sábado, 6 de marzo de 2021

LOS RECURSOS NATURALES EN LA REGIÓN PUNEÑA

 SOBRE EL LITIO EN PUNO

BRISAS DEL TITICACA

■El descubrimiento de un megayacimiento de uranio y litio en Puno sería una farsa montada por una minera canadiense ávida de atraer capitales

ALONSO RAMOS

Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 529 5MAR21

E

l altiplano puneño se ha convertido en un nego­cio millonario en Ca­nadá. “Plateau Energy Metals”, la casa matriz de la minera “Macusanii Yellowcake”, posesionaría de 91 mil hectáreas en Puno, acaba de fusionarse con su paisana “American Lithium”, un gigante de las perforaciones, para operar en tierra aimara. La opera­ción financiera, que ha bordeado los 587 millones de dólares, pondría en manos de “American Lithium” el proyecto más grande de uranio y litio que hay en el territorio nacio­nal. El problema es que “Macusani Yellowcake” es una vieja conocida del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA). El año pasado fue sancionada con una multa de S/.2’355,496.00 por perforar sin autorización y malas prácticas ambientales. Hasta ahora no ha pagado un céntimo.

“Plateau Energy Metals” se cons­tituyó en el año 2007 en Canadá para explorar yacimientos de uranio y litio. Su objetivo siempre fue el altiplano peruano y para ello creó la subsidiaria “Macusani Yellowcake” que, a velocidad de vértigo, empe­zó a adquirir concesiones en Puno. Actualmente tiene 91 mil hectáreas y 151 concesiones. Sin embargo, tal y como advirtió esta publicación en la edición 451, la compañía nunca obtuvo el permiso del Ministerio de Energía y Minas para perforar siquiera con un taladro.

En el 2018 fue pillada infraganti en busca de los dos codiciados ele­mentos químicos: litio y uranio. En el reportaje publicado por esta re­vista en junio del 2019, advertimos que para operar sin contratiempos la compañía repartió dinero y pro­mesas de trabajo en las comunida­des aledañas a las zonas que estaban perforando ilegalmente.

Tras indagar en esas operaciones ilegales, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), dependiente del Ministerio del Ambiente, concluyó que los ca­nadienses perforaron en cinco pozas de almacenamiento de agua, cinco pozas de almacenamiento de lodo y a lo largo de seis kilómetros “sin contar con certificación ambiental”. La perforación se concretó en los distritos de Corani y Macusani, provincia puneña de Carabaya (Puno). 

Ulises Solís, el gerente general de “Macusani Yellowcake”, la subsidiaria peruana de Plateau Energy Metals, reconoce la irregularidad. Hemos reconocido que hemos perforado sin permiso. OEFA nos ha sancionado de manera abusiva”, dice Solís a este semanario. Añade que la sanción de más de dos millones de soles ha     sido apelada en el Poder Judicial. Al parecer, antes de lanzarse a perforar habían hecho un cálculo de cuánto le iba a costar una eventual multa. El problema es que el castigo económico ha sido más del doble de lo que habían previsto.

“La sanción no debe superar el millón de soles, en base al cál­culo que hemos hecho nosotros, los abogados y los técnicos. En las dos sanciones nos multan por los mismos hechos”, dice Solís. Pero el argumento del gerente general no se ajusta a la verdad. Las sanciones son por hechos distintos. Una es por perforar ilegalmente y la otra por no retirar los equipos del área del proyecto cuando se lo ordenaron.

A pesar de que el hallazgo se produjo contraviniendo la legisla­ción peruana, en octubre del 2018 “Plateau Energy Metals” anunció con bombos y platillos el hallazgo de 4.7 millones de toneladas de litio y 130 millones de libras de uranio en Perú. Se trata -dijo- de ‘la reser­va de litio más grande del mundo”. Solo entonces actuó el Ministerio de Energía y Minas. La Dirección General de Minería informó que no había autorizado operación alguna a la subsidiaria “Macusani Yellowcake”.

“(....) A la fecha la Dirección General de Minería no ha emitido ninguna resolución directoral de au­torización de inicio de actividades de exploración y/o explotación a favor de ‘Macusani Yellowcake”’, señala el informe del MEM que recibió el congresista puneño del Frente Amplio Oracio Pacori.

El gobierno regional de Puno también negó haber otorgado al­gún permiso a esta empresa. “’Macusani Yellowcake’ no está considerado como pequeño productor minero ni minero artesanal. No se encuentra bajo las potestades de la dirección a mi cargo y, por tanto, no contamos con la información solicitada respecto a las autori­zaciones otorgadas para el inicio de actividades de exploración y/o explotación de uranio, litio y otros minerales”, escribió el director re­gional de Puno, Rolando Luque, en febrero del 2019.

Este semanario solicitó al Minis­terio de Energía y Minas una entrevista, pero optaron por la estrategia del avestruz. Cabe añadir que este portafolio libra otra batalla por la titularidad de 32 de las 151 conce­siones mineras que posee la arro­gante compañía en Puno. El MEM despojó a “Macusani Yellowcake” de 32 concesiones argumentando que no hizo el pago de derechos mineros para los años 2017 y 2018. La compañía volvió a refugiarse en los pasillos de los juzgados y también llevó este conflicto al Poder Judicial.

