lunes, 30 de septiembre de 2024

DANZANTES POPULARES EN EL ALTIPLANO PERUANO

 K U S I L L O

Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas  

Publicado en la revista "BRISAS", septiembre 2024           

E

s común caracterizar de la sociedad peruana en su triple índole pluricultural, multiétnica y multilingüe. Hay quienes dan por establecido que en nuestra comunidad nacional a lo largo y ancho del territorio de costa, sierra y selva coexisten “más de cincuenta diversas sociedades que tienen idiomas, costumbres, culturas, aspiraciones distintas y que poseen características propias, costumbres singulares alimentadas por la misma sangre y por ideales comunes[1].

Max Castilo
En las concepciones geopolíticas, se sostiene que el Hinterland del Perú es la sierra, lo andino, que es donde es más patente la caracterización antes anotada, puesto que aparece como el ámbito de mayor influencia en nuestra cultura, la fuente principal de donde emana la gran mayoría de expresiones culturales nativas, entre ellas la música y la danza.

En ese marco, estas líneas tienen como fin divulgar lo que se ha dicho y lo que dice de la figura de un danzante con características peculiares, que pervive con rasgos costumbristas en el extremo sur del territorio peruano y altiplánico: El Kusillo.

En renombrado escritor ya desaparecido, J Alberto Cuentas Zavala[2] dice que como derivación de la danza de los diablos o “diablada” el aimara ha creado al Kusillo como una segunda versión representativa del espíritu del mal, cuya diferencia esencial que lo separa del diablo consiste en que prescinde del temor que infunde el “supaya (diablo)”, y lo reemplaza con alegría manifiesta mediante el Kusillo. Kusisiña, en aimara es alegrarse a través de los dichos y las actitudes humorísticas. Illa es portador, luego, Kusillo es el portador de la alegría a la casa, de alegría jocunda llena de algazara, dando sal­tos acrobáticos, y haciendo restallar es­trellas de su chicote.

El vocablo “Kusillo”

No se encuentra el significado en el Vocabulario de Bertonio. En el Diccionario de Lucca, dice: "C'usillo. Bufón, cómico, payaso, gracioso, chistoso”, advierte Ubaldo Castillo[3]. Se estima que en el mundo aimara el kusillo aparece después de 1612, puesto que el vocabulario de Bertonio no lo ha registrado.

La gran mayoría de estudios del Kusillo convienen en que el vocablo “Kusillo” es de origen aimara y que es fiel traducción de la voz española “mono”.

José Portugal Catacora menciona en su libro Danzas y Bailes del Altiplano que el hombre altiplánico conoce al mono mediante un personaje itinerante: «era un adivinador de la suerte o suertero que llevaba consigo una jaula con un monito, un organillo pequeño y una caja con fichas que contenían la suerte de la gente», Luego, los indígenas se habrían inspirado en este movedizo animal para crear la figura danzante que nos ocupa.

MOSHO
Kusillo es mono

La palabra aymara K’usillo significa mono para Juan Luis Ayala Loayza[4]. Kusillisiri (hacer monadas, hacerse el gracioso) se aplica al zalamero y chistoso. El sacerdote jesuita Diego González Holguín menciona que la palabra «Kusillo» significa mono tanto en quechua como en aymara. El K’usillo danza como payaso pero representa­ al mono, animal que repite los actos humanos con ironía.

Teorizando sobre el origen de la figura danzante “Kusillo”, el Portal Vive Candelaria tiene escrito[5] que “el mono es el animal que imita lo que hace el hombre, es el animal que posee la capacidad de repetir los actos humanos. El hombre aimara, por su parte, ha cogido la habilidad imitativa del mono para expresar, con sentido humorísti­co, los defectos del hombre mestizo o blanco al que él genérica­mente llama «misti», y para hacerlo tangible ha creado la danza de los Kusillos o monos”

No podían faltar, como es natural y dialécticamente necesario, las posiciones discrepantes.

Henry Flores Villasante dice que “es común aceptar que el “Kusillo” representa a un mono, pero esto es incorrecto. El mono pertenece a la fauna de la Amazonía y no es nativo de las zonas altas de más de 3,800 m.s.n.m., por lo que no puede representar a esta región. Las características del “Kusillo” no son de un mono, aunque haga “monerías” o cosas graciosas”, anota.

Felix Paniagua Loza ubica a nuestros danzantes en los pueblos de la Ceja de Selva de las provincias de Sandia y Carabaya, y representan el culto al demonio”[6]. Según esto, los aimaras no habrían sido los creadores del danzante Kusillo, sino los “mistis” de pie de monte, o a lo sumo los “chunchos” de esas latitudes.

Kusi=alegre, Kusisiña=alegrarse

La palabra “Kusi”, tanto en aimara como en quechua significan alegría y estrictamente, estar feliz. Consecuentemente a quienes hacen reir con dichos y actitudes corporales, en el habla popular se les dice “Kusillos”.

Personajes como el “Kusillo” hay en muchas localidades del Perú profundo. Las funciones de brindar humor a la gente e incluso de ejercitar ciento sentido de crítica social a los poderosos del lugar de que se trate, son muy parecidas. En cada pueblo toman diferentes nombres: Maqt’a, Sajjra, huatrila, pablucha, ukuko (Cusco Qoyulluriti), kismamachus (Huancavelica) etc.

El kusillo hace sátira de los actos de los españoles y mes­tizos. Es el danzarín que expresa el alma del pueblo. Imita los actos reñidos con la moral y las buenas costumbres que realizaba el invasor y el mestizo, principalmente contra la mujer indígena. También ridiculiza a las autoridades informales y personas influyentes.

