PRESIDENTE ORBEGOSO VISITA PUNO HACE 90 AÑOS
Fragmentos
condensados del libro de JOSÉ MARÍA
BLANCO, padre franciscano y capellán del presidente Orbegoso, autor del DIARIO
DEL VIAJE DEL PRESIDENTE ORBEGOSO AL SUR DEL PERÚ. CUSCO, PUNO, AREQUIPA (1835,
Cusco-Puno-Arequipa) 1.ª ed. digital. Lima: Fondo Editorial de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos / Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos / Université Bordeaux Montaigne, 2022.
El
diario original del padre José María Blanco contiene la narración de los
sucesos que le tocó vivir mientras acompañó como capellán al presidente Luis
José de Orbegoso en su viaje al sur del país, desde noviembre de 1834 y durante
el año 1835. Dicho diario, conservado en el Archivo Histórico Nacional del
Ecuador, se halla contenido en dos volúmenes y presenta la condición de pieza
única, pues no se conocen otras copias de esta.
Entrada
a territorio puneño después de visitar Cusco
La
Raya es el alto de la cordillera de Vilcanota, que divide los departamentos del
Cusco y Puno. Aquí tiene su origen el celebrado río de Vilcamayo y el río de
Chungara, que es el de Ayaviri. La estancia llamada de La Raya es propiedad de
don Martín Gabino Concha.
En
el llano llamado La Periferia, dos leguas antes de Santa Rosa, aguardaba a S.
E. el cura de esta doctrina y vicario de la provincia de Lampa, D. D. Mariano de la Peña, el gobernador de
Macarí, Don Paulino Ceballos, con
sus jueces de paz y notables, el gobernador Nuñoa, Don José León Núñez, con sus jueces de paz y notables, el gobernador de
Santa Rosa, con sus jueces de paz y notables, y toda la gente de vino de los
tres pueblos. Entró S. E. a Santa Rosa en la tarde, y fue recibido por el
pueblo con música, repiques, camaretas y cohetes.
Se alojó S. E. en
la casa del cura, donde le tenían dispuesta los curas de Santa Rosa de Macarí,
don Mariano Quintanilla, y de
Umachiri un deser y mesa decente. Desde Santa Rosa la comitiva se dirige y
llega a Ayaviri, pasando por Chuquibambilla y Chiamarca (Capitulo IX)
Entrada de Su
Excelencia a Ayaviri. Con esta magnificencia y con crecido acompañamiento, que
con los danzantes y demás indios con banderas ascendería a tres mil, entró S.
E. en la villa de Ayaviri a las cinco // [p. 70] y cuarto de la tarde, en medio
de vivas y las aclamaciones de un pueblo numeroso, que, agolpado en las calles
ricamente adornadas, no cesaban de llamarlo el «Restaurador de la Patria». De
este modo se alojó en casa de don Nicolás
Macedo, que estaba adornada de alfombras, espejos, doseles, fanales y
muebles de gusto. (descripción de Ayaviri)
Día 9 de febrero.
Salida de Su Excelencia de esta villa. Despidíose S. E. del señor Juez de
Derecho de Carabaya D. D. Bonifacio
Álvarez, salió de Ayaviri para Pucará.
En la apacheta233
de Colquecahua234 aguardaba a S. E. el Subprefecto de Azángaro, don Mariano Urbiola, las municipalidades de
esta ciudad, la de Pucará y la de Asillo con seis maceros con togas y sombreros
colorados y masas de plata en las manos, los curas de Azángaro, don Antonio Luna y el de Pucará, D. D. Mateo Herrera y todas las personas visibles de los tres pueblos.
Llegó S. E. a
Pucará bien mojado con la granizada que le cayó y lluvia, seguido de una
comitiva a caballo de ochocientas personas, oyéndose llamar por el bello sexo
«Restaurador de la Patria». El alojamiento, que era la casa de la señora doña Manuela Castro, estaba ricamente
adornado con doseles y muebles de gusto, ocupando un corredor la orquesta de
música destinada a entretener a S. E.
En la bienvenida
hablaron el Alcalde de la villa de Azángaro, don Gregorio Yáñez236, primer alcalde de la provincia de Azángaro. El
alumno de la Escuela de Azángaro, don Santiago
Cortés237. (Detallada descripción del pueblo, el peñón y las ruinas
arqueológicas)
10 de febrero: De Pucará a Lampa, pasando por Choncara
y Pucacancha
En Pucachupa se
despidieron de S. E. los danzantes, // [p. 86] y parte de los señores que lo
acompañaban.
En este sitio se
encuentran minas de plata y oro trabajadas por los portugueses. Aquí en el año
de 1814 el Coronel Béjar, que
peleaba por la independencia de la América, le hizo una emboscada al general
realista don Juan Ramírez, que le
dispersó su tropa.
