miércoles, 23 de marzo de 2011

La fiesta en mi pueblo es con Wiphalas




Carnaval Andino

Escribe: Bruno Medina Enríquez | Cultural – LOS ANDES 20 mar 2011


El Carnaval ha sido asimilado por el mundo andino luego de la llegada de los españoles a estas tierras, naturalmente que la pretendida extirpación de idolatrías no pudo contra la razón de ser del habitante originario andino; este ha sabido aceptar como “rechazar” la imposición de un distinto modo de vida, mientras el mayor rechazo a la pretendida imposición de modos de vida y cultura occidental, ha sido adaptándose a ella, reinterpretándola.
La tremenda capacidad de sobrevivencia de la cultura andina, muy a pesar de más de 500 años, lo primero que permitió especialmente en el tema de ser o no ser, fue entender a su modo que la Virgen María llegada de España, es la Madre Tierra, la Pachamama, que el Apu, es el “Tatitu”, que los españoles colocaron en todos los calvarios (cerros), en fin a pesar de esos primeros intentos de destrucción de la cultura andina, en todas sus manifestaciones, esta no ha sido destruida, aunque aun después de cinco siglos existen algunos herederos mentales de esos iniciales conquistadores, las manifestaciones culturales del mundo andino pretendidamente “inculto” y que debía desaparecer incluido sus idiomas, continúan incólumes en el tiempo, mas aún han revalorizado su existencia y luchan todos los días por mantenerla, acrecentarla, valorarla, en la eterna búsqueda del “sumaj causay”, el buen vivir, para muchos una utopía que existe en todas la culturas, religiones o ideologías. Para nosotros una realidad por la que se lucha.
Si pues, esas manifestaciones incólumes de la cultura andina se presentan por medio de diversos modos, donde la música y las danzas son la mejor expresión viva que se resisten a ser vencidas; más aun, muy a pesar que muchas de esas manifestaciones dancísticas tienden a ser olvidadas, o pretenden ser reemplazadas por modos criollos de interpretarlas, por danzas de origen mestizo y colonial, por encima de esa pretensión, las danzas campesinas originarias del Collao existen vivas en cada pueblo en cada comunidad, en cada época del ciclo agrario anual del mundo andino, como en la hoy llamada época de carnaval.
El mundo andino entiende al carnaval como la fiesta en homenaje a la Pachamama, esa madre tierra que nos provee de sus frutos, a la que hay que cuidarla con mucha devoción, agradecerle con alegría que por ella tenemos la vida, celebrar sus primeros retoños, sus primeras flores, celebrar sus primeros frutos, celebrar a la vida derrotando la tristeza.
La celebración del carnaval andino es fundamentalmente campesino, como un adelanto de la gran fiesta el carnaval se inicia con la celebración del “juchuy p’oqoy”, el retoño de las primeras flores, que coincide generalmente con el 20 de enero, que en la religión católica la han hecho coincidir con la fiesta de San Sebastián. Luego vendrá el gran florecimiento y plenitud de los sombríos, hecho que hay que celebrar danzando, conforme a la religión católica, días antes que se inicie la “Cuaresma”, y no hay pueblo andino que no lo celebre cantando y bailando, no hay comunidad andina que no celebre a la Pachamama en el “Carnaval”, que en el mundo andino es conocido como el “Pujllay”.
EL PUJLLAY
De ahí que en Puno existe una diversidad de danzas campesinas por la diversidad de pueblos y naciones asentados en su territorio y que por vía los mitmacs llegaron de diversos lugares de Los Andes, y que fueron traídos por los vencedores incas durante su expansión territorial, es en esta zona altiplánica donde se manifiestan una amplia diversidad de “Pujllays”, cada “carnaval” es distinto uno del otro en música, en coreografía, en vestuario, según la característica del pueblo originario que se asentó entonces en la Meseta del Collao
El Pujllay de carnaval tiene diversas manifestaciones tanto en la parte quechua como aymara, y una de las más representativas en el sector quechua son interpretadas por medio de la “Wiphalas”, danzas en las que el principal aditamento que se utiliza en la coreografía del baile es una bandera blanca, la que es batida con mucha alegría representando las atenciones que se les hace a los sembríos. Los “Pujllay”, son también conocidos como Kajchas, Whipalas, o simplemente “carnavales” con el nombre adicional de la comunidad o distrito al que pertenezcan.
En homenaje a la fiesta de mi pueblo que es la fiesta del carnaval, el Pujllay de carnaval, les describiremos brevemente una Wiphala, bella danza procedente del distrito de Muñani en la provincia de Azángaro, (Puno), provincia que por cierto cuenta con una amplísima variedad de danzas campesinas, en razón de la numerosa cantidad de comunidades y distritos que tiene.
