Alfred MÉTRAUX
Introducción,
notas y traducción Domenico BRANCA
Universitat
Autónoma de Barcelona
Introducción
El 2 de diciembre
de 1953, Alfred Métraux (1902-1963) parte en avión de Lima con destino a
Arequipa (A) . El 7 del mismo mes llega a Puno y, tres días después, el 10 de
diciembre, a Sandia, capital de la provincia homónima ubicada en el noroeste
del departamento puneño, en una zona denominada ceja de selva (B) . Desde aquí,
junto con Frank Bray y Luna Aguilera, se dirigirá andando y a lomo de mula
hacia Tambopata (C), uno de los cuatro distritos que componen el departamento
peruano de Madre de Dios. En ese entonces, Métraux trabajaba ya desde hacía
tiempo para la UNESCO y, en calidad de experto andinista, había sido contactado
en 1953 por el entonces Director del Programa de Asistencia Técnica a las
Poblaciones Indígenas, Enrique Sánchez de Lozada, justamente para integrar y
supervisar una investigación sobre las migraciones internas de la población
aymara del Altiplano peruano. A su vez, explica el mismo Métraux, la misión se
inscribía en el marco de un proyecto de las Naciones Unidas en los Andes (1952-
1953). El director del mismo, el psicólogo neozelandés Ernest Beaglehole, en el
reporte de investigación sugería la posibilidad de «canalizar hacia la zona
oriental, todavía virgen, el exceso de aquellos que actualmente tienden a
emigrar hacia las ciudades de la costa»(D) . De hecho, a partir de los años 40,
el país fue afectado por un movimiento de emigración importante hacia la costa,
y hacia Lima en particular. Es por tanto en este contexto que el etnógrafo
suizo visita la zona de Puno, ciudad en la que regresará el 31 de diciembre del
mismo año (E) . El día siguiente, el 1 de enero de 1954, Métraux se encuentra
viajando hacia el sur, como se desprende del texto traducido, más precisamente
hacia Copacabana, en Bolivia, quedándose en Yunguyo, el primer día del nuevo
año, cuando asumen su cargo las nuevas autoridades tradicionales, práctica
todavía vigente. La breve nota etnográfica publicada por Métraux comienza
justamente con la descripción de la asunción del cargo de las autoridades en
Yunguyo, un argumento desarrollado por el autor también en un texto posterior
publicado en Le Courrier de l'Unesco y dedicado a las diferentes maneras de
celebrar el año nuevo en distintas regiones del mundo (F) . Ahora bien, esta
traducción en italiano y castellano responde al deseo de vehicular un texto
“menor” de un autor que, de hecho, representa un clásico de la antropología.
Responde además a un interés documental para todas las/los estudiosas/os que se
ocu pan
de antropología andina y en particular aymara. Parece en efecto oportuno hacer
accesible esta contribución de Métraux en castellano, para restituirlo al
contexto a partir del cual se origina, y en particular para que sea más
fácilmente consultable por las y los estudiosos reunidos alrededor de la
Escuela de Antropología de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno (G) .
La nota es interesante ya que constituye el ejemplo de un tipo de comunicación
científica que, actualmente, casi no tiene lugar en las revistas de
antropología (H) . A nivel de contenido, podría paragonarse a las páginas
ordenadas de una libreta de campo, a apuntes heterogéneos recogidos entre un
desplazamiento y el otro. Durante la breve estadía en el altiplano de Perú y
Bolivia, Métraux asiste por casualidad a la celebración festiva durante la
asunción del cargo de las nuevas autoridades, recoge material sobre la
organización social y las prácticas rituales funerarias; asiste a una de las
fiestas más importantes de la región – la Virgen de Copacabana – e intenta
avanzar una hipótesis de trabajo sobre el “significado mágico-religioso” que subyace
a ciertas prácticas cultuales; el etnógrafo concluye esta breve comunicación
con la transcripción de una reclamación de “indios” bolivianos, guardada en los
archivos de las Naciones Unidas de La Paz. Al traducir traté de mantener el
estilo coloquial de la narración de Métraux y de precisar algunos conceptos
contextuales poco claros con algunas notas, limitadas en lo posible para una
lectura más sencilla del texto:
ASUNCIÓN DE CARGOS DE NUEVAS AUTORIDADES
Roscasiri, trucasiris |
Los abortos y el tiempo
Un indio
aymara del pueblo de Tiahuanaco me ha proporcionado algunas informaciones muy
interesantes e inéditas con respecto a los temores que causan en los indios los
abortos accidentales: los fetos (limpo) atraen el granizo y destruyen los
cultivos si no se observan ciertos ritos, como prevención. Cuando una mujer ha
tenido un aborto involuntario se llama a un mago (yatiri) que modela con la
grasa (huntu) la imagen de un niño. Se le hacen pequeños vestidos, casas y
ollas en miniatura, y estatuillas que representan bueyes y carneros; estos
objetos simbolizan los bienes del feto. El asistente del yatiri (soldado) lleva
estas ofrendas al Cerro Kakaxaki donde residen los achachilas8 (antepasados).
