sábado, 1 de marzo de 2025

ACERCA DEL TRABAJO COMO SOBRESALIENTE ACTIVIDAD HUMANA

 EL TRABAJO EN LA HISTORIA

Por Jorge Rendón Vásquez

1.– Origen del trabajo

El trabajo ha sido sido siempre una actividad de los seres humanos productora de los bienes destinados a la satisfacción de sus necesidades.

En los tiempos más remotos, esta actividad tuvo como finalidad la obtención directa de las sustancias necesarias para la vida, como sucedía con las otras especies animales.

Para el mantenimiento de la vida se requiere oxígeno, agua y ciertas materias y, para obtenerlas, los seres vivientes deben realizar un esfuerzo: el oxígeno es aspirado de la atmósfera; el agua debe ser encontrada; y las materias de origen animal, vegetal y mineral halladas en la naturaleza. Esta actividad no puede detenerse, porque la vida es un proceso continuo de asimilación y desasimilación de esos elementos, cuya ausencia, en el límite, causa la muerte del ser.

En esa actividad aparecen ya los dos caracteres que mucho más tarde habrán de serle atribuidos al trabajo: es una obligación fundamental, intuitu personae se diría ahora, porque su incumplimiento acarrearía la muerte del sujeto; y es, al mismo tiempo, un derecho fundamental, porque permite la continuación de la vida. Las especies animales solo han dispensado de esta actividad a sus crías por su incapacidad física, a las que sus madres alimentan y cuidan.

El trabajo en el Tahuantinsuyo
La especie humana comenzó su formación hace unos dos millones de años, muy lentamente, por la invención de instrumentos de trabajo. Al empleo de palos y piedras cortantes siguió el descubrimiento del fuego que permitió el cocimiento de los alimentos animales y vegetales. Esos primitivos instrumentos, perfeccionados por la experiencia, determinaron el desarrollo de la actividad mental, la transformación de las manos, la conformación y el perfeccionamiento del lenguaje y el trabajo en común para la caza de los animales con los cuales se alimentaban y la depredación de otros grupos humanos para alimentarse con ellos o para defenderse. En adelante, la especie humana se impuso definitivamente a las demás especies y se configuró como lo que es ahora, emigrando permanentemente en miles de años por la necesidad de hallar los alimentos que necesitaba.

2.– El trabajo esclavizado

Hace unos 12,000 años, algunos grupos humanos inventaron la agricultura, con la cual el trabajo pudo suministrar más bienes que los requeridos por las tribus que lo practicaban. A esta actividad se asoció la invención de la ganadería cuando los seres humanos advirtieron que podían criar ciertas especies animales para alimentarse con su carne. Este cambio, que implicaba una división del trabajo entre las tribus cazadoras y las tribus agrícolas, tuvo otros efectos: 1) la sedentarización de las tribus agrícolas en centros poblados a diferencia de las tribus cazadoras que eran nómadas; y 2) la aparición del intercambio mercantil que consistió inicialmente en el trueque de bienes agrarios y ganado por prisioneros cazados para ser utilizados en el trabajo que las tribus agrícolas y ganaderas ya no podían atender solo con sus miembros.

Este intercambio fue también el comienzo de la noción de propiedad privada que surgía porque los poseedores de esas mercancías se reconocían mutuamente como titulares del poder de disponer de ellas.

Establecida la esclavitud, la mayor parte del trabajo fue impuesta a los esclavos.

Fue, por lo tanto, normal y legal en aquellos tiempos hacer más esclavos. La caza aportaba tanto animales como seres humanos. A la caza le sucedieron las guerras de conquista, no tanto de territorios que no les interesaban, sino de seres humanos para utilizarlos en el trabajo o venderlos. Desde entonces, casi todo lo que conforma la cultura como creación humana ha sido obra de los esclavos. Aristóteles, el más grande compilador del saber de la Antigüedad, decía: “Un hombre es esclavo por naturaleza, cuando por la medida de sus facultades puede pertenecer a otro. […] Por otra parte, no es grande la diferencia entre el esclavo y la bestia; ambos solo por su cuerpo son útiles.” (La Política, cap. II).

Subsistía, sin embargo, el trabajo por artesanos libres que se alquilaban o vendían sus productos, pero su número era muy reducido y casi todos utilizaban esclavos.

De esa condición dependiente del trabajo surgió el desprecio de las clases propietarias y sus intelectuales por el trabajo y por quienes lo hacían. Platón dijo en su libro La República: “Es propio de un hombre bien nacido despreciar el trabajo.” Y Aristóteles en La Política declaró: “es imposible que el que cultiva la virtud pueda vivir la vida de un obrero o de un jornalero”. Hacia el siglo XI de nuestra era seguía usándose el tripalium, un aparato de tres palos al cual se sujetaba a los esclavos, siervos y otras gentes para torturarlos. De esa palabra derivó la palabra italiana travaglio que se reprodujo en otras lenguas de composición latina. Se decía entonces que el verdugo trabajaba a su víctima. La palabra labor designaba el trabajo de los campesinos.

Solo a partir del siglo XV, el desprecio por el trabajo comenzó a ser dejado de lado luego que Lutero y Calvino elogiaron el trabajo de los artesanos y comerciantes que eran sus seguidores y cuyos intereses defendían.

3.– El trabajo feudalizado

La civilización romana de la Antigüedad, cuya base económica fue la esclavitud, se extendió a casi todo el continente europeo, el Asia Menor y el norte de África. Sus guerras de conquista tuvieron la finalidad de esclavizar a los pueblos vencidos. Hacia el siglo III de nuestra era, cuando al Imperio Romano le fue imposible conquistar otros pueblos, como los germanos, tártaros, eslavos, persas y otros, la esclavitud comenzó a decaer, puesto que los esclavos no podían reproducirse como las personas libres. La decadencia de la esclavitud llevó a la decadencia del Imperio Romano, el que ya no pudo defenderse de los pueblos llamados bárbaros que crearon nuevos reinos y otros territorios autónomos.

Entonces, algunos propietarios de esclavos encontraron más rentable disponer que estos, formando grupos familiares, se encargaran de cultivar las tierras y criar el ganado, dejándoles una parte mínima del producto para que se alimentaran y cubrieran otras necesidades elementales. Así nació el feudalismo que se reprodujo en los territorios del Imperio Romano ya en descomposición. A las familias así sometidas y a las nuevas integradas por la fuerza a esta forma de dependencia se les denominó siervos. Estos eran más libres que los esclavos, porque no podían ser vendidos individualmente, pero sí con las tierras a las que estaban adscritos. La Iglesia Cristiana, declarada única y obligatoria en el Imperio Romano por el Edicto de Tesalónica de 380, se apropió de la décima parte de las cosechas y de la reproducción del ganado de los siervos.

