QHAPO
Escribe: Guillermo Vásquez Cuentas
P |
ese a que se ha escrito abundantemente sobre el
culto religioso a la Virgen de la Candelaria bajo múltiples enfoques sobre sus
aspectos históricos, religiosos, celebratorios, aparece ostensible la reiteración de
lugares comunes en el maremágnum de trabajos intelectuales sobre la materia. Aun
así, en un trabajo anterior señalamos que “el tema dista de ser agotado, dado
que subsisten aspectos, detalles, subtemas que podrían no haber sido
suficientemente desarrollados ni tocados debido a que seguramente se les
adjudica menor o ninguna importancia[1]”. Es en esa línea de reflexión
que encontramos que la “Quema del Qhapo”
–evento infaltable en el programa de celebración de la gran fiesta- incide más
antes que ahora en el aludido arbusto campestre en proceso de extinción que es,
quiérase o no, un elemento de los muchos que componen la totalidad estructural del
fenómeno socio cultural denominado “Festividad de la Virgen de la Candelaria”.
Aquí, siguiendo nuestro
propósito dirigido a indagar sobre aquellos aspectos que no aparecen
suficientemente tratados, sino más bien olvidados y soslayados en los estudios
sobre el culto de La Candelaria, tratamos de aproximarnos al conocimiento de ese vegetal que para ese
fin es portador de notable simbolismo. Veamos.
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Qhapo, fotografía tomada en Ecuador |
Pese a esa falencia científica, se conoce que el altiplano
peruano-boliviano, espacio físico con características propias en el ámbito
americano, aparte de las plantas cultivadas para producir alimentos, posee una
considerable gama de vegetales “silvestres” de distintas formas, tallas y
colores, entre ellos, los vegetales arbóreos y arbustivos de variada ubicación
taxonómica, entre los que intentamos ubicar a los que interesan a la finalidad
del presente pequeño trabajo.
La multiplicidad de árboles y arbustos en las áreas alto
andinas y circunlacustres de la región puneña, tomados como recursos
secularmente aprovechados por las poblaciones, muestran un continuado proceso
de disminución de disponibilidades debido a diversas causas, principalmente a
su uso incontrolado como leña, medicina, forraje o fabricación de herramientas.
Es el uso como leña el mayor destino depredador de las
especies arbustivas altiplánicas, entre ellas principalmente la th'ola, suput'ola, c'oa, t'canlla, c'olli, añaguayo,
qhapo y otros. Todas estas y
similares especies leñosas vienen disminuyendo progresivamente en cantidad y
calidad, por la presión poblacional, los cambios en el clima y el uso
indiscriminado[3],
entre las causas más comunes.
El Qhapo
La denominación
popular de este arbusto es escrita en diversas formas, Kjapo, Ccapo, Capo, Qhapo,
siendo esta última forma la mayormente aceptada por quienes lo aluden, lo
tratan o nombran.
Qhapo es el
sustantivo del que deriva el término “Qhaperos”,
esto es, aquellas agrupaciones de personas de procedencia campesina, que buscan
el arbusto en los ambientes rurales, preparan las cargas respectivas, las llevan
a los lugares en los que se da curso a las ritualidades, para quemarlas en
homenaje a las deidades, sea en actos paganos o en festividades religiosas.
Así se confirma
en la Resolución Viceministerial Nº 245-2018-VMPCIC-MC de 18 de noviembre de
2018[4]
sobre declaratoria de la danza de los Qhaperos de Putina, instrumento en el que en su décimo considerando se lee:
“…el nombre de Qhapero proviene de la palabra Qhapo, que hace referencia a un arbusto
que crece en las zonas altas de la región y es comúnmente usado como leña”.
Ccapo (sic),
según el historiador arequipeño Gonzalo Gómez es “una planta resinosa que se usa y tiene un buen fuego; proviene …de las
partes altoandinas”.
