DORA MAYER
LUCHÓ POR LA CIUDADANÍA DE LOS MÁS MARGINADOS
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Wilfredo Kapsoli |
Pedro Escribano LA REPUBLICA
19SET21
WILFREDO KAPSOLI, el historiador acaba de publicar
en edición facsimilar el boletín EL DEBER PRO INDIGENA que dirigiera Dora Mayer
y que, según él, solo existía en números sueltos
A FINALES DE LA PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XX los
esposos Dora Mayer-Pedro Zulen y Joaquín Capelo no quisieron tolerar más abusos
brutales contra los indígenas.
Decidieron fundar, en octubre de 1909, la Asociación
Pro-Indígena y, en 1912, un órgano de difusión, el boletín El Deber
Pro-Indígena, bajo la dirección de Mayer. Así nacía un órgano para defender
y denunciar los crímenes contra la “raza indígena”, como las masacres de San
José, en Puno, y la de los caucheros, en Putumayo. Denuncias como el caso del
indio José María Turpo, a quien un gamonal le dio muerte por “arrastramiento”.
Lo amarraron de los pies y lo arrastraron con un caballo hasta que su cuerpo
quedó destrozado por el escabroso y accidentado suelo.
El Deber Pro-Indígena se publicó hasta diciembre de 1917 y alcanzó 51
números. Hasta los años 80, solo se conocían números sueltos, pero el
historiador Wilfredo Kapsoli conoció a Juan Salazar, librero de viejo, quien
tenía la colección completa.
“Ni la Biblioteca Nacional la tenía íntegra. Fue un
verdadero hallazgo y me sirvió para realizar una serie de investigaciones”,
dice el historiador.
El boletín se acaba de publicar en edición
facsimilar por Tarea y auspicio del Ministerio de Cultura, con prólogo de
Kapsoli y notas de Dora Salazar, Takahiro Kato e Iván Rodríguez Chávez.
-¿Qué razón inspiró la creación
de la Asociación Pro-lndígena? ¿Humanista, ideológica?
Zulen era un joven universitario, muy activo y
alentaba en sus reuniones el debate cultural, que se llamaban “Conversatorios
Universitarios”. Invitaban a los intelectuales para hablar del problema
indígena, porque en ese entonces los indígenas estaban excluidos de la
sociedad. Ideológicamente, eran progresistas, positivistas. Dora era más humanista,
filantrópica, tenía consideración con descendientes de Manco Cápac, decía “los
irredentos hijos del inca” y pensaba que se debía luchar por la ciudadanía de
los hombres más marginados. Más adelante, Zulen avanzó y fue candidato a
diputado por Jauja por el socialismo.
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Dora Mayer |
-En el primer editorial del
boletín El Deber Pro-Indígena se lee “en la bondad de la causa de la
asociación".
-Eran más humanitarios. Pensaban, por ejemplo, que
la educación era una forma de redimir al indígena, que deberían acceder a la
educación de tal manera que así podrían reclamar sus derecho9s, cumplir deberes
y manifestar sus protestas directamente ante las autoridades.
- Emilio
Gutiérrez de Quintanilla, miembro del boletín en ese mismo número, dice: “Bendita seas Sociedad Pro-Indígena. Tu
caridad es de oro”.
- Eran humanitarios, liberales en sus inicios.
Después, muchos de los miembros que se asocian al movimiento van a ser
dirigentes, campesinos de origen o anarquistas. Por ejemplo, en Áncash se creó
el Centro Proletario Recuay.
-Siempre a José de la Riva
Agüero se lo identifica con la casta social, ¿fue uno de los aportantes
económicos del boletín?
-En los primeros años, cuando estaba la causa humanitaria,
educacionista, participó Riva Agüero, Luis E. Valcárcel, pero ellos fueron
alejándose del movimiento cuando los líderes y delegados comienzan as hacer
deuncias y rebeliones, como las del mayor Teodomiro Gutiérrez Cueva, en Puno,
adonde llegó como subprefecto, pero adoptó el seudónimo “Rumi Maqui” y quiso
restituir el Tahuantinsuyo.
-El abuso tenía su propio sistema,
el “enganche”.
- Con ese sistema los obligaban a comprometerse a trabajar.
Los traían a la costa y morían por la explotación y enfermedades. Los hacendados,
para justificar sus muertes, crearon la figura del pishtaco. Decían que al regreso a sus pueblos, los pishtaco, que eran gringos y altos, los
mataban para extraer sus grasas para aceitar máquinas en su país.