El alma del feto puede infligir a sus parientes la enfermedad o la muerte al
insinuarse en el cuerpo del padre, si es niña, o de la madre, si es niño. Los
yatiri conocen el secreto de un medicamento que se da a los que están
amenazados por el feto: éste se prepara con diferentes hierbas y con los huesos
del feto molidos, y se debe tomar la mañana en ayunas.
Mesa Yatiri y ayudantes |
Ocho días
después del entierro, cuando el muerto ha sido “despachado”, los “dolientes”
despliegan sus vestidos y cambian de nombre por algún tiempo9 .
Ritos para combatir la sequía
Cuando la
sequía amenaza los cultivos, los indios van a buscar agua en una fuente ubicada
en una zona cerca de un cerro y la traen con un vaso nuevo. Preparan una mesa10
(un conjunto de ofrendas prestablecidas). Luego ponen sapos en el vaso y lo
llevan a un cerro; allí, se piensa que los animales – quemados por el sol –
llamarán la lluvia con su croar desesperado11 .
Ritos de magia agraria en Copacabana
Copacabana, el
mayor lugar de peregrinación de Bolivia, fue probablemente en el pasado un
centro religioso de los antiguos aymara. La devoción de los indios a la famosa
Virgen se acompaña de ritos paganos que, de acuerdo con mis conocimientos, aun
no han desaparecido. Durante mi breve estancia en este pueblo hice algunas
observaciones a propósito de este tema que, posiblemente, podrán resultar
útiles a otros investigadores. Al subir a la cumbre de la gran roca que domina
Copacabana, y que había sido trasformada en calvario, noté que los indios
habían depositado piedras en la base de todas las cruces. En la cima de la
montaña, detrás de los edificios del calvario, me di cuenta de pequeñas casas,
formadas por guijarros, y de jardines en miniatura parecidos a los que podrían
hacer los niños. El significado mágico-religioso de estas pequeñas chozas me
fue revelado por el comportamiento de los indios que habían subido al calvario:
después de rezar ante la Virgen, se dirigieron a los pequeños jardines y allí,
ante el sol poniente, permanecían por largo tiempo inmóviles orando en voz
baja. Se dispersaron luego en los flancos de la colina y volvieron con hojas y
ramitas para plantarlas en pequeños surcos que trazaban con un palo. Durante
esta operación no paraban de recitar oraciones o fórmulas que no he podido
recoger. Uno de aquellos indios me explicó que los jardines representaban las
chacras de papa, de cebada o de maíz que tenían en su aldea natal y que
esperaban de esta manera obtener una buena cosecha para el año. Estos indios no
bajaron hasta haber rezado en diferentes partes de la colina y después de haber
mascado coca.
Una petición de indios aymaras
En la oficina
de expertos de la Asistencia técnica de las Naciones Unidas que opera en
Bolivia, tuve la oportunidad de leer un documento que había sido presentado por
representantes de diferentes comunidades indígenas. Su estilo y tono recuerdan
de manera singular las protestas de indios de las que Huaman Poma de Ayala
había sido intérprete en el siglo XVII 12 . Se manifiesta también el
antagonismo en contra de los mestizos de los pueblos, y un deseo muy
característico del campesino de no ser arrastrado en la crisis política, sino
de vivir en paz sin saber nada de partidos e ideologías. Estas modestas
reivindicaciones merecen ser conocidas en tanto documentos que ilustran la
mentalidad de los indios de la meseta andina. Se trata de una petición
presentada por los alcaldes mayores de los departamentos de Oruro, Potosí,
Chuquisaca y La Paz. He extraído únicamente algunos pasajes significativos,
respetando la ortografía original del texto.