En horas de la
tarde entró S. E. en Lampa con esta inmensa comitiva, atravesando por un
numeroso gentío que se había hecho un deber de obsequiarlo. Al apearse S. E. en
el magnífico alojamiento, cubierto de damasco, sitiales, doseles y alfombras
exquisitas de tripe, donde de ceremonia y con una orquesta de música lo
recibieron el vicario de la provincia, D. D. Pedro José Martínez de Camacho,
con otras personas visibles, que con este objeto no habían salido al camino,
principiaron a hacer fuego una infinidad de camaretas que había, cuyo ruido
aumentó el que ocasionaban el continuado repique de campanas y el murmullo de
más de doce mil habitantes que había en la villa. Entre ella se hallaban,
además, el gobernador del distrito, los venerables curas de Vilque Grande, don Narciso Laguna, y de Vilque Chico, don Tomás Aguirre, con los compañeros de
Lampa,
Pronunciaron las
“arengas” de estilo el Alcalde de la Municipalidad, don Pedro Aguirre; la señorita doña María Eduvigis Leiva; el Mayor Hinojosa
por el batallón de lanceros; el alumno de la escuela, don Manuel Larreguera; otro alumno, don Felipe Barrionuevo. Terminadas las
arengas contestó S. E. a cada una de ellas y después fue conducido por el
subprefecto don Manuel Mariano
Basagoitia a la mesa que él le había preparado, lo que con dificultad será
imitada en estos países. En ella brillaban el oro y la plata, con la finura de
la cristalería y losa de gusto asiático, donde con profusión y gusto delicado
se veían manjares de todas clases, frutas, licores, dulces y refrescos
dispuestos con tanta simetría que alegraban la vista y excitaban el apetito.
(se describe con profusión la villa de Lampa, su templo y el campo)
A las tres y tres
cuartos de la tarde del 12
de febrero de 1835 salió S. E. de Lampa para Juliaca, acompañado de la
misma comitiva y fiesta con que entró, atravesando por calles adornadas de
ricas colgaduras y arcos, y llevando tras sí las aclamaciones y los vivas de un
inmenso gentío que lo siguió a mucha distancia de la villa.
No obstante estar
lóbrega y lloviosa la noche, se mantenían los indios en los 20 arcos
cubiertos de flores y banderas que habían hecho, donde en cada uno de ellos
tenían huifalas y pulipulis265, con cajas, quenas y pututos y muchas camaretas,
que se dieron trazas a reventarlas. Hospedó S. E. en la casa parroquial, que
estaba aseada con alfombras u dosel por el cura interino de Juliaca, don José María Eisaguirre.
12 de febrero:
De Juliaca a Puno, pasando por Caracoto, Atuncolla y Paucarcolla,
El pueblo de
Caracoto estaba adornado con colgaduras, banderas y veinticuatro arcos de
géneros, ramas y flores silvestres. Había algunas huifalas y cuatro tocadores
de pututus y cajas.
El gobernador del
pueblo de Atuncolla, don José María
Romero, puso para el tránsito de S. E. seis arcos cubiertos de flores,
espejos y banderas, acompañándolos de bandas de indios vestidos de huifalas y
demás clases de danzantes con veintidós pututus, treinta qquenas, veinticinco
pífanos.
Media legua antes
de Paucarcolla habían salido al encuentro de S. E. el gobernador, notables y
veinte individuos de este pueblo, entre quienes estaba su cura interino, don José María Ampuero, con cuatro cajas,
ocho pututus, un cupista, dos violinistas, un clarinete y dos bandas de
Pulipulis compuesta de 32 individuos, con quie-// [p. 104]nes entró en la
población, atravesando por cuatro arcos compuestos de banderas y flores.
Hospedó en una casa
que había dispuesto el cura don José María Ampuero, la cual tenía una pieza
alfombrada y forrada de quimones, con un dosel de lo mismo y dos escaños con
una silla vieja bajo del dosel. Con todo este aparato no le presentó siquiera
un vaso de agua y tuvo S. E. que mandar que le comprasen siquiera cecina para
asarla, lo que no se encontró por más diligencia[s] que se
hicieron, hasta que
uno de los del pueblo la fue a traer de distancia. Mientras tanto el señor
Macedo, que había llevado en las alforjas un poco de pan y unos melocotones,
sacó este fiambre para que comiese S. E. y familia. Descansó en este gran salón
como dos horas y a las dos y media de la tarde salió para Puno con la misma
comitiva del cura y sus danzantes, oyendo tocar muchas plegarias y que lo vitoriasen
los paucarcollinos.
En
la cima de la cuesta llamada Mactapata, que está a una legua antes del Puno
aguardaba a S. E. con danzantes, clarines, cajas, y música, el señor prefecto del departamento,
General de Brigada, don José Ramón
Castilla, la honorable Municipalidad, que tenía vestidos sus maceros
de colorado y con todo lujo, montados en // [p. 107] una pareja de caballos
negros bien enjaezados, los oficinistas y las personas más visibles y de
representación del departamento, cuyo número ascendería a doscientos.
A las cuatro de la
tarde entró S. E. al Puno con esta comitiva y la que consigo traía, que
llegarían a quinientos montados.
Las
calles estaban adornadas de colgaduras y banderas y llenas de gente del estado llano, teniendo por
un lado y otro, desplegados en dos alas el Batallón Libres, y el Escuadrón de
Lanceros de Arequipa, que estuvieron apostados desde la entrada de la población
hasta el alojamiento de S. E. y con la música y bandas llenaban de alegría la
población.
De
trecho en trecho había arcos magníficos de donde pendían plata labrada y cosas
de mucho gusto, llegando el número de estos a cuarenta. Desde el principio de
la población en que había uno de estos hasta el último arco estaban acompañados
por doce bandas de quenachos275, sicuris276, pantolines277, huifalas y varias
clases de danzantes que tenían consigo músicas, cajas, quenas, pututus, camaretas
y cohetes.
