Churata, un escritor a la altura de Gabo, Cortázar o Rulfo
Visto por otros ojos. La obra de Gamaliel Churata se conoce más afuera que en Perú. En España se publicó una edición crítica de El Pez de Oro a cargo de Helena Usandizaga
Visto por otros ojos. La obra de Gamaliel Churata se conoce más afuera que en Perú. En España se publicó una edición crítica de El Pez de Oro a cargo de Helena Usandizaga
Juan Carlos Soto
LA REPUBLICA SUR, Domingo,
10 de marzo de 2013
La vida de Arturo Peralta o
Gamaliel Churata (1897) es tan intensa
como sus textos. Helena Usandizaga da fe
de ello en la edición corregida de El pez de oro, que recorre la biografía de
este escritor nacido en Arequipa, pero radicado entre Puno y Bolivia. ¿Puede un escritor perpetrar un libro tan
complejo y rico sin haber terminado la formación escolar ni pisar la
universidad? Churata lo consiguió
gracias a su autodictadismo. Abandonó el
colegio a los trece años: Usandizaga lo
atribuye a problemas familiares, en cambio, otro de sus biógrafos, José Luis
Ayala, dice que sintió el maltrato de su maestro, José Antonio Encinas. A pesar
de ello no dejó de leer en forma voraz.
Las cuevas del cerro Huacsapata fueron un refugio. Ayala afirma que El
pez de oro comenzó a fraguar cuando no
había cumplido ni los diez años. Tuvo un largo aliento. El libro vio la calle
en 1957, cuando Churata radicaba en La Paz-Bolivia, donde se exilió por la
persecución política de Sánchez Cerro. Gamaliel era socialista.
Usandizaga supo de él en los
ochenta por su esposo, Vladimir Herrera, un poeta puneño radicado en Barcelona.
La docente española admite su fascinación por la literatura peruana, sobre todo
la marcada por el indigenismo. José María Arguedas es uno de los autores de
cabecera. “Esos libros entraron a la casa por Vladimir”, revela ella, sentada
en uno de los ambientes amurallados de la Biblioteca Vargas Llosa. La semana
pasada llegó a la ciudad natal de Churata para presentar una reedición cuidada
de El pez de oro. Esta actividad forma parte del programa de actividades por el
aniversario de este recinto cultural.
“Me di cuenta que era un
texto diferente, muy potente, abarca muchos tópicos que no se abordaba en la
literatura", dice Helena sobre el El pez de oro.
El libro es inclasificable.
Confluyen el cuento, novela, poesía y ensayo. "Era muy osado, hay textos
en donde discute con Friedrich Wilhelm Nietzsche y Platón".
Con el filósofo y poeta
alemán, autor de Así habló Zaratrustra, le discute sobre la muerte desde una dimensión andina. Lo occidental aborda
la muerte como una partida al más allá. En cambio, para Churata, vida o muerte
eran lo mismo, parte de un ciclo. En
Platón, las ideas se imponían a la materia, una emanación de las
primeras. Churata afirma que la
materialidad de la vida es tan importante como las ideas. Y en consecuencia, en
el mundo andino, no hay dioses
abstractos sino tangibles: la montaña o el sol.
¿Cómo podía conjugarse la
literatura indigenista con la vanguardia?, le preguntamos a Helena.
Él creó el movimiento
Orkopata y editó el boletín Titikaka. Ahí confluían las preocupaciones de
Churata y su hermano Alejandro sobre el indio e indígena con una mirada
vanguardista. Era un lector voraz. A Puno llegaba mucha literatura vanguardista
y occidental. Gracias a la industria textil había conexión con Bolivia y Buenos
Aires (la meca cultural de Latinoamérica)
¿Es vigente el libro ahora?
En su momento el libro
generó mucha perplejidad, era difícil leerlo, algunos críticos decían que
faltaba acabarlo. El crítico Antonio
Cornejo Polar dijo que era la asignatura de la crítica peruana. Su forma
vanguardista contraviene el realismo, hay géneros distintos, se lo puede
comparar con las grandes obras de la literatura hispanoamericana: Rayuela de
Julio Cortázar, Pedro Páramo de Juan Rulfo, Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez o Los Ríos
Profundos o El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo de Arguedas.
¿Quién influyó a quién?,
¿Arguedas a Churata o viceversa?
Churata habla de Arguedas en
sus textos, y aunque no supo de sus grandes novelas, menciona Los cuentos de
agua, y se percibe una gran admiración. En cambio, con Arguedas no sucede lo
mismo. No hay comentarios.
¿La literatura indigenista
se plantea como un reclamo?
El indigenismo más
estereotipado llegó a crear una imagen del indio explotado y que no tenía
ninguna capacidad, un ser al que había
que rescatar de su miseria y aplastamiento cultural. Y a veces eso ha
confundido. En cambio, Arguedas y Churata son autores que exploran en la
sabiduría indígena. Arguedas con sus trabajos antropológicos rescata la cultura
viva.
¿La independencia tampoco
fue solución para poner fin al reclamo indígena?
La jerarquía social (de
los conquistadores) quedó, y de hecho la
desigualdad cultural. La independencia fue un momento perdido, el indígena no
recuperó sus derechos.
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