“Pedimos
livertad y justicia y respeto Educacion, desamparo, garantias, y queremos
separarnos de los esclavizados de indios y de los blancos mestizos creollos de
los pubelos que siguen todavia y nos odean (sic) y nos ultrajan todavia
actualmente. ... Nosotros No queremos sublivaciones. No queremos Revuluciones
ne guerras. No queremos atacar a los pueblos ne a vellorios. No queremos matar
a nadie ne entre nosotros hermanos indios. Si no respetamos los Derechos
humanos de cada cual ne mucho menos no queremos meternos a ninguna Politicas ne
partidos que sera partidos no sabemos nada y somos ignorantes.. 13
Se dirigen al
Servicio de Asistencia técnica como si se tratara de una persona, y el redactor
de la petición continúa:
.”..escuchadnos,
oidnos nuestros pedidos y nuestra voz de los indios y hace años vuscamos
libertad y nunca hallamos y nos escuchan a los pobres indios y indias, en esta
tierra firmen cuando reclamamos la libertad, màs bien nos calumnian de
cabecillas, de agitadores roscas Comunistas evangelios contra gobierno
Kollasuyu asi con una serie de calumnias y nos indican a los polis(ias) indios
Alcaldes escolares particulares y sigue todavia persiguiendonos algunos
sindicatos malos que no entienden actualmente siguen arrestos carceles y
amenazas de matanzas a nosotros jefes alcaldes particulares y sigue... Queremos
quedar en sus manos de los expertos de los indigenas Andinos y O.I.T. memorial
explicativa hacemos con nuestros manos los que sabemos poco escribir y leer de
los Indios, en las escuelitas particulares, disculpe los errores. Andres
Jachakollo, Alcalde mayor particular de la Altiplanicie Campesina de Aymaras y
Kechua. Provincia Paria, Misque, Charcas”.
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* Publicado
originalmente en francés como NOTES D’ETHNOGRAPHIE AYMARA, Journal de la
Société des Américanistes, 43, 1, 1954, 225-228
[http://www.persee.fr/doc/jsa_00379174_1954- _num_43_1_2426_t1_0225_0000_3].
Los derechos de autor están a cargo de la página web PERSEE y de su editor, el
Ministère de la jeunesse, de l’éducation nationale et de la recherche,
Direction de l’enseignement supérieur, Sous-direction des bibliothèques et de
la documentation.
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NOTAS DE
DOMENICO BRANCA
A. Agradezco a Riccardo Badini, Paola Mancosu,
Sebastiano Mannia, Stefano Pau y Filippo Zerilli por la revisión lingüística en
italiano, y a Montserrat Clua i Fainé y a Juan Javier Rivera Andía por la
versión en castellano.
B. Para una periodización de las
investigaciones andinistas de Métraux, véase Claude Auroi, Métraux et les
Andes, Bulletin de la Société Suisse des Américanistes, 66-67, 2002-2003, 113-
126. De este artículo existe una versión ampliada publicada en castellano:
Fascinación y cansancio: Alfred Métraux en los Andes (1930-1962), Revista
Andina, 38, 1, 2004, 253-279. En relación con su estadía en Sandia, Métraux ha
dejado una breve nota que, en la edición original, sigue el artículo aquí
traducido: Alfred Métraux, Village préhispanique de Llajta mauka, au déssus de
Sandia (département de Puno), Journal de la Société des Américanistes, 43, 1,
1954, 228-230.
C. Raoul d’Harcourt, L’assistance technique des
Nations-Unies aux Indiens des Andes, Journal de la Société des Américanistes,
43, 1, 1954, 230–232.
D. Alfred Métraux, Las migraciones internas de
los indios aymara en el Perú contemporáneo, in Estudios antropológicos
publicados en homenaje al doctor Manuel Gamio, México, Dirección General de
Publicaciones, 1956, 391-308. El proyecto al que se hace referencia era el
Programa Andino de las Naciones Unidas, activo desde 1953 hasta 1974. Sobre
este argumento pueden consultarse entre otros Claude Auroi, op. cit., 264-272 y
Chloé Maurel, Le Programme indien-andin des Nations unies (années 1950-1960),
Cahiers des Amérique Latines, 67, 2011, 137-161.
