LECTURAS INTERESANTES Nº 970
LIMA -
PUNO, PERÚ 22
JUNIO 2020
LA SEGURIDAD ALIMENTICIA Y LA PÉRDIDA DE LOS INGRESOS
Oscar Ugarteche1, Arturo
Martínez Paredes2, OBELA3
BELA Observatorio
Económico Latinoamericano. Num.16, Año 2020, 15 de junio2020
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nota revisará el panorama alimenticio actual. Éste se complica para buena parte
del mundo, en especial para países vulnerables, debido a dos factores
particulares: la caída en los ingresos de la población que la pandemia y el
confinamiento han producido en las economías del mundo, y la dependencia al
exterior en cuanto a alimentos.
La
dependencia alimenticia fue expuesta a partir de las restricciones por la
pandemia, así como la falta de soberanía en la producción de alimentos de
algunos países. El comercio alimenticio se ha complicado en cuanto a sus redes
de distribución, lo cual repercute en alzas en los precios de los alimentos.
Esta crisis pone en perspectiva el costo y las ventajas de la dependencia
alimenticia de libre mercado.
El
mundo ha virado hacia las restricciones alimenticias y mercados más cerrados. Destacan
algunos países como Rusia, Argentina y Brasil, importantes exportadores netos
de alimentos. La dependencia del
Aunque
se regularice el comercio internacional, así como la distribución interna de
alimentos en los países dependientes; el ingreso y el empleo han caído de
manera generalizada en el mundo, esto pone en un mayor predicamento la
seguridad alimenticia de la población de países vulnerables en cuanto al
ingreso. La FAO menciona: “La fuerte desaceleración de todas las economías del
mundo y en particular de las más vulnerables (…) hará que los países, en
especial los que dependen de las importaciones de alimentos, tengan
dificultades para disponer de los recursos necesarios para comprarlos”, ya que
las tasas de desempleo han aumentado y las repercusiones económicas de la COVID-19
en el ingreso serán más severas.
En
todo el mundo hay un impacto en el ingreso y el empleo; sin embargo, en el caso
de los países con bajos ingresos el panorama es aún más crítico dado que
destinan la mayor parte de sus ingresos para su alimentación, siguiendo la ley
de Engel que relaciona un porcentaje menor del gasto en alimentos a medida que
aumenta el ingreso. Por tanto, los países con menores ingresos tienen más en
riesgo su seguridad alimentaria.
El
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas estimó una
recesión mundial cercana a una caída de 3.2 mundial para el año 2020. Para los
países desarrollados se espera una caída de 5% del PIB, mientras que, en los
países en desarrollo, de 0.7%. El escenario puede ser aún más adverso para los
países con bajos ingresos. Mark Lowcock , secretario general adjunto de asuntos
humanitarios de Naciones Unidas espera que la pobreza extrema, es decir, la
población que vive con menos de 2 dólares al día aumente por primera vez en
tres décadas.
Desde
un esfuerzo multilateral es posible hacer frente a estas circunstancias
particulares y aminorar el impacto que tendrán en los países con bajos
ingresos. Se necesita otorgar un ingreso mínimo que le permita seguridad
alimentaria. Para enfrentar esta cuestión Naciones Unidas planteó un programa dirigido
a la ayuda humanitaria de aproximadamente 67 mil millones de dólares, que pretende
hacer frente tanto a la pandemia, la inseguridad alimenticia como la pobreza en
países vulnerables. Este programa recién tendría efecto a finales del 2020 y
sería insuficiente para aminorar la vulnerabilidad del todo. La Oficina de
Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU estima que sin esfuerzos
adicionales, el costo de la ayuda para el “10 por ciento de las personas más
vulnerables del mundo de los peores impactos de la pandemia es de
aproximadamente 90 mil millones de dólares, equivalente al 1 por ciento del
paquete de estímulo global implementado por los países de la OCDE y del G20”.
Las
perspectivas de seguridad alimenticia ante frente al encierro pone de
manifiesto la dependencia alimentaria. En los países con menores ingresos es
aún más crítica y urgente que la fragilidad de las cadenas de suministros
alimenticias. La forma de producir y distribuir alimentos está en cuestión dado
que la mayor parte de los países tienen capacidad de producir alimentos por sí
mismos y no necesitan depender de largas cadenas de suministros para alimentar
a su población. El apoyo a la producción y al consumo de alimentos locales debe
considerarse como una salida a este problema e incluso un impulso al aumento de
la ocupación en el sector primario.
__________________________________
1 Investigador titular “C”,
IIEc-UNAM, SNI III Conacyt, coordinador del obela.org
2 Facultad de Economía, UNAM,
Miembro del obela.org
3 Observatorio Económico
Latinoamericano
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