MOHO
Por: Mario Ibáñez Machicao*
(Extractos
de su libro LOS CONQUISTADORES ESPAÑOLES)
MOHO, Villa Jardín de la Meseta del Collao, Perla
del Titicaca, joya engastada entre los pétreos guardianes: Calvario,
Merkemarka, Chíasi y Pacharía, con un acceso al Lago Sagrado por la Compuerta
de Mucuraya, lugar obligado para tejer remembranzas y romances juveniles.
A los tres mil ochocientos metros sobre el nivel del
mar, en un micro clima del que goza, se ha adaptado el manzano, las guindas,
frutillas, el saúco que compite con el sancayo de fruto dulce madurados por el
sol intenso del medio día.
Las antiguas quintas: Trapiche con sus viveros,
Milli-milli con sus papas nuevas; Muccuraya con sus aguas de Supullullo fuente
inagotable de inspiración; La Aurora como un mirador de las plateadas aguas del
Titicaca; Pacharía de recuerdos inkas, Kasani y Chíasi de cristalinas aguas,
serán siempre lugares de peregrinaje en los carnavales o en los días de solaz o
reposo frente a la naturaleza, y sin olvidar las aguas termales de Putinacucho
y los templados de Muccuraya, delicias de niños y jóvenes.
Las fiestas
Las fiestas moheñas se polarizan en religiosas y
paganas. Entre las primeras se festeja al Señor de la Exaltación, el 14 de
setiembre de cada año, con sus vísperas y dos días de corrida de toros,
centrada en los Alterados y donde se dan cita los moheños residentes en La Paz
(Bolivia), Lima, Arequipa y otras ciudades.
El Korahuasiri es una fiesta singular y única que se
celebra en febrero, en la Candelaria en la que se codean en la plaza el Inca y
el Colla y el Uru y el Chullahua. En mayo la Santa Cruz, fiesta de los achachk’umos
eminentemente satírica de los viejos españoles. Todos los Santos para recordar
a los muertos; y, merece mención especial los Carnavales que duran una semana,
con pandillas de pinquillos y tarkas. El Año Nuevo coincide con el cambio de
autoridades y la Navidad dedicada al Niño Jesús y a la integración familiar.
Estas fiestas, por cierto, tienen como protagonista a la mujer moheña, siempre elegante, apasionada, romántica, sensible, maternal y cariñosa, que encarna belleza y bondad que se va sucediendo de generación en generación con matices del tiempo signada con el progreso en un mundo de modernidad. Se mencionan algunos nombres sólo como una muestra de una realidad vivida: Flora Valdez, Zoila Angles, Yolanda Machicao, Zoraida Machicao, Magda Amat, Edith Carpió, Marleny Angles, Zoila Iriarte, Gilma Cáceres, Nardy Alosilla y demás simpáticas damitas de sucesivas generaciones moheñas, todas vinculadas de una u otra forma cordial y amistosa a conocidas familias del medio, entre ellas, los Machicao, Sardón, Alayza, Angles, Apaza, Mejía, Choquehuanca, Carpió, Amat, Rodrigo, Olazával, Salazar, Blanco, Saravia, Montes de Oca, Añamuro, Molina, Gálvez, Reveggino, Ramírez, Zurriarán, Valencia, Giraldo y otras.
La música
Moho es también recordado como pueblo de músicos,
autores e intérpretes de diferentes instrumentos musicales, desde el bombo
hasta los instrumentos más complejos y difíciles de tocar, como son la flauta,
quena, mandolina, guitarra, charango, concertina, acordeón, violín y otros. Es
tierra de grandes compositores no solamente para los lugareños, sino que sus
canciones se inspiran en el encanto de sus lindas mujeres y la belleza natural
de su geografía. Ellas inspiraron el cantar de las endechas moheñas que
expresan el sentir sublime del pueblo. Entre los autores y músicos de primera
línea, cabe mencionar a: don Eugenio Salazar Carpió, Miguel Angles, Ivan
Galvez, Lizandro Amat, entre otros.
Uno de
los hombres que más significado musical le dio a Moho fue, sin duda alguna, Don
Carlos Arias, (Carlitos) tocaba todos los instrumentos de cuerda y viento; fue
acompañante insustituible en la mayoría de los Conjuntos musicales de Moho; muy
famoso desde temprana edad. En el decenio cuarenta, Carlitos fue llevado por
su señor Padre a la Ciudad de La Paz para cumplir con la invitación especial
del Excelentísimo Embajador del Perú en Bolivia, Sr. Bustamante y Rivero,
allí, en la Embajada del Perú interpretó a solo de guitarra, el famoso Tango de
entonces, "La Comparsita" y otras composiciones andinas propias de
Moho; entonces, el Embajador, emocionado por las finas cualidades y dominio
artístico de esta persona invidente, le premió con un juego de instrumentos de
cuerda. Carlitos, a pesar de radicar en el campo fue uno de los personajes más
respetados y queridos de Moho.
También merece mención
especial don Primitivo Machicao Gironda, creador, organizador y director del
renombrado conjunto musical “Los Huaycheños”. Este conjunto nació en una época en
la que hubo en la gran ciudad de La Paz, profundos prejuicios en el interpretar
la música folklórica. Primaba la idea despectiva de que el huayño era solo para
el pueblerino, para la gente del campo, para “personas de segunda clase”. Era la
época de oro de los Boleros de "Los Panchos", época de los Tangos de
Carlos Gardel y Alberto Castillo. En ese contexto el Huayño "serrano"
o pueblerino (Sicuris y Kashuiris) no tenía cabida.
Mucuraya |
El pueblo de Moho se convirtió
en capital de la provincia del mismo nombre, cuando esta fue creada oficial médiate
Ley Nº 25360 de fecha 12 de diciembre del año 1991.
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MARIO IBÁÑEZ MACHICAO,
profesor de la Universidad Ricardo Palma y Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, es Magister en Administración, con estudios de doctorado en Ciencias
Contables y Empresariales - UNMSM y ejecutivo de empresas. Es autor de siete
obras de su especialidad.
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