Sin embargo. con la generalización del feudalismo, la esclavitud no desapareció, Las conquistas emprendidas desde el siglo XV por ciertos grupos de aventureros de los países europeos, con la autorización de los reyes, estuvieron motivadas, en gran parte, por la captura de esclavos para venderlos o utilizarlos en el trabajo forzado en los campos, las minas y otras actividades. La esclavitud solo pudo ser abolida en el siglo XIX. En Estados Unidos fue necesario que el Norte abolicionista derrotara al Sur esclavista en 1865 para prohibirla por una enmienda de la Constitución.

4.– El trabajo artesanal

La Edad Media, caracterizada por el feudalismo y el oscurantismo cultural, duró más de un milenio.

En tan largo período, el trabajo tomó otras formas en los centros urbanos.

Una de ellas fue la actividad artesanal que consistía en la elaboración de objetos de uso familiar y personal, instrumentos de producción, palacios, viviendas y obras públicas. Estaba a cargo de los maestros, dueños de los talleres, pero quienes efectuaban casi todo el trabajo eran los operarios y aprendices, sobre los que aquellos tenían un poder de mando omnímodo, incluso para castigarlos cruelmente. Desde comienzos del segundo milenio, los maestros se asociaron en corporaciones a las que dotaron de la facultad de emitir las normas que debían regir el trabajo y los objetos producidos.

5.– El trabajo en el comercio

Otra forma de trabajo fue el comercio, asumido en su mayor parte por las familias de la comunidad judía, dispersada en Europa luego de sus expulsión de Judea hacia el año 70 de nuestra era. A los miembros de esta comunidad se les había prohibido tener tierras y vivir en las ciudades amuralladas y los castillos. Por lo tanto, tuvieron que construir sus viviendas al lado de algunas ciudades, en sitios a los se denominó falsos burgos y a los que protegieron con murallas para defenderse del bandidaje, frecuente en ese período. A los hombres y jóvenes de estas familias no les quedó otro camino para proveerse de lo necesario para vivir que comprar ciertos bienes en un sitio y venderlos en otros donde faltaban. Muchas de esas familias se enriquecieron con esta actividad. Varios siglos más tarde, algunas de ellas la complementaron con el préstamo de dinero por un interés. Los primeros prestamistas judíos se sentaban en bancos colocados en los caminos, plazas y otros lugares donde se les permitía estar. Esos bancos dieron origen al nombre de las entidades que se ocupan de recibir y prestar dinero. Otra ventaja diferencial de las familias judías fue el aprendizaje de la lectura, la escritura y los cálculos aritméticos en el seno de sus grupos familiares para leer la Torá o Biblia y por la necesidad del comercio que podía realizarse en países de otras lenguas, diferencia de efectos importantes con las otras comunidades y los nobles que eran, casi todos, analfabetos.

6.– El trabajo en la manufactura. Comienzo de la relación laboral en el sistema capitalista

Con el desarrollo de los viajes y descubrimientos de nuevos territorios en los siglos XV al XVI se intensificó la producción, el comercio y el consumo de bienes artesanales, lo que determinó la aparición de la manufactura como sistema de producción. Esta consistió en la elaboración de bienes artesanales en grandes locales por trabajadores libres, en su mayor parte campesinos fugados de los feudos o procedentes de las pequeñas propiedades. En esos talleres, los trabajadores utilizaban herramientas simples, la duración del trabajo se prolongaba todo el día, la diciplina era muy severa y los salarios reducidos.

La manufactura fue la primera expresión de la producción por el nuevo sistema capitalista. Se caracterizó por el alquiler de fuerza de trabajo de personas libres por un contrato que, en esos momentos, fue la locación de servicios del Derecho Romano y, en ciertos casos, la locación de obra. En otros términos, este sistema convirtió, de modo general, a la fuerza de trabajo en una mercancía que su poseedor, el trabajador, podía ceder por un salario y por un tiempo limitado, y no para siempre, porque de haberlo hecho él mismo habría pasado a pertenecer a quien la adquiriese, lo que ni  la sociedad en ese tiempo ni el capitalismo querían. En lo sucesivo, el trabajador empleado en la producción de mercancías tuvo que comprar sus alimentos y otros bienes en el mercado.

7.– La Primera Revolución Industrial

Huaman Peñalosa: Revolución industrial
El acrecentamiento del consumo y, en consecuencia, la expansión del mercado llevó a la Primera Revolución Industrial cuyo epicentro fue Gran Bretaña, en la segunda mitad del siglo XVIII. Esta revolución consistió en la producción, utilizando máquinas y dejando las herramientas como instrumentos complementarios. Sus etapas fueron: 1) la invención de máquinas textiles; 2) la fundición del hierro y la fabricación del acero en grandes hornos; y 3) la utilización del vapor de agua como fuente de energía.

En adelante, la producción no fue solo de bienes de consumo personal, sino, sobre todo, de máquinas y herramientas necesarias para el desarrollo de la producción que se retroalimentaba y expandía por el aumento del consumo personal y productivo en todas partes del mundo. Por lo tanto, las fábricas y los talleres concentraron un número creciente de trabajadores, en su mayor parte obreros. Para liberarlos de las ataduras feudales, la clase capitalista tuvo que impulsar el abatimiento el sistema feudal, expropiando los campos sujetos a este sistema y declarando la libertad de los siervos. Fue lo que hizo la Revolución Francesa de 1789.

En el siglo XIX, al multiplicarse en Europa las fábricas y talleres, creció también el número de obreros, procedentes en gran parte del campo, e integrados en las empresas por contratos libremente aceptados, pero cuyas condiciones eran fijadas por los empresarios. Estos determinaban la intensidad y la duración del trabajo, que no era menor a 12 horas por día de lunes a sábado, se desconocían los aparatos y otros medios de protección y los salarios apenas alcanzaban para una vida miserable del obrero y su familia en barracones y edificios insalubres construidos para alquilarlos a ellos. Si el obrero se enfermaba o accidentaba en el trabajo o fuera de él debía pagar los cuidados médicos con su salario. No resulta extraño, por ello, que, a mediados del siglo XIX, la vida de un obrero en promedio no pasase de los 35 años.

La paupérrima situación de los obreros suscitó la conmiseración y la solidaridad con ellos de ciertos intelectuales pertenecientes a la burguesía y la pequeña burguesía, algunos de los cuales elaboraron ideologías y proyectos para liberarlos de esa situación. Entre esas ideologías se hallan el anarquismo, las varias propuestas de socialismo utópico y el marxismo. Planteaban desde una mejora de la situación económica de los obreros hasta un cambio radical de la sociedad capitalista por otra.

8.– La intervención del Estado en la relación laboral

Una de las reclamaciones más importantes desde mediados del siglo XIX fue la adopción de la jornada de 8 horas, promovida por las organizaciones anarquistas y socialistas. Solo la consiguieron en algunos estados a fines del siglo XIX, tras persecuciones, pérdida del trabajo e incluso la vida, y recién se le admitió de modo general luego que la Organización Internacional del Trabajo la aprobara, como el primero de sus convenios, en octubre de 1919.