E. En la época de la visita de Métraux
(1953-1954), Puno tenía alrededor de 15000 habitantes. Para encuadrar el
contexto, consúltese François Bourricaud, Changements à Puno. Étude de
sociologie andine, Paris, Institut des Hautes Études de l’Amérique Latine, 1962
(ed. esp., Cambios en Puno. Estudios de sociología andina, Lima, Instituto de
Estudios Peruanos/Institut Français d’Études Andines, trad. de Rosalía Ávalos,
2012).
F. Le Courrier de l'Unesco publicaba cada
número en versión trilingüe. Además de la francesa, existía la edición
castellana (El Correo de l'Unesco) y la inglesa (The Unesco Courier). Por
tanto, también los artículos de Métraux publicados en esta revista aparecen –a
menudo con títulos bastante diferentes– en español e inglés. Para este
artículo, véase Alfred Métraux, Un 1er janvier avec les ombres des Incas, Le
Courrier de l’Unesco, 12, VIII, 1955, 14–16 (ed. esp., Fiesta con las sombras
de los Incas, El Correo de la Unesco, 12, VIII, 1955, 14–16; ed. ing., Living
Ghosts of the Incas, The Unesco Courier, 12, VIII, 1955, 14–16). Cabe señalar
que el autor dedica algunas páginas a la asunción del cargo por parte de las
nuevas autoridades también en otro trabajo: Alfred Métraux, Les indiens
Uro-Čipaya de Carangas, Journal de la Société des Américanistes, 27, 1, 1935, 111-128.
G. Institución en la que he podido hacer
algunas estadías de investigación, entre el 2013 y el 2016. Véase mi tesis
doctoral: Domenico Branca,
“La nación aymara existe”. Narración, vivencia e identidad en el departamento
de Puno, Perú, Bellaterra, Universitat Autònoma de Barcelona, 2016.
H. Una parte consistente de la bibliografía de
Alfred Métraux está constituida por reseñas, notas y artículos breves. Para una
bibliografía bastante completa, que incluye además referencias a obras
traducidas por el mismo Métraux, véase Claude Tardits, Bibliographie d’Alfred
Métraux, L’Homme, 4, 2, 1964, 49-62. Véase también Raúl Antelo, Apostila
antropofágica, in Alfred Métraux, Antropofagia y cultura, Buenos Aires, El
cuenco de plata, 2011, 53- 110.
COMENTARIOS AL TEXTO DE MÉTRAUX
1. Es probable que Métraux se refiriera en este
caso a un libro fotográfico editado por Julio César Tello, Arte antiguo
peruano. Album fotográfico de las principales especies arqueológicas de
cerámica existente en los museos de Lima – Primera parte: Tecnología y morfología,
Inca, Revista de Estudios Antropológicos del Museo de Arqueología de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2, 1938.
2. Entre el 1935 y el 1936 el Journal de la
Société des Américanistes de París publicó en cuatro partes un extenso trabajo
titulado Les indiens Uro-Čipaya de Carangas y dedicado a diferentes aspectos
como la organización social, la religión, la cultura material y la lengua Uro-
Čipaya. El material etnográfico había sido recogido entre diciembre de 1930 y
marzo de 1931, además de otra visita en junio del mismo año. En una nota breve
de 1931 – Alfred Mé- traux, Retour de M. A. Métraux, Journal de la Société des
Américanistes, 23, 1, 1931, 265 – el autor informaba a la Societé des
Américanistes – la fecha era el 22 abril – que regresaba «de la expedición en
la región de los Čipaya» (como se ha visto, regresará nuevamente algunos meses
después). En el mismo año, la introducción a un artículo publicado en la
revista literaria argentina Sur presentó la contribución de Métraux en estos
términos: «rehuyendo la excesiva especialización, este trabajo documental del
Dr. Metraux [sic] constituye, sin duda, la exposición más completa y precisa
que hasta la fecha haya sido consagrada a la misteriosa región de los Uros
desde el tiempo de la conquista»: Alfred Métraux, Un mundo perdido. La tribu de
los Chipayas de Carangas, Sur, I, 1931, 98.
3. A este respecto, véase Alfred Métraux, Un mundo
perdido, op. cit., 116, 123.
