LOS PUQUINA
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l monseñor Leónidas
Bernedo Málaga (Arequipa 1891-1977) dedicó muchos años a la investigación de la
Cultura Puquina como la que sustenta a los antiguos pueblos que configuraron
los agregados sociales de Arequipa. Situándonos en el hoy, podemos apreciar que
esto que ocurrió en épocas remotas sigue, de alguna manera, ocurriendo hasta
nuestros días. Sin embargo, como se trata de una cultura considerada
extinguida, poco es lo que se conoce de los Puquina.
Leonidas Bernedo Malaga |
Algunos
textos de historia señalan o suponen que esta lengua era hablada por los
hombres de la cultura Tiahuanaco (Perú-Bolivia).
El Virrey
Toledo en la ordenanza fechada en Arequipa el 10 de septiembre de 1575,
escribió: "...las lenguas quichua, puquina y aimará, son las que
generalmente se hablan por los indios en estos Reinos u Provincias del Perú
...".
En una
"Carta Annua" de 1594, el padre Alonso de Barzana consigna:
"todos los pueblos puquinas, que son más de cuarenta o cincuenta, tanto en
el Collao, como en Arequipa, y sobre todo en la costa de la mar hacia Arica y
aun hacia otras costas, no ha tenido jamás predicador puquina que les enseñe la
palabra de Jesucristo".
En 1599,
Antonio de la Raya, obispo del Cusco, encargó a los jesuitas que tomaran examen
de suficiencia del dominio de la lengua, aparte del quechua y del aimara,
"porque asi mismo es necesario que la dicha lengua aymará y puquina se
lean en esta Ciudad, por hablarse en muchas partes deste Obispado".
En el portal
de acceso al baptisterio de la iglesia de San Pedro de Andahuaylillas - a 45 km
del Cusco- construida a inicios del siglo XVII, tiene escrita la oración
bautismal: "En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" en
latín, español, quechua, aymara y puquina.
El sacerdote
franciscano Jerónimo de Oré (1554 - 1630) nacido en Perú, en su monumental obra
"Ritvale sev Manuale Pervanvm", editada en Nápoles -1607-, dejó 26
textos de variada extensión - fórmulas de bautizo y preguntas preparatorias
para la comunión- que ha resultado la fuente más importante para el estudio de
la lengua.
Pero ¿Quiénes
fueron los puquinas?
Una de las
fracciones más importantes en que se dividió la raza de los arahuaques
amazónicos fue la de los uros o puquinas, creadores de una cultura original
cuyas huellas acusan su presencia en un extenso escenario geográfico en las
regiones interandina y cisandina, mucho antes de que se desarrollaran, en estos
mismos lugares, culturas superiores, llevando una vida estable y organizada.
Los
conquistadores hispanos bautizaron a estos indios arahuaques establecidos en el
altiplano peruano-boliviano con el nombre despectivo de uros, que son los
mismos puquinas por el idioma. Desde épocas remotas vivieron en la región de
Umasuyo, es decir, la región acuática del Perú precolombino.
Durante
centenares de años recorrieron los lagos y ríos del extenso altiplano
interandino dedicados en un principio a la caza y a la pesca de aves acuáticas
siendo expertos y hábiles navegantes, pues manejaban con singular destreza sus
balsas, sus embarcaciones rudimentarias que ellos mismos construían con la paja
de totora, material que abunda en tupidos bosques a orillas del río Desaguadero
y en los lagos Titicaca y Aullagas.
Después de
prolijos estudios arqueológicos y etnográficos se ha podido comprobar que los
arahuaques, en su milenaria residencia en el altiplano peruano-boliviano,
llegaron a un progreso cultural harto importante. Estos fueron, sin duda
alguna, los autores del Primer Período de Tiahuanaco, y las obras que
construyeron en esa remota edad nos hablan, con lenguaje mudo pero elocuente,
del estado asombroso de adelanto a que llegaron sus ciencias y sus artes.
Desde Pacajes al Colesuyo |
La textilería llegó entre los uros a un alto grado de perfección. Los tejidos de plumas multicolores urdidos con hilos finísimos de lana constituyeron el arte simbólico decorativo por excelencia de esta raza. Prueba ello el descubrimiento de cuarenta y tres mantos de estas maravillas del arte plumario de los antiguos peruanos, el 15 de enero de 1943, en una huaca de la Hacienda "Hispana", distrito de Andaray, provincia de Condesuyos, departamento de Arequipa, los que se hallan en el Museo Nacional de Antropología y Arqueología de la Magdalena, en Lima. También el Museo Etnológico: de Berlín ostenta entre sus tesoros uno de estos objetos artísticos. Los dibujos y decoraciones de su tosca cerámica nos hablan del concepto puro y delicado que tenían del arte.
Cuando los
españoles tomaron posesión del Collao, los uros o puquinas se hallaban
diseminados por la extensa planicie boliviana formada por los lagos Titicaca,
Poopó, Coipasa y el Salar de Uyuni, abarcando desde el grado 15 hasta el grado
22 de latitud sur; pero esta relativa extensión que ocupaban los uros,
mezclados con los aymaras, no era sino una parte del dilatado imperio que
formaron en la antigüedad, cuyos límites eran: por el norte, el lago Titicaca,
comprendiendo toda la extensa meseta interandina hoy peruano-boliviana hasta la
frontera argentina, y por la costa, desde el norte de Arequipa hasta el puerto
de Cobija, lugar que marcaba la frontera con los changos, dueños del litoral
chileno. La extensión geográfica ocupada por esta raza primitiva era casi tan
grande como la del imperio aymara que le sucedió en esos mismos dominios
después de constantes y encarnizadas luchas entre ambos pueblos en el decurso
de muchos siglos.
De lo
anteriormente anotado se desprende que los puquinas poblaron las regiones de
Arequipa y Moquegua, y que su idioma fue hablado aquí antes que el aymara y el
quechua, así tenemos según el lingüista Rodolfo Cerrón Palomino que esto se
puede demostrar en la toponimia, que utilizan las palabras puquinas “baya”=
llanura, pampa; “laque” = barranco; “cachi” = cerco, “titi” = sol. Tiabaya,
Mollebaya, Polobaya, Socabaya, Coporaque, Coralaque.
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