viernes, 11 de julio de 2025

CALENTANDO EL AMBIENTE PARA LAS PROXIMAS ELECCIONES PRESIDENCIAL Y CONGRESAL

 ¿Y AHORA, QUÉ HACEMOS?

Carlos Bernales

“¿Nuevas elecciones? ¿Asamblea Constituyente? ¿Regreso a la Constitución del 79? ¿Vacancia de Dina asesina y cierre del Congreso? ¿Gobierno provisional? Ala… ¿qué?

Hay que festejar la imaginación de algunos peruanos que se manifiesta en los pequeños grupos de la “izquierda realmente existente” que, cada día inventan nuevas fórmulas para el devenir del gobierno de Dina asesina que, ya se sabe tiene sus días contados. Es que la angurria electoral se ha apoderado de todos estos grupos que sueñan con ganar las próximas elecciones, “más que sea” sacar una buena cuota de poder como congresistas y senadores que también sería, para los susodichos, como ganarse la tinka.

— ¿Y las reivindicaciones sociales?

— Hmmm primero ganar el poder, o mejor dicho, el gobierno, o una mayoría parlamentaria, o al menos una buena cantidad de congresistas, y luego…

Esa canción ya es un disco rayado, una canción que nunca deslumbró en el “hit parade” de la música de moda. Solo ilusiona a todos aquellos que buscan su curul y asumir como aquel zamarro toledista que juramentó “por dios y por la plata”.

Pero veamos, ¿Es posible realizar el llamado a nuevas elecciones, o la consigna de Asamblea Constituyente, o el regreso a la Constitución del 79? La pregunta central es ¿Qué organismo sería el encargado de convocar a nuevas elecciones tras la supuesta defenestración de Dina y el cierre del Congreso? ¿El Tribunal Constitucional fujimorista? Y si así lo hiciere, ¿sería la ONPE fujimorista la que organizaría el proceso ya sea para las nuevas elecciones o para la Asamblea Constituyente? El resultado ya estaría cantado, el fujimorismo acapararía el poder, aunque sea sin Keiko al frente, pero sí manteniendo su poder en la retaguardia, donde clandestinamente al igual que las ratas, seguiría haciendo de las suyas, o mejor dicho de las nuestras.

Pese a debatirse en diversos espacios, incluyendo los foros en las plazas públicas como la San Martín, nadie tiene una respuesta al respecto. Esas consignas caen por su propio peso pues no encajan con la realidad: NO existe, NI existirá un organismo oficial, mucho menos impoluto, (es decir honesto y sin manchas) que se lance a convocar y organizar elecciones ya sea para un nuevo gobierno y Congreso o para elegir una Asamblea Constituyente. No hay, punto. Y que sueñen quienes supongan que Dina y el Congreso tendrían la decencia de renunciar.

Aunque ¿Sería posible? ¿Por qué no? De producirse una movilización a nivel nacional, como un Paro Nacional indefinido, con millones de peruanos tomando las calles y plazas por todo el país al punto de inmovilizar la represión, eso sería posible pero si llegara a darse ese caso, ¿Para qué llamar a elecciones cuando se podría imponer un gobierno de una Asamblea Nacional Popular?, sólo que eso no está en el cálculo ni en la imaginación de esos izquierdistas que, cuando pudieron hacerlo, como en el caso del Paro Nacional del 19 de Julio de 1979, se adelantaron a poner fin a la movilización que, asustados por una insurrección, no permitieron que se prolongara más de un día.

Por otra parte, en la suposición que tanto el gobierno como el corrupto Congreso fuesen despedidos, ya hay quienes suponen que la salida sería un Gobierno Provisional, ¡Ay! ¡Qué poco saben de historia quienes hacen esta propuesta como un invento sin calco ni copia!

Gobierno Provisional

Perú ya tiene la experiencia de varios gobiernos provisionales, sea de civiles o militares. En el año 1930, un levantamiento militar dirigido por el comandante Luis M. Sánchez Cerro, depone al presidente Augusto B. Leguía, quien muere prisionero, dos años más tarde, en el Panóptico o penitenciaría central de Lima.

Sánchez Cerro asume el poder, pero sus acciones dictatoriales lo llevan a vacar el cargo y asume, como gobierno provisional, una junta de “notables” presidida por David Samanez Ocampo, encargado de convocar a elecciones y traspasar el poder al mismo Sánchez Cerro, luego de un gran fraude electoral que arrebatara el triunfo al Apra, entonces liderada por Haya de la Torre.

Tras el asesinato de Sánchez Cerro, asume el poder el general Óscar R. Benavides, supuestamente como provisional, pero se queda en el gobierno, por seis años consecutivos.

Luego del Paro Nacional del 19 de julio de 1977, la dictadura de Morales Bermúdez se convierte en gobierno transicional, al llamar a una Asamblea Constituyente a la que sigue una convocatoria a elecciones.

En el presente siglo XXI, tenemos la experiencia del gobierno provisional de Valentín Paniagua, en el año 2000, que sucedió, a la caída de la dictadura de Fujimori, y que mantuvo vigente la estructura de poder del fujimontesinismo, posibilitando la continuidad de éste a través de la victoria electoral de Alejandro Toledo que se ha perpetuado la neoliberal constitución fujimontesinista, hasta el presente con la dictadura de Dina asesina.

¿Quién o cómo se lograría un Gobierno Provisional en estos tiempos? Solo es un sueño de opio como el que cantaba nuestro vate Felipe Pinglo Alva.

Alanoca

Nuevo Perú, la agrupación política que, en las elecciones del 2021, no llegó al 8% de votos, anunció, por medio de Verónika Mendoza, la candidatura del antropólogo Vicente Alanoca quien apenas tiene dos años como militante de ese conglomerado político.

Alanoca no es conocido por ser un permanente activista social, pero es sin duda alguna, un producto del oportuno marketing de una izquierda que, tras la muerte de Mariátegui, hace 95 años, bajo la dirección de Eudocio Ravines, siguiendo las consignas de la Komintern estalinista, renunció a conducir al proletariado peruano a la lucha por el poder, tal como era el legado del Amauta. Esta izquierda ha devenido en la política del “malmenorismo”, enfatizado desde los años 90 en que este sector político votó a favor de Fujimori y así sucesivamente por Toledo, Humala, PPK (¡!).


Seamos claros, la única lección que ha aprendido esa izquierda tras la victoria electoral de Castillo en el 2021 es que el pueblo ahora vota por alguien de rostro indígena. Ese es Alanoca que, además, tiene el “plus” de ser académico, profesor universitario, puneño, hablar en el idioma aimara, y no ser un “alborotador” de plazuela, como se acusa a quienes prefieren las movilizaciones. Todo perfecto, Alanoca presidente. ¿Será posible? Por lo pronto, este señor no tiene suficiente aceptación en Puno que, en gran mayoría ya no cree en las elecciones toda vez que aún se siente el robo descarado que se hizo contra su voto por el presidente Castillo.

Alanoca, ahora presume de abanderado de la unidad de la izquierda, pero simplemente está trepado al carro de la unidad puesto en marcha por el propio Castillo a quien esa izquierda aun no le concede un mínimo de valor, excepto para tratar de ganar los votos de quienes aún se movilizan de manera consecuente y persistentemente masiva por el sueño de la liberación de Castillo y su reposición en el gobierno.

¿Somos un país que sueña realistamente organizando Asambleas Popular para sustituir al corrupto y narcoestado burgués, o que aún no deja atrás sus pesadillas “malmenoristas”?  <:>

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