4. En la edición original, Métraux señalaba unas
ilustraciones a este propósito (Pl. IX, 1 e 2).
5. Se trata de términos que designaban diversos
roles dentro de la organización social aymara, tanto urbana como rural. En un
artículo de 1955, Métraux escribe: «Esta fecha no marca ya el comienzo del año
religioso y no tiene nada que ver con la idea de las estaciones. Es importante,
por el contrario, en la vida política, pues ese día es señalado para la
entronización de los hilakata, de los alcaldes y de los campos, que han
reemplazado a los arcaicos funcionarios del Emperador. Designado por los
patrones de las haciendas o por las autoridades de las repúblicas andinas, esos
“mandones” o jefes son igualmente escogidos por los indios después de
interminables discusiones y arreglos de los cuales se excluye a los blancos»:
Alfred Métraux, Fiestas con las sombras de los Incas, El Correo de la Unesco,
VIII, 12, 1955, 14.
6. Las relaciones de compadrazgo continúan siendo
un rasgo esencial en la organización social aymara, quechua y, en general,
puneña; véase por ejemplo Jordi Gascón, Compadrazgo y cambio en el Altiplano
peruano, Revista Española de Antropología Americana, 35, 2005, 191– 206. En
contextos festivos, además, la orquesta representa – en la actualidad, junto a
la agrupación musical – un elemento fundamental del paisaje sonoro que
caracteriza cualquier tipo de celebración: Gerardo Fernández Juárez, Aymaras de
Bolivia. Entre la tradición y el cambio cultural, Quito, Abya-Yala, 2002. La
coca es un elemento simbólica, ritual y socialmente significativo en todo el
Altiplano andino.
7. En un artículo de 1955 sobre Tambopata, Métraux
define el ayni de esta forma: «no está demás señalar la importancia del sistema
de ayuda mutua llamado “ayni” que se acostumbra entre los Indios aymaras. El
“ayni” toma la forma de un auxilio pecunario cuando un miembro de la comunidad
debe hacer frente a un fuerte gasto: matrimonio, funerales, fiesta del Santo,
etc. También este sistema prevé una cooperación entre parientes y amigos para
ejecutar alguna tarea agrícola. Gracias al apoyo que se le acuerda, según las
reglas del “ayni”, el colono inexperto que llega a Tambopata puede esperar sin
temor la primera cosecha. Más tarde, cumplirá con sus obligaciones hacia sus
benefactores»: Alfred Métraux, “Hambre de tierras”: el drama de los Indios de
los Andes. El Correo de la Unesco, VIII, 2, 1955, 8.
8. Para explicar el término “achachila”,
Métraux cita en un ensayo de 1934 la siguiente defnición del arqueólogo suizo
Adolph Bandelier (1840-1914): «Los aymara de las islas prestan especial
atención a los “achachilas”, literalmente “abuelos”, espíritus, que moran en
todos los lugares prominentes, en todos los objetos sugestivos, y que se supone
ejercen una influencia constante sobre el hombre. Esta creencia en los
“achachilas” no es otra cosa sino el fetichismo tan bien caracterizado por el
Sr. Cushing, y de los cuales he encontrado rasgos en todas las tribus indias
con las que tuve contacto. El aymara cree que cada objeto extraordinario en la
naturaleza contiene un núcleo o una esencia espiritual, que desempeña un papel
activo en la existencia de todo lo que lo rodea, incluyendo el hombre». Aunque
la acepte, Métraux considera la defnición de Bandelier «demasiado teñida de
animismo». En el breve apartado titulado Les ancêtre, Métraux escribe: «Los
espíritus de los antepasados (ačačila) viven en las montañas. Ellos mantienen
su forma humana, pero son invisibles. Si se descuida de hacerles ofrendas de
coca y llijta, se revelan peligrosos»: Alfred Métraux, Contribution au
folk-lore andin. Journal de la Société des Américanistes, 26, 1, 1934, 76, 79.
La referencia a la obra de Adolph F. A. Bandelier es la siguiente: The Islands
of Titicaca and Koati, New York, The Hispanic Society of America, 1910, 8, 94.
