¿CUÁNDO SE JODIÓ EL PERIODISMO EN PUNO?(1)
Escribe: Jaime Hernán Cornejo-Roselló Dianderas
Impunidad que envenena y envalentona a lectores. Periodismo
virulento y bacteriano en Puno.
¿Es legítimo que los
ciudadanos que viven en la ciudad de Puno se pregunten con sorpresa y disgusto
en qué tiempo, cuándo y en qué momento empezó a pervertirse la actividad
periodística en Puno? Y reiterarse angustiados, impacientes e indignados, ¿cómo
y en qué rato se jodió el periodismo honesto de Puno? Sí es legítimo y
oportuno.
1.- ¿Será desde el día que egresaron de las aulas
universitarias de las varias “úes” del Sur del país, periodistas que luego de
titularse o antes de hacerlo y en afán de conseguir trabajo decidieron
sobrevivir avivando el insulto y haciendo del agravio lumpenesco su modus
operandi y vivendi?
¿Qué profesor
universitario enseñó y convenció a los imberbes de la comunicación que
investigar es liquidar, que informar es aniquilar, o que descubrir desaciertos
es devorar al desacertado? ¿Fue un profesor animado por el senderismo ultra y
desalado que no olvidó su condición de discípulo de Abimael y terminó como
subterráneo e infiltrado profesor universitario dispuesto a seguir su práctica
disociadora deformando la cabeza de los alumnos periodistas para que éstos,
ante un eventual error público solo vean estiércol en ese error, que ante un
desliz involuntario de un funcionario de alto o bajo nivel, solo encuentren
putrefacción y que, frente a una decisión política y/o pública equivocada,
tengan ocasión de insultar calificando el error de hediondez o de cáncer
terminal o cuando les chismean que entre el jefe y la secretaria de una
determinada oficina se han cruzado miradas de afecto, sospechen y barrunten
adulterio y lo divulguen como maridaje indebido, para luego carcajearse con
placer protervo de la ocurrencia y del escándalo inventado y… cuando… en efecto
hay un verdadero escándalo y existe corrupción concreta, opten por el silencio
y el olvido cómplice? Armar escándalo y atemorizar es la praxis nueva y particular
de gran parte del periodismo puneño actual.
Insulta, insulta para ganar
a río revuelto
2.- ¿Cuántos delitos reales ha descubierto el periodismo de
esta laya? Ninguno. Todo ha sido hojarasca intimidatoria que no apaga incendios
verdaderos, pero que sí provoca miedo y denuncia extorsionadora a través de
trascendidos que solo avivan los chismes y agrandan la nimiedad y la nadidad.
¡Al ladrón al ladrón!, grita el periodista columnista buscando desorientación y
notoriedad y gana recursos y genera miedo a río revuelto… y no se mira en el
espejo...
La constatación de
la descomposición escrita es cotidiana. Solo hay insultos con lenguaje de jerga
y de replana que moteja a las personas a las que se les bautiza con “chapas” y
sobrenombres que pretenden ser convincentes. Por ejemplo, al actual gobernador
regional Juan Luque Mamani se le llama “Buque” ¿para asociar gestión pública
con prostíbulo? Y así, a policías, funcionarios o a todo cuanto mortal ejerce
poder y toma decisiones, se le moteja, se le ridiculiza, se le baja la moral a
través del insulto cotidiano e impune, poniéndoseles chapas a veces
ininteligibles propias de la jerga y la jerigonza carcelaria. ¿Esa manera de
informar con trascendidos a protagonistas identificados con alias impuestos y
supuestos, es educativa? ¿Cuándo olvidó el periodismo local su misión de
informar con ponderación tratando de resolver problemas antes que enconarlos o
inventarlos? Además las notas y las opiniones están escritas en una prosa
deplorable y simplona que apena leer.