Una
salva de artillería fue la señal de la llegada de S. E. No bien la oyeron los puneños,
cuando un repique general y las diversas orquestas de música que había // [p.
108] por las calles aumentaron el murmullo y las aclamaciones que se percibían
a lo lejos.
El
clero lo puso bajo del palio y procesionalmente lo introdujeron al templo
cantándole una antífona; lo pusieron en medio de él, donde había sitial y dosel
y principiaron a cantar el Te Deum con la majestad expuesta; cuando se concluyó
este se despidieron con la misma pompa.
Tan
luego como salió y montó, S. E. siguió la marcha a su alojamiento que estaba
ricamente compuesto de alfombras, espejos, fanales y muebles de gusto. A poco
de haberse apeado S. E., fue visitado por el clero y poco después, invitado a
la mesa que estaba adornada de un modo particular, donde disfrutó S. E. de
satisfacción. Permaneció en tertulia hasta las doce de la noche en que se
retiró a dormir.
Capítulo 14
Estadía en Puno
mientras era prefecto Ramón Castilla.
Historia y
costumbres, 13-21 de febrero 1835]
Todo
el tiempo que permaneció S. E. en el Puno fue tratado en la mesa con la
delicadeza más extremada. Continuamente se le presentaban ricos desceres, comidas
exquisitas y frutas y refrescos costosísimos.
El
día domingo quince fue la misa de gracias // [p. 109] que le tenían dispuesta
por su salud. Para esta función estuvo el pueblo adornado de colgaduras y de
banderas, y cubiertas las calles del tránsito y la plaza de tropa y música.
Todas las corporaciones y el colegio concurrieron a sacar a S. E. de su
alojamiento y lo acompañaron al templo, concurriendo después, cuando terminó el
solemne Te Deum, a solemnizar las arengas que pronunciaron los señores Francisco Urrutia a nombre de la
provincia de Carabaya; el Señor Presbítero, don N. Poblet, a nombre del clero del departamento; El señor tesorero
de Puno; y, el señor don Hilario Macedo;
(Los discursos aparecen en el libro)
Diversiones
Por
la noche el señor General prefecto obse-// [p. 116]quió a S. E. con un baile, al
que asistieron las señoras de rango con la nobleza y oficialidad que había en
la ciudad. En este hubo un magnífico refresco y ambigú, y duró la función hasta
las cinco de la mañana, habiendo principiado el día antes a las siete de la
noche.
El
día martes que contamos 17
de febrero de 1835 se embarcó S. E. en una balsa a las ocho y media de
la mañana y todo el día lo pasó cazando en la laguna, de donde salió entrada la
noche.
El
jueves 19 pasó a pasear la mina del manto, a donde fue convidado por el dueño
de ella, don Juan Bequet,
inglés europeo, quien le tenía preparado un magnífico convite. Entró S. E. a la
mina y habiendo salido de ella regresó a la casa a las doce y cuarto de la
noche.
La ciudad del Puno.
Su historia
El
Puno hasta el año de 1802 fue villa, después fue ciudad, hasta que el año 1824 fue nombrado
departamento a consecuencia del triunfo que las armas americanas alcanzaron
sobre las españolas en la espléndida batalla de Ayacucho. Por esto tiene
bajo su inmediata dirección cinco provincias llamadas: Huancané, en la que está
comprendido el Cercado del Puno, Azángaro, Carabaya, Lampa y Chucuito.
El
año de 1832, el Congreso peruano confirmó la erección del obispado que hizo el
libertador Simón Bolívar, desmembrando para esto varios curatos de La Paz y el
Cusco. Así es que este
obispado consta de los curatos que tienen las //[p. 117] provincias de Lampa,
Azángaro y Carabaya, que fueron del obispado del Cusco, y de los de Puno y
Chucuito, que eran del de La Paz.
El
primer provisor que como obispado tuvo fue el cura propio del Puno, D. D. Alejandro Grados, que por no haber
coincidido con las ideas del expresidente Agustín
Gamarra fue separado de su curato el año de 1831 y obligado a morar en
Arequipa, donde actualmente está de cura interino en la doctrina de Chuquibamba,
perteneciente a este obispado. Desde su separación está de cura interino del
Puno el clérigo don Francisco Cabrera,
de quien hablan mucho en orden a su moral y comportación.
El
2° provisor fue el D. D. Pedro Crisólogo
Santos, cura propio de Santiago de Pupuja, que por su enfermedad se halla
en el Cusco, desempeñando por esto el cargo de provisor el cura propio de
Ilave, D. D. Gabriel Vicenteli.
Los
señores prefectos que han sido nombrados con despacho en forma han sido los
siguientes.
El
señor general de Brigada, D. Domingo
Tristán y Moscoso, fue nombrado prefecto el día 20 de enero de 1825.
El
día 31 de octubre de 1825, el señor General de Brigada don Manuel Martínez de Aparicio.
El
día 15 de septiembre de 1828, el señor Coronel de Ejército don Juan Francisco Reyes.
El
día 9 de septiembre del mismo año fue nombrado prefecto el mismo señor, por
terna de la Junta Departamental.
El
día 29 de julio de 1833, el Coronel de Ejército don Miguel San Román.