El eminente
historiador Alberto Tauro del Pino, consigna en su afamada Enciclopedia
Ilustrada la siguiente definición[5]:
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Quema de Qhapo en la Festividad Candelaria |
La
denominación que le ha asignado la ciencia biológica es la de
Balbisia meyeniana, registrada como una especie del “género de plantas con flores descrita por primera vez por Kenneth Lee
Knight. Se encuentra en Argentina, Perú y Bolivia, especialmente documentada en
el Departamento de Tarija y San Salvador de Jujuy”, según reza la descripción
textual de Wikipedia.
Un entendido en la materia[6]
señala que se trata de un subarbusto que crece principalmente en el bioma
tropical montano y su área de distribución nativa es desde el sur de Perú hasta
el noroeste de Argentina.
Otras plantas y arbustos que confluyen en la
“Quema del Qhapo”
El Ichu o Hicho es una yerba silvestre
que, por lo general sirve para sustento de los ganados. Es muy común en tierras frías, en punas y
páramos. Sirve para hacer sogas, esteras, canastillas para cargar botellas y
para cubrir techos de las casas. Se usa como complemento del Qhapo cuando este escasea y
aparece insuficiente en cantidad para los requerimientos de “la quema”.
El cronista P. Bernabé Cobo[7] hace una detallada distinción de las variedades de especímenes de
Hicho (como él escribe), la cual reviste interés para compararla con los
estudios actuales sobre esa planta:
“El que crece
sobre todos se llama orcosucuya, y el segundo en
grandeza huaylla, con el cual cubren las casas; el más grueso es el
llamado chilligua, que es muy blanco, liso y poco más delgado que la
caña del trigo; déste hacen los indios petacas, canastas y esteras muy
curiosamente labradas.
Otro se dice purque,
de que se hacen las esteras ordinarias y toda suerte de sogas. Del llamado tisña
hacen los indios, mezclándolo con el barro de que hacen adobes, para que no se
resquebrajen. Cachusucuya se llama lo más delgado y blando, y caurayaycho,
otro que sirve de leña y de que hacen sus camas los indios. La especie de hicho menor de todos es el llamado iru,
cuyas puntas son duras y agudas y punzan de tal manera, que cuando las bestias,
por faltarles otro pasto, se ven necesitadas de comerlo, porque no les punce
los hocicos, lo pisan primero con las manos.
En las dos lenguas
generales del Perú se llama esta yerba ichu, y los españoles la
denominamos hicho. Los nombres de
cada especie son tomados de la lengua amara”.
La thola (Parastrephia lepidophylla) en
lengua aimara significa “leña”,
es una especie forestal resinosa de tallos relativamente delegados y duros, de
metro y medio de altura promedio, que crece entre los 3,500 y 4,200 metros
sobre el nivel del mar en las regiones de Arequipa, Ayacucho, Moquegua, Puno y Tacna.[8]
Muy usada en las panaderías del sur peruano por sus altas
bondades como leña combustible porque,
dicen los conocedores, contiene el compuesto llamado lignina. Su explotación
incontrolada la ha convertido en especie amenazada, por lo que las autoridades
nacionales competentes han tenido que prohibir la extracción, tenencia y
transporte de este producto forestal, mediante Decreto Supremo 043-2006-AG. Por cierto, se exceptúa a las comunidades
campesinas que la emplean en fines domésticos y a quienes aplican planes de
manejo en modo de explotación técnica.
Es la especie más recurrida ante la poca disponibilidad actual
de Qhapo.
La Queñua (Polylepis
incana) en la revista AGROPERU[9]
es descrita de la siguiente manera:
“… especie de mediano porte, de unos 4-6 hasta 10 mt. de altura, con
follaje denso y el fuste de 40 o más cm de diámetro, irregular nudoso y
revirado como en helicoide. La corteza externa es rojiza; posee ritidoma en
láminas membranosas, exfoliables. Los usos son diversos, se puede obtener
beneficios de la madera debido a que tiene gran resistencia y dureza, además la
corteza interna de esta especie es utilizada como medicina natural debido a sus
propiedades; paliativo de las amigdalitis, inflamaciones en la garganta y
resfríos”.
