Ciertas
estampas de la rica coreografía popular puneña, están en peligro de perderse.
Claro, esa afirmación es manida, recurrente, reiterativa, pero es cierta por
desgracia. “Imillani” (con la joven, con la hija, en aimara) es una de esas
estampas dancísticas.
Los
pueblos de la orilla oriental del Titikaka, encabezados por Conima y Tilali así
como de las bellas islas de Amantani y Taquili, fueron el escenario de la
aparición de esta danza en tiempo que no es posible precisar. Son también, por
ello, los lugares privativos de su práctica, por desgracia cada vez más
esporádica.
Estrictamente
se trata de una ceremonia-baile, en la cual los padres de niñas púberes (14,
15, 16 años) cumplen con su obligación de presentar a sus hijas ante su
respectivo colectivo familiar y comunal, facilitándoles su ingreso al mundo de
los adultos, al inicio del trato abierto con la gente de la vecindad.
Esta
danza costumbrista es ejecutada por las quinceañeras emparejadas con varones
que por lo común son los padres, hermanos mayores o familiares cercanos de quien
con este acto emerge a la promisora vida de relación social.
La
coreografía -en la que menudean los saludos y reverencias entre niñas y varones-,
es relativamente simple, pues los movimientos corporales son ceremoniosos,
alejados de giros enérgicos o violentos, a tono con la solemnidad que enmarca
la danza, y se ejecutan al ritmo constante de las melodías que llenan el
recinto o el lugar del baile y que se desprenden desde los pequeños bombos y sikus
que los padres tocan amorosamente, mientras danzan o mientras forman parte del
conjunto musical que acompaña al grupo danzante.
La
entidad Qhantati Ururi describe así el atuendo de los danzarines: “El traje o vestimenta de los varones
consiste en un pantalón negro ancho de bayeta fina partidos en el botapie,
chaleco negro, camisa con manga larga de bayeta, en la cabeza llevan penacho de
pluma verde y a los costados dos plumas grandes de tucán, en la espalda
prendida un pañolón de color y para los pies ojotas blancas; la música es
ejecutada por ellos mismos con zampoñas y huancaras o cajas con corchea.
Las mujeres llevan la
cabellera con cantidad de trencitas pequeñas, con un adorno en forma de abanico
de donde se dependen gran cantidad de cintas de colores; jubón de pana de colores
adornado con cuenta y lentejuelas, pollera amplia de colores vivos, sostenida
en la cintura con una faja ancha de lana, tejida con figura de aves y en cada
mano un pañolón de colores con los que ejecutan la danza, realizando variadas
figuras, pues los varones se concretan únicamente en cambiar y ejecutar la
música con gran ritmo”.
La Agrupación
de Arte Folklórico y Teatro, APAFIT ha difundido esta danza en sus épocas de
mayor actividad, advirtiendo que “se ha tomado la libertad, de inspirarse en la
coreografía de Conima y utilizar el nombre y la música de este mismo lugar y el
traje típico de la Isla de Taquile, con el exclusivo objeto de reunir toda la
belleza que existe en este tipo de danzas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario