martes, 24 de octubre de 2017

PINTORES PUNEÑOS DE HOY: MAURO CASTILLO GAMARRA

MAURO CASTILLO
Willard Díaz
Tomado de la revista cultural ALTO DE LA LUNA, Arequipa 2012
Conversación con un notable pintor arequipeño (¿?)*

Lo veo después de varios años, de modo que considera necesario mostrarme sus últimas obras. Disfruto de una exposición privada un par de horas viendo óleos y acuarelas de Mauro Castillo comentada en los detalles técnicos, en los lugares, horas de luz, personajes, nombres y señales de cada cuadro. Veo sus fotos de viajes (una con las Torres Gemelas al fondo, otra en la puerta del Museo Metropolitano donde se presenta una muestra de Van Gogh en Arlés, otra en la cima del Misti). Mientras sale a atender una llamada me quedo mirando una versión suya de la “Impresion solei levant” de Claude Monet convertida en atardecer, más oscura pero más expresiva que la original, una pequeña maravilla.
En su alta torre de la calle Puente Bolognesi Mauro Castillo ha preservado el tiempo, conserva la memoria de cada día de cada año, cada imagen y cada persona que ha visto y conocido. En sus ojos claros y transparentes uno puede ver que se asoma el mundo limpio y puro de sus acuarelas, un mundo sin mancha, sin penas, sin prisas.

Su voz pausada recita todo lo que uno quiera saber, menos los detalles de su vida íntima. Cuando se desliza algo me avisa: No lo pongas. No tiene importancia.
En el 2010 la Escuela de Bellas Artes le otorgó la Medalla de Oro y le dio el título de Maestro de la acuarela y hace poco la Asociación Española de Acuarelistas le concedió el Primer Premio de la II Bienal Iberoamericana de Acuarela, en la Casa de la Moneda de Madrid. La semana próxima va a exponer de nuevo en Arequipa, en la Galería del CCPNA, casi cuarenta cuadros. Va a ser una ocasión privilegiada de ver la obra de un pintor ante cuya madurez se ha rendido la belleza.
Aquí un trozo de nuestra conversación.
P.- ¿Y por fin, puneño o arequipeño?
R.- Arequipeño, aunque nacido en Puno. Nací y viví en Puno hasta los trece años y me vine. Todo el resto de mi vida lo he pasado aquí; mi formación, mi vida familiar ya me hacen un arequipeño más. Por eso me consideran parte de la pintura arequipeña.
Hice secundaria en la Gran Unidad Mariano Melgar, terminé el 65. Ingresé a la Escuela de Artes “Carlos Baca Flor”, a la Normal que se acababa de crear. Estudié luego en la sección artística, con Carlos Trujillo.
P.- ¿En la promoción de Alejandro Núñez Ureta?
R.- No. Alejandro ingresó después.
Sin embargo fuimos muy amigos, salíamos al campo a pintar juntos, con Lucho Palao.
P.- ¿Cuáles fueron tus años de formación?
R.- Del 66 al 70. Yo estudié con Willy Galdos, Walther Levin, Víctor Turpo. Fueron años de mucha pintura, día y noche, viajes al campo, crítica. Mucha pasión por la pintura en todos nosotros, que nos unía en una hermandad tremenda. Nos alentaba mucho, debo reconocerlo, Percy Hurtado; fue un estímulo constante para mí.
P.- Percy no era muy buen pintor pero era un gran maestro, ¿no?
R.- Él me dijo “Mauro, tú tienes condiciones, debes estudiar y hacerte pintor. Tienes una responsabilidad con tu talento. No lo dejes”. Era el año 66. Ese año fundamos el grupo de arte “Vinatea Reynoso”.
P.- Tú eres de los fundadores…
R.- Claro, con Percy Hurtado, Saúl Quispe, Víctor Turpo, Abraham Monge; en la Escuela de Verano de la Universidad de San Agustín, en enero del 66 empezamos. Justo acababa de llegar de Argentina Lucho Palao, se vino por Bolivia y traía algunas obras que había pintado en algunos pueblitos. Así empezamos.