9. En el ya mencionado artículo de 1934,
Contribution au folk-lore andin, op. cit., 84, nota 2, Métraux se refrió a la
«excelente» contribución de Rigoberto Paredes sobre prácticas funerarias aymara
en Bolivia. Paredes escribió: «La víspera del octavo día, los parientes
compadres y amigos, van al río a lavar la ropa y camas del difunto. De regreso
y en la noche, se reúnen a velar en la habitación en la que falleció aquél. A
la media noche, salen a las afueras del pueblo, regularmente al paraje por
donde corre algún riachuelo, que por este motivo suele llamarse ijmaj ahuira
[ijma o jijma, “viuda”, y jawira, “río”, de acuerdo con la grafía aymara
actual] o sea río de la viuda. En este sitio cambian el vestido de la viuda o
viudo, la entregan al oreo del viento; azotan su cuerpo con ramas de ortiga,
para que las aflicciones huyan con el castigo […]. Después los hombres se ponen
los ponchos al revés y las mujeres hacen lo mismo con sus sayas»: Rigoberto
Paredes, Mitos, supersticiones y supervivencias populares en Boliva, La Paz,
Arno Hermanos/Libreros Editores, 1920, 257-282.
10. En este contexto tiene la acepción de un rito
particular – sobre una mesa se ponen una serie de objetos que serán luego
quemados – que tiene como objetivo el de llamar la lluvia.
11. James Frazer – un autor citado por Métraux en
diferentes ocasiones precedentes a este escrito, así como John Rowe – relató, a
propósito de remedios para atraer la lluvia, lo siguiente: “Se dice que los
indios aymarás hacen pequeñas imágenes de ranas y otros animales acuáticos y
los ponen en las cimas de los montes como un medio de atraer las lluvias”:
James G. Frazer, La rama dorada. Magia y religión, México, Fondo de Cultura
Económica, trad. de Elizabeth Campuzano y Tadeo Campuzano: 102, 1981 (ed. or.,
1922, The Golden Bough, New York, Macmillan). Harry Tschopik – que, de acuerdo
con Auroi, Métraux conocía, así como François Bourricaud – escribió en los años
40 algo parecido a propósito de Chucuito: “Aun cuando no existe propiamente un
espíritu de la lluvia, hallu [jallu, en la grafía actual], se cree que ésta es
controlada por el espíritu del cerro Atoja y que en tiempos de sequía debe
llamarse a un mago para que realice el ceremonial que la atrae al altar del
Padre Atoja. Este rito implica la colocación de ranas, agua y plantas acuáticas
del lago Titicaca en los ojos del altar, en la creencia de que cuando el agua
se evapore, el Padre Antoja tendrá piedad de las croantes ranas y enviará la
lluvia”: Harry Tschopik, The Aymara. In Julian H. Steward, ed, Handbook of
South American Indians. The Andean Civilizations, Vol. 2, Washington,
Smithsonian Institution. Bureau of American Ethnology, 1946, 128. Una práctica
parecida – que Tschopik cita en la nota a lo que se acaba de relatar – la
tenían, según Rowe, los incas, quienes ataban “a estancas a llamas negras o a
perros y se les dejaba gritar de hambre hasta que el dios trueno tenía piedad
de la gente y enviaba la lluvia”: John H. Rowe, Inca Culture at the Time of the
Spanish Conquest, In Julian H. Steward, ed, Handbook of South American Indians.
The Andean Civilizations, Vol. 2, Washington, Smithsonian Institution. Bureau
of American Ethnology, 1946, 183–330.
12. Felipe Guamán Poma de Ayala (1534 ca – ¿1615?)
fue un cronista indígena peruano, autor de una obra central para la historiografía
y las ciencias sociales americanistas, la Primer Nueva Corónica y Buen
Gobierno. En su clásico Los Incas, Buenos Aires, Centro Editor de América
Latina, 1975, 137 (ed. or. Les Incas, Paris, Édition du Seuil, 1962) Alfred
Métraux dijo de él: «Escenas de la vida incaica fueran fielmente trazadas con
una honesta ingenuidad por un indio, Felipe Huamán Poma de Ayala. Su
manuscrito, descubierto a comienzos de siglo, fue reproducido en edición
facsimilar por el Instituto de Etnología de París”»: Nueva chronica y buen
gobierno, Codex péruvien illustré, “Travaux et mémoires”, 23, Paris, 1936. La
edición de la obra estuvo a cargo de Paul Rivet, maestro y amigo de Métraux.
13. En castellano en el texto.
14. En castellano en el texto.
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