Arq.
Hugo Zea Giraldo
En
Edición Especial de AL DIA.4NOV15
Ya no es probable, sino confirmado: el FENOMENO DEL NIÑO, cual fuere
su intensidad, entrará en escena este año en esta parte del continente que
comprende al Perú. Se especula mucho al respecto. En las esferas del gobierno
no se esconden los afanes de hacer notoria su preocupación destinando
cuantiosos fondos monetarios para “paliar” los efectos socio-económicos del
“desastre”. Como si el prevenir se tratara con repartir dinero entre los
sectores y hacia algunos “gobiernos locales”; sin dejar de reconocer las
tardías acciones de difusión en el norte del país.
¿Qué enseñanzas se tienen de los
azotes del clima registrados en los años 82/83 y 97/98, respectivamente?.
Cuando en el Perú poblaban algo de 18
millones de habitantes, allá en los años 80, quedó afectada hasta un tercio de
la población, el PBI bajó en un 12 %, y
se perdieron más de mil millones de dólares, según reporta el INDECI. Recibimos
una estocada en la economía nacional de tal magnitud que no pudo recuperarse. Asociado a este desastre
natural, se tuvo la aparición incontrolada de la insurrección terrorista y, para
colmo de males, la herencia del desastre administrativo del Estado con el Gobierno Aprista. Terminó por poner al Perú en franca
bancarrota, situación sin precedentes en
la historia republicana.
No poco desastroso fue el ocurrido
entre los años 1997 y 1998. Es menester reconocer que el gobierno fujimorista
encaró el problema con relativo éxito en acciones preventivas que las
estadísticas muestran: de los más de
diez mil millones de dólares que pudo haber costado el desastre al Estado
peruano, se perdió solo mil ochocientos millones de dólares. Resultó de todas
maneras un duro golpe a la economía nacional en su renaciente situación de
crecimiento cuyas secuelas -pese a los fondos destinados a la reconstrucción- el
pujante pueblo peruano pudo ir superando con los años, poco a poco, con sus
propios recursos.
Y, ¿cómo se han manifestado estos FENOMENOS DEL
NIÑO en Puno?. Sequia entre los años 1982 y 1983; inundaciones entre los años
1997/1998. (Este último el de mayor catástrofe a nivel mundial, habiéndose
manifestado en 41 países con sequias e inundaciones). Los ríos que desembocan en
el lago Titicaca en el mes de febrero del año 1998 alcanzaron un record de
caudal como el Rio Ramis hasta 320 m3/seg, el Rio Huancané 70m3/seg., el Rio Ilave 80 m3/seg. y así se tuvieron incontroladas
las inundaciones, pese a los trabajos de defensa ribereña y trabajos de descolmatación
de cauces, que como siempre, no fueron suficientes.
De acuerdo a los últimos informes del
EFEN (Estudio Nacional del Fenómeno El Niño), conformado por expertos
representantes del Instituto del Mar del Perú, IMARPE; Autoridad Nacional de
Agua, ANA; Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina, DHN; Instituto
Geofísico del Perú, IGP; Instituto Nacional de Defensa Civil, INDECI; y
Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú, SENAMHI, reportan con
alta probabilidad que este FENOMENO DEL NIÑO, en la sierra sur y el altiplano
se ha de manifestar con SEQUIA. Es decir NO LLOVERÀ; por lo que la situación se
pone preocupante.
Más vale que llueva, a que falte agua,
los efectos pluviosos se pueden controlar. La sequía es más devastadora. Sufrieron
los ganaderos y el ganado alpacuno, ovino y vacuno de las zonas intermedia y
alta de la región. Los campos secos podrían causar una gran mortandad de
animales y pérdida total de la agricultura. Migrar hacia la zona circunlacustre
sería una alternativa, como lo hacían los antiguos pobladores. Tal posibilidad hoy
sería complicada y de probable conflicto por la tenencia parcelada de las
tierras, cuyos propietarios de seguro no compartirán, más bien, con
preocupación van a tener que ir ganando terreno al retiro del
lago. El nivel del lago va descender inobjetablemente. Se podría repetir, en
caso esta sequia sea extrema, lo acontecido entre esos años 1940 a 1942.
Al respecto se dice, se escribe o
investiga poco. El lago se secó hasta llegar a la cota estimada de alrededor de
los 3,807 msnm; es decir, bajó casi tres
metros del nivel actual. El más bajo
registrado desde 1912. Ello significa inexorablemente que el desecamiento del
lago dejará al descubierto gran superficie donde ahora crecen los totorales. Todo
este territorio se convertirá en una enorme pampa. Posibilitará ir a pie hasta
Capachica desde Puno, cruzando el rio Willis con embarcación (si dudan, pregunten
a los abuelos).
Frente a la ciudad de Puno tendremos
reducida la superficie de agua a manera de laguna dejando al descubierto
amplias áreas pestilentes del lecho actual. (Se debe recordar que la laguna o Bahía
de Puno, tiene una profundidad máxima de 5 a 6 metros frente a Huajje, y, con
los dragados en el canal, sería las únicas muestras de mantos acuíferos
visibles).
En aquel entonces, durante y poco
después de esa inesperada sequía, los inversionistas (dueños de la Peruvian
Corporation), se vieron obligados a iniciar los trabajos para llevar el
ferrocarril desde Juliaca directo hacia la península de Capachica y allí en
Cotos, con acceso al lago grande, construir
un nuevo puerto, pensando que el lago no
volverá a recuperar su nivel.
A esto se sumó el gran éxodo de los
habitantes del Altiplano y de la sierra del Perú hacia las ciudades de la
Costa. En los años 40 se registran las mayores estadísticas migratorias en las ciudades de la costa. En la ciudad de Puno, se localizan los primeros
asentamientos en la parte sur y en las faldas de los cerros circundantes. El
hambre arrecia y la desesperación por agua será el conflicto de cada día a
falta de lluvias. La napa freática
debilitada secarán los pocos manantiales que existen, a ello se suma la falta de presión
hídrica debido a la poca nieve
proveniente de lo que alguna vez fueron glaciales de la cordillera Real. Se
podría presentar un panorama realmente apocalíptico. ¿Se piensa en ello?.
Tampoco se dice, se sabe o se investiga,
sobre la gran sequía de casi doscientos años sucedidos entre los siglos II y V de
nuestra era; o sea, no llovió en el Altiplano por más de 200 años!, tampoco a
lo largo de los Andes. Obligaron a las culturas del Ande migrar a la ceja de
selva o hacia la costa. Los Puquinas o Tiahuanaco, los Chavín y asentamientos
de otras culturas migraron dispersándose hacia territorios donde llovía. En la
costa peruana, la sequìa motivó la aparición de culturas transitorias de gran trascendencia
histórica como la Paracas, Nazca, Mochica y otras. ¡El Lago Titicaca bajó su
nivel en más de treinta metros!. Sus orillas llegaban hasta Ayaviri por el
nor/oeste y por el sur/este hasta el lugar donde se asientan los actuales vestigios
del Tiahuanaco, cubría las pampas de Vilque y la hoy laguna de Umayo era parte
del gran lago. El cerro Huajsapata era un embarcadero natural.
En pocas palabras, está cerca y se
cumplirá lo que científicos del mundo ya tienen como certeza: ¿El Fenómeno de El
Niño ya no será un fenómeno sino una situación o estado climático?
Que la mamita Candelaria nos proteja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario