LA RINCONADA,
ENTRE EL ORO Y
LA DELINCUENCIA
El otro Perú. La minería informal que
explota el metal precioso ha atraído bandas de delincuentes a este poblado
puneño. No hay día que no haya un asalto o baleado. Esta crónica revela una
zona liberada para el hampa, la trata de personas y la insalubridad.
Liubomir Fernández LA REPUBLICA 19 Set 2021
Once
de la mañana del jueves 9 de setiembre. Hemos arribado a La Rinconada después
de seis horas de viaje, provenientes de Puno. Apenas descendimos del vehículo y se percibe
la tensión policial en este centro poblado asentado a más de cinco mil metros
sobre el nivel del mar. Los efectivos se trasladaron a Ritty Cucho, un sector
ubicado a una hora de caminata desde la delegación policial. Ahí asaltaron una
tienda de acopio de oro donde hay un herido de bala. La violencia está
normalizada en este asentamiento humano que depende de la minería informal.
Explotan oro sin pagar impuestos y sin el cuidado al medioambiente. El Gobierno Regional de Puno tiene
la competencia de este tipo de minería, pero renunció a la obligación de
fiscalización.
“Acá cumplimos nuestro servicio sabiendo que en
cualquier momento tenemos que enfrentarnos a balazos con los delincuentes. Ellos
tienen ametralladoras de mano, mientras que nosotros solo pistolas y AKM. No
hay día que no haya muertos, asesinados por impacto de bala”, cuenta un
policía.
La
Rinconada tiene 50.000 habitantes. Es un asentamiento que trepa los nevados de
la cordillera oriental donde se encuentran las vetas del metal precioso. En las
entrañas de estas cumbres congeladas, se dice, hay tanto oro que a los mineros
les faltaría vida para explotarlo. La montaña está bajo el control de la
Corporación Minera Ananea, que subarrienda las vetas a los operadores
mineros. Estos pueden ser personas naturales y jurídicas. Para explotarlas
convocan a cuadrillas de mineros conformadas por perforistas, maquinistas,
limpiadores, personal de seguridad, entre otros. No les pagan sueldo, trabajan
15 días para el empleador y lo que explotan los siguientes 15 días es de ellos.
A veces encuentran oro, otras veces no. El botín lo venden a acopiadores
locales y se reparten el dinero. Esta práctica le permite al obrero de socavón
disponer de efectivo. En este poblado hay 300 pequeñas tiendas acopiadoras de
oro. El intenso movimiento de dinero atrajo a la delincuencia.
Camuflados en la mina
Según
el Frente Policial de Puno, ninguno de los atracos registrados
en este asentamiento minero se ejecuta sin soplo. La unidad de inteligencia del
Ministerio del Interior concluye que los ladrones se camuflan entre los mineros
para obtener información de quienes tienen dinero y la tienda que acopió el
mineral.
Solo
en este año desarticularon cuatro bandas, detuvieron a decenas de personas hoy
en prisión preventiva e incautaron armas.
Las
acciones de represión costaron la vida a Marcial Huanacuni
Espillico. Este suboficial se enfrentó a una banda de delincuentes y
murió baleado en enero del 2021. Otro de sus colegas quedó herido.
99%
de la población es migrante, muchos de ellos llegan con prontuariado. Se visten
de mineros para no ser identificados. Con cuarenta efectivos es difícil
enfrentarlos, dice el jefe de la X Macro Región Policial de Puno, general PNP
Marco Lara Vergara.
Aseguró
que es imposible enviar más efectivos policiales al centro poblado. Falta
infraestructura.
Lara
señaló que los ambientes donde trabajan los actuales miembros del orden no
tienen ni servicios higiénicos óptimos y hay hacinamiento. El jefe policial
indicó que humanamente hacen lo que pueden, pero “hay situaciones que escapan
de nuestras manos”, precisó.
Lara
Vergara consideró que la lucha contra la delincuencia no es una tarea
exclusiva de la PNP. El municipio
de La Rinconada debe controlar bares y cantinas que operan 24 horas. Se estima
que hay más de 300. Aquí proliferan menores de edad que hacen de damas de
compañía. Los mineros tienen una creencia: a más alcohol y promiscuidad sexual,
más oro.
Según
la comisaría de la zona, el 90% de atracos se registra luego de que los
parroquianos abandonan estos antros. Y si logran evadir el seguimiento
delincuencial, son asaltados en la carretera a mano armada.
Pese
a su riqueza aurífera, el poblado carece de agua potable y desagüe. Todos los
desechos se arrojan a canales y pasajes públicos. Eso origina un hedor permanente
en el ambiente.
Los
mineros viven en covachas de calamina forradas con triplay en los interiores.
Antes
de abandonar La Rinconada, un intento de asalto terminó en una feroz
balacera y la Policía Nacional logró
detener a Donald Andrés Paredes Vera (57) por homicidio. Se le incautó un arma.
Así es la vida en La Rinconada.
El nevado Ananea |
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