lunes, 20 de julio de 2015

PARA LA HISTORIA DE PUNO

LA MINA DE SAN ANTONIO DE ESQUILACHE EN EL SIGLO XVII
Nicanor Domínguez Faura
NOTICIASSER 15/07/2015
La mina de plata de San Antonio de Esquilache fue descubierta en 1620. Se le dio el nombre del virrey de la época, don Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache (1615-1621). Desde entonces y hasta la década de 1990 inclusive, siguió siendo una zona minera, aunque en el siglo XX producía principalmente zinc. 
Da la impresión que la producción inicial de San Antonio fue bastante irregular.  El propio virrey Esquilache, en su Relación de mando de 1621, no menciona específicamente esta mina. Dos décadas después, hacia 1641-1642, el licenciado Fernando de Montesinos describía la mina en los siguientes términos: “Son los metales pacos de á quarenta marcos; en sus prinçipios [h]ubo bolsas riquísimas; de presente se hallan algunas; [h]ai un ingenio de maços de Diego de la Torre y otras çinco moliendas; no [h]ai [h]oy muchos mineros” (Montesinos 1642 ms./1906, t. II, p. 217, año 1620).
La zona donde se ubicaban los ingenios para moler y refinar metales era llamada, en la época colonial, "la ribera de Arnedo" (nombre de una ciudad al N.O. de Castilla la Vieja, hoy en la Autonomía de La Rioja). El río que formaba esta “ribera” no es parte de la cuenca del Lago Titicaca sino de la cuenca del río Tambo (que desciende hasta el Océano Pacífico, entre las actuales regiones-departamentos de Moquegua y Arequipa). Así, las descripciones coloniales coinciden en señalar que, para ir de la ciudad de Chucuito al asiento de minas de San Antonio, había que “cruzar la cordillera”, es decir, la divisoria entre las cuencas del Titicaca y del Pacífico.  Además, la proximidad entre San Antonio y el pueblo de Ichuña, río abajo, ya en la provincia de Moquegua, explica que muchos de los mineros que trabajaron en la zona tuvieran intereses en ambas localidades.
La producción de plata parece haberse incrementado nuevamente a finales de la década de 1640, aunque un informe de mediados del año 1649 todavía presenta una imagen de relativo estancamiento: “El Gobierno de Chuquito [= Chucuito] [...] Tiene un mineral llamado San Antonio de Esquilache fundado en una cordillera larga, cuyos metales se benefician en quatro ingenios; las piñas [= plata refinada] cassi todas las estrabían [= contrabandean] los mercaderes pasageros.  Tres leguas más abajo, jurisdición de Moquegua, [h]ay un trapiche de agua, que muele tanto como un ingenio; trae el dueño labor en San Antonio por ser de [buena] ley los metales.  Las piñas que procede[n] de éste, como las de otro cerro que está al pie del trapiche, todas se extrabían [= contrabandean]” (Álvarez 1649 ms./1906, p. 214).
Cabe destacarse aquí --además de la insistencia en que la plata refinada no pagaba impuestos-- la referencia algo imprecisa al trapiche y cerro mineral de Ichuña, en la jurisdicción de Moquegua, ubicado corriente abajo de San Antonio, en la cuenca alta del río Tambo. Como se ve, Ichuña formaba una sola unidad productiva con la mina de San Antonio de Esquilache.
En realidad, la zona más alta de la cuenca del río Tambo, donde se ubica San Antonio, había sido originalmente jurisdicción del corregimiento de “Colesuyo y Villa de Moquegua”, y sólo debido a la creciente producción de la mina, que debía ser registrada en la Caja Real de Chucuito, es que la jurisdicción sobre el centro minero se transfirió al gobernador de Chucuito en los años 1620-1649; pero especialmente después de 1653, cuando el virrey Conde de Salvatierra (1648-1655) ordenó el traslado de la Caja Real a San Antonio. Sin embargo, 15 años después, tras la llamada “Rebelión de Laicacota”, el virrey Conde de Lemos (1667-1672) decidió clausurar esta tesorería en San Antonio y volver a establecerla en Chucuito.
Una significativa recuperación de la producción de plata ocurrió a partir del año 1650. En la descripción del obispado de La Paz, de 1651, se indica que San Antonio era un próspero “mineral de plata con nueve yngenios de moler metales y mucha cantidad de yndios que asisten en él para el beneficio de ellos, y un cura Vicario, clérigo, que los doctrina y dice misa en dos parroquias del dicho mineral [la antigua de indios y la nueva de españoles], del qual de algunos años á esta parte se ha sacado mucha suma de piñas de plata, por ser las minas ricas” (Salinas 1651 ms./1906, p. 198).
Foto: Carlos Escobar/ Geoview
Luego se detalla que era un “gran cerro de minas [...], muy antiguo, y tan fundado, que [h]oy en el reyno no se muelen mejores metales; tiene seis ingenios corrientes, y [h]abía dos, y otro se va haciendo, y además algunos trapiches, que hoy muele en todos estos molinos” (Salinas 1651 ms./1906, p. 203).
En una carta al rey, fechada en Lima el 3 de julio de 1660 --tras una década de sostenida reactivación productiva--, el virrey Conde de Alba de Liste (1655-1661) calculaba que la producción de plata de San Antonio bien podía alcanzar un valor de hasta 400 mil pesos anuales (el documento original está en AGI, Sevilla, Aud. de Charcas, leg. 267; citado en Vargas Ugarte 1935-1957, t. 5, pp. 111-12).
Hay muy poca información sobre San Antonio durante las décadas de 1670-1680.  En la visita eclesiástica de 1690-1691, el entonces obispo de La Paz, don Juan Queipo de Llano y Valdés, escribía: “[en el] asiento de San Antonio de Esquilache [...] La doctrina de dicho asiento tiene de largo tres leguas y de ancho un quarto de legua. Tiene dos vice parrochias y algunos oratorios” (Queipo de Llano 1691-1696 ms./1906, p. 259). Por desgracia, éste informe no detalla la situación de la mina, pues el obispo no pudo llegar hasta San Antonio debido a una fuerte nevada que se lo impidió.
Así, desde mediados del siglo XVII y durante el XVIII, San Antonio de Esquilache formó parte de la provincia colonial de Chucuito, ubicándose en su extremo noroeste. Cuando, por decreto del 2 de mayo de 1854, se reorganizó la división administrativa del departamento de Puno, y se creó la provincia del Cercado de Puno, los pueblos del sector Oeste de la provincia de Chucuito, incluyendo San Antonio de Esquilache, Pichacani (ambos antiguos centros mineros coloniales), Acora y Chucuito mismo fueron asignados a esta nueva jurisdicción. Desde 1854 hasta hoy es un distrito de la provincia de Puno. Por Ley 12301, del 3 de mayo de 1955, San Antonio de Esquilache, así como numerosas otras capitales distritales puneñas, recibió el reconocimiento legal de “pueblo”.
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