Esta danza varias veces ha sido ganadora en los concursos realizados durante la Festividad de la Virgen de la Candelaria de Puno, a donde es llevada por la Asociación Folklórica "Wifalas San Francisco Javier de Muñani", procedentes de la comunidad campesina de Huasacona de ese distrito y que gracias a su belleza, colorido y coreografía, interpretada por más de 350 danzarines ha logrado muchísimos éxitos. Es necesario revalorar a esta agrupación ya que viene participando en el concurso que se realiza en Puno desde 1983, habiendo obtenido el primer lugar en dicha ocasión, hecho que ha repetido los años 84 y 85. En los años 87, 88 y 89 ha obtenido el segundo lugar, del 89 al 91 nuevamente el primer lugar, los siguientes años hasta el año 2001 siempre ha ocupado los primeros lugares, en el año 2002 nuevamente ocupa el primer lugar, así sucesivamente en los siguientes años, convirtiéndose en una agrupación que infaltablemente participa todos los años en la Fiesta de La Candelaria, básicamente por la contribución de todos los comuneros de Huasacoca.
LA MÚSICA EN LA “WIPHALA DE MUÑANI”
Es interpretada en quenas y pinquillos de 6 y 5 huecos, con el acompañamiento de cajas, tambores de diferentes tamaños fabricados con madera, lata y cuero curtido, además de pututos guerreros que emiten profundos sonidos y por mujeres y varones que cantan irónicos, alegres y sentimentales versos en los que resaltan su alma llena de amor correspondido.
Los varones visten con pantalón blanco, saco negro de bayeta, llevan un atado de llijlla en la espalda, entrecruzados con huaracas blancas, tres wichi wichis y cubren el cuello con una chalina roja.
Las mujeres adornan su cabeza cubriéndose con una montera negra de bayeta adornada de flores, con cintas de diversos colores y alhajas antiguas, visten un saco de bayeta de color combinado con hilos negros y blancos, pistu de varios colores y una pollera verde o variada de otro color, llevan en la espalda un atado de fina cusilla, que está entrecruzada con huaracas de colores y una bandera blanca terciada a la espalda, la que utilizan en la coreografía.
LA COREOGRAFÍA
Mantienen diversas coreografías que para cada ocasión son toda una creatividad, una de ellas podemos describirla, los danzarines al ingresar en parejas al campo de baile, se desplazan al compás de tres tiempos, formando cuatro grupos de parejas que se movilizan hacia el centro, donde se ubican formando la figura circular, al ritmo gallardo y mostrando destreza en su interpretación, para luego presentar su saludo al público y luego seguir bailando.
A continuación los danzarines con alegría interpretan versos irónicos en competencia entre mujeres y varones, desplazándose coordinadamente hasta formar grupos de varones en forma de cruz y grupos de mujeres en forma de argollas, al ritmo de sus breves saltos y pasos muy singulares, agitando banderas; luego los danzarines se desplazan individualmente para formar la figura de una mariposa, donde las mujeres se ubican representando las alas de la mariposa mientras que los varones se ubican representando el cuerpo de la misma.
En esta ultima parte, los danzarines para despedirse del público forman 9 grupos en 9 respectivas filas, organizadas en la siguiente manera, en un extremo todas las filas de las mujeres y en el otro extremo las filas de los varones y de los músicos con pinquillos y tambores, luego de ello dejan de tocar y danzar por un breve momento agitando sus banderas con gran fuerza, para luego despedirse del público realizando una venia y a continuación salen del escenario bailando con mayor alegría. Hay que tener presente que mientras están danzando no dejan de interpretar las canciones preparadas para el caso y que anualmente son renovadas.
Esta hermosa coreografía interpretada en algún momento con oportuna coordinación de movimientos parejos e iguales de los danzarines, les ha permitido una vez más ser premiados en la Fiesta de la Candelaria; sin embargo ellos regresan a su pueblo, con el premio en manos, la satisfacción de mostrar una vez más su arte no solo al Perú sino al mundo, vuelven a su comunidad a continuar con la alegría y la tradición de interpretarla en el mismo campo, junto a la cementeras, en los campos de cultivo, donde practican una secuencia de tradiciones y costumbres como visitar a los compadres, saludar a las autoridades luego del “chacu”, que es la caza de animales silvestres, rendirse ante la pachamama, celebrarla, adornar los campos con mixtura y serpentina, para luego varios días de alegría retornar a la rutina que la actividad agrícola y ganadera que año tras año está marcada en la vida comunal campesina y esperar el próximo año preparándose para cuando nuevamente, la principal fiesta campesina en Muñani, como en otros lugares sea celebrada con Wiphalas.

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