La adopción de la jornada de 8 horas y la creación de los seguros sociales de enfermedad, accidente y vejez, en Alemania, en la década del 80’ del siglo XIX, son el punto de partida de una nueva etapa en la evolución del sistema capitalista. Esas reglas jurídicas inauguran la intervención del Estado en las relaciones laborales para proteger a los trabajadores de los excesos y abusos de los capitalistas y reducir el campo del libre trato mercantil entre empleadores y trabajadores a lo que no esté regulado por las leyes.

En adelante, la acción sindical y de los intelectuales que continuaban apoyando a los trabajadores y la de algunos partidos políticos ha obtenido nuevos derechos laborales y seguros sociales. Asimismo, ciertos gobiernos y partidos políticos de las clases propietarias se han avenido a reconocerles a los trabajadores otros derechos para reducir su descontento y, en ciertos casos, para apartarlos de la idea de promover o apoyar una revolución social. Después de la Segunda Guerra Mundial y a consecuencia de la reacción social que esta suscitara quedó establecido, en casi todo el mundo, un cuadro de derechos laborales y de seguridad social normativo de las condiciones de utilización de la fuerza de trabajo por otros mediante un contrato libremente pactado. Los derechos sociales más importantes han sido reconocidos por la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, aprobada en París, en diciembre de 1948.

De la obligación y del derecho de trabajar así determinados surgen para el Estado las siguientes obligaciones, como parte de los servicios públicos que debe prestar:

1.– Impartir educación primaria y secundaria obligatoria a los niños y adolescentes, en correspondencia con el desarrollo de las ciencias y las necesidades sociales.

2.– Formar profesionalmente a los trabajadores en los varios niveles requeridos por la economía y los intereses del país.

3.– Procurar empleos a los trabajadores que no lo tienen.

4.– Deducir del valor obtenido por la actividad productiva, además de la remuneración, los recursos para cubrir los derechos sociales monetarios, los riesgos de enfermedad, accidente y maternidad, pagar los salarios de desempleo y las pensiones al alcanzar la edad de jubilación o por incapacidad.

9.– El trabajo en la economía capitalista actual

En el siglo XXI, la producción de los bienes y servicios se halla a cargo del sistema capitalista en casi todas partes. Además, el Estado ha alcanzado una presencia determinante por la necesidad de la prestación de los servicios públicos, cada vez más variados e imprescindibles, y se ha convertido en el más grande empleador. El sistema llamado socialista, consistente en la estatización de la economía, colapsó a fines del siglo XX en los países del Este europeo y fue abandonado en los países de Asia donde había sido implantado, excepto en uno.

Teodoro Núñez Ureta: Jóvenes Trabajadores
Por lo tanto, la noción del trabajo debe ser considerada, en relación a sus funciones, a sus componentes y a los caracteres determinados o modelados por el sistema capitalista.

Dos son las funciones fundamentales del trabajo.

1.– El trabajo sigue siendo una actividad de los seres humanos cuya finalidad es obtener los bienes y servicios necesarios para la satisfacción de sus necesidades, de las cuales la más importante es la conservación de la vida.

2.– El trabajo es el medio que permite obtener a quienes lo realizan los recursos necesarios para su vida personal y familiar. En las condiciones de la sociedad capitalista esto implica que todas las personas deberían acceder a un empleo remunerado o realizar una actividad económica por cuenta propia que les permita un ingreso económico. En consecuencia, el trabajo es, por una parte, un derecho fundamental; y, por otra, una obligación moral esencial, Como obligación recae en las personas aptas de cada grupo familiar. Es una obligación solo moral, porque, no está respaldada por una sanción si se le incumple.

En cuanto a su configuración inmanente, el trabajo es una actividad mental y una actividad física.

Es actividad mental porque todo trabajo debe ser pensado y determinado según los conocimientos de la persona y las instrucciones que se le impartan sobre lo que debe hacer, ya se trate de actividades simples, muy complejas o abstractas.

El trabajo es también una actividad física que se efectúa con los sentidos, las manos y desplazándose. A medida que las técnicas de producción avanzan, el componente mental del trabajo se hace más importante.

Luego de la Revolución Industrial y durante el siglo XIX en las fábricas predominaba aún el trabajo como una actividad basada en las habilidades personales de los obreros, como una prolongación del trabajo en los talleres manufactureros. A fines del siglo XIX, el ingeniero norteamericano Frederick Winslow Taylor acabó con este esquema al introducir el trabajo planificado y organizado por oficinas especializadas al que denominó organización científica del trabajo. A él no le interesaba que el obrero pensara y, para él, cuanto menos pensara era mejor. El obrero debía concretarse a ejecutar los movimientos repetidos y cronometrados indicados por esas oficinas, un método que, según Taylor, podía ser aplicado en todos los campos profesionales y en la gestión gubernamental y universitaria. Así se creó el trabajo en cadena en la fabrica de automóviles Ford, para la que él trabajaba, con lo cual aumentó enormemente la productividad de cada obrero, si bien pagándole solo una pequeña parte del mayor valor obtenido. Luego, la modalidad organizativa del trabajo de Taylor se reprodujo en otras empresas. Las críticas a ella y la necesidad de eliminar o disminuir la resistencia sindical llevaron a ciertos sociólogos e ingenieros a crear un método opuesto, consistente en tratar de interesar a los trabajadores en los propósitos de la empresa y a considerarse una parte de ella, de modo de motivarse y someterse por sí mismos a la disciplina como una necesidad. Estas técnicas denominadas de management se han generalizado y complementado con las de Taylor. Son ahora materia de estudios universitarios para formar profesionales de la organización, dirección y control de la actividad laboral en las empresas, el Estado y otras entidades.

Por el modo como interviene en la producción de los bienes y servicios, el trabajo es una actividad especializada, modelada por la división social del trabajo horizontal y vertical, la diversidad y complejidad de los medios de producción, la formación profesional correlativa y la experiencia en cada momento de la evolución de la sociedad y la economía.

Por más complejos y sofisticados que sean los instrumentos de producción, la intervención del trabajo para utilizarlos es un hecho permanente y necesario. Esos instrumentos, que son el resultado de la inventiva y del trabajo acumulado en el pasado y el presente, no pueden sustituir al trabajo inmediato. Como Marx lo demostrara, en la sociedad capitalista la mayor parte de la inversión productiva y del trabajo se concentra en la fabricación de máquinas que hacen máquinas. La automación, la robotización y inteligencia artificial, que son el resultado de un trabajo muy especializado en investigación y experimentación, incrementan la precisión y complejidad de las operaciones y reducen el tiempo de fabricación o tratamiento de cada unidad o de ensamblaje de conjuntos de piezas o realizan otras operaciones de cálculo, razonamiento y ejecución, pero, como cualquier otra máquina, se mantendrían inertes sin el trabajo de quienes las utilizan.

