LECTURAS INTERESANTES N° 867
LIMA PERU 29DIC18
EL “PERÚ CHICHA”
Historiador 2018-12-28
Rubén Dorian Espezúa Salmón (Puno, 1967), es un conocido
crítico literario y profesor universitario (en San Marcos y la
Villarreal). Ha publicado en marzo de este año un excelente libro que he
tenido la suerte de leer en estos días. Con el título de ‘Perú
chicha: La mezcla de los mestizajes’ (Lima: Planeta, 2018), y en poco
más de 190 páginas, disfrutamos de una fascinante serie de “relatos que tienen
de autobiografía, testimonio, ensayo, entrevista, crónica o cuento… todos los
relatos son transcripciones metaforizadas de la realidad” (p. 7).
Lo que el autor llama la cultura “chicha” es producto de la
experiencia de los migrantes rurales y provincianos en la Lima de la segunda
mitad del siglo XX, especialmente de sus descendientes urbanos de primera y
segunda generación. Es un desarrollo cultural abierto a adoptar, adaptar
y apropiarse de todo aquello que satisfaga las necesidades de una creciente y
variada población neo-urbana, ansiosa de alcanzar una modernidad en sus propios
términos, a través de lo que Espezúa califica de un “mestizaje de mestizajes”.
Es un modo de vida urbano-marginal --o “emergente”, según algunos-- que se ha
desarrollado también y en paralelo en el resto de las ciudades del país.
En palabras de Espezúa:
“Se trata de una cultura viva que algunos se niegan a
aceptar como su cultura, puesto que la denominación no les gusta o porque ven
sus propias prácticas culturales como degradantes. Lo mismo pasó con los
términos ‘cholo’, ‘mestizo’ o ‘indio’ con los que nuestra “sociedad” nunca se
identificó o tardó mucho en identificarse. ¿Qué nombre le ponemos a una
cultura que rompe con la oposición andino-costeño e integra lo selvático?
¿Cómo llamamos a la cultura que integra y se vale de todo para sobrevivir en
medio de fuerzas que luchan por desaparecerla? Hay evidentemente una cultura
nueva de ancestrales raíces que se desarrolla en un espacio nuevo que rompe las
clásicas oposiciones binarias con las que hemos reflexionado nuestra peculiar
formación cultural y social. Esta cultura popular nueva a la que llamamos
chicha es urbana-marginal o rural-urbana; surge como consecuencia de las
migraciones internas y externas de los diversos grupos culturales que conviven
en nuestro país” (p. 47).
¿Cómo surgió esta nueva cultura urbana en la capital y en
las demás ciudades de nuestro país? ¿Y por qué insistir en bautizarla con
el nombre de “cultura chicha”, nombre que hace referencia a una tradicional
bebida de maíz fermentado y a un género musical particular, pero que también
tiene usos y connotaciones peyorativas? Espezúa argumenta:
“No se puede explicar la cultura chicha sin la modernización
del país. Es más, una de las características de la cultura chicha es su
apropiación de la tecnología… articula muy bien la tradición y la modernidad,
el pasado y el presente con proyección al futuro, las lenguas nativas con las
lenguas metropolitanas” (p. 73). “Lo chicha en el Perú es el resultado de
las migraciones internas y del choque frontal entre las vertientes occidentales
[o europeas] de la cultura y las vertientes andina, amazónica, asiática y
negra. El término ‘chicha’ designa en el Perú al nuevo rostro
sociocultural emergente y mayoritario producido por esas migraciones
internas. Nació en los llamados pueblos jóvenes o en los asentamientos
humanos donde se instalaron los migrantes provenientes del interior del país,
pero luego se extendió a casi todos los rincones del Perú. Los pueblos
jóvenes y los asentamientos humanos produjeron (tomando como base tradiciones
milenarias propias de las culturas andinas y selváticas como el ‘ayni’ y la ‘minka’)
una cultura nueva, joven, vital y más solidaria denominada cultura
chicha. No puede ser designada de otro modo porque las otras
denominaciones como la cumbia ahuainada, el huaino moderno, la música tropical
andina, la tecnocumbia, la música costandinamazónica se refieren a las
manifestaciones musicales que constituyen una faceta de lo chicha. Lo
mismo sucede con los términos: cultura de los sectores C y D o de nivel
socioeconómico bajo, la cultura informal o cultura combi [que] son diversas
denominaciones de orden socioeconómico, y lo mismo pasa con lo huachafo, que
hace alusión a lo estético” (p. 76).
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El libro de Dorian Espezúa es producto de más de una década
de reflexiones por parte del autor. Un primer ensayo, con el título en
forma de pregunta, “¿Cultura chicha?”, fue publicado en el año 2008. La
línea argumental central de ‘Perú chicha’ ya se encuentra
esbozada en este primer trabajo.
El libro se divide en diez secciones. Las dos primeras
ubican al autor en Puno en 1970 y en Ciudad de Dios, en el “Cono Sur” de Lima,
en 1971, y reflexionan sobre la propia experiencia migrante de Espezúa.
