“LOS ABISMOS DE VARGAS LLOSA”
Nelson Manrique
Teniendo en cuenta
que la presentación de un libro es una fiesta y es una fiesta de presentación
de un libro en sociedad, es un bautizo profano de la última criatura, por tanto
quiero felicitar a José Luis Ayala por el libro que nos entrega. El tema es la escritura
de Vargas Llosa y este tema, inevitablemente llega a las relaciones con la
denominada Generación del 50 y dentro de ésta, con el grupo de izquierda que se
alimenta con el grupo Cahuide.
Quisiera contar una anécdota. El año 86 fundamos Sur Casa Estudios del Socialismo con Alberto Flores Galindo y otros compañeros, se nos ocurrió que a manera de apertura del número uno, la idea fue hacer una mesa redonda sobre la generación del 50, invitar a los principales intelectuales de esa generación para que discutieran y hacer una especie de homenaje. Lo que descubrimos fue que era imposible sentar a dos personas de la misma generación juntas, debido a los ánimos de enemistad entre ellos. Siento que ha sido un periodo muy pasionalmente vivido, hay muchos hechos desconocidos y por eso es muy importante el aporte de José Luis Ayala en términos de ayudar a entender este mundo. En realidad lo que conocía es lo que escribió Vargas Llosa en “El pez en el agua”, que es abundantemente utilizado por José Luis Ayala y “Conversación en la catedral”.
Me sorprendió siempre que Alfredo Torero hubiera estado en el Grupo Cahuide, pero negaba fervientemente que Mario Vargas Llosa formara parte del grupo. Pero cuando Vargas Llosa publicó “Conversación en la catedral”, Torero agregó que alguien le habría dado esa información para que Vargas Llosa narre ese tema. Bueno, ahora se sabe más y con la información que aporta ahora José Luis, es incontrovertible que Vargas Llosa formó parte de ese grupo ¿no? Nos hace pensar que el Grupo Cahuide fue bastante más grande de lo que se cree. El grupo Cahuide tenía una evidente compartimentación, lo que nos hace pensar que Mario Vargas Llosa, pudo militar en círculos distintos y sin conocerse entre sí, ¿por qué?, por la compartimentación exigida en una situación de clandestinidad, con una persecución muy fuerte, con identificación de soplones en San Marcos y necesidad de organizar grupos de militantes.
Ahora, en estos distintos amigos he encontrado, décadas después, mucha subjetividades entre la generación del 50. Varios de ellos ya se han ido, pero si se quisiera hacer un balance por esta impronta del conflicto, entonces trataré de situar mi intervención, a partir de pensar qué elementos nos podrían ayudar a situar esos comienzos del 50 que se funda la cédula Cahuide, son los años 53, 54.
Algo fundamental que he encontrado es el fracaso de la revolución aprista, es importante ¿por qué?, porque se forma el desencanto de todo el conjunto de apristas que tienen que salirse del APRA y que no tienen otras alternativas. Algunos se van a ir al Partido Comunista, unos pocos, hay otros que van a irse hacia el troskismo, hay otros que van a fundar una ala disidente del APRA ¿no?, que va terminar con el APRA rebelde y casi cercanos a la izquierda revolucionaria. Creo que es un período de búsqueda, hay un profundo desencanto, por un lado el APRA ha desilusionado a sus bases, ha desilusionado a todos con la contra marcha de la dirección aprista del año 1948, pero tampoco el comunismo aparece muy entusiastamente por las relaciones que algunos militantes comunistas han mantenido con el régimen de Odría.
El libro de José Luis, aparte de los análisis que aporta, tiene un excelente apéndice de muchísimas entrevistas de las más valiosas sobre el período. Se trata de protagonistas amigos de Vargas Llosa que lo trataron en diversos medios y distintos momentos, sobre todo el testimonio de Héctor Béjar, que también formaba parte del Grupo Cahuide, que luego entró a militar en el Partido Comunista, ayuda a fijar en qué medida el propio Odría se propone asestar un golpe muy fuerte a los comunistas ¿no? Jorge Del Prado está en el exilio, el grueso de los comunistas están en prisión, no queda completamente claro si el Grupo Cahuide estaba orgánicamente vinculado al partido o no, lo que está claro es más bien lo que cita muy bien Héctor Béjar, dice: “No son militantes”.