La incesante renovación y creación de bienes y servicios y de medios de producción han determinado una evolución, cada vez más rápida, de las actividades laborales. Muchas de ellas se tornan obsoletas y son abandonadas y aparecen otras nuevas. Por lo tanto, los trabajadores ocupados en actividades ya inútiles quedan desempleados, en tanto que crece la demanda de trabajadores para las nuevas actividades. Esta manera de ser del trabajo es permanente. De allí que la formación profesional y las ayudas por desempleo involuntario deban ser también permanentes.

Un efecto de la mayor productividad del trabajo es la presión de los trabajadores para reducir el tiempo de trabajo. En algunos países europeos se le ha fijado en 35 horas semanales y hay proyectos para dejarlo en 4 horas diarias durante 5 días de la semana. El tiempo de las vacaciones anuales tiende también a ser prolongado a más de 5 semanas, y se reduce la edad para permanecer en el trabajo, no obstante que aumenta la esperanza de vida. Contradictoriamente, en los países con mayor desarrollo económico, disminuye la cantidad de trabajadores que se incorporan a la vida activa por la reducción de los nacimientos, lo que hace que la productividad del trabajo tenga que ser cada vez mayor para suministrar remuneraciones a las personas en el trabajo, pensiones a los que dejaron la vida activa, ayudas a los desempleados, la tasa de ganancia que los capitalistas esperan recibir y los impuestos que el Estado percibe.

El intenso movimiento migratorio de trabajadores de los países menos desarrollados hacia los más desarrollados es promovido, por una parte, por la necesidad de estos de contar con esa fuerza de trabajo en actividades para las que no se requiere una formación profesional muy especializada (agricultura, construcción, servicios de limpieza, hotelería y otras), pagándoles menos que a los trabajadores nacionales, y, por otra, por la insuficiencia de empleos en los países de origen de esas migraciones y por el menor monto de las remuneraciones en estos en relación a las de los países más desarrollados hacia los que se dirigen.

10.– Clases de trabajo

En el siglo XIX, las teorías sobre la Economía limitaban, de modo general, la noción del trabajo a la actividad física, en particular a la de los obreros en las empresas. Esa manera de ver al trabajo ha cambiado. Es trabajo toda actividad aplicada a la producción de bienes materiales y servicios inmateriales, cualquiera que ella sea por su especialidad y nivel, en las empresas y otras entidades de la actividad privada, en la actividad por cuenta propia, en el hogar y en el Estado.

A.– En las empresas hay tres clases de actividad laboral:

1.– La de los propietarios del capital en cuanto, impulsados por su interés en la ganancia: determinan las necesidades y los bienes y servicios que podrían satisfacerlas y ser ofrecidos como mercancías; reúnen el capital suficiente, propio o tomado en préstamo; adquieren los medios de producción; contratan al personal de dirección y ejecución; participan en la marcha de la empresa; y venden los bienes y servicios producidos. La propiedad del capital invertido, cualquiera que sea su magnitud, no desvirtúa la naturaleza de trabajo de la actividad personal del empresario al ejecutar las operaciones indicadas.

2.– La de los trabajadores contratados, por lo general profesionales, para realizar tareas de organización o encuadramiento, dirección y control del trabajo y de la producción.

3.–  La de los trabajadores contratados para realizar las tareas de ejecución como obreros en los talleres y otros ambientes, y como empleados en las oficinas.

B.– El trabajo por cuenta propia es efectuado por el conductor de una empresa, por lo general pequeña o individual, o en un campo u otra explotación, incluso con la ayuda de un pequeño número de personas contratadas.


C.– Los trabajadores del hogar se ocupan de las actividades inherentes a la vida en los hogares y en la atención de las personas que necesitan ayuda, como los niños y las que se hallan en la cuarta edad o están incapacitadas. Son, en su mayor parte, mujeres.

D.– En la actividad estatal hay una división del trabajo similar a la de las empresas, aunque determinada solo por la producción de servicios públicos que son las actividades encargadas al Estado por la sociedad. Estos servicios no son mercancías, puesto que su destino no es el mercado. En este medio, hay funciones a cargo del personal elegido: presidente y vicepresidentes de la República, legisladores y miembros de los gobiernos regionales y municipales; y funciones atribuidas al personal nombrado o contratado, inherentes a los poderes del Estado y a otras entidades autónomas, para la prestación de servicios públicos determinados. Este personal se halla estrictamente jerarquizado.

11.– La creación del valor por el trabajo

Potenciado por los instrumentos de producción, el conocimiento y la investigación, el trabajo crea el nuevo valor en la forma de nuevos bienes y servicios cada vez más perfeccionados y múltiples para las necesidades que cambian y aumentan. En este proceso, las distintas clases de trabajo aportan diferentes tasas de valor, ya individualmente ya grupalmente, en cada empresa o en otras entidades y, globalmente, en todo el país como el Producto Neto Interno. Es evidente, sin embargo, que el trabajo con un componente intelectual más elevado crea más valor.

Se debe considerar, además, que los servicios y su aporte en valor no serían posibles sin los bienes materiales que les sirven de soporte. Hay servicios, que si bien son necesarios para la sociedad, no ofrecen altas tasas de valor y algunos no lo crean, limitándose a reproducir el valor preexistente en medios de producción y trabajo aportado. Existen también ocupaciones supérfluas y parasitarias.

Por la complementación de las actividades creadas por la división social del trabajo no es posible determinar de manera exacta las cantidades de valor aportadas por cada trabajador. Por comodidad de mensura y según la experiencia, la remuneración, en general, se basa en las calificaciones del trabajador y las requeridas para el puesto que ocupa y en el tiempo de trabajo.

12.– Una nueva concepción de la concurrencia del capital y del trabajo

Por la evolución del trabajo, se ha producido un cambio en la manera de considerarlo económica y, a la larga, jurídicamente.

En el sistema capitalista, la relación laboral ha sido encuadrada por el contrato de trabajo que conlleva una dependencia relativa del trabajador, caracterizada por la libertad de la persona, la ejecución de la labor conforme a ciertos parámetros, los derechos laborales y de seguridad social y el control por el Estado. Por esta configuración, la fuerza de trabajo ha dejado de ser una parte del patrimonio de los capitalistas mientras la alquilan, y ha alcanzado una nueva connotación. Se ha revelado como una fuerza con una función económica equivalente a la fuerza y la función social del empresario, dos fuerzas que no pueden existir ni marchar separadamente, puesto que la producción de los bienes y servicios no sería posible solo con la actividad del empresario y el capital, ni tampoco solo con el trabajo contratado. Por lo tanto, ambas fuerzas confluyen voluntariamente para emprender la producción y circulación de los bienes y servicios. Lograda esta conjunción, el empresario o capitalista solo puede utilizar la fuerza de trabajo en las condiciones admitidas por la legislación y pactadas; y los trabajadores ejecutar el trabajo según las especificaciones legales y las recibidas de quien puede darles órdenes. En la realidad económica y social, esto implica que ambas fuerzas se asocian y que, en consecuencia, la dependencia del trabajador contratado se sustenta más en los requerimientos técnicos de la producción.