-Entonces a los indígenas
se les reconocía ser de “una raza”, pero no su ciudadanía...
- Sí, se creía que los aborígenes, los indios,
estaban para servir a los criollos, a los gamonales. El poder del gamonalismo
asociaba a terratenientes, alcaldes e Iglesia católica. Incluso hubo un
impuesto para la república por el que el indígena contribuía al Estado
trabajando dos o tres días a la semana en obras públicas, pero no, eso no se
cumplía, los hacían trabajar para beneficios personales. Eso ocurrió en las
haciendas y centros mineros. Dora publicó un fogoso ensayo, en inglés y castellano,
titulado “La conducta de la Compañía Minera de Cerro de Pasco”. En la mina,
incluso, no pagaban salarios sino les daban fichas para que compren en el tambo
de la misma empresa. Esa doble edición no circuló porque la empresa se compró
todo el tiraje.
-O sea, de “la bondad de la
causa”, “caridad de oro” se pasó a defensa concreta del indio...
-Así es. Este movimiento tenía filiales en casi en
todos los departamentos con directivas propias. Vino a dar las bases y las
pautas fundamentales para formar un partido, plantear una ideología, tener una
prensa para la difusión de la cultura. Mariátegui, que era amigo de Zulen y
Mayer, lo toma a tal punto que, cuando sale Amauta, le pide a Dora que
haga el primer balance de lo que ha significado la Asociación Pro-Indígena.
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Pedro Zulen |
-A propósito, José Tamayo
sostiene que “el indigenismo de la
Asociación no dejará de ser intuitivo,
protector lejano y bastante romántico”.
-José Tamayo decía eso porque no llegó a conocer de
cerca el movimiento ideológico. Tengo un ensayo que se llama “Pedro Zulen,
precursor del socialismo en el Perú”, que está en el libro que publicamos con
Takahiro Rato. Allí exponemos lo que hizo la Asociación Pro-Indígena.
-Con respecto a “Rumi Maqui”,
Mayer tiene una visión crítica. Le dice ególatra, iluso en sus pretensiones.
-Ella era muy filantrópica. Pensaba que los reclamos
tenían que hacerse con cautela, pidiendo que el Parlamento intervenga. Pero
eso no tenía mucho eco. La Asociación inspira a Leguía, que llegó con un populismo
grande, a crear el Patronato de las Raza Indígena. Y después, los propios
indígenas crean el Comité Central Pro derecho Indígena Tahuantinsuyo, que es un
movimiento liderado por los anarquistas. El aporte de la Asociación
Pro-Indígena es el de ser el núcleo de los debates ideológicos, acercarse al
socialismo, anarquismo, aprismo y populismo. Mariátegui dijo que la mayor sorpresa
y alegría que le deparó su regreso de Europa fue encontrar a un indio
socialista.
-Mariátegui, a diferencia
de Mayer, tiene otra visión de “Rumi Maqui”. Dice “Los incas adquieren de
improviso forma y cuerpo a través de Rumi Maqui”.
- Mariátegui analiza mejor el problema de la clase
social, el conflicto político. Eso lo ha hecho notar Carlos Arroyo en el ensayo
“El incaísmo modernista y Rumi Maqui”.
Él reparó estas reflexiones de Mariátegui criticando a Mayer. Mariátegui le da
un valor social a esta idea del Tahuantinsuyo, que ha sido un sueño permanente,
la utopía andina, la restauración del Tahuantinsuyo, el retorno del inca.
-¿Cómo se liquidó la Asociación
Pro-indígena?
-Se canceló, por un lado, porque los anarquistas
estaban copando los espacios de la dirigencia de la Asociación y, por otro,
porque hubo una ruptura sentimental entre Mayer y Zulen. Leguía aprovecha esa
coyuntura para crear su patronato. También porque los indígenas, en su ala
anarquista, asumen su propia condición gremial y crean el Comité Central
Pro-Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Es el caso único en el mundo en que el
anarquismo llegó a tener presencia en el mundo campesino. El anarquismo era
básicamente un movimiento político de los sectores urbanos semiproletarios.
-Dora Mayer también tuvo
acciones feministas.
-
Por supuesto,
trabajaba junto a María Alvarado y Miguelina Acosta, que fue la primera
abogada cuya tesis fue sobre la igualdad de género.
-¿Qué hubiera dicho Dora
Mayer sobre Pedro Castillo?
-Hubiera estado feliz. Habría dicho “estos
irredentos indígenas ahora son presidentes”. Ojalá lo hagan bien.❖
RUMI MAQUI