Dentro de la concepción de partido de la época, solo pueden ser militantes los obreros, los intelectuales pueden entrar en condiciones inferiores de abstracciones y además podían haber sido simpatizantes. Mario Vargas Llosa, estaba en el grupo de simpatizantes ¿no? En la formación de Vargas Llosa, es un tema muy bien trabajado por José Luis Ayala, hay sin duda una influencia de marxismo, del Grupo Cahuide que lo provee de una visión crítica. Pero también están una serie de referencias intelectuales internacionales, el más importante es Jean Paul Sartre, hasta los años 60 Vargas Llosa tendrá el apodo de “Sartrecillo valiente” ¿no?, un entusiasta de Sartre, alineado con la posesión de Sartre en términos entre la literatura pura y literatura comprometida, Vargas Llosa opta por la literatura comprometida. Y esto se va a reflejar en la temática que trabaja, en las obras que escribe como “La ciudad y los perros”, “Conversación en la catedral”, “La casa verde”, son textos de temática social, son textos de denuncias profundas. Así como su “Toma de posición”, que es una acción comprometida y también de acuerdo a los hechos históricos de esa época hasta que estallan las guerrillas en 1965 en el Perú. El texto de José Luis Ayala incide en ese tema. Pero lo más importante es la relación que Mario Vargas Llosa guarda con los revolucionarios en París. Vargas Llosa en su casa alojó durante una temporada a la madre del Che Guevara en París. Era una persona de entera confianza de los cubanos.
Quisiera ahora referirme a algo que declaró Mario Vargas Llosa. Yo lo escuché y se trata acerca de la función social del escritor en América Latina. Vargas Llosa sostenía que existe una muy débil política social en América Latina, democracias precarias que son interrumpidas periódicamente por golpes militares, ausencia de una institucionalidad que permita procesar los conflictos,
HOY |
Quisiera contar una anécdota. El año 86 fundamos Sur Casa Estudios del Socialismo con Alberto Flores Galindo y otros compañeros, se nos ocurrió que a manera de apertura del número uno, la idea fue hacer una mesa redonda sobre la generación del 50, invitar a los principales intelectuales de esa generación para que discutieran y hacer una especie de homenaje. Lo que descubrimos fue que era imposible sentar a dos personas de la misma generación juntas, debido a los ánimos de enemistad entre ellos. Siento que ha sido un periodo muy pasionalmente vivido, hay muchos hechos desconocidos y por eso es muy importante el aporte de José Luis Ayala en términos de ayudar a entender este mundo. En realidad lo que conocía es lo que escribió Vargas Llosa en “El pez en el agua”, que es abundantemente utilizado por José Luis Ayala y “Conversación en la catedral”.
Me sorprendió siempre que Alfredo Torero hubiera estado en el Grupo Cahuide, pero negaba fervientemente que Mario Vargas Llosa formara parte del grupo. Pero cuando Vargas Llosa publicó “Conversación en la catedral”, Torero agregó que alguien le habría dado esa información para que Vargas Llosa narre ese tema. Bueno, ahora se sabe más y con la información que aporta ahora José Luis, es incontrovertible que Vargas Llosa formó parte de ese grupo ¿no? Nos hace pensar que el Grupo Cahuide fue bastante más grande de lo que se cree. El grupo Cahuide tenía una evidente compartimentación, lo que nos hace pensar que Mario Vargas Llosa, pudo militar en círculos distintos y sin conocerse entre sí, ¿por qué?, por la compartimentación exigida en una situación de clandestinidad, con una persecución muy fuerte, con identificación de soplones en San Marcos y necesidad de organizar grupos de militantes.