3.- El verdadero periodismo es el que busca encontrar la
verdad y lo hace analizando hechos con profundidad, estableciendo relaciones
con sutileza e informando con imparcialidad y probidad luego de contrastar
realidades. Eso no se hace en Puno, al contrario, se distrae e infama. Tenemos
poco periodismo efectivo y honrado que respeta al prójimo y enfoca con valores
de interculturalidad los acontecimientos que protagonizan las personas y los
grupos humanos e informa con probidad y mesura ocasionalmente, sin pretender
difamar impunemente, protegiéndose tras las bambalinas del anonimato. Dirán los
cínicos que la labor del periodismo no es educativa, si es así, entonces toda
libertad de expresión es destructiva.
4.- Reiteramos ¿es posible confirmar en qué día y bajo qué
silenciosa bajeza la prensa local, en especial la escrita, que diariamente
delinque escribiendo columnas infames en el periodismo de papel, adquirió Patente de Corso para insultar
a quienes no les caen bien o supuestamente cometen atropellos en el ejercicio
de sus funciones? Y ahí tenemos columnas diarias de: “Al Chinchilico”, “El Anchancho”, “Chiquitas” y “A paso de Diablada”, que son verrugas
que ningún periodista serio escribiría ni suscribiría, pero que día a día
envenenan tanto a lectores, como a los actores y a los mismos periodistas que
las escriben y… también, envenenan a los propios diarios donde trabajan, que
aparecen con primeras páginas y caratulas de lo más degradantes. Pero en fin,
el periodismo marquetero de hoy solo vende cuando escandaliza e insulta. Esa es
su opción, opción del consumismo neoliberal e indignante.
Periodismo de hoy sinónimo
de procacidad y obscenidad
5.- Y, nos preguntamos, para esos moralizadores, con su
moral hecha de hilachas de circunstancias y a ras del suelo ¿dónde les quedó la
ética y la deontología periodística que debería ser la cruz y la espada de su
quehacer periodístico? ¿La tuvieron alguna vez?
6.- Entonces, es obvio y no presurosa conclusión confirmar
con pesar, que no hay buenos profesores universitarios que hayan educado y que
ahora formen y modelen en valores a los periodistas, cuya profesión, que por su
naturaleza y dinámica propia, que es una mezcla de sociología, siquiatría,
esquizofrenia eventual y antropología coyuntural, es la que más medicamentos de
honradez requiere y, cuyos alumnos necesitan reiterativa dosificación de ética
para que se ejerciten en la percepción real entre el bien y el mal y lo hagan
asimilando grandes porciones de ecuanimidad, para así evitar contagios de
colusión, de transacciones abrumadoras bajo la mesa y de complicidades de
ocasión o… en suma, de insania funcional.
7.- Por las particularidades de su ocupación los
periodistas en trance de formación que ya activan una computadora, requieren
intensiva medicación en valores con posologías de emergencia y a nivel de
“Cuidados Intensivos”. ¿Quién los cura? Nadie, y ni siquiera se auto medican
con eventuales exámenes de conciencia.
Así como hay el
dicho que “gallina que come huevo así le quemen el pico” traslapamos el refrán
infiriendo que: “periodista que transa y coima nunca caminará derecho”, y… qué
miedo. ¡Todos los días escriben y hablan y se dejan mirar!
8.- Así, entonces, reiteramos, ¿qué enseñanza impartieron e
imparten los profesores universitarios, otrora catedráticos, que han facilitado
que egresen de sus aulas discípulos de Tatán, del Cojo Mame y demás hierbas? Y
el símil no es exagerado. Esos periodistas son asesinos de honras y terroristas
de la pluma emplumada y enjuagada en la sangre de gente indefensa y… muchas veces
inocente...
9.- ¿Hasta cuándo la tortura diaria a autoridades y
funcionarios civiles o militares, que probablemente merezcan sanción, pero no
la de los periodistas de ocasión cuya función no es sancionar, sino investigar,
informar y fiscalizar. Pero esos periodistas discípulos de la infamia,
atropellan el trabajo de fiscales y jueces cuya obligación es investigar
desaciertos y sentenciar ante la comisión de delitos, siempre y cuando haya
evidencias y no solo indicios presumidos por autoridades y funcionarios, que
son maltratados y acusados por esta prensa especializada en replanas.