El
Puno está situado en una hondura que forman los cerros que lo rodean, nombrados:
Qqueroni281, Azoguini282, Pisguapisguani283, San José, Lai-// [p. 118] cacota284,
Cancharani285 y Putina286. Por el oriente los cerca y baña la laguna de
Huajo287, conocida generalmente con los nombres de Laguna de Chucuito y Titicaca288,
que tiene 80 leguas de bojeo y confina con la República de Bolivia, teniendo a
sus orillas y por norte y sur las ciudades de Puno y de Chucuito, y los pueblos
de Acora, Juli, Ilave, Pomata, Zepita, Yunguyo, el Desaguadero, Paucarcolla,
Coata, Capachica, Azapa, Huancané, Vilque, Mo[h]o y Comina [sic, por Conima].
El
plano en que está construida la ciudad está medio inclinado y consta de sesenta
y cuatro calles entre rectas y transversales, de las que la mayor parte se
hallan empedradas y blanqueadas, y las otras son desempedradas, sucias y que
corre por ellas poca agua. Todas están acompañadas de casas bajas y de paja,
casi sin ninguna comodidad, no obstante, hay algunas hechas con gusto y
mobladas a la moderna.
Tiene dos plazas llamadas de la villa y
el Puno.
La de la Villa, que es la mayor o principal, es cuadrada y de un tamaño
regular; ocupa el centro de la población y se halla rodeada de casas con altos
de bastante gusto, del templo, que es la matriz, de las tiendas del comercio, y
de nueve bocacalles. En esta existe juntamente la Casa del Estado, donde se
hallan reunidas las cajas nacionales, la administración de correos, la
honorable Municipalidad, la sala de armas y la Collana, donde se funden las
barras. En el medio de ella hay una pila de piedra de ala de mosca chica con
dos albercas y un estanque donde se empoza el agua, que sale a otro estanque
por cuatro canutos de bronce, de donde la toman los aguadores.
En
esta plaza hay todos los días más de trescientas indias vestidas de negro con
sus grandes bonetes, que tienen caídos por sus cuatro ángulos un pedazo de pañete
negro, o // [p. 119] pana que parece rapacejo o tapafeo, que ocupan la acera
del templo, llegando a descargar los burros que llevan las vendimias en el cementerio
de este que es bien elevado. Estas permanecen así, vendiendo, todo el día,
papas289, chuño, funeta290, carnes, huevos, quesos, quinua, hortalizas,
cañao291, pescado, chaco292, medias y gorros de lana.
Al
occidente de esta plaza y mirando a la laguna se halla fundado el majestuoso templo
de la matriz, sobre un cementerio que lo irrumpe por todos lados y que está elevado
cinco varas sobre el nivel de la plaza, al que por esta parte se sube por una escalera
de piedra sillar que ocupa el espacio de sesenta y cinco varas tres cuartas.
El
largo de este cementerio, tomando la medida desde esta escalera hasta el muro
fronterizo de ella, que está tras el templo, es de ciento cincuenta varas, teniendo
el ancho de la escalera. Los muros de este cementerio son de adobe, revocado y
blanqueado, sobre los cuales hay cincuenta y tres pilares chicos del mismo
adobe blanqueado en forma de macetas o pirámides.
A
más de la entrada principal de la escalera de piedra sillar tiene este
cementerio cuatro escaleras más de piedra sillar, colocadas del modo siguiente:
dos en la misma línea que corres-// [p. 120]ponde al norte, de las que, la que
cae al frente de la puerta del templo tiene ocho escalones, y la otra más
angosta que esta, doce; una que está al lado del sur, fronteriza a otra puerta
del templo, tiene solo cuatro escalones, y la que está por detrás de este y se
halla en el lado del oeste, lejos de tener escalera para subir, la tiene para
bajar, por hallarse en esta parte el cementerio más inferior a la calle que
está en alto; así es que tiene once escalones para bajar a este o para subir a
esta.
Todo
este cementerio, aunque desaseado, está empedrado con piedra menuda, teniendo
enlosado trece varas que corresponden a la escalera principal, de donde como de
un mirador se extiende la vista a la hermosa laguna que tiene por delante.
El
templo, que es de un solo cañón, con tres puertas que corresponden al oriente,
septentrión y el sur, es de cal y canto y bóveda, con media naranja. Es de orden
compuesto y su pavimento se halla colorado.
Tiene
ochenta y un varas de largo, doce y media de ancho y treinta y seis de elevación.
La media naranja que es galana tiene cuarenta y ocho varas de elevación.
El
altar mayor tiene once varas de largo, desde la escalera hasta el retablo, con
todo el ancho del templo. Se halla elevado una vara y cuarta sobre el pavimento
de este, y tiene cuatro escalones hermosísimos de piedra sillar para subir a
él.
El
crucero del arco total tiene 39 varas y media. En él, al lado del evangelio que
corresponde al sur, y al lado de la epístola, hay dos altares de piedra. El del
lado del evangelio está estucado, teniendo a un lado y otro en el mismo estuco
las inscripciones siguientes. La que cae al lado de la epístola dice: «Lo mandó
construir el Señor General Intendente Don Tadeo
Garate». En el del evangelio se lee: «Pedro
Arrevilla lo estucó en 1824». //[p. 121] El arco del coro es de piedra
sillar, rebajado y hermoso, que tiene doce varas la cuerda de su curvatura.
