Incluidas en: Angel Dueñas Arias, “ANECDOTRIO CAROLINO”. Puno, 1982
DON CARLOS Y LAS REGATAS
El ilustre
profesor Dn. Carlos Rubina Burgos, obedeciendo a quién sabe qué designios,
desde muy joven se había dedicado al viril deporte de las regatas, deporte por
el que sentía verdadera pasión y no quería que nunca muera. Para ello y por
otros motivos, organizó un internado
en su casa y
aceptaba a los alumnos con dos condiciones: que tuvieran afición a la música y
que practicasen el deporte de las regatas. Incluso a los alumnos de los
primeros años de secundaria, les obligaba a conformar equipos de regatas.
En efecto, en
esos tiempos se realizaban sendas competencias en el lago Titicaca, las que se
llamaban las mañanas venecianas, generalmente se llevaban a efecto, los sábados
y domingos, no sólo con varones, sino también con las damitas del colegio Santa
Rosa y otras, quienes formaban sus respectivos clubes. La gente se congregaba
en la
rada del
puerto y los hinchas hacían bulliciosas barras, por los equipos de sus amores.
Cada equipo
tenía sus chalupas (botes angostos y largos impulsados con remos), los que eran
guardados en depósitos especiales en el muelle de Puno, muy bien cuidados y
pintados con los distintivos respectivos.
Este deporte
llegó a tener fama internacional, pues participaban en él delegaciones de
Bolivia; a la par que suscitaba favorables comentarios, de la prensa nacional y
extranjera.
Como dijimos,
Dn. Carlos había creado una escuela en donde preparaba a la gente
especialmente, las prácticas se hacían en las mañanas de 6.00 a 7.00 y en las
tardes de 5.00 a 6.00 "como quien va a reírse del frío”
En esto, como
en otros casos Dn. Carlos era puntual y muy exigente; se pasaba lista y se
evaluaban los rendimientos. Era un compromiso de honor que había que cumplir
durante varios años, por lo menos cinco, que duraban los estudios de
secundaria.
De estas
regatas hay una serie de anécdotas, a cual más divertidas y también matizadas
de tragedia. Una de ellas es la siguiente:
Era una tarde,
cuando Dn. Carlos enseñaba a remar a sus pupilos; hacía demostraciones de
pericia y valor; decía: el regatista tiene que ser un tipo despierto Aú. . .
inteligente y cuidadoso, porque el menor descuido puede traerle consecuencias
funestas o por lo menos un chapuzón. . . Aú.. . No sabemos por qué
circunstancias o tal vez como solía decir: el diablo le hizo una mala jugada.
El caso es derrepente. . . bundún cayó al agua: Lo inesperado del caso o la
forma como cayó dio lugar a que los circunstantes se rieran. Don Carlos que era
muy buen nadador, de
dos brazadas
alcanzó la chalupa y con un movimiento brusco, llevó al agua a todos .. Aú...
Ven... les dijo después, cómo se cumple la regla. No hay que estar descuidados.
Y a manera de consuelo les decía ¡Bueno muchachos!. . . Somos los primeros y
quien sabe los únicos, que nos hemos bañado a las seis de la tarde en las aguas
del lago más alto del mundo! ¡Esto no lo olvidaremos nunca!. . .
MI, SOL, SE, RI, FA
Era el
profesor Rubina todo un artista, en esos tiempos tenía a su cargo cuatro
cursos: música, dibujo, trabajo manual y caligrafía; siempre vestía de negro,
camisa blanca y corbata también negra, de tez blanca, un poco alto de estatura,
de mirada áspera y penetrante, muy enérgico e impositivo. Era el
"cuco" de todos cuantos se iniciaban en el Glorioso San Carlos.
Cuando ingresaba en el salón de clases, todos se ponían nerviosos, pues su sola
presencia infundía temor. Era. . . característica suya el hum... Au... el tono
irónico, las preguntas capciosas y las tomaduras de pelo; así como “el coger a
los que en su presencia aparentaban ser unas mansas palomas y cuando se ausentaba,
eran todo lo contrario.
Exigía entre
otras cosas, saber bien y de memoria todas las estrofas del Himno Nacional, que
se domine la escala musical y en esto era muy severo; después de enseñar el
pentagrama musical, nomenclatura de líneas y espacios, aparte de la ilustración
gráfica en el pizarrón, utilizaba los dedos de las manos. Decía: tienen que
saber de memoria los nombres de líneas y espacios. Practiquen en las manos. Los
dedos son las líneas: mí, sol, si, re, fa; y los espacios: fa, la, do, mi. Y
para aprenderlo mejor... Hasta cuando se limpien las "pezuñas" de los
pies tienen que estar: fa, la,
do, mi… sino,
están arruinados y por supuesto, no piensen en salvar el año, porque conmigo el
que no sabe no pasa: ¡Au!... Si no cae en música, ahí tenemos trabajo manual,
dibujo…
Efectivamente,
por entonces con tres cursos desaprobados se repetía el año. Esta era la razón
por la cual, con don Carlos había que portarse muy bien, estudiar bastante sus
cursos y cumplir al pie de la letra con todo lo que ordenaba. Llegamos a
memorizar tanto el mí, sol, si, re, fa… que hasta ahora se nos fluye con
facilidad y en cualquier instante; igual, el Himno Nacional.
Lo que se
viene nos contaron: Cierta vez enseñó estas cosas y dejò como tarea para clase
siguiente que cada uno señalando sus dedos, dijese los nombres de la escala
musical. Se vino la clase, comenzó con uno y siguió con los demás… Todos habían
aprendido tan bien, que nadie se equivocaba. Entonces le tocó el turno a uno de
ellos, de apellido Paca, que se sentaba en la última carpeta, porque era el más
grande y mayor que los demás. Au… A ver tú, le dijo – Inmediatamente se puso de
pie y con voz gruesa comenzó: mi… sol…se…ri…fa.