Esta nueva concepción de la relación laboral, como una forma de asociación, habrá de llevar a un cambio en su tipificación jurídica y a una distribución más equitativa del nuevo valor creado.

Las funciones indicadas del empresario y de los trabajadores contratados son, en esencia, funciones de la sociedad que esta permite sean asumidas por esos grupos especializados. En definitiva, es de la sociedad, en primer término, el interés en que las mercancías se produzcan y lleguen a sus consumidores y usuarios, sean útiles y de la mejor calidad posible, no dañen y su precio sea razonable. En función de ese interés, la sociedad encarga al Estado aprobar la normativa pertinente y asegurar su cumplimiento.

El que estas nociones se institucionalicen como una parte fundamental del pacto o contrato social y, en consecuencia, se incluyan en la constitución política depende de los trabajadores que son la mayor parte de electores, una fuerza social determinante, a condición de liberarse de la alienación que irradian sobre ellos quienes quieren dejar a la sociedad tal como es y, si les es posible, retrotraerla a estadios del pasado, valiéndose, lamentablemente, del voto de esa mayoría.

(26/2/2025)

- Conferencia virtual en el Curso Internacional de Derecho Laboral organizado por el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, dictada el 26 de febrero de 2025.

- Profesor Emérito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima.

viernes, 28 de febrero de 2025

HILDEBRANDT OPINA SOBRE LA COYUNTURA POLITCA EN EL PERÙ

EL PAIS QUE MATA CUANDO PUEDE

César Hildebrandt

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 722, 28FEB25

C

aen techos, puentes, famas y derechos.

El Perú es un país en caída libre, un homenaje a Newton, un suicida que acude a su destino de hor­migón y sangre.

Pero no lo olvidemos jamás: el Perú de los Ro­dríguez-Pastor es el país del fujimorismo que nos pudrió. O sea, el reino de los agroexportadores que se hicieron leyes propias, el del saqueo generalizado de las ventas de empresas públicas, el de las leyes desreguladoras y el dominio absoluto de lo privado (después del asesinato conceptual del interés público).

Mechain, PERU21 28FEB25 (Deseo del 97% de peruanos)
Hay columnistas de la dere­cha achorada que no han nom­brado a Rodríguez-Pastor entre los responsables de lo sucedido en Trujillo.

Bien saben por qué lo hacen. No vaya a ser que alguien asocie a Rodríguez-Pastor con la putre­facción fujimorista. ¿O ya olvi­damos que el dueño monopólico del negocio farmacéutico, preo­cupado por las elecciones, le dio 200,000 dólares a la heredera? ¿O es que no recordamos que la ley que impide a los municipios el cierre de los centros comercia­les tiene nombre propio y se lla­ma Guerra García porque fue el difunto Nano el que, a nombre de Fuerza Popular, la presentó y sostuvo?

La derecha peruana encontró en Alberto Fujimori al canalla que la historia le había negado. Manuel Pardo fue un tibio liberal que, cuando las circunstancias empujaron, nacionalizó el salitre. Nicolás de Piérola era básicamente un aventurero, pero nadie pudo acusarlo, con pruebas, de haber robado un centavo al fisco. Benavides estuvo demasiado ocupado en cuidarle las espaldas al orden oligárquico como para aspirar a más. Manuel Prado, el hijo del traidor, fue un frívolo que degustó el poder a sabiendas de que no era del todo suyo. Odría vivió tiempos de alzamiento social y, al margen de la casa que le regalaron los golpistas del 48, se dio el lujo de hacer vivienda social y colegios estatales de gran tamaño.

No eran ejemplos a seguir. La derecha insaciable de este país necesitaba un miserable de verdad. Alguien que reuniera la falta de escrúpulos de José Echenique, la codicia sin pasaporte de Mariano Ignacio Prado, la cobardía de Miguel Iglesias, el instinto popular y represivo de Augusto Leguía. Todo eso mezclado en una licuadora y agitado unos minutos. De esa memoria líquida y espesa salió Al­berto Fujimori, el dios pagano de nuestra derecha. Él creó el Perú de las recaídas.

El techo que mató a seis personas e hirió a más de 80 es la consecuencia de la sacralización de lo privado y el dominio de una narrativa que ha entrado por vía endovenosa entre los desclasados. Ese relato te dice que el capital se asusta cuando lo fiscalizas, que las inver­siones se van cuando el Estado regulador ejerce sus funciones, que lo mejor es que la política acompañe a los empresarios en el acto patriótico de crear empleo y riqueza. Y que cualquiera que no piense así es un caviar, es decir un terruqueable, un hereje que hará que la economía se estanque.

Pero, eso sí, si las cosas no salieran bien, como ocurrió con los bancos Latino o Wiese, como ocurre ahora con Telefónica, entonces sí se apela al Estado para iniciar un proceso que permite no pagar las deudas.

El pueblo se ha tragado toda esta patraña porque se la han em­butido la televisión secuestrada, la radio comprada al peso y los diarios que son parte de la farsa.

Hasta que se cae un techo y mata a seis.

Entonces salen los alcaldes vigilantes, bustos parlantes que se preocupan por las víctimas, editoriales jaquecosos que aluden a remotas responsabilidades.

Los reales gobernantes de hoy, por Carlin
Pero nadie dice la sencilla verdad: el archibillonario Carlos Ro­dríguez-Pastor le encargó la construcción de sus centros comercia­les a quienes podían ahorrar en ingeniería, cálculos estructurales y materiales. Todo fue tercerizado hasta donde podía estirarse y varias huellas claves fueron atenuadas. Y eso debería ser conside­rado un delito. Rodríguez-Pastor debería asumir judicialmente su responsabilidad.

Pero no. Sale la abogada Romy Chang, tan solapa como siempre, y dice, en nombre de Rodríguez-Pastor, que la empresa se hará car­go. ¿Cómo? ¡Con veinte millones de soles! El reparto sale a 227,000 soles per cápita, entre muertos y heridos.

No lo olvidemos más: el Perú donde los privados hacen lo que quieren (porque lo demás es “co­munismo”) es el que fundó Fuji­mori. Es el que la derecha mantie­ne a punta de muertos, cuando es necesario, y de mentiras, que es lo de siempre.

Por eso es que Dina Boluarte resulta tan afín para la derecha. Como ha observado el columnista Richard Arce, la señora que va a Pa­lacio ha llamado opa al gobernador de Apurímac por no presionar para que los proyectos de esa región me­rezcan un trato privilegiado ahora que ella, apurimeña, está en el po­der. Opa es una palabra quechua que puede traducirse como tonto, tetudo, bobo. Como señala Arce, lo que Boluarte le está diciendo al gobernador es que no está aprovechando la ventaja. En resumen, que está perdiendo una gran oportunidad.