La
bóveda exterior del templo, que está sobre doce arcos de piedra, se halla cubierta
de preciosos azulejos, que despiden mucha brillantez.
Las
tres portadas que tiene son también de piedra tallada con gusto, en los que se
ven santos de piedra trabajados con mucho arte, que tienen bastante perfección.
Las
dos torres que están a un lado y otro del frontis principal que cae a la plaza,
aunque son de piedra sillar, su elevación no corresponde a la base que ocupan.
No obstante, tienen sus campanas medianas, y en la que cae al lado del septentrión
hay un reloj grande que solo toca las horas, sin dar cuartos, que lo costeó el
Estado y se puso el año de 1829, siendo prefecto del departamento el señor
Coronel de Ejército Don Juan Francisco
Reyes.
El
adorno interior no corresponde a la magnificencia del templo. Aunque la sacristía
sea de piedra y bóveda y tan hermosa como él, está falta de plata labrada y de
buenos ornamentos. Solo tiene uno blanco muy rico, bordado en león de Francia,
que se compró con el dinero de la fábrica el año de 1828.
Tiene
diez altares: dos de piedra y los ocho de madera dorada y viejísimos, de estilo
antiguo y cubiertos de santos.
A
la izquierda de la entrada principal del templo, que cae al lado del sur, se encuentra
un altar estropeado que tiene un cuadro de dos varas de alto, que al pie está
la inscripción siguiente: «Colocó este retablo de mi señora Santa Ana y se juró
por patrona de este asiento el día 14 de octubre de [1]605 años el General don Nicolás de Ávalos, Conde de las Torres,
Señor de la villa de Olivera, Corregidor y Justicia Mayor de esta provincia».
Venera
esta iglesia por titular a la Virgen María en el // [p. 122] misterio de su Concepción, y por
patrón a San Carlos Borromeo.
La
plaza del Puno que está situada a la entrada de Arequipa y el Cusco, que cae
hacia el este de la plaza mayor, es una calle ancha con un recodo que forma una
media plazuela chica y rodeada del templo llamado de la Virgen de Puno y de algunas tiendas.
Este
templo es chico, aunque es de cal y canto y bóveda. Tiene una sola nave
enladrillada y cubierta de techo de teja y está dedicado a San Juan Bautista, siendo la patrona la Virgen María en el misterio de su
Purificación. Aunque es pobre y desaseado con altares chicos
antiguos, tiene el altar mayor dorado y hecho al estilo moderno, costeado por
su cura, el D. D. Manuel Alejandro
Grados.
El
cementerio murado de adobe, que tiene este templo por delante, es chico y lo
circuye por este y oeste, teniendo en él siete árboles viejos llamados molles.
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Presidente Orbegoso |
En
él hay dos arcos de hermosa fábrica de piedra sillar, que forman un todo con la
muralla de adobe, y corresponden a las dos puertas, que por este y oeste tiene el
templo. El que cae al lado del este y está mirando a la plazuela tiene 18 varas
de elevación y el otro dieciséis, que también tiene encima por adorno un
arquito de piedra de una vara de elevación.
Cuenta
Puno diez y ocho mil habitantes, diseminados: cuatro mil en la ciudad y los
catorce [mil] distribuidos en una viceparroquia llamada Secho293, y en
veintidós ayllus conocidos con los nombres de: Pacsi294, Huaraya295, Ccheca Capullani296,
El Manto297, Pomperia298, Cchimo299, Mañatus300, Chuyuni301, Aruma302, // [p.
123] Puchuris303, Oficiales304, Pauri305, Tunuhuiri306, Acllihuaya307, Tahuanalli308,
Ccaracollo309, Ojerana310, Chiaraque311, Salcedo312, Collacachi313, Palcapampa314,
Aseruni315 [sic, por Aziruni], Chinchero316 y Encagüe317.
Tiene
dos escuelas públicas costeadas; la de los niños por la honorable
municipalidad, y la de las niñas de las cuartas episcopales de los curatos de
las provincias de Chucuito y Huancané. Este beneficio es debido al señor
prefecto Reyes.
La
escuela de los niños está a cargo de don Andrés
Cornejo, que tiene ochenta alumnos, a quienes [tachado: se le] enseña según
el sistema lancasteriano. La de las niñas la dirige la señora preceptora, doña Josefa Ramírez, según el antiguo método,
teniendo sesenta discípulas, que también aprenden la costura.
Como
estos establecimientos no tienen locales propios, se arriendan casas particulares
que proporcionan comodidad y desahogo a la juventud.
También
tiene el Puno un Colegio
de Ciencias y // [p. 124] Artes, costeado con las mismas cuartas
episcopales, en donde por constitución deben enseñarse la gramática latina;
Matemáticas, Filosofía y Derecho.Tiene cuarenta alumnos entre colegiales y
capistas, siendo el rector de ellos don Vicente
Rosell318.
Este
colegio existe en la casa de los señores Garceses, a quienes se paga el arrendamiento por ella.
Tiene sitio para fabricarse un local propio.
Existe
un hospital a consignación de los Padres Juandedianos, que ignoran la historia
de su fundación.
El
local es corto y en un mismo patio chico se hallan las salas destinadas para hombres
y para mujeres. En la sala de hombres, que es clara y ventilada, hay setenta y
cuatro covachas para otras tantas camas. Encima de la puerta de la entrada se
lee lo siguiente: «Se construyó esta casa el 6 de marzo de 1830 a impulsos del señor
Coronel don Juan Francisco Reyes».
