martes, 10 de octubre de 2023

CINE PUNEÑO

 PAKUCHA

Y SU APORTE AL CINE

Christian Reynoso

L

as cenizas no tienen que ser negras ni blancas completamente, sino de un color intermedio, algo plomizo, para asegurarse la providencia del ritual en favor de la crianza de las alpacas y las nuevas crías que nazcan el siguiente año. Las cenizas corresponden al corazón de la alpaca que ha sido escogida para ser ofrendada en el pago. Luego de ello, la familia de alpaqueros celebra con música y baile y degusta de un mismo plato las carnes asadas de la alpaca, en especial la parte del pecho que es la más suculenta. La larga jornada del pago que ha empezado al amanecer llega a su fin con la caída de la noche.

La escena forma parte de la película documental “Pakucha” (2021), dirigida por Tito Catacora, tío del fallecido Oscar Catacora, director de “Wiñaypacha” (2017), quien encontrara la muerte por una complicación en la salud durante la filmación de la película. En medio de la discusión actual sobre la amenaza de recortar los incentivos al cine peruano, mediante la llamada Ley Tudela, “Pakucha” ha sido proyectada en la reciente “Muestra de cine indígena. Voces e imágenes de la Madre Tierra” en el Centro Cultural de España. “Pakucha” es un ejemplo más de que gracias a los incentivos del Estado se puede hacer este tipo de filmes. De lo contrario sería casi imposible.

La pakucha es el alma de la alpaca, que mora en los andes altiplánicos, con la que es necesario establecer comunicación, de acuerdo con la tradición y costumbre, para agradecer por su lana —que permite la sobrevivencia— y pedir por la abundancia de nuevas crías que amplíen el rebaño. Con el uso de planos fijos, característica del cine de los Catacora, hablada en aymara y filmada en una zona de altura de la comunidad campesina aymara de Jatucachi (Puno), espectamos este ritual que va adquiriendo color y fuerza, hasta el clímax de la ofrenda. Una costumbre andina muy arraigada y conocida en las zonas alpaqueras, que puede resultar de cierto exotismo para un público urbano, lejano de estas costumbres.

Pero allí está el valor de “Pakucha” y su aporte. El de mostrar en la pantalla grande y con gran estética una forma de entender la continuidad de la vida y la relación hombre-animal desde el espacio de la naturaleza en los andes peruanos. No se trata de mostrarnos solo la parte ritual sino de hacernos conocer, en esencia, una expresión cultural que se mantiene de generación en generación y donde subyace una idiosincrasia particular en diálogo con lo telúrico y lo colectivo. Gracias a este tipo de filmes el cine peruano amplía su horizonte, sin duda. <>



No hay comentarios:

Publicar un comentario