LECTURAS
INTERESANTES N° 880
LIMA PERU 15MAR19
GRAN ERROR
César Hildebrandt
Tomado de “HILDEBRANDT EN SUS TRECE” N° 453, 15MAR19
H
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a sido un gran error del presidente Martín Vizcarra
nombrar primer ministro a Salvador del Solar. El señor presidente cree que ha
llegado la hora de conciliar con la madriguera del Congreso.
La respuesta del aprofujimorismo ha sido inmediata:
nueva embestida contra Daniel Salaverry e interpelación al ministro de
Justicia Vicente Zeballos por el tema del acuerdo con Odebrecht. El propósito
de este operativo conjunto es desbaratar la actual correlación de fuerzas en
las comisiones, en las que el fujimorismo no las tiene todas consigo, y sabotear
el Caso Lava Jato.
A eso conduce su gesto de debilidad, mister
president. A eso lleva la falta de pantalones que usted acaba de demostrar: a
la resurrección, antes de la semana santa, de esa inmundicia congresal que
atascó al Perú cuando el estadounidense PPK hacía negocios paralelos a su papel
de espectro presidencial.
Salvador del Solar es un arribista que sería
inofensivo sino fuera porque tiene ambiciones delirantes. Ese sueño del solio
propio lo induce a pensar que arreglar con el Congreso es imprescindible para
“la gobernabilidad”.
Gran mentira. Con el Congreso en manos de
fujimoristas, apristas, apepistas y entidades anfibias como Yeni Vilcatoma no
cabe transacción alguna. Luchar contra ese conglomerado de intereses fue
decisivo para que Vizcarra se afirmara en la presidencia. Acostarse con esa
gente es algo que sólo el señor Bruce puede considerar tácticamente correcto.
Le reclaman al señor Vizcarra que se dedique a las
reformas que quiere el empresariado: que sea más fácil botar a la cholería de
los puestos de trabajo, que los proyectos de la gran minería se impongan a
rajatabla, que las privatizaciones -incluyendo la del agua- prosigan su marcha,
que el Estado se reduzca todavía más, que la ley contra la elusión no se
ejecute y que el liberalismo esté suelto en pampa, como sueña ese insomne
codicioso llamado Roque Benavides. Eso es lo que dicen for export. Si se
atrevieran a decir todo lo que piensan añadirían esto: que termine el caso Lava
Jato, que los fiscales como José Domingo Pérez desaparezcan de la escena, que
el proceso de las delaciones premiadas se anule, que Keiko Fujimori y Alan
García respiren otra vez con tranquilidad. Porque la mayor parte del gran
empresariado vive sumergido en la corrupción privada y pública y el asunto del
Lava Jato y el Club de la Construcción los hace vivir en sobresalto. Su
“Diazepán” consiste en tumbarse el sistema actual que ha permitido encarcelar
a Keiko y jaquear parte de las cuentas negras de García.
Y a eso se dirige este gobierno parchado y hoy sin
rumbo. Por eso es que el Ministerio de Economía y Finanzas sigue en su empeño
de negarle presupuesto a la Fiscalía. O por la vía del Congreso podrido, o por
el método de la asfixia económica, la lucha contra la corrupción está en
peligro. Y entonces viene Salvador del Solar y lo primero vivir y sobre todo
para tomar distancia higiénica de los malandrines y sabandijas del Congreso.
Usted, señor Del Solar, decoró el gabinete del señor
Kuczynski en una cartera que no merecía.
Ahora preside el gabinete de recambio del señor Vizcarra. ¿Qué lo condujo a tan
rápida cima? No me cabe duda: el señor Vizcarra requiere de su blandura, de su
vacuidad, de su frivolidad para navegar en el mar difícil de las encuestas y
en las rías bajas de los arreglos que no se pueden publicar.
Se engaña el señor Vizcarra. Le han dicho algunos
consejeros de poca monta que es hora de gobernar y que para gobernar es
inexorable llegar a un pacto con las tribus covacheras del Congreso.
No, señor Vizcarra. El Congreso actual no quiere
cogobernar. Lo que quiere es que usted se arruine políticamente, que de usted
queden despojos. Cuando eso suceda -y sucederá si usted opta, como ya parece
haber optado, por la convivencia sin escrúpulos con quienes se han enemistado con
el futuro del Perú- entonces pedirán su vacancia. Y usted será vacado. Como lo
fue su antecesor, el gringo infeccioso por el que se tuvo que votar para que la
heredera de la organización criminal fundada por su padre no se llevara en
peso el país.
No se engañe, señor Vizcarra. La única gran reforma
que su gobierno puede acometer es la de sostener una gestión limpia y decente.
El pueblo está harto de componendas y frustraciones. La gente quiere un
presidente que no dé vergüenza enfrentado a un Congreso que sólo puede producir
repulsión.
Hace años el Apra, reblandecida por tantos años de
lucha, héroes y vetos militares, pactó con Manuel Prado, hijo del traidor de
1879, una coexistencia pacífica. Después, en 1963, se alió a Manuel Odría en
una coalición conservadora que combatió el tibio reformismo de Belaunde Terry.
En esos triángulos anéticos terminó el Haya que había sacudido a América Latina
desde 1924. Eso explica por qué un sujeto como García pudo luego hacerse con el
partido como si fuera un piso de París comprado con plata mal habida. A eso
condujo el pacifismo conciliador, los arrumacos con el adversario doctrinario.
No olvide esa lección de nuestra petite histoire, señor Vizcarra. ■
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