La atracción de los canadienses por el uranio y el litio de Puno em­pezó en el 2007, cuando una pai­sana de “Plateau Energy Metals”, la compañía “Vena Resources”, aseguró que había encontrado uranio “disperso en rocas volcáni­cas”, especialmente en la ciudad de Corani. La noticia atrajo como mos­cas a los mineros canadienses que se lanzaron a explorar el territorio puneño sin que existiera en nuestro país una ley para extraer minerales radiactivos como el uranio. Países como España, México, Argentina y Chile cuentan con normativas en este asunto.

La manipulación de material radiactivo requiere de una seguri­dad extrema porque una fuga puede traer un grave riesgo para la salud.

Y fue en medio de esta atmósfera contaminada por la avidez del ne­gocio rápido que en julio del 2018 la minera “Macusani Yellowcake” anunció el descubrimiento de 4.7 millones de toneladas de litio y 130 millones de libras de uranio. Los expertos, sin embargo, ponen en duda la cifra y apuntan a una posible burbuja especulativa.

“La información que ellos sos­tienen es que son datos de aproximación y nada más. No es serio”, añade Rodrigo Lauracio, de la ONG Red Muqui.

Para el reportaje publicado­ en la edición 451, contactamos al científico Juan Unger, quien explicó que lo de Puno sería un caso extraor­dinario. “No he podido encontrar en el mundo un lugar donde haya uranio y litio a la vez. Me parece sor­prendente que una empresa que se dedique al uranio por más de una década, súbitamente encuentre un yacimiento con enormes reservas de litio. Es necesario que un organismo independiente verifique la informa­ción. Hay historias de grandes farsas en Canadá”, dijo.

“Yo tengo una apreciación bas­tante clara. Pienso que esta empresa engaña. ¿Cómo certifican la presencia de gran cantidad de litio y uranio si dentro del Estado no han tenido un permiso para que puedan realizar las exploraciones? ¿Cómo les puedo creer? Ellos vinieron por uranio y encontraron litio en una gran cantidad. Para mí no es con­vincente esa información”, dice a este semanario Edmundo Cáceres, alcalde de Corani.

Al ser consultado por este se­manario sobre las estimaciones que lanzó la compañía, el gerente general de “Macusani Yellowcake”, Ulises Solís, dice: “Tenemos un cer­tificado del análisis de un laborato­rio. Y lo que tenemos son recursos, no reservas. La idea es convertir estos recursos en reservas, pero por la pandemia solamente hemos hecho trabajos superficiales de ca­teo”. Solicitamos que nos mostrara el certificado de análisis. El directivo ofreció alcanzar el documento, pero dos semanas después no ha remiti­do el valioso informe.

“Plateau Energy Metals”, la matriz de la minera que opera en Puno, es considerada una empresa “júnior” dedicada exclusivamente a la exploración. Su negocio consiste en hallar la “mina” y vender el pro­yecto a una empresa más grande, la cual se encargara de la explotación. Pero la fiebre por los minerales tam­bién puede acabar en estafa.

Uno de los fraudes más grandes en este negocio lo protagonizó otra compañía júnior canadiense, la mi­nera Bre-X”. En 1996 anunció que había encontrado el yacimiento de oro “más importante de la histo­ria” en Indonesia. Las acciones de “Bre-X’ se dispararon y en cuestión de días la compañía llegó a tener un valor bursátil de 6 mil millones de dólares. La estafa fue descubierta tiempo después. Las muestras del yacimiento habían sido adulteradas y lo único que brillaba en aquel ne­gocio era la codicia.

En noviembre pasado, en ple­na pandemia y a pesar de los líos legales que tiene “Plateau Energy Metals”, la compañía anunció que necesitaba 587 millones de dólares para desarrollar el proyecto de ura­nio y litio en Perú. Tres meses más tarde ya había conseguido la plata. El 9 de febrero la matriz canadiense y “American Lithium” anunciaron una fusión para trabajar juntos las exploraciones en el altiplano puneño.

“American Lithium” también arrastra algunos problemas. Es propietaria de un yacimiento de litio en la ciudad de Nevada, Esta­dos Unidos, con “reservas probadas y comprobables de 3,1 millones de toneladas de litio”.

Este proyecto, descubierto en el 2018, afronta una ola de protestas en la ciudad rural de Winnemucca. El mes pasado un grupo de activis­tas acampó en la zona del proyecto para denunciar que se trata de una zona protegida. “Muchos de los ganaderos se oponen al proyecto. Hay mucha preocupación por el agua, la calidad del aire, la contaminación y los peligros que afrontan las especies en extinción”, advirtió el activista Max Wilbert al portal “Sierra Ne­vada Ally”.

En Carabaya, Puno, la población por ahora está tranquila. “Hay poca información de lo que significa la extracción de uranio y litio. Con algunas comunidades la empresa tiene buenas relaciones y con otras no”, dice el alcalde de Corani Ed­mundo Cáceres. <>

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