Muy eventualmente complementa al Qhapo en las “quemas”.
La “Quema de Qhapo” en la Festividad Candelaria
En las
Festividad –refiere Arrufo Alcantara[10]- “la entrada y
«Quema de Qhapus»; por un lado, pauta el inicio de la fiesta; y por otro, es
acto sagrado mediante el cual se advoca a las deidades católicas y telúricas
agradecimiento y solicitud de bienestar para toda la población, buen año para el
logro de las sementeras y el ganado y el feliz retomo para las comitivas
celebrantes”.
Durante
la Festividad, la «Quema de Qhapus» se
inicia con un "pago a la Pachamama”, ceremonia muy especial ofrecida ante
la imagen de la Virgen de las Candelaria, colocada en esta ocasión en la puerta
principal de su Santuario, la Parroquia San Juan del Parque Pino.
El proceso de actos que deben cumplirse mediante el Aytu (en aimara) o Pagapu (en quechua), empieza con la selección de tres hojas de coca
en buen estado, conocidos como “K’intu”
y son preparados por los acompañantes del maestro de ceremonia.
Se prepara la “Mesa” sobre una manta, “aguayo” o “llijlla”, en
la que se colocan organizadamente los objetos que se usan en el ritual: El “Untu” o cebo de Llama con el que se
forma el símbolo de la cruz que es rodeada por los K’intus de coca portadora de los buenos deseos y augurios. No
pueden faltar dulces y caramelos, serpentinas, papelitos metalizados, hiervas
nativas, agua bendita, chicha, vino, alcohol. Todos esos elementos –cada uno
con un significado que los entendidos conocen- son tocados, retirados o
consumidos, según el caso, a criterio del Yatiri,
quien dirige y conduce el acto de religiosidad conforme una secuencia preconcebida.
Un auxiliar o ayudante del Yatiri se
encarga del “sahumerio” con incienso, el cual constituye un ingrediente
infaltable en la ceremonia.
El aytu busca
“conciliar con las deidades, principalmente con la Pachamama y luego con los Apus, Achachillas, Uyhuiris, Ispallas, Illas”; invocarles por buenos frutos
(vegetales y animales); impetrar por lluvias en tiempos de sequía; pedirles protección
para personas y bienes y posibilidades en el acceso a mejores situaciones en los
estratos de movilidad social.
Terminado el
evento ahíto de paganismo, se da curso al encendido de las piras de Qhapo y
leña situadas en las cuatro esquinas de la pequeña plaza; todo ello en medio del
desplazamiento de los grupos de representantes de las comunidades
participantes, cada una de estas con sus danzarines acompañados por músicos
conocidos precisamente como “Qhaperos”.
El fuego purificador
El culto al fuego viene desde la aurora humana, desde que es
visto como uno de los elementos naturales que posibilitan la vida y su
desarrollo en la faz del planeta. Entre muchas de sus aplicaciones y bondades
persiste la concepción de que el fuego es purificación, “es símbolo de la
eliminación de toda impureza y contaminante de nuestra alma, es la manera por
medio de la cual llegamos a la sanación de las energías negativas.
Metafóricamente en la espiritualidad se le considera al fuego interior como la
presencia divina y también como la vida misma”[11].
Purificar, en el sistema cultural y religioso que nos sirve de contexto, es
acto simbólico concebido como una devolución de pureza y limpieza de lo nocivo que pudiera existir en determinado
momento, en las dimensiones material y espiritual de la vida de los seres
animados.
En cuanto a la purificación de la Virgen de La Candelaria, dijimos en un
trabajo anterior sobre el tema, que ella “es conocida también como Virgen de la Purificación. Asimismo, como
Nuestra Señora de La Candelaria, Virgen María de la Candelaria, Virgen de la
Lumbre. En casos, la virgen Candelaria asume el nombre del lugar en el que se
le rinde culto tradicional preferente: Virgen de Copacabana, Virgen de Chapi,
Virgen del Socavón (Oruro), Virgen de Cayma, Virgen de Cocharcas y otros”.