P.- Medio siglo: tienes toda la historia de la pintura arequipeña en tus ojos…
R.- Sí pues. He conocido la pintura de Molina, Casimiro Cuadros, Málaga, Carlos Trujillo, Alzamora, Marcelo Martínez, Julio Morales Velarde: todos los pintores que dieron origen a esto que se llama la pintura arequipeña y de los que ya nadie se acuerda.
P.- ¿Y este señor que tiene aquí retratado?
R.- El pintor Guillermo Mansilla. Primero conocí a su padre, Manuel Mansilla, que era acuarelista y fotógrafo: él es quien motivó al hijo.
Pero fue Guillermo quien me trajo a esta casa. Tenía su taller en el segundo piso y yo lo venía a visitar, hasta que se presentó la ocasión de alquilar un cuarto en el tercer piso, y aquí me quedé.
P.- Abajo estaba la Librería Cultura…
R.- Del señor José Barriga, que ya falleció.
P.- ¿Ya te has comprado este piso?
R.- Menos mal. En esta habitación estuvo mi primer taller y luego me he pasado más arriba. Vivo aquí desde el 67, vecino de Guillermo Mansilla. Al frente vivía Víctor Turpo.
Guillermo era una excelente compañía, un pintor muy lírico, nadie ha podido superarlo. Hacía otro tipo de pintura, no era de salir al campo y hacer paisaje, pero en lo suyo fue excelente.
P.- Admirable que te has mantenido tanto tiempo en lo tuyo, sin concesiones.
R.- Lo mío es el realismo, digamos, un poco de impresionismo quizás, pero no he coqueteado con escuelas ni modas. Me interesa la luz, el color de las montañas, del campo, del cielo, y la gente más modesta. Lo mío es la identidad de este pueblo. El Valle del Colca, la costa, los pueblos de la sierra, la campiña de Arequipa, Camaná, el Valle de Tambo. Lugares que están acá cerca pero que muchos arequipeños ya ni conocen ni les interesa conocer. Creen que el mundo son estas calles y estos malles y estas plataformas de cemento.
P.- Tú en cambio viajas mucho, ¿todavía?
R.- Sí, salgo los fines de semana, hago viajes cada que puedo, agarro mis cartulinas, mis pinceles y me largo por ahí. Me siento muy libre y me gusta así. Por eso no acepté ser profesor de arte.
P.- ¿Alguna vez te lo propusieron?
R.- Percy Hurtado insistía para que fuera profesor en la Escuela de Artes en la UNSA, cuando recién la fundaron. Pero no acepté, pase algunas semanas enseñando de forma muy libre, en un taller, pero dije esto no es lo mío. Igual fue con Lucho Palao, estuvo un par de meses; pero Palao es una cabra, no puede someterse a nada, igual que yo, nada que no sea pintura.
P.- Era el espíritu de los años sesenta, duró ¿unos veinte años? En los ochenta se produce un cambio raro…
R.- Efectivamente. Se entronan en Arequipa las tendencias más modernas, no figurativas.
P.- Pero curiosamente la pintura moderna y la posmoderna están agotándose rápido. Luego de la aventura vanguardista viene “una vuelta al orden”, según Guillermo de Torre. De modo que es probable que tu pintura vuelva a conseguir un público. Y ya hay un “estilo Mauro Castillo”, ¿no? Ya se puede reconocer tu pintura aunque uno no vea la firma.
R.- Te voy a contar. Cuando trabajaba con Élida Román una vez le mandé toda una exposición de acuarelas, sin firmar. Me dijo “Te jalo las orejas, te voy a matar ¡Cómo has podido hacer esto!”. Pero el público fue a verlas y compró todas las acuarelas aunque estaban sin firma, porque sabía que eran de Mauro Castillo, y hasta ahora están sin firmar.
P.- Aunque hay unos imitadorcitos por ahí…
R.- Sí, sí, los he visto. Se copian mis temas, tratan de imitar el estilo, toman fotografías. Los he visto. Pero temas difíciles no pueden, es lo bueno. El que conoce sabe distinguir; vienen de Lima o del extranjero a buscarme y a ver mi obra y se llevan algo siempre. He podido vivir de mi trabajo y no me quejo…
P.- Pero hemos tenido tiempos mejores, ¿no?
R.- Sí, los ochenta, hasta los noventa. Luego vino la crisis y el mercado bajó bastante. El arte es muy sensible a la economía. Cuando Lima cerró sus galerías empecé a mandar mi obra afuera, a Francia, Escocia, Inglaterra principalmente. Casi toda mi obra última está en el extranjero.
P.- ¿Le debes algo a alguien?
R.- Anota: a Pilar Olivares, y a Michael Michell y su familia.
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* P.- ¿Y por fin, puneño o arequipeño? R.- Arequipeño, aunque nacido en Puno.
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NOTA DEL DIRECTOR-EDITOR DE ESTE BLOG. Conocí a Mauro Castillo cuando era alumno del curso de Dibujo y Pintura que dictaba el gran pintor arequipeño de madre pomateña CARLOS DE LA RIVA, ya fallecido, en la Escuela de Verano 1966 de la que fui Director en mi condición de dirigente de la Federación Universitaria de Arequipa FUA. Desde entonces fuimos buenos y leales amigos. Alguna vez me visitó por algunos días en Puno y una tarde se le ocurrió pintar una acuarela (que aparece más abajo) de un torito de Pucará parado sobre una llijlla que mi madre había mandado a hacer y en la que aparecía mi nombre completo. . Mauro ha logrado muchos galardones en el Perú y el extranjero y su obra ha trascendido las fronteras. Está entre los primeros acuarelistas del Perú. Es hermano entero de Raúl Castillo Gamarra  el gran músico autor del popularísimo huayño "Mamita Candelaria". GUILLERMO VÁSQUEZ CUENTAS.



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