sábado, 27 de diciembre de 2025

ANALISIS DE LA COYUNTURA ECONOMICA EN EL PERU

 BALANCE DE LA POLÍTICA ECONÓMICA 2025

Pedro Franck

N

o pretendo concentrarme en la usual revisión de cifras macroeconómicas, como el crecimiento del PBI de 3,5% o la baja inflación que se acerca al 2%, sino más bien darle una mirada a las decisiones de política económica y el rumbo general de nuestra economía.

Resaltemos primero que en este año hemos tenido dos gobiernos, pero la misma política económica. La razón: son los mismos actores. La actual ministra de economía ya fue viceministra en el gobierno de Dina Boluarte. Aún más importante es que quien ha tomado las principales decisiones económicas ha sido el congreso, dominado por el fujimorismo y la ultraderecha. José Jerí pretende mostrarse fuerte contra la inseguridad ciudadana, algo desmentido por las leyes pro-crimen que siguen en pie. Pero en política económica, su gobierno es claramente continuista – lo que le ha servido para que los poderes monopólicos le regalen una entrevista “echada” en su diario “El Comercio”.

Entre el 2023 al 2025, durante los gobiernos de Boluarte y Jerí, hemos tenido condiciones óptimas del mercado internacional. Los precios del oro y el cobre han batido récords. Reiteradas investigaciones han mostrado que esos “años de vacas gordas” generan crecimiento económico, mayores ingresos fiscales, caída del dólar y menor inflación, y eso también ha sucedido el 2025. El movimiento de los principales indicadores macroeconómicos observado este año se debe a este efecto. La cuestión es por qué el PBI y los ingresos fiscales han crecido tan poco, mientras hemos desperdiciado la oportunidad para resolver problemas que nos agobian, como la pobreza, las desigualdades, la falta de oportunidades para la juventud y la pésima salud pública.

La respuesta está en la política económica de profundización neoliberal. La medida que mejor ejemplifica esto es la ley que regala 20 mil millones de soles a los grandes agroexportadores, mientras que a la pequeña agricultura familiar se sigue manteniendo sin presupuesto para su tecnificación y las irrigaciones necesarias siguen paralizadas, situación que con esa pérdida de recursos fiscales se va ahondar. Esa ley además frena la necesaria fiscalización para asegurar los derechos básicos de los trabajadores de la agroexportación, que siguen con salarios ínfimos y han sufrido varios casos de intoxicación masiva. En resumen, una ley que concentra más ganancias en las grandes corporaciones, obliga al recorte presupuestal en sectores claves para el desarrollo económico y social y favorece de mayor explotación de los trabajadores.

Si estas es la medida más emblemática, el continuismo en otros aspectos no es menos importante. Gracias a precios altísimos en el mercado internacional las grandes empresas mineras hacen ganancias extraordinarias, pero no se ha reajustado lo que ellas deben pagar a la nación por llevarse nuestros recursos. Seguimos sin tener políticas de industrialización y avance tecnológico; peor aún, la acelerada invasión de productos chinos ha llevado a que la industria orientada al mercado interno siga produciendo menos que el 2022. Las pequeñas empresas, sin apoyo financiero, comercial o de capacitación, apenas sobreviven pero no pueden progresar, lo que condena a la pobreza a millones de peruanos y deja a la juventud sin oportunidades.

Estas son las razones por las cuales, en condiciones de precios internacionales del oro y el cobre no vistos en décadas, es decir con todo el viento a favor, el PBI crece poco, la pobreza y la desigualdad persisten muy elevadas, y cada vez nos quedamos más atrás del avance tecnológico mundial. <+>

No hay comentarios:

Publicar un comentario