Ahora, en estos distintos amigos he encontrado, décadas después, mucha subjetividades entre la generación del 50. Varios de ellos ya se han ido, pero si se quisiera hacer un balance por esta impronta del conflicto, entonces trataré de situar mi intervención, a partir de pensar qué elementos nos podrían ayudar a situar esos comienzos del 50 que se funda la cédula Cahuide, son los años 53, 54.
Algo fundamental que he encontrado es el fracaso de la revolución aprista, es importante ¿por qué?, porque se forma el desencanto de todo el conjunto de apristas que tienen que salirse del APRA y que no tienen otras alternativas. Algunos se van a ir al Partido Comunista, unos pocos, hay otros que van a irse hacia el troskismo, hay otros que van a fundar una ala disidente del APRA ¿no?, que va terminar con el APRA rebelde y casi cercanos a la izquierda revolucionaria. Creo que es un período de búsqueda, hay un profundo desencanto, por un lado el APRA ha desilusionado a sus bases, ha desilusionado a todos con la contra marcha de la dirección aprista del año 1948, pero tampoco el comunismo aparece muy entusiastamente por las relaciones que algunos militantes comunistas han mantenido con el régimen de Odría.
El libro de José Luis, aparte de los análisis que aporta, tiene un excelente apéndice de muchísimas entrevistas de las más valiosas sobre el período. Se trata de protagonistas amigos de Vargas Llosa que lo trataron en diversos medios y distintos momentos, sobre todo el testimonio de Héctor Béjar, que también formaba parte del Grupo Cahuide, que luego entró a militar en el Partido Comunista, ayuda a fijar en qué medida el propio Odría se propone asestar un golpe muy fuerte a los comunistas ¿no? Jorge Del Prado está en el exilio, el grueso de los comunistas están en prisión, no queda completamente claro si el Grupo Cahuide estaba orgánicamente vinculado al partido o no, lo que está claro es más bien lo que cita muy bien Héctor Béjar, dice: “No son militantes”.
Dentro de la concepción de partido de la época, solo pueden ser militantes los obreros, los intelectuales pueden entrar en condiciones inferiores de abstracciones y además podían haber sido simpatizantes. Mario Vargas Llosa, estaba en el grupo de simpatizantes ¿no? En la formación de Vargas Llosa, es un tema muy bien trabajado por José Luis Ayala, hay sin duda una influencia de marxismo, del Grupo Cahuide que lo provee de una visión crítica. Pero también están una serie de referencias intelectuales internacionales, el más importante es Jean Paul Sartre, hasta los años 60 Vargas Llosa tendrá el apodo de “Sartrecillo valiente” ¿no?, un entusiasta de Sartre, alineado con la posesión de Sartre en términos entre la literatura pura y literatura comprometida, Vargas Llosa opta por la literatura comprometida. Y esto se va a reflejar en la temática que trabaja, en las obras que escribe como “La ciudad y los perros”, “Conversación en la catedral”, “La casa verde”, son textos de temática social, son textos de denuncias profundas. Así como su “Toma de posición”, que es una acción comprometida y también de acuerdo a los hechos históricos de esa época hasta que estallan las guerrillas en 1965 en el Perú. El texto de José Luis Ayala incide en ese tema. Pero lo más importante es la relación que Mario Vargas Llosa guarda con los revolucionarios en París. Vargas Llosa en su casa alojó durante una temporada a la madre del Che Guevara en París. Era una persona de entera confianza de los cubanos.