Eso es fujimorismo puro. Como cuando la heredera de nues­tra yakuza exigió a su bancada que se opusiera a los octógonos preventivos para pagarle así el favor a Dionisio Romero Paoletti, el dueño de Alicorp que le había entregado tres millones y seiscientos mil dólares en efectivo para la campaña electoral.

Ese es el Perú de la derecha en modo buitre. Ese es el Perú que mata cuando puede. Y que calumnia a quien no está en el juego. <+> 




jueves, 27 de febrero de 2025

GRANDES LUCHADORES SOCIALES PUNEÑOS

 EZEQUIEL URVIOLA Y RIVERO: ALGUNOS APUNTES GENEALÓGICOS

Escribe: Luis H. Urviola Montesinos

En EL ECO DE PUNO, febrero 2025

E

l primer Urviola, establecido en el departamento de Puno, fue don Miguel de Urviola; quien hacia el último cuarto del siglo XVIII, fue Corregidor de Carabaya.

El apellido Urviola es de origen vasco y, etimológicamente, significa “entre dos ríos”. Muchos apellidos, al reinscribirse en suelo de nuestra América, sufrieron algunos cambios como URVIOLA por URBIOLA. En el idioma vasco no existe la consonante uve (V); por consiguiente, respetando la transcripción ajustada a la verdad, el registro escrito del apellido debería ser Urbiola. En algunos países, como en México, y regiones propias de nuestro país, como en algunos departamentos del centro del Perú, el registro escrito de dicho apellido no ha sido modificado y se respeta su origen vasco.

Fig. 1 Miguel de Urbiola, Corregidor de Carabaya y primeros descendientes
Gracias a la recopilación de datos, como resultado de un arduo y paciente trabajo para elaborar el árbol genealógico de la familia Urviola, por parte de mi tío Alejandro Urviola Antezana (1920-2012), tuve la suerte de recibir de parte suya copia de seis rollos grandes y uno pequeño en los que anotó nombres y apellido de los descendientes de don Miguel de Urviola, desde los años 70 del siglo XVIII hasta finales de la década del 80 del siglo XX.

Dicho árbol genealógico es muy frondoso y, aunque trata del registro de las uniones matrimoniales, o uniones de hecho, con las descendencias respectivas, de los Urviola, falta mucho para tener un registro lo más completo posible (como ser: información de las actividades económicas y sociales de las familias). Puede constatarse, empero, cómo a través de las ramificaciones familiares a través de la trayectoria de los tiempos, se fue generando un determinado proceso de mestizaje, de la familia Urviola, en el departamento o región de Puno.

Don Miguel de Urviola tuvo un hijo, Mariano Joaquín Urviola; quien casó con Rosa Romero y tuvieron como descendientes a cuatro varones (Mariano, José Vidal, Ruperto y Andrés Corcino) y a dos mujeres (Juana Rosa y Virginia). Ezequiel Urviola Rivero (o Riveros), que tuvo dos hermanos y dos hermanas, desciende de Andrés Corcino Urviola Romero. Los prenombres y nombres completos del distinguido luchador social puneño son: Mariano Ezequiel Urviola Rivero. El autor de este artículo desciende de José Vidal Urviola Romero (uno de los seis descendientes directos de Mariano Joaquín Urviola) nieto de Miguel de Urviola; primer Urviola en el departamento de Puno.

Entonces, Mariano Ezequiel Urviola Rivero es el personaje que motiva este artículo como un homenaje al significado de su vida y activismo político-sindical en la historia peruana de la “alianza obrero-campesina del siglo XX” y en ocasión del Centenario de su Fallecimiento; hecho vital acaecido el 27 de enero de 1925[i].

El salvador de un olvido significativo

Grimaldo Antonio Rengifo Balarezo, sociólogo, antropólogo y profesor universitario sanmarquino (1937-2022), rescató del olvido al personaje cuya existencia en el escenario social y político de la vida republicana de Puno y el Perú cúpole ser, como lo registró Feliciano Padilla Chalco, con metáforas de presentimiento de verdades inexorables, en su libro de ficción literaria, Ezequiel: el profeta que incendió la pradera.

Fig. 2 Ezequiel Urviola bisnieto de Andres Corcino Urviola Romero
Conocí al maestro Antonio Rengifo Balarezo, en una feliz casualidad; en la sala de lectura de la antigua biblioteca municipal de Puno que, hacia los últimos años 70 del siglo XX, sirvió para inaugurar una exposición de pintura colectiva en la que participé con algunos cuadros. Gracias a la presentación de los autores que participaban en esa exposición, a cargo del colega Alfonso Canahuire, mis nombres llamaron la atención del profesor sanmarquino. Podría decirse que, desde entonces, nos hicimos amigos. Además de enterarme que mi nuevo amigo venia investigando la vida y obra de Ezequiel Urviola, pude conocer, desde entonces, algunos rasgos de su personalidad intelectual y humana. En tal sentido, advertí su gran capacidad de escribir con pocas palabras lo que gran parte de estudiosos, y académicos de las ciencias sociales, lo dicen con muchas palabras, en realidad de relleno, y abundancia de innecesarias páginas. El espíritu de José Carlos Mariátegui, como escritor de verdades concisas y oportunas, acompañó e inspiró siempre al profesor Rengifo.

En 30 páginas, Antonio Rengifo Balarezo, rescató para la memoria perdurable del pueblo peruano, los datos de las facetas biográficas imprescindibles de mi tío Mariano Ezequiel Urviola, en su ya célebre “Esbozo biográfico de Ezequiel Urviola y Rivero” publicado como un destacado ensayos junto a la contribución de otros notables ensayistas (de la calidad y prestigio de Alberto Flores Galindo, Manuel Burga, Wilson Reátegui y Manuel Manrique) en la edición del libro del historiador Wilfredo Kapsoli: Los movimientos campesinos en el Perú: 1789-1965; publicado por Delva Editores, en Lima, 1977.

Dicho esbozo biográfico circuló anteriormente, como separata, de limitado destinatario, para la capacitación, de facilitadores y extensionistas, en temas agrarios, mediante publicaciones como las del IICA con el título de Esbozo biográfico de Ezequiel Urviola Rivero (Contribución al estudio del liderazgo campesino).

Antes del estudio del profesor Antonio Rengifo, se conocía muy poco sobre el gran agitador y propagandista de las luchas campesinas de Puno. José Carlos Mariátegui, en su célebre prólogo a Tempestad en los Andes, por Luis E. Valcárcel; Lizandro Luna y los pocos apuntes diseminados por escritores y medios locales reducidos, la importancia del gran rebelde azangarino no había alcanzado todavía trascendencia nacional y hasta internacional.

