SE CUMPLEN 237 AÑOS DESDE LA
PARTIDA DEL "PUMA INDOMABLE" DE LOS ANDES
La República 7 Abr 2019
Conoce la increíble historia de lucha de Pedro Vilca
Apaza, caudillo indígena que lideró junto a Túpac Amaru una de las
rebeliones más importantes en el sur del Perú.
El nombre de Pedro Vilca Apaza resuena
entre los pasillos del olvido como tantos otros que parecemos recordar
ingrata y lejanamente, pero que a ciencia cierta no sabemos de dónde salieron.
Esta es la historia del colosal “puma indomable” de los Andes,
líder rebelde de origen puneño cuya extraordinaria historia de
lucha debería ser reconocida por todos.
Pedro Wilcapaza Alarcon dirigía un próspero negocio de
comercio de plata entre Cusco y Potosí que le
permitió conocer de cerca la explotación a sus hermanos de raza por parte de
los colonos españoles. Fueron precisamente estos viajes los que lo acercaron
a José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, con quién a la
posteridad lideraría una de las asonadas más importantes en el sur del Perú.
Cuando estalla la revuelta contra la dominación española de
1780, Apaza se suma a la causa emancipadora sublevando a los hombres de
Azángaro, Carabaya, Larecaja y Omasuyos. En 1781 logró tomar la ciudad de
Sorata, actualmente ciudad boliviana, en donde con una brillante maniobra
desvió un río para superar las férreas defensas europeas. Esta fue una de
tantas batallas que el caudillo lideró y venció, increíblemente, casi sin
armas.
Los españoles, intimidados por el asedio y la creciente fama
que adquiría el “puma indomable”, recurrieron a una estrategia bastante
singular para abrir zanjas en sus tropas: ofrecieron el indulto a cada rebelde
a cambio de entregar sus armas. Y si bien la deserción fue masiva, el puma hizo
honor a su título y continuó su lucha hasta que finalmente fue capturado y
trasladado para su ejecución en Azángaro el 8 de abril de 1782.
Una vez en manos del enemigo se dispuso que fuera
descuartizado con cuatro caballos al igual que Condorcanqui, pero al ver que el
titán ni siquiera con ocho podía ser despedazado terminaron el trabajo
indignamente con un arma blanca. Antes de morir lanzó la frase: "¡Por el
Sol, aprendan a morir como yo!", en una clara muestra del valor que todos
deberíamos replicar en honor a nuestro verdadero origen y convicciones hasta el
día de hoy.
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