Por lo demás, es bastante sabido que, según la
tradición católica, la virgen María obtuvo su purificación cuando concurrió al
templo a los 40 días del
nacimiento de su hijo Jesús para presentarlo al funcionario religioso
competente. Con ese motivo María realizó la ceremonia de purificación,
superando así la condición de mujer contaminada por el pecado de la concepción,
que los judíos atribuían a las parturientas. El ritual purificador se
materializaba con una oferta y bendición de velas de cera[12].
“El
medio por excelencia para purificar personas y hasta cosas, es el fuego; ello
ateniéndonos a la verdad que encierra el antiguo y popular aforismo: “el fuego
todo lo purifica”.
Otros lugares en los que se acostumbra la “Quema
de Qhapo”
![]() |
Qhapero en Arequipa |
el ponche, las vianderas, las danzas y los productos de la tierra”.
La “Entrada de Ccapo” se identifica como un recurrente evento
tradicional en Cayma distrito de la
provincia de Arequipa, “que cada año organiza la Municipalidad Distrital de
Cayma como ofrenda a la fiesta tutelar de la ciudad”[14].
Aquí, el uso del arbusto vendría de la colonia, durante la cual Cayma era punto
de descanso de los arrieros, a donde gente del campo acudía con cargas de Ccapo
para “intercambio de productos durante estas fiestas religiosas y patronales
que culminaba con la quema del arbusto en la principal plaza para calentar las
frías noches, junto a los castillos y troyas”.
Ciertamente, hay muchos otros lugares en los que se emplea
la costumbre de la “Quema de Qhapos”, tanto en el sur del Perú como en la
hermana república de Bolivia.
En fin, el Qhapo es un arbusto rodeado de cierta sacralidad
que usa la gente del altiplano collavino y áreas conexas, así como muchos pueblos andinos, en sus festividades
religiosas, quemándolo con el propósito de encontrar alguna forma de purificación espiritual.
El tema da para más. <:>
[1]
Guillermo Vásquez Cuentas: LA VIRGEN
Y LA CANDELA, revista AL DIA, febrero
2023
[2]https://repositorio.unfv.edu.pe/bitstream/handle/20.500.13084/7967/UNFV_EUPG_Silva_Alarcon_Jesus_Tomas_Doctorado_2023.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[3]
Hermes Torres, Rolain Borel, Nicanor Bustamante y María Isabel Centeno USOS
TRADICIONALES DE ARBUSTOS NATIVOS EN EL SUR DE PUNO. https://media.odi.org/documents/1484.pdf
[4]
https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/263925/RVM_245-_Declarar_como_Patrimonio_Cultural_de_la_Naci%C3%B3n_a_la_m%C3%BAsica_y_danza_Qhapero_de_San_Antonio_de_Putina__provincia_de_San_Antonio_de_Putina.pdf?v=1545944995
[5]
Alberto
Tauro del Pino; ENCICLOPEDIA ILUSTRADA DEL PERU, Tercera edición, Ed. PEISA,
Lima 2001. Tomo 4 p.503
[6]
https://powo.science.kew.org/taxon/urn:lsid:ipni.org:names:371877-1/general-information
[7]
Bernabé Cobo: HISTORIA DEL NUEVO MUNDO, Ed. Atlas, Madrid 1964, Tomo I LIBRO
CUARTO CAPITULO CVI
[8]
https://andina.pe/agencia/noticia-conoce-a-thola
[9]
https://www.agroperu.pe/ 13 de septiembre de 2020
[10]
Arrufo Alcántara
Hernández: En: VIRGEN DE LA CANDELARIA. ANTOLOGÍA DE ENSAYOS SOBRE LA FESTIVIDAD. TOMO I Ed.
Puneñidad Editores, Puno 2002, p. 73 y ss.
[12]
.https://www.universidadmayoresceu.es/