Si bien es cierto que fue Antonio Rengifo Balarezo el intelectual que rescató del olvido a Ezequiel Urviola y lo diera a conocer a nivel nacional; a nivel internacional fue el escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015) quien lo hizo conocer a nivel mundial en su obra Memoria del Fuego (1987); recordemos las palabras de Galeano:

La familia lo quería doctor y en lugar de doctor se hizo indio, como si no le resultara bastante maldición su giba de dos puntas y su estatura de enano, Ezequiel Urviola abandonó su carrera de Derecho…y juró seguir la huella de Túpac Amaru. Desde entonces habla quechua, calzas ojotas, masca coca y sopla quena. Día y noche va y viene sublevando gente por la sierra del Perú, donde los indios tienen propietario, como las mulas y los árboles.

Los policías sueñan con atrapar al contrahecho Urviola y los terratenientes se la tienen jurada, pero el muy renacuajo se hace águila volando sobre la cordillera

 (Eduardo Galeano. Memoria del fuego. Vol. III. Siglo XXI Editores, México, 1987. p.66).

Entre la historia y la leyenda

Hoy en día, Ezequiel Urviola deviene preferencia temática para escritores y académicos que producen hasta investigaciones de tesis de grado y posgrado. Sobre el biografiado se seguirán escribiendo, sin duda alguna, artículos, ensayos y estudios de índole universitaria; pero el estilo clarísimo, concisión y profundidad, sin la acostumbrada extensión de palabras y hasta confusas interpretaciones de los escribidores, el Esbozo Biográfico que nos alcanzó Antonio Rengifo Balarezo es, y seguirá siendo, el cimiento genitor y tea que iluminará a quienes se propongan difundir y hasta profundizar sobre la vida, pensamiento y obra de Ezequiel Urviola.

La cierto es que Ezequiel Urviola y Rivero, como lo dijimos en un comentario sobre la novela Ezequiel: El profeta que incendió la pradera, escrito por el recordado escritor Feliciano Padilla en 2014: el significado de la vida y la actividad de Ezequiel colinda entre la historia y la leyenda. Por ejemplo, sobre su fallecimiento acaecido el 25 de enero de 1925 existe la dramática versión que Rengifo recobró de la memoria popular; mientras que la versión trasmitida en el entorno familiar —y así lo constata Augusto Ramos Zambrano— escuchada por el infrascrito de su tía Aurora Paredes Vda. de Tello, Ezequiel falleció accidentalmente al caerse y atragantarse tachuelas que contenía en su boca por colocar algunos carteles en un muro. En el Centenario de su fallecimiento lo recordamos como un faro de luz que ilumina el camino de la redención aún no lograda por los oprimidos y explotados de nuestro Perú.

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[i] Según el Esbozo Biográfico que sobre Ezequiel Urviola (1977) nos legó Antonio Rengifo, el biografiado nació en 1895. Por su parte, Augusto Ramos Zambrano (2016) basado en los certificados de estudios de Ezequiel Urviola, colige que el año de nacimiento del biografiado fue en 1889. Según esta última versión, Ezequiel Urviola y Rivero habría fallecido a la edad de 36 años.

 


 

miércoles, 26 de febrero de 2025

PUNO. UNA VISION URBANÌSTICA

 DE CIUDAD ENANA Y DISFUNCIONAL A CIUDAD PEQUEÑA PERO FUNCIONAL      

Escribe: Hernán Cornejo-Roselló Dianderas

PODSCAT de los “Siete Ciudadanos” del programa CULTURA POLÍTICA. 24 DE FEBRERO 2025

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l sábado 15 de este mes culminó en la ciudad de Puno la fiesta religiosa y popular que se extendió por dos semanas. Se inició el 2 de febrero con expresiones artísticas destacables y feneció con diferentes despedidas y cacharparis. Se apreció las danzas altiplánicas con sus diferentes matices convertidas en la médula del encuentro en honor a la virgen de La Candelaria. El certamen convocó a más de 140 conjuntos de los ámbitos campestres de la región Puno y un aproximado de 90 conjuntos de la ciudad lacustre y otros espacios urbanos aledaños Para el caso de la fiesta la Dirección de Comercio Exterior y Turismo de Puno, informó que arribaron a la ciudad en esos 15 días un aproximado de 400 mil visitantes. Ese flujo poblacional generó perturbaciones de diversa índole   

Se valoró y aplaudió expresiones de conmovedora e intensa entrega de danzarines y músicos, no obstante, se padeció deficiencias extra artísticas provenientes de la estructura y del deficitario equipamiento urbano de la ciudad de Puno cuya población cada vez consiente y convive con el deforme crecimiento de edificios y casas y delineado de calles estrechas y manejo y ocupación deleznable de terrenos aledaños. En Puno se acepta mecánicamente vivir alterando día a día el ambiente, lo que pone en evidencia, entre otros aspectos, incapacidad de plantearse retos de remodelación urbana para lidiar y canalizar la participación de numerosos, casi gigantescos, conjuntos de danza y música folclórica complementado, a su vez, por masiva asistencia y movilización de visitantes y espectadores.

En ese ítem urge controlar el descontrol en el expansionismo de la ciudad que paulatinamente va asesinando el paisaje matando el bello ambiente conformado por un anfiteatro de cerros y con contornos amoblados a los que se ha empotrado edificios deplorables. Chicha y calamitoso manejo de la estética. Ya desapareció el cerrito de Huacsapata. Y pronto el paisaje será de cerros erizados de púas de cemento. Pero ese es tema más complejo.

Cada año más de la misma negatividad

Vamos al tema de la fiesta. Sugerir a los conjuntos de danza folclórica que reajusten su monótona largueza es pedir peras al olmo. Sugerir que los músicos dejen de reproducir sonsonetes repetidos y aburridos y creen músicas con melodía, es esperar que las vicuñas vuelen. El reajuste coreográfico y el avivamiento de las músicas es un camino difícil porque apunta a realizar cirugías especializadas en conjuntos dependientes y adscritos al individualismo institucional y a la autonomía en su gestión. Cada conjunto se mira el ombligo y presume que es el centro del mundo; no obstante, la intervención médica es imprescindible, tanto a nivel quirúrgico como de tratamiento y terapia. Y aquí el rol de la Federación Regional de Folclore y Cultura es medular. ¿Para qué se creó la Federación Regional de Folclore y Cultura de Puno? ¿Solo para administrar malamente y de manera anual un certamen? o se creó justamente para resolver problemas y no solo para conducir con minusvalía, miopía y nula creatividad las expresiones dancísticas y musicales, hoy vueltas materia concursable. La FRFC de Puno nació de arrebato y de improviso más como humorada que como respuesta a una necesidad socio cultural. Y lo primero que hizo fue perturbar la realidad artística al propiciar concursos y demás deformidades.

