y amazonia del Brasil. 

 En resumen, sin considerar al litio, uranio y a la proyectada represa de Inambari, por estar ubicadas en zona cordillerana, la gran variedad recursos de toda clase que tiene la selva puneña, puede suscitar las más auspiciosas líneas de acción, entre ellas, a modo de ejemplo, las siguientes:

-     Aprovechamiento de las praderas de pastos naturales que bajan hacia Inambari y el Tambopata, con capacidad para albergar miles de cabezas de ganado.

-   Incremento de la actual exportación de café, mundialmente prestigiado, cuyo mejoramiento se viene operando con la participación de órganos internacionales.

-  La intensificación y ampliación sustantiva para el cultivo del arroz, caña de azúcar, cacao, camu camu, que se produce limitadamente, pero con calidad extraordinaria.

-  Aprovechamiento de la gran cantidad de lagunas existentes en la zona de selva alta para la crianza e industrialización de trucha y/o otras especies hidrobiologicas.

-  El aprovechamiento del potencial hidroenergético de los caudalosos ríos que van a Madre de Dios, concluyendo la construcción del Complejo Energético San Gabán conformado en su integridad por los existentes y proyectados San Gabán I, II, III y IV. En conjunto, ellos generarían cerca de 500 MW destinando parte de esa producción a la venta a Brasil, lo que sería el gran negocio puneño del siglo XXI.

-     La explotación debidamente legalizada de los grandes recursos mineros, especialmente auríferos existentes en todo el flanco oriental de la Cordillera de Carabaya.

-     Explotación controlada de los recursos turísticos de las zonas naturales reservadas únicas en el mundo.

 -     Establecimiento progresivo de una agroindustria basada en el cultivo intensivo y transformación de frutales de toda clase para orientarla hacia mercados de países del pacífico;

-     Procesamiento de plantas medicinales que existen en diversificación extraordinaria

-   Mayor uso de la carretera interoceánica para el intercambio de bienes y mercadería de diversa clase con Brasil, que resulten necesarias para las proyecciones desarrollistas de Puno y el sur peruano.

 Puno, como pueblo secularmente olvidado del Perú, que tanto ha contribuido a la afirmación de la conciencia nacional y a la consolidación de la República, tiene legítimo derecho a que los administradores el poder político, reparen la postergación a la que lo condenaron, adoptando una decisión histórica que constituiría la creación de un organismo público dotado de autonomía suficiente como para impulsar el desarrollo de la ceja de selva y selva de Puno. <> 

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