domingo, 10 de marzo de 2013

MAS SOBRE GAMALIEL



Churata, un escritor a la altura de Gabo, Cortázar o Rulfo

Visto por otros ojos. La obra de Gamaliel Churata se conoce más afuera que en Perú. En España se publicó una edición crítica de El Pez de Oro a cargo de Helena Usandizaga
Juan Carlos Soto
LA REPUBLICA SUR, Domingo, 10 de marzo de 2013
La vida de Arturo Peralta o Gamaliel Churata (1897)  es tan intensa como sus textos.  Helena Usandizaga da fe de ello en la edición corregida de El pez de oro, que recorre la biografía de este escritor nacido en Arequipa, pero radicado entre Puno y Bolivia.  ¿Puede un escritor perpetrar un libro tan complejo y rico sin haber terminado la formación escolar ni pisar la universidad?  Churata lo consiguió gracias a su autodictadismo.  Abandonó el colegio a los trece años:  Usandizaga lo atribuye a problemas familiares, en cambio, otro de sus biógrafos, José Luis Ayala, dice que sintió el maltrato de su maestro, José Antonio Encinas. A pesar de ello no dejó de leer en forma voraz.  Las cuevas del cerro Huacsapata fueron un refugio. Ayala afirma que El pez de oro comenzó a fraguar  cuando no había cumplido ni los diez años. Tuvo un largo aliento. El libro vio la calle en 1957, cuando Churata radicaba en La Paz-Bolivia, donde se exilió por la persecución política de Sánchez Cerro. Gamaliel era socialista.  
Usandizaga supo de él en los ochenta por su esposo, Vladimir Herrera, un poeta puneño radicado en Barcelona. La docente española admite su fascinación por la literatura peruana, sobre todo la marcada por el indigenismo. José María Arguedas es uno de los autores de cabecera. “Esos libros entraron a la casa por Vladimir”, revela ella, sentada en uno de los ambientes amurallados de la Biblioteca Vargas Llosa. La semana pasada llegó a la ciudad natal de Churata para presentar una reedición cuidada de El pez de oro. Esta actividad forma parte del programa de actividades por el aniversario de este recinto cultural.
“Me di cuenta que era un texto diferente, muy potente, abarca muchos tópicos que no se abordaba en la literatura", dice Helena sobre el El pez de oro.
El libro es inclasificable. Confluyen el cuento, novela, poesía y ensayo. "Era muy osado, hay textos en donde discute con Friedrich Wilhelm Nietzsche y Platón".
Con el filósofo y poeta alemán, autor de Así habló Zaratrustra, le discute sobre la muerte  desde una dimensión andina. Lo occidental aborda la muerte como una partida al más allá. En cambio, para Churata, vida o muerte eran lo mismo, parte de un ciclo.  En Platón, las ideas se imponían a la materia, una emanación  de  las primeras. Churata afirma  que la materialidad de la vida es tan importante como las ideas. Y en consecuencia, en el  mundo andino, no hay dioses abstractos sino tangibles: la montaña o el sol.
¿Cómo podía conjugarse la literatura indigenista con la vanguardia?, le preguntamos a  Helena.
Él creó el movimiento Orkopata y editó el boletín Titikaka. Ahí confluían las preocupaciones de Churata y su hermano Alejandro sobre el indio e indígena con una mirada vanguardista. Era un lector voraz. A Puno llegaba mucha literatura vanguardista y occidental. Gracias a la industria textil había conexión con Bolivia y Buenos Aires (la meca cultural de Latinoamérica)
¿Es vigente el libro ahora?
En su momento el libro generó mucha perplejidad, era difícil leerlo, algunos críticos decían que faltaba acabarlo.  El crítico Antonio Cornejo Polar dijo que era la asignatura de la crítica peruana. Su forma vanguardista contraviene el realismo, hay géneros distintos, se lo puede comparar con las grandes obras de la literatura hispanoamericana: Rayuela de Julio Cortázar, Pedro Páramo de Juan Rulfo, Cien Años de  Soledad de Gabriel García Márquez o Los Ríos Profundos o El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo de Arguedas.
¿Quién influyó a quién?, ¿Arguedas a Churata o viceversa?
Churata habla de Arguedas en sus textos, y aunque no supo de sus grandes novelas, menciona Los cuentos de agua, y se percibe una gran admiración. En cambio, con Arguedas no sucede lo mismo. No hay comentarios.
¿La literatura indigenista se plantea como un reclamo?
El indigenismo más estereotipado llegó a crear una imagen del indio explotado y que no tenía ninguna capacidad,  un ser al que había que rescatar de su miseria y aplastamiento cultural. Y a veces eso ha confundido. En cambio, Arguedas y Churata son autores que exploran en la sabiduría indígena. Arguedas con sus trabajos antropológicos rescata la cultura viva.
¿La independencia tampoco fue solución para poner fin al reclamo indígena?
La jerarquía social (de los  conquistadores) quedó, y de hecho la desigualdad cultural. La independencia fue un momento perdido, el indígena no recuperó sus derechos.
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