EL ARTE DE LA ACUARELA EN PUNO Y RENAN MONROY CAZORLA
José Luis Velásquez Garambel
CORREO de Puno 04-09-2018
Una de
las preguntas que singularmente suelo hacerme, es ¿hace cuánto tiempo se
acendró la acuarela en Puno? Sobre esto he venido haciendo vagos apuntes a lo
Egon Schiele, cada visita mía a los archivos y bibliotecas de Puno no deja de
lado esta curiosidad de niño al que sus padres llevaron a algún parque un fin
de semana.
En mi
caso, puesto que sigo siendo un niño, visito parques de colores, óleos y acaso
todo en cuanto tiene que ver con la satisfacción del espíritu. En ese camino de
cura espiritual, la pintura, resulta una vía esencial para lograr “la
satisfacción tan negada en sociedades estériles”.
Puno es,
a pesar de todo, lugar de nacimiento de grandes artistas, aunque no llegue a
ser cuna, puesto que siempre termina expulsándolos tempranamente, es tierra de
artistas. Lo que manifiesto se puede corroborar con suma facilidad: ya que solo
al hablar de artistas plásticos, casi ninguno, desde la década del 50, han
recibido algún incentivo o promoción por parte de alguna institución,
cualquiera sea esta su naturaleza, en ese sentido, los viejos dramas como el de
Víctor Humareda o el de Diego Kunurana, se repiten constantemente.
Pero,
cambiemos de tema, eso de ir “lamentando siempre” puede llegar a ser
patológico, así que vayamos al grano.
Conocí a
Renán Monroy Cazorla, hace, realmente, una barbaridad de años, mientras
estudiábamos en la Facultad de Derecho, allá por “los maravillosos 90” (lo digo
con dolor, claro) y no lo veía desde entonces.
Grande
fue mi sorpresa, mientras visitaba una exposición de acuarelas denominado
“Diálogos, por Artistas del Sur Peruano”, título de la muestra colectiva que se
expuso con gran éxito en el centro cultural Juan Parra del Riego en
Barranco-Lima, en el 2016. Donde pude observar que una de las muestras más
sobresalientes la firmaba un puneño, y para asombro mío, se trataba de Renán
Monroy Cazorla, dudaba completamente que se trataría del mismo que años atrás
había conocido, como ya lo dije.
Poco tiempo
después, visitamos, junto a Omar Aramayo, una muestra en el ICPNA
"Caminos, máscaras y destinos Antología pictórica 1985 -2016", y otra
vez aparecía la muestra de Renán entre las más reconocidas. Lo mismo ocurrió en
una muestra organizada por jóvenes de la PUCP, grandes activistas del arte,
donde fui invitado a dar una serie de conferencias en materia de las reformas
educativas, y pude comprobar nuevamente que había nacido un nuevo nombre en la
historia de la acuarela puneña, un nombre que se suma al club exclusivo de los
acuarelistas más celebrados del país (a esto me refería En el título de esta
nota), me refiero a los de Carlos Ticona, Mauro Castillo, Aurelio Medina,
Emilio Yanarico, Yemi Aleman, Elías Condori, Evaristo Callo, Mauro Sucapuca,
que son nombres cuyas obras son expuestas en galerías internacionales.
No deseo
herir la susceptibilidad de nadie; pero “La historia de la acuarela está
íntimamente ligada a la historia del papel” y nuestros acuarelistas deben
escribir sus nombres en los rótulos de la sensibilidad humana, y Puno, no posee
mucha tradición en este arte, no más del esfuerzo personal que los esmerados
artistas efectúan individualmente, y creo, con firmeza que el nombre de Renán
Monroy Cazorla, empezará pronto a cobrar mayor importancia ya que durante estos
últimos años aparece como uno de los invitados imprescindibles para los eventos
de acuarela en nuestro país, y en la de los países vecinos, lo que se confirma
también en el último evento desarrollado en Cochabamba en Bolivia, y en la de
Santiago de Chile.
Su
estilo, siempre silencioso, sin pompa ni vulgar cohetería, empieza a ser
notoria y reconocida por extraños, ya que en nuestra pequeña villa no hay
espacio para reconocer espíritus transparentes y puros como el de este gran
acuarelista.
Se trata,
cuando de hablo de Monroy Cazorla, de un artista cuya mayor técnica es el
constante y profundo aprendizaje, y que por ello, en ese recorrido, su técnica
migra continuamente entre las de John Blockley, Richard Bolton, John Pike, Ray
Hendershot.
Estoy
seguro, como ha ocurrido ya antes, que el tiempo me dará la razón, por eso a
través de este diario y esta humilde página le deparo todos los parabienes.
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