La sala de las mujeres tiene 24 covachas y en una de ellas [está] una tullida
de muchos años.
Es
convento chico, desaseado y escaso de habitaciones, no obstante, como está
situado hacia el sudoeste de la plaza en un alto que domina parte de la
población, tiene una vista hermosa para la laguna.
En
medio del patio de las enfermerías hay una pila de piedra de ala de mosca que
tiene un estanque y, en el medio, un pilar, donde debieron colocar la alberca, que
no tiene, por donde no brinca, sino se derrama el agua.
Este
hospital no tiene capilla ni botica propia. La que tenía la vendieron los
padres a un seglar que ha abierto puerta para la calle y da todos los días al convento
el valor de un real en medicinas para cada cama. Los padres que lo habitan son
cuatro, mantenidos de las mismas rentas por el Estado.
Sus minas.- Puno es un país
minero; los cerros que lo rodean son abundantes de vetas y criaderos de metal,
y tienen // [p. 125] abiertas muchas labores.
En
el de Pirguapirguani hay una mina perdida de la que hay tradición que fue
opulenta.
En
el de San José hay una mina de este nombre, que está abandonada. Antes la
trabajaba la señora doña Brígida Ayala, con cuyo producto dicen
concluyó la iglesia que principió a edificarla el corregidor de la villa de
Puno, don Miguel de San Román.
En este mismo se halla la mina de Santa Teresa, que está abandonada.
Al
pie de esta está la rica mina del Manto, que actualmente trabaja el inglés don Juan Bequet319. A esta mina se entra
embarcado en un bote de hierro batido.
Se
rema con este por medio de unas estacas clavadas en las dos peñas de las que se
agarran y empujan el bote los dos hombres que lo dirigen. El callejón por donde
se navega tiene dos varas y media de ancho y mil quinientas de largo inundadas de
aguas. Al terminar este lago se entra a otra bocamina en una carretilla que la tira
un macho, que hace cuatro años permanece gordo dentro de la tierra. En esta carretilla,
que corre por un camino de hierro, que tendía poco menos que mil varas, caben
dos individuos sentados, que van con mucho cuidado para no estrellar las
cabezas contras las peñas que tiene el callejón.
En
el cerro de Laycacota está la opulenta y riquísima mina de Salcedo, que le
acarreó la muerte, que tiene más de ochenta bocas, siendo notables en ellas las
conocidas con los nombres de: Gallofa, que fue la descubridora, Castillo, San Juan
Pampa, Frailes, Tajo del Inca, Infiernillo, Pirotani, Mala Alma, El Tajo, Villaquiran,
Sarcino y Huayllacota.
En
el cerro de Cancharani se halla la rica mina de San Luis, que tiene también muchas
bocas, siendo las principales: la veinticuatro, que fue la descubridora, los Apóstoles
y Tamayo.
En
el cerro de Putti-// [p. 126]na hay minas de cobre, superiores, que no se trabajan.
Las vetas están cateadas y a la superficie de la tierra se encuentran planchas
de este metal.
Su laguna.- La laguna, que
hermosea la vista de Puno, tiene muchas islas en su seno, entre las que son más
conocidas la de Esteves320, que en idioma índico se llama Chulluni321, que
tiene una legua de bojeo y está cubierta de vegetación. En esta siembran varios
particulares papa, cebada y quinua.
En
el año de 1822 estableció en ella el Intendente don Tadeo Zárate [sic, por Gárate] un presidio, mandando construir dos
galpones para los presos. Por este motivo la llaman también la Isla Garatina. En esta tuvieron presos los
españoles a los más ilustres defensores de la independencia americana hasta el
año de 1824, en que por la victoria de Ayacucho recobraron la libertad.
El
islote dista de la Isla de Esteves cuatro cuadras. Tiene de bojeo dos y carece de
vegetación, presentando solo la cresta de una peña. Aquí hay un cuarto chico que
lo mandó hacer el mismo señor intendente Gárate para el castigo de los más criminales,
en el que apenas pueden caber cinco individuos.
La
Isla de San Cristóbal es de tierra blanca y se halla desnuda de vegetación. Mirada
desde el Puno, parece un punto de tierra colocado en el centro de la laguna.
La
Isla de Antahuata
tiene legua y media de bojeo y está como la de Esteves cubierta de vegetación y
de sembríos. Está distante de tierra cinco cuadras.
La
Isla de Taquili
tiene tres leguas de bojeo y dista nueve leguas del Puno. En ella habitan
ochenta individuos, que trabajan en las tres haciendas de pan llevar y ganado
que hay allí, de las cuales la llamada «Mamasile» es de la señora doña Jerónima Cáceres; la Aimará es de la señora
doña Antonia Rosada, y la tercera de
don // [p. 127] Mariano Ponce. En
esta isla hay los escombros de dos poblaciones antiguas y en ellas muchas casas
de piedra y bóveda sin mezcla ninguna322. Es isla hermosa donde se encuentra
caza y mucha hortaliza.