Las otras ocho secciones, no llamadas “capítulos” sino “paraderos”, discuten al
“sujeto chicha”, la “arquitectura chicha”, la “economía chicha”, la “comida
chicha”, la “vestimenta chicha”, la “música chicha”, la “gráfica chicha”, y,
finalmente, la “literatura chicha” (cabe resaltar que ésta última, según el
autor, aún no existe, aunque se sugiere que quizás ya tengamos algunos poetas que
habrían empezado a expresar en una novísima línea de creación literaria la
vivencia de los hijos y nietos de los migrantes iniciales).
Cada una de estas diez secciones incorpora, en un lenguaje
trabajadamente ágil y pulidamente accesible, breves pero fascinantes historias
de vida de personajes migrantes llegados a Lima desde las décadas de 1950 y
1960, así como de sus descendientes nacidos en la capital, fruto de la reunión
de estirpes originarias de diversos pueblos y provincias de todo el Perú.
El balance entre análisis y generalizaciones, por un lado, y de entrevistas y
concisas narraciones personales, por el otro, es uno de los logros a destacarse
del libro.
No se incluye, sin embargo, una sección de conclusiones, o
de “proyecciones” de las riquísimas ideas y ejemplos que se nos presentan, ni
tampoco una guía bibliográfica mínima, que ayude al curioso lector o lectora a
seguir avanzando en el intento de comprender el complejo y fascinante país del
que formamos parte. Algunas ilustraciones o fotos hubieran reforzado los
argumentos y alucinantes ejemplos que el autor comparte con sus lectores en
base a entrevistas a diversos migrantes e hijos y nietos de migrantes en
Lima. Si llegara a haber una segunda edición de este libro que lo merece,
ojalá pudieran añadirse estos detalles no menores que aquí reclamamos.
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¿Cuáles son las repercusiones de este proceso de migración
masiva y de creación de una nueva cultura urbana, no sólo en Lima sino en todo
el Perú urbano de la segunda mitad del siglo XX? Espezúa explica: “Las
fiestas chicha no son fenómenos aislados que se dan solo en las ciudades
costeras; también se dan en ciudades de la sierra y selva del Perú; tampoco se
manifiestan solo en los ámbitos urbanos donde se asentaron los migrantes porque
los espacios rurales también reciben influencia de los que regresan trayendo
elementos culturales que se integran a lo local. El crecimiento
vertiginoso de Chimbote o de Lima en la costa tiene su correlato en el
crecimiento vertiginoso de Juliaca o Huancayo en la sierra y el crecimiento
rápido de Pucallpa o Tarapoto en la selva. La cultura chicha ha
transformado el rostro sociodemográfico del Perú y la música chicha está
imponiendo su ritmo en todos los lugares del vasto y rico mundo andino.
Chicha es el nuevo rostro social y cultural de nuestra nación en formación” (p.
145).
¿Y sobre la literatura chicha? Dice el autor:
“Lamentablemente, la literatura chicha todavía no se ha manifestado plenamente
porque ningún escritor se reconoce como chicha, porque nadie quiere o puede aún
escribir un texto con sensibilidad chicha y porque pocos quieren leer un texto
chicha. En buena cuenta, nuestra creación literaria y nuestra crítica
tienen que ser chichas si es que quieren ser originales y representativas…
haciendo un ejercicio de futurología, creo que el día en que se publique un
texto chicha…, que sea leído por la mayoría de los peruanos que reconozcan en
él su mundo y su vida materializada con palabras escritas por un escritor con
mentalidad y sensibilidad chicha, estaremos frente a la aparición de un clásico
de la literatura peruana contemporánea” (p. 180).
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Solía haber un curso universitario llamado “Realidad Social
Peruana”, en el que los estudiantes debían leer dos o tres libros clásicos para
entender el Perú del siglo XX: ‘Apogeo y crisis de la República
Aristocrática: Oligarquía, aprismo y comunismo en el Perú, 1895-1932’ (1979),
de Manuel Burga y Alberto Flores Galindo; ‘Clases, Estado y nación en
el Perú’ (1978), de Julio Cotler; y ‘El ocaso del poder
oligárquico: Lucha política en la escena oficial, 1968-1975’ (1977),
de Henry Pease.
Creo que sería muy bueno que en las universidades peruanas,
si todavía se dictan cursos de ese tipo --pensados para proporcionar a los jóvenes
estudiantes algunas herramientas conceptuales que les ayuden a entender el país
“hirviente de estos días”--, ‘Perú chicha’ de Dorian Espezúa
Salmón formara parte de esas lecturas y discusiones.
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Referencias:
Dorian
Espezúa Salmón, "¿Cultura Chicha?", Casa de Citas (Lima),
año 3, no. 5, 2008, pp. 34-42. Versión del blog Migraciones: <http://migraciones-migraciones.blogspot.com/2008/06/cultura-chicha-dorian-espeza-salmn.html>
Reseña:
"Perú chicha" de Dorian Espezúa, por Paulo Piaggi, en REDLITPERU, 9
de mayo, 2018. <https://redliterariaperuana.com/2018/05/09/peru-chicha/>
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