En el terreno organizativo el reto es enorme porque demanda participación de la sociedad puneña unida y activa a efectos de adaptar la ciudad con el objetivo, más allá de lo artístico, de ofrecer seguridad, fluidez vial y comodidad a la población local y visitante, que escenifique sin problemas de tránsito y canalice la concentración de personas en los actos artísticos que convocan masivamente a diferentes actores. Urge remodelar y adecuar la ciudad para relievar su principal y medular rol cultural en el siglo XXI que es la fiesta de febrero que cada año crece más y sin ser tumor cancerígeno es una especie de acromegalia y de gigantismo disfuncional.   

Tránsito hacia la remodelación

Se debe caminar para pasar de ciudad pequeña e incapaz de resolver embotellamientos de tránsito, presiones de alojamiento, cobertura de seguridad, a ciudad inteligente. Para ello hay que evitar que las autoridades actúen como pigmeos con poder en una ciudad enana que solo sabe aprisionar a Gulliver. Se requiere autoridades que se pongan de acuerdo para enfrentar problemas. ¿Se ha dado cuenta la población que cada vez crece más la fiesta y cada vez es más pequeña la ciudad? ¡Claro que se han dado cuenta! Lo grave es que no hace nada ni reacciona. Al contrario, se ufana del crecimiento de la fiesta sin reparar que la sala, el comedor, los dormitorios y los servicios higiénicos y de control de desechos son cada vez más deficientes, incompletos y el moblaje pasado de época y obsoleto. Ahora y para el futuro no se trata solo de definir circuitos de desplazamiento de conjuntos sino de abordar la integridad de la problemática que se presenta cada año en febrero.  La readaptación y remodelación de la ciudad es reto inaplazable y es apremiante que la población adquiera conciencia ambiental.

En la ciudad de Puno viven cerca de 200 mil habitantes y no se sabe cómo enfrentar que en 15 días lleguen súbitamente cerca de 400 mil personas a las que se asiste precariamente. Ante ese flujo, casi aluvional, colapsan servicios de diferente naturaleza. Frente a esa insurgencia espectacular se requiere la creación y funcionamiento, con presupuesto propio, de una Autoridad Autónoma que resuelva temas de infraestructura pública, de tránsito y flujo vehicular, diseñe y concrete nuevas zonas de aparcamiento y tangibilice rutas alternativas de ingreso y salida de vehículos, proponga la construcción de puentes peatonales en las inmediaciones del Estadio Torres Belón, proponga que las casas que ornan el centro histórico por donde discurren las danzas, coloquen balcones que fungirán como palcos. En fin, todo ello se debe adecuar convocando arquitectos y diseñadores urbanos para que la ciudad logre que esos cometidos y emprendimientos se adapten a las exigencias de afirmar la nueva condición de la ciudad de Puno de convertirse en “Ciudad Teatro”.

¿Cuál es el ideal a materializar para que la fiesta de febrero mejore? Primero organizar Participación Cultural Solidaria, que enfrente creativamente la organización segmentada y particularizada que canaliza la FRFC de Puno. La fiesta de febrero excede con creces las acciones de la FRFC. En segundo término. Reacondicionar la ciudad de Puno haciéndola renacer volviéndola apta para la representación masiva del arte popular que sume fluidez de tránsito y calidad y confort para los espectadores. Pasemos de las visiones artesanales y tubulares al pensamiento estratégico constructor de futuro. <+>




martes, 25 de febrero de 2025

ARTE POPULAR COREOGRAFICO EN PUNO

 DANZAS PUNEÑAS

RETOS; AMENAZAS Y OPORTUNIDADES DEL PATRIMONIO CULTURAL

Escribe: Aldo Rojas

En revista AL DIA, febrero 2025

D

esde el 2003 al 2024 el número de danzas declaradas como patrimonio cultural de la nación ha tenido un incremento significativo, llegando alcanzar a un total de 26 danzas (MINCUL-2024). Sin embargo, esta cantidad sigue siendo un limitado, si se compara con las más de 300 danzas tradicionales con las que cuenta la región de Puno. Pero este crecimiento, obtenido con esfuerzo, en especial en los últimos años, también refleja que existe un creciente interés social por parte de las provincias y distritos por preservar y revalorar la danza y música de su zona, lo que constituye un indicador claro de reafirmación y revalorización de la identidad cultural puneña.

Pero tener un incremento en el número de declaratorias, no solo implica un progreso cultural, sino también la existencia de retos que son necesarios enfrentar. Uno de los retos más cercanos y urgentes, es garantizar que todas las danzas existentes en Puno obtengan la categoría patrimonio cultural de la nación. Esta tarea es fundamental ya que no solo apunta a preservar el patrimonio puneño, sino también a protegerlo de amenazas externas, como las inténciones culturales bolivianas que buscan apropiarse y despojarnos de manifestaciones que son propias de la cultura puneña

Otra tarea que es necesario abordar con intensidad de cara al futuro, es que las danzas que ya han sido declaradas como patrimonio cultural de la nación, alcancen a ser reconocidas como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO. Este reconocimiento desde ya, aportaría un mayor nivel de protección, reconocimiento y valoración de las danzas puneñas, lo que aseguraría, además, que todos estos patrimonios sea transmitido y perdure para las futuras generaciones.

Otro reto urgente, quizás el más complejo, es que las declaratorias obtenidas, no permanezcan como elementos protocolarios o meramente declarativos, sino que deben convertirse en verdaderas herramientas que contribuyan a la sostenibilidad y preservación de las danzas Puneñas.

Danzas declaradas  como Patrimonio Cultural de la Nación, en Puno

Es decir, que el patrimonio cultural declarado, reporte beneficios tangibles y deje de ser solo el esfuerzo de la población que lo cultiva. En ese sentido, es indispensable involucrar al estado, así como la empresa privada para que aporten con ello. En especial, a las empresas privadas quienes usufructúan directamente del patrimonio ancestral puneños, no solo a través del turismo, sino también de eventos comerciales como exhibiciones dancísticas, venta de souvenir, ferias, entre otros,. En tal sentido, es sumamente necesario conseguir que las empresas privadas se comprometan a retribuir de manera justa a las comunidades puneñas, que son las verdaderas creadoras y promotoras de estas manifestaciones culturales.

En cuanto al Gobierno regional y cada una de las municipalidades de la región, su tarea es mas grande, pues que no solo deben promover la declaratoria de la danza y música en sus respectivas jurisdicciones, sino también desarrollar y gestionar iniciativas legislativas, de corte nacional, con el propósito de conseguir que el patrimonio cultural (danza y música) en efecto, tenga un beneficio directo y tangible para las poblaciones que lo practican. Dicho beneficio que puede traducirse en múltiples aspectos como: programas de capacitación, subvención para confección de trajes, subvención para grabaciones musicales y de video, subvención para promoción del patrimonio, infraestructuras culturales para el fortalecimiento del patrimonio, fortalecimiento o creación de circuitos turísticos, entre muchos otros. <+>