La
Isla de Amantaní tiene seis leguas
de bojeo y está fronteriza a la de Taquili, distando nueve leguas de Puno. Está
cubierta de vegetación y de mucha caza. Hay en ella cinco haciendas de sembrío
y ganado, de las cuales la
1ra es de las señoras Cuentas,
otra de la señora doña Antonia Rosada,
otra de don Pedro Ávila, la cuarta
de don Juan Carrión y la quinta de
don Mariano Núñez. La habitan trescientos
individuos.
La
Isla de Soto, que tiene tres leguas
de bojeo está en la jurisdicción del pueblo de Mo[h]o, de la provincia de
Huancané, distando de él cinco leguas y treinta de Puno. Se halla cubierta de
sembríos y caza y habitada por cinco familias.
La
Isla de Socra323 tiene de bojeo dos
leguas y está llena de sembríos, ganado, caza, y hortaliza. Está a doce leguas
del Puno y la habitan treinta individuos.
La
Isla de Iscagata324 tiene legua y
media de bojeo y está llena de sembríos y caza y habitada por nueve individuos.
La laguna tiene abundancia de peces, siendo los más conocidos y estimados, las
bogas325, los humantos326, suches327, bagres, pejes reyes, ispis y carachas328.
Los pescan con redes y en balsas de totoras. Hay asimismo diversidad de aves, entre
ellos se numeran primero la variedad de patos: las pachonas, los chocas, los zambullidores
y los chorlillos, que son unos pájaros negros teñidos de amarillo.
Los
indios cazadores venden tres chocas329 cocidas por medio y dan 20 huevos de
este pájaro y otros por medio.
Actualmente
navegan dos bergantines bolivianos en la laguna. El llamado Tomasito sostiene el
comer-// [p. 128]cio de esta república con el Puno, introduciéndole granos que
ha arruinado las provincias de Tinta y Ayaviri, que eran las que disfrutaban de
esta ventaja.
En
esta laguna se levantan tormentas y tiene la misma clase de olas que hace el mar.
Como en él hay bajíos y bancos de arena, en que pueden encallarse los buques.
Su comercio.- El Puno está lleno
de manufacturas y de las producciones de otras provincias y repúblicas. En él
se venden las ricas alfombras, frazadas y ponchos que hacen los hatuncollinos;
los sombreros de La Paz y las monturas del Tucumán. Casi todas las tiendas
están llenas de estos efectos y de la rica mantequilla que elaboran en sus
haciendas y que es tan apetecida de cuantos la han probado, la que por libras están
puestas en vejigas de toro o carnero, que llaman petates y la transportan con aprecio
a grandes distancias.
Sus expresiones
favoritas.- Las
expresiones favoritas que tienen los puneños fuera de sus voces e idiotismos provinciales
son llamar caricullacas330 a los mentirosos, y decir por cariño viditai331,
chunquito332.
Sus costumbres.- Sus comidas
provinciales son el chairo333,
el aconta334, el cutilagua335,
el rafaelillo336 y el chanca337.
Las
costumbres que tienen son reducidas a que en el jueves de compadres y el jueves
de comadres mandan decir los indios y la gente del bajo pueblo una misa a
Jesucristo crucificado, colocándolo para esto en medio del pavimento del templo,
para con comodidad poderlo rociar // [p. 129] con aguas de olor. A esta operación
llaman encompadrar con Cristo.
En
estos mismos días llevan a los compadres y comadres regalos, acompañados con
pututos, música, quenas, tambores; estos se reducen a frutas, pájaros, huevos y
un torillo adornado con flores, llevando por retorno de este regalo, vestuarios
para los regaladores y los ahijados. Con
este motivo comen y beben mucho en estos días.
|
Chiuchico |
En
los tres días del carnaval se divierte con el chucchico, que es un juego en el que a las cinco de la mañana entran en las
casas con música y a las personas que encuentran en cama, así como las pillan
las montan en un borrico cubierto de flores y bien enjaezado, haciéndolas
voltear las caras para la anca del jumento.
De
este modo salen con los montados a la calle, cantando hasta encontrar con otros
dormilones o dormilonas en que se apean los primeros para dar lugar a los
segundos. Por las tardes se reúnen las familias decentes a bailar en la plaza, retirándose
por la noche a seguirla en las casas, reinando en estos tres días y tres noches
mucha armonía y unión en las familias.
El
día miércoles de ceniza
se dirigen a un sitio llamado la Chacarilla, llevando banderas negras en mano, que es lo que
llaman enterrar el carnaval. Para este entierro va la plebe bailando y cantando
sus yaravíes.
En
la Pascua de Resurrección forman un Judas cubierto de pólvora y cohetes y lo ponen colgado en la plaza.
Cuando a las cuatro de la mañana ha terminado la misa solemne parroquial, le
pegan fuego al son de música, que después sale a recorrer todas las calles de
la población, dando pascuas.
En
la Pascua del Espíritu
Santo concurren al Santuario de
Vilque, que está hacia el sudoeste de Puno, distando de él siete leguas, a
una feria que celebran de ocho días, que llaman romería, y está destinada para
los // [p. 130] excesos del baile y del fuego. Concurren a ella de todas
partes.
En
el Corpus salen
danzas y los mineros hacen su altar, que lo cubren junto con los arcos que
hacen de barras de plata. Anteriormente se extendía este lujo a llenar una
cuadra entera con estas barras, mas la revolución, que ha diseminado la pobreza
por todas partes, ha suspendido este boato extravagante.
