FELICIANO PADILLA NARRA EL TRAJINAR DE
EZEQUIEL URVIOLA,
INVICTO LUCHADOR Y LÍDER
CAMPESINO
Por LOS ANDES 16/07/2021
Feliciano
Padilla narra el trajinar de Ezequiel Urviola, invicto luchador y líder
campesino, en su nuevo libro
Y
estas se hallan en “Ezequiel. El Profeta que incendió la pradera”, novela del
gran escritor puñeno Feliciano Padilla Chalco, recientemente publicada por el
Fondo Editorial Cultura Peruana, que dirige el poeta Jorge Espinoza Sánchez.
El
volumen, de cerca de 300 páginas, escritas con una prosa admirable, recrea las
vicisitudes de la vida de un gran mestizo, Ezequiel Urviola, quien, motu
propio, asume la identidad de indio, al usar un atuendo que caracterizaba a
aquellos sectores, los más desvalidos de la sociedad, no obstante lo cual
estudia, en la Universidad de Arequipa, la carrera de abogado, que no culmina,
por dedicarse plenamente a la encendida defensa de los “humillados y ofendidos”
de su región. (…)
A
tanto llega su inquietud cultural –era un estudioso empedernido– que, por
mediación del autor de los 7 Ensayos, enseña cursos para los trabajadores
analfabetos en la Universidad Popular González Prada.
Esta
novela, al recrear la vida de Ezequiel, nos conduce al tiempo histórico –entre
los años 20 y 30– de plena insurrección del movimiento popular, al que nuestro
protagonista sirve de manera integérrima.
Como
escribe el joven maestro sanmarquino, Mauro Mamani Macedo, en un magistral
ensayo, que sirve de colofón a la novela, “la obra de Feliciano Padilla es
vasta y múltiple. Ha publicado poesía, ensayo, testimonio, artículos de
periodismo cultural, tradición oral, cuentos y novelas”, destacando “porque su
trabajo paciente con la palabra procura textos limpios y nutridos de ideas”.
He
aquí, pues, la clave: no hay un regodeo estético ni esteticista, sino que la
palabra responde al reto que su tiempo le ha planteado.
Y,
en efecto, todo concluye en que esta obra “lleva
al personaje histórico Ezequiel Urviola a un nivel simbólico…” que nos
conduce a “una novela circular, como el
tiempo mítico, que empieza y acaba en el hospital Dos de Mayo” (donde
Ezequiel es llevado, directamente, de una de las ergástulas de la dictadura
leguiísta, para tratarse por el agravamiento de su TBC, la misma que lo
conducirá a la muerte).
Y,
así, de este modo, “A las cuatro de la
mañana del día martes 27 de enero de 1925, luego de un sueño apacible, el
corazón gigante de Ezequiel dejó de latir para siempre”, escribe Feliciano.
(…)
No
obstante la conocida marginación que el abominable centralismo limeño le
endilga a los autores de provincias, Feliciano Padilla Chalco ha recibido
sendos reconocimientos nacionales, como figurar en antologías notables del
cuento de Petroperú, 1994 y 1997, Narradores peruanos de los sesenta (1994), El
cuento peruano en los años de la violencia (2000), para solo citar algunos.
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