10.- Para los periodistas de hoy, sin duda hay honrosas
excepciones en el ejercicio periodístico en la ciudad de Puno, investigar es
insultar, fiscalizar es apuñalar, e informar es difamar y educar es… por
perversa inercia… actuar como la tristemente célebre Magali Medina, que de la
vida íntima de las personas hizo, hace y seguirá haciendo ponzoña, mofa y
escarnio. ¿Qué es lo que ella hace? A lo que ella hace le dicen: ¡Libertad de
expresión! Al diablo. Si la ley de la selva es la libertad de expresión,
entonces: “Todos a una Fuente Ovejuna”.
Se jodió por el mercado
11.- Afirmamos que sí, que sí es posible confirmar desde
cuándo empezó a joderse el periodismo en Puno. Lo fue desde que aparecieron
varios medios escritos y hasta televisivos que entraron en competencia entre
ellos y, para ganar emprendieron la cruzada de buscar rating y elevar ventas y
obtener recursos mediante titulares rojos,
escándalos y sensacionalismo. Para ello convocaron a periodistas que no
tuvieran escrúpulos y optaran por el escándalo y escribieran insultando, y
continuaran insultando sin cansarse ni agotarse, porque deberían alimentar y
tener un callo inagotable que lograra que el insulto fuera su energía y, que
cuando hablaran lo hicieran sin olvidarse de insultar y, día a día, hicieran de
la injuria una ocupación impune, una alimentación malsana, para así cautivar
auditorios y convertir a su medio, especialmente escrito, en un fin en sí
mismo.
12.- Y lo que es peor, para alcanzar el estatus de la
perfidia mal educan a la población de lectores, que cuando adquieren un diario
al leerlo sin quererlo se intoxica y aprenden a no respetar nada y a sentirse s
difamador eso ciudadanos transmisores de trascendidos, sin verificarlos, pero
sí con capacidad de dudar de todo y de zozobrar en valores y perder confianza
ante todo lo público y hasta irrespetar los cotos privados. El actual
periodismo de Puno está convirtiendo en alienados autómatas a los lectores, a
los telespectadores y a los escuchas radiales.
13.- En ese contexto, entonces, admitamos que la difamación
es negocio, que el insulto es rentable y que el periodismo lumpen da plata. Al
periodista insultante, infamante y difamador, la plata le llega sola. Y
entonces la conclusión inobjetable, luego de este introito a la bajeza
periodística, tenemos una irrebatible máxima y moraleja: “Sé periodista
inmoral, insulta y amedrenta y serás persona con recursos oscuros, no importa
que sean impuros porque sí son efectivos”.
14.- No es exagerado manejar un símil que nos permita
comparar a estos personajes que fungen como periodistas y malversan el arte de
informar e investigar, como si fueran los más avezados y pervertidos agentes
del hampa, que se comunican con la jerga de los reclusos de San Juan de
Lurigancho o del penal de Castro Castro, y que audazmente se arrogan la
condición de comunicadores y formadores de opinión, son al contrario
subversivos deformadores de opinión.
La materia prima es el
sujeto con plata
15.- Inferir que la materia prima de los insultos son las
autoridades y funcionarios
públicos con poder en Puno no es hallar sino
evidencias. Se injuria a los funcionarios y autoridades que tienen plata. Solo
al que tiene dinero y poder se le amedrenta e insulta, justamente porque son
autoridades y funcionarios. ¿Por qué? Sencillo. Para ablandarlos moralmente y
asustarlos a efectos que, ellos o ellas, en su afán de evitar insultos y
sortear positivamente las extorsiones, acudan a su chauchera personal o ante la
magnitud del silencio comprado o por comprar utilicen recursos del erario
público para pagar y subvencionar la mudez eventual del periodista que insulta.
Obviamente, ese proceder de entrambas aguas es delictivo. Comete delito el que
extorsiona y el que tranza con el extorsionador. Resultado: surge entre ambos
un pacto mafioso que permite que las dos partes gocen de paz ficticia y
pactada. Se arma un armisticio de fachada y mascarada que dura lo que dura el
importe remitido al difamador escudado en la libertad de expresión.