En
los días de Todos los
Santos y finados, ponen los indios sobre los sepulcros de sus muertos
fruta y otros comestibles, que llaman ofrenda; las que conforme van rezando las
van repartiendo entre los rezadores.
En
el verano salen regularmente de paseo a un lugar llamado Ojerana, donde hay muchas flores y
verdura, y a Icho338, al cual concurren con mucha bulla el día 29 de junio en
que los ichanos embarcan a San Pedro en una balsa de totora y lo meten a la
laguna, cubierto del primer pescado que han tomado en ese día. Para esta
operación no pescan muchos días antes, asegurando que si lo hicieran pecarían enojando
a San Pedro. Después que lo han hecho pasear en la laguna del Titicaca con
mucha música y bulla de cohetes, lo sacan y llevan en procesión a Icho, donde lo
colocan en el templo con bailes y cantos, y después hacen sus corridas de toros.<>
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281 Lugar donde hay vasos de
tomar chicha.
282 Cerro de azogue. Tomó este
nombre porque dicen que hay una mina de este metal.
283 Molestia de trojes.
284 Laguna de brujos.
285 Cerro de corrales.
286 Olla donde se cuece el chuño.
287 Graznido de pájaro.
288 Sierra de plomo
289 Estas las ponen de medio en
medio formando círculo sobre unas mantas, que son negras o pardas, y sirven
para poner sobre ellas los indios [Ilegible. Documento quemado por corrosión de
la tinta.]
290 Se llama así al chuño blanco,
que es una papa helada y echada a podrir.
291 Con este nombre conocen a la
quinua colorada y negra.
292 Es una tierra blanca, gredosa
que la comen los indios con papas en lugar de ají. Esta tierra la sacan del
pueblo de San Antonio de Esquilache, distante de Puno diez y ocho leguas. La
carga de esta vale dos reales y tiene mucho expendio.
293 Paja, distante tres leguas de
Puno.
294 Luna, distante una legua.
Aquí crían ganado lanar y vacuno y alpacas.
295 Distante media legua.
296 Hilado torcido a la
izquierda, dista media legua.
297 Mineral, distante media
legua.
298 Lugar de humo. Mineral que
actualmente lo está trabajando D. Blas Bravo; dista legua y media.
299 Dista tres leguas. Es el
lugar donde fondea el buque Tomasito. Sus habitantes son pescadores y
labradores.
300 Carnicería; dista un cuarto de legua. Sus habitantes son los
abastecedores de la carne de la plaza.
301 Lugar de totora; dista legua
y media y sus habitantes son pescadores.
302 Así llaman a un lugar obscuro
o entre dos luces, que en castellano llaman aquí ófrico. Dista dos leguas del
Puno.
303 Quiere decir tapiris o
busconeros y son los que sacan metales de las minas despobladas y las
benefician. Dista legua y media de Puno.
304 Son los artesanos y
menestrales que viven en Puno.
305 Lugar donde hay verduras;
dista tres leguas y media.
306 Quiere decir reja fuerte y
sólida. Dista 4 leguas. Produce este lugar muchas verduras, que sus habitantes
las venden con mucho aprecio en todo el departamento.
307 Tiene hortaliza y dista dos
leguas y media.
308 Quiere decir lugar de fuego.
Dista dos leguas y media.
309 Cerro pelado. Es puna y dista
tres leguas.
310 Lugar de fuerte flujo y
reflujo; dista dos leguas y media.
311 Indio negro; dista seis
leguas. Aquí hay muchas minas despobladas.
312 Es hacienda de sembrío y
ganado. Pertenece a la Señora Doña María Salcedo y dista una legua de Puno.
313 Quiere decir caballero de
sal. Es hacienda de solo ganado y dista tres leguas. Su dueño es D. José María Recavarren.
Esta hacienda está en pleito con los señores Pintados.
314 Llano de dos caminos;
hacienda de ganado de la Señora Da. Rosa Toledo. Dista legua y media.
315 Lugar de culebras. Hacienda
de sembrío y ganado de la Sa. Da. Josefa Cáceres; dista dos leguas.
316 Hacienda de sembrío y ganado
de D. Vicente Rodríguez;
dista legua y media.
317 Qui[e]re decir papada sobre
papada; hacienda de sembrío. Dista una legua
318 Arequipeño.
319 Este trabajaba en compañía
del señor Coronel D. Juan
Obrien, inglés, principal empresario de ellos. Se ignora el motivo que
hayan tenido de separar la compañía.
320 Distante una legua de Puno.
321 Raíz de totora.
322 Las iban acomodando
centralizándolas cada una para que no se cayga
323 Flaco.
324 Semilla chica.
325 Tienen una cuarta de largo.
326 Es el pescado más exquisito
que tiene.
327 Son de a media vara.
328 Es una boya amarilla.
329 Es negra, del tamaño de un
330 Hermana mentirosa.
331 Vida mía.
332 Mi corazón.
333 Es un guiso de chuño cortado
menudamente con papas también partidas, carne de vaca y ají.
334 Es un guiso de papas enteras
con chuño entero, cecina, carne de vaca y de borrego.
335 Es la mazamorra de harina [el
papel se ha roto] cecina y ají.
336 Es un guiso con papas
enteras, chuño [el papel se ha roto] de cebollas.
337 El chuño molido con
especerías y ají, y car[el papel se ha roto]adas.__