¡A ver, otra
vez…fuerte!. Volvió el muchacho; mi… sol…se…ri...fa.
¿Qué…? ¿…¡
Nuevamente…y más fuerte!. Mi, sol, se, ri, fa.
Entre colérico
e irónico Dn. Carlos: Con que tu sol se rifa no?. Propinándole una sonora
cachetada le dijo: ¡Vaya hacer rifar su sol a otra parte!...
El aludido
alumno era provinciano y por defecto de dicción cometió el error. Nos dicen que
no volvió más al colegio. Sabemos también, que de estos casos hay varios que
contar.
OTRA DE RUBINA
Debido a las
“reformas” que no faltan en nuestro país y en las que el sector educación es el
más prolífico. Allá por el año 1944 se dispuso que el curso de Música se
alargase hasta el Tercer Año de Secundaria, pues antes de esa fecha, se llevaba
solo hasta el Segundo Año. Bueno, el golpe fue para nosotros, porque ya
respirábamos felices ya que nos habíamos librado de don Carlos Rubina B.; pero
como les cuento, no fue así, sino que teníamos que estar un año más con él.
En efecto, con
la puntualidad acostumbrada, el primer día de clases, Dn. Carlos se presentó y
previo un cordial saludo, nos dijo: “Porque la música es parte importante de la
vida y lo principal en el hombre, pues en el Ministerio de Educación, se han
dado cuenta que hay que seguir con su estudio y su práctica”. “Hum… Por eso
estoy aquí y como ya nos conocemos, no hay necesidad de mayores preámbulos.
Ahora vamos a practicar la música, todos tendrán que pulsar algún instrumento,
y los que no puedan hacerlos, tendrán que cantar musicalmente y por papel. Hum…
Aú”.
Las clases se
sucedían una vez por semana y como ya éramos un tanto creciditos y de otro lado
sólo llevábamos un curso con Don Carlos; pues, íbamos perdiéndole el miedo; sin
embargo, no faltaban la reprimendas también los golpes con la punta del arco
del violín en la testa, de quienes por distracción o simplemente por
chacoteros, no estaban a tono en la clase. Don Carlos seguía siendo el mismo,
aunque un poco mejor, quien sabe porque los años ya dejaban sentir su peso. Una
de esas veces, vino de muy
buen humor y después de “reflexionarnos" con
una serie de consejos para la vida terminó diciendo: Veo que ustedes ya no me
tienen el miedo que me tenían antes, será porque ya están mozalbetes y más que
todo...porque así son los carolinos. Cuando ingresan al primer año, todo
temerosos me dicen “doctor Rubina”;… pasan al segundo año... entonces me dicen “señor
Rubina”;... en el tercero “Perro Rubina” o “Perro Blanco”;. . .en el cuarto. .
. “Cholo Rubina”.. . Y cuando llegan al quinto año, ya con aires de
suficiencia. . . “¡Hola. . . Rubina!”
OTRA MAS DE RUBINA
Rindiendo
siempre culto al ingenio' que lo consideramos como la sal o la chispa de la
vida, queremos relatar una que nos contaron últimamente; y donde se pone de
manifiesto esa característica ingeniosa e irónica, que adornaba la persona de
nuestro recordado profesor. Precisamente por esto y porque acostumbraba decir
las cosas muy claras, don Carlos llegó a ganarse muchas animadversiones y
acérrimos enemigos, que incluso después de su muerte, se han seguido
manifestando. Es el caso, como también no los cuentan, que por ciertos
antagonismos que tuvo con el autor de las letras del Himno Carolino, este señor
que le ha sobrevivido en muchos años, ha hecho aparecer a esa persona que
nada tiene que
ver, ni hacer con la música del Himno. Pero dejemos estos asuntos para otra
ocasión y vayamos al suceso:
En esos
tiempos, como en cualquier otro, en Puno se hacía muy buena música y los
conjuntos orquestales que se formaban emulaban entre sí; seguramente por ello o
por otras razones, entre Rubina y un señor Peñaloza, que también era profesor
en el Glorioso San Carlos y dizque enseñaba inglés y también era un buen
violinista; surgió una rivalidad
enconada. A este señor Peñaloza, lo habían motejado como "El
Lechuguín", y como ya sabemos a Rubina se le decía “El Perro Blanco”. Así
las cosas, la rivalidad iba “in crescendo” y a medida que pasaba el tiempo y
las circunstancias se sucedían, ambos “se tenían hambre”; y por supuesto que
también para evitarse problemas, ambos se iban esquivando cada vez que podían.
Pero, una de esas veces, por esos azares del destino, se encontraron en una
calle, y, cada cual transitaba en sentido contrario; y, pues ni modo; ambos
continuaron su marcha, y también ambos tomaron la misma vera del camino; se
pusieron frente a frente; entonces el “Lechugin”, parándose en seco dijo: ¡Yo
no cedo la vereda a perros…!....
A lo que
inmediatamente Rubina le espetó: ¡Yo… en cambio sí…..! ¡Hum...!. Y lo dejo
pasar tranquilamente, no sin antes plantarle una profunda mirada.
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Gracias por compartir. Mi padre el Dr. Adrian Caceres Olazo fundo el club de regatas me alegro leer que alguien se acordo de la existencia de ese club.
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ResponderEliminarDISCULPE QUE NO ME PRESENTE MI EMAIL ES MARFILO7@GMAIL.COM MMI NOMBRE COMPLETO ES MARIA
ResponderEliminarD FISCHINGER
GRACIAS
MARIA
MARFIL@GMAIL/COM
Siempre escuché historias de mi tío.. es la primera ves que leo algo de el...gracias
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