Menos tolerancia con
periodistas difamadores
16.- ¿Hasta cuándo vamos a temer y a asustarnos ante los
periodistas lumpen? Seamos respetuosos de los periodistas honestos y limpios,
pero enfrentémonos a los periodistas que guardan ases bajo la manga y esgrimen
chaira y cuchillo en vez de lapicero educativo o lengua persuasiva.
Desde la revista “Quechuas y Aymaras”, cuyo director es
amigo que aceptó publicar este artículo nos compraremos el pleito de desnudar
los forúnculos morales de los periodistas difamadores y lo haremos en defensa
de la decencia informativa. Enfrentaremos a todos aquellos que actúan como los
más malignos bravucones del insulto tras la tinta y el papel en blanco al que
han vuelto sucia excrecencia.
De la ofensa al… ¿silencio?
17.- Un caso ilustrativo sobre los tópicos del insulto
periodístico y de la reacción varonil de quién recibió el insulto, situación
que no se da en Puno, es el impase ocurrido a fines del mes de julio de este
año entre el diario Correo de Arequipa y el Alcalde Alfredo Zegarra de esa
provincia cuando en la sección “Chiquitas”
se aludió a Zegarra con el apelativo de “Topo
Gigio”. El alcalde montó en cólera por la analogía que consideró
ignominiosa, viajó a Lima se entrevistó con los Agois y amenazó con cortar
publicidad y no auspiciar eventos.
Hubo satisfacciones
y transacciones, ¿de qué precio? Es un caso típico de como se le pone espada de
Damocles a una actividad periodística que pierde poder cuando insulta
insulsamente, y se malgasta papel y se desvaloriza la objetividad. Correo de
Arequipa ¿investigará imparcialmente a Zegarra?, ¿cuánto durará el romance
después de la batalla?
18.- El periodismo principista es independiente y se
fortalece con la verdad y la decencia, no insulta ni pone apodos ni moteja
caricaturescamente los defectos de las personas, por muy defectuosa y retorcida
que sea la gente, salvo, obviamente, en las caricaturas que deben ser
ingeniosas e irradiar talento. Además una cosa es ironía, otra cosa es sarcasmo y otra diferente es sátira.
Cada una con su matiz y su barniz.
Idea final
19.- Sugerimos que los valientes estudiantes de periodismo,
¿los habrá?, de la Universidad Nacional de Puno que están por egresar tengan
como materia prima de sus tesis de investigación la consignación de todos los
documentos patológicos de las columnas mencionadas en este artículo y
perpetradas por varios años para que sean fuente de estudios sobre patología
comunicacional, disfunciones de la ocupación informativa, dislalias delirantes
y cuanta sandez surge en los diarios “Correo”,
“Sin Fronteras” y “Los Andes” y quienes los perpetran, por qué lo hacen y
qué resultados prácticos, monetarios, contantes y sonantes obtuvieron los
comunicadores del insulto y la extorsión y, en suma, en qué bienes inmuebles se
tradujeron las incursiones difamatorias. ¿Cuántas casas, cuántas amantes,
etcétera?
20.- En todo caso, la investigación se diversificaría en
dos. Una sería la investigación patológica- lingüística y otra la referida a
rentabilidad y ganancias dudosas e inopinadas para medir los resultados
materiales de la incursión periodística difamatoria. Amén.
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(1) El articulo ha sido publicado en la revista QUECHUAS Y AYMARAS que dirige Angel Macedo. Las explicables reacciones han sido virulentas al punto de haber originado la defenestraciòn de su autor de los quehaceres de comunicador que cumplía en la Municipalidad de Puno. No hubo la tolerancia al ejercicio de la critica social, no hubo respeto a la libre exposición de opiniones y de ideas. Sin estar de acuerdo necesariamente con las conceptuaciones que contiene, nosotros lo publicamos en ejercicio de nuestra vocaciòn autènticamente democrática.
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