Quisiera ahora referirme a algo que declaró Mario Vargas Llosa. Yo lo escuché y se trata acerca de la función social del escritor en América Latina. Vargas Llosa sostenía que existe una muy débil política social en América Latina, democracias precarias que son interrumpidas periódicamente por golpes militares, ausencia de una institucionalidad que permita procesar los conflictos,
Según Santamaría, le propuso a Vargas Llosa ligar su nombre a la gesta del Che Guevara en Bolivia. Entonces, digamos hay dos versiones sobre este asunto ¿no? Primero la de Vargas Llosa, es un escándalo, creyó que se trataba de los juicios, de las purgas de los años 30. Acusa a los cubanos de haber obligado a Heberto Padilla hacer una autocrítica, de usar los métodos de Stalin. La otra versión es que la ruptura se produjo antes que Vargas Llosa recibiera el Premio Rómulo Gallegos. Eso es lo que sostiene el autor ¿no?
Ahora, aquí en este libro de José Luis Ayala, “Los abismos de Vargas Llosa”, hay una tesis fundamental y es que Vargas Llosa, no hubiera llegado a ser el escritor que ha sido sino hubiera pasado por el Grupo Cahuide. Ese contacto con el marxismo fue decisivo para construir el aparataje teórico-ideológico, con el cual afronta la realidad peruana y tiene una visión que entra totalmente a los conflictos sociales y toma posición.
Yo creo que es verdad. Ahora al mismo tiempo pienso que sus influencias son bastante más amplias en la vida de cualquier persona. Había personas que conocían excelentemente marxismo, una de ellas me enseñó el curso de El Capital y muchos se pasaron a Derecho con mucho entusiasmo ¿no? No creo que leer a Marx le haga necesariamente bien a una persona, muchas personas de la oligarquía, de la derecha leían a Marx ¿no? Que el marxismo le hizo a Vargas Llosa, tal como afirma José Luis Ayala, no hay ninguna duda.
Hay un dato que se refiere a Mario Vargas Llosa, es que hay ciertas personas que tienen un determinado perfil sicológico, yo creo que va más allá de lo ideológico. En Vargas Llosa eso es muy claro ¿no? Es decir, puede ser de derecha o de izquierda y siempre va ser confrontacional, siempre va ser de choque y por lo tanto, con el mismo entusiasmo también defender la revolución, la idea de un cambio social, del apoyo a la insurgencia de las guerrillas en América Latina, ya sea al servicio de un cambio social o al servicio de un orden injusto como el que vivimos actualmente.
Quisiera terminar con un comentario personal. Mario Vargas Llosa es una persona que tiene una relación conflictiva con el Perú ¿no? Más de una vez él ha hablado de una relación de amor odio con el Perú. Yo diría que también eso es recíproco. Lo que sí me parece importante es señalar que cuando se pasa a la derecha, yo creí que su ciclo narrativo se había agotado, después de “Conversación en la catedral”, pensé que estaba liquidado como literato, pero de repente sale con un libro como “La guerra del fin del mundo”, “La fiesta del
José Luis Ayala |
Conozco a mucha gente que ha sido muy consecuente, marxistas, leninistas, stalinistas cuando era políticamente correcto y eso no los hace buenos escritores. Creo que devienen más en actores de clase y no aportan mucho a la literatura. Quizás esto sea un poco fuera de época. De alguna manera el mundo cambia, estamos en un momento de cambios muy profundos y siento que ahora sí, y esto tiene que ver con estos cambios, Vargas Llosa está desfasado en relación a lo que está pasando en nuestro entorno. Sinceramente, me parece que un personaje con una vida tan novelesca como es Vargas Llosa, no pueda crear ahora una gran novela, es sorprendente. Pero si a la última (“Cinco esquinas”) la comparo por ejemplo “La casa verde” o “La guerra del fin del mundo”, con tantos personajes tan bien diseñados, por ejemplo al constitucionalista Enrique chirinos Soto, etc., hay mucha diferencia. Uno encuentra en “El sueño del celta” un mundo completamente plano ¿no?, donde los malos son malvados esencialmente y los indígenas masacrados, son buenos. No hay tensión, no hay vida, no hay riqueza de los personajes, son caricaturescos.
Finalmente creo que también pesa la edad, ya ha hecho bastante, debería pensar en un merecido descanso.
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