El mismita y el T’ejjeta

Son tenidos como coactores del Kusillo, acompañan a los kusillos cuando estos forman parte de algún conjunto coreográfico que pasa por calles y plazas.

El mismita, estaba disfrazado con un vestido burdo, confeccionado con grue­sos y viejos cordones de lana torcida, cuya característica, era exhibir el órgano genital masculino enormemente deformado y largo en dimensión y colores, que utilizaba para desafiar ridículamente su exhibición, como ór­gano de fecundidad. Por considerarse obsceno, pagano y inmoral se prohibió en algunas localidades este personaje y dis­fraz. La palabra "mismita"  dice Enrique Cuentas Ormachea[7], pertenece al idioma aymara y literalmente significa "cuerda o soga de lana tejida en forma floja".

El “T’ejjeta” (que significa tejido y amarrado) es una versión en extremo burda del mismita. Su vestimenta aita de hilos gruesos y parches que se entrecruzan sin orden alguno. Solían servir de auxiliares o ayudantes de los Kusillos. En nuestro tiempo han desaparecido.


Vestimenta

Siguiendo a Ubaldo Castillo, dos elementos destacan en el atuendo del Kusillo. Un capuchón de tela que cubre la cabeza totalmente, con cara generalmente negra u oscura, “nariz grande turbada hacia arriba, cachos grandes y pegados a las orejas largas y protegidas de objetos punzantes, alfileres o espinos de qhealla”; y, “una larga leva o abrigo españolizado con cuatro aberturas, que cubre el cuerpo hasta la rodilla, con aplicaciones diversas de material autóctono, confeccionado de jerga gris tejida en telares andinos.” Como elementos complementarios están “la pechera de seda de color vistoso; un chicote largo terminado en zoguilla, que al hacer girar con fuerza y retener violentamente, produce un sonoro chasquido. Co­mo adorno portan un khirkincho (charango) un k'usillito o un K’amaqe o zorro diseca­do”.

Flores Villasante describe la indumentaria asi: La máscara de lana que utiliza en la cabeza, por su forma y características, no tiene antecedentes europeos; es andina y no se asemeja a un mono debido a sus “orejas de llama”, “nariz larga y delgada” y adornos en la cabeza a manera de “cachos”. La ropa que usa es un “frac” o “Spencer” de origen inglés, utilizado por la nobleza o aristocracia. En algunas danzas, lleva un látigo y en otras un charango. Además, suele hablar en “falsetto” para ocultar su identidad. En su representación, el “Kusillo” tiene un aspecto “diabólico”, pero no del diablo malo, sino del pícaro, alegre y revoltoso, siendo crítico o imitador de las costumbres libidinosas de los humanos”.

Práctica y ocasiones en que aparecen los Kusillos

La danza no requiere de previa organización y homogenización antelada. Son jóvenes disfrazados que se lanzan a bailar acompañando a otras comparsas. Se especula que ha podido ser una danza de masas compuestas de jóvenes que se acomodan a alguna música especial. En la actualidad son figuras de los conjuntos de sikuris y de choqelas. En este último caso fungen de ayudantes en el chaqo de la vicuña. Los Kusillos danzan solos o en grupos, en for­ma desordenada y a veces descontrolada, lanzando chillidos, en su fonación aflautada fingida invaden todos los rincones, convirtiendo estos espacios en un am­plio escenario de sus diabluras y actos picarescos, causando la hilaridad de viejos y jóvenes. Cada danzarín se esmera en realizar contorciones y acrobacias para demostrar su agilidad y viveza de hombre aimara.

La danza de los k'usillos no cuenta con música especial. Cualquier interpretación musical es aprovechada para demostrar su destreza histriónica y mímica de sensibilidad espontánea y creatividad, orientada a distraer al pú­blico que goza de las k’usilladas. A veces se les puede ver danzando al compás de un kirkincho o chillador que ejecuta algunos de los k’usillos.

Alfredo Fuster señala que Se aprecia a este personaje en la Orko Fiesta de Juli, del 14 al 16 de septiembre, durante la danza Chuspi Chuspi, que marca el inicio de la siembra de quinua. Este personaje también simboliza la fertilidad, con su nariz representando el falo masculino. Su aparición en carnavales está vinculada al Allu Pacha, el tiempo de fertilidad, según Eyzaguirre Morales.


[1] Centro Peruano de Folklore: FOLKLORE PERUANO. DANZA Y CANTO, Ed. Escuela de Arte Popular, Lima 1997, p. 28

[2] En CUADERNOS DE LA CULTURA PUNEÑA Nº 2 Octubre 1998. Ed. Brisas del Titicaca. Articulo “El diablo en la coreografía aimara”, p. 7

[3] Ubaldo Castillo Espezua, LA CULTURA POPULAR DE JULI. Arequipa 1996

[4] Juan Luis Ayala Loayza: Diccionario Español-Aymara, Aymara-Español, Ed. Mejia Baca, Lima 1988

[5]   VIVE CANDELARIA, 9ENE2017

[6] Felix Paniagua Loza: GLOSAS DE DANZAS DEL ALTIPLANO PERUANO. Separata del “BOLETIN DE LIMA” 1981

[7] Enrique Cuentas Ormachea: PRESENCIA DE PUNO EN LA CULTURA POPULAR Ed. Nueva Facultad, Lima 1995 p.147

Juan de la Cruz Machicado


 

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