LAS ESTUDIANTINAS
Escribe:
Julio César Arteta Jiménez
Tomado
de JULI ETERNO Nº 50
L |
as
ya conocidas estudiantinas, o centros musicales que existen en el departamento
de Puno, son agrupaciones musicales integradas por músicos no siempre de
estudiantes, pese a ello, llevan el nombre de ESTUDIANTINAS, ya que todas las
personas que los conforman son gente con dominio y habilidad para tocar los
instrumentos musicales.
Están
compuestas generalmente por: Charangos y/o Chilladores, que son los que darán
ese sabor al huayño puneño, más si son solistas en el género cordillerano con
mayor razón; acordeones, que con dulzura emiten melodías al tocar sus teclas que
sobresalen en las canciones; mandolinas, instrumento que lleva la voz cantante
en primeras, así como segundas y hasta terceras, contraltos y que es el sello
característico de la música citadina; violines, que elevaran sus voces
matizando con sublimidad las melodías pandilleras; guitarras, que harán base en
la música con sus característicos bordoneos altiplánicos que se van perdiendo,
para muchos difícil de ejecutarlos, les dan dulzura a nuestros huayños
pandilleros; guitarrones, que son el tic, tac, del corazón del huayño y además
llevan el compás de su estructura Algunas agrupaciones musicales de Puno llevan
el Contrabajo, que siempre es ejecutado por uno de baja estatura.
También las estudiantinas están compuestas para los salones con la batería y ni hablar de las trompetas que son ejecutadas con las sordinas. Las quenas, zampoñas pinquillos que también viene a formar parte mínima las llamadas estudiantinas.
A modo de anécdota, las estudiantinas en los concursos que se realizan por la semana de Puno, hacen su preparación impecable en todo sentido, siempre introduciendo la habilidad, el puneño incorpora otros elementos que al final los hace como instrumentos.
La Estudiantina que acompaña musicalmente a
una familia, a un grupo danzante o a la Pandilla Puneña, constituye la
expresión más nítida del desarrollo de la música popular en el Altiplano
peruano. La costumbre de salir en “pandilla” al son de los diversos conjuntos
músico-coreográficos, constituye una tradición muy antigua que probablemente se
remonta a épocas prehispánicas. Sin embargo, la “pandilla,” acompañada
musicalmente por un conjunto de cuerdas, o una “estudiantina”, tiene una
historia relativamente reciente.
Para tener un conocimiento casi cabal de las
estudiantinas, hacemos un tanto de historia, diciendo que, las “estudiantinas o
“tunas” españolas, se formaron en diversas universidades españolas, las que
estaban compuestas por estudiantes que para sobrevivir y costear sus estudios
se dedicaban a tocar por paga. De ahí, el nombre del conjunto: “estudiantina”.
Generalmente,
las estudiantinas estaban compuestas por laúdes, guitarras, flautines y otros
instrumentos de viento y diferentes idiófonos como el pandero.
Las
estudiantinas españolas datan de mucho tiempo: Alfonso X el Sabio, tan temprano
como es el siglo XI, se refiere a estos conjuntos musicales constituidos por
estudiantes pobres en la Universidad de Murcia. La tradición de la estudiantina
continuó a lo largo de los siglos en España y llegó a América con los
conquistadores.
En tiempos de la colonia y en los primeros
años de la república, las diferentes estudiantinas fueron conformadas por
españoles y criollos, quienes muy ajenos a la música y danza indígena, se
dedicaron a interpretar géneros hispanos y europeos. Sin embargo, se tiene
referencias que los jesuitas en el Altiplano y en particular en Juli, a partir
de las últimas décadas del siglo XVI, como parte de su política de
evangelización, tradujeron una amplia variedad de canciones españolas a los idiomas
nativos y enseñaron a los indígenas a tocar instrumentos de cuerda.
Enseñaron también a los nativos las danzas populares hispanas, establecieron conjuntos musicales a la manera de las estudiantinas españolas. De modo, que los sectores populares y medios de los pueblos del Altiplano, especialmente en Juli, tuvieron la oportunidad desde muy temprano en la colonia, de conformar sus propios conjuntos musicales con instrumentos de cuerda.
Histórica fotografía: Centro Musical Juli, década del 50, siglo pasado |
En un complejo proceso que incluye el
sincretismo, la modernización y otros fenómenos, los conjuntos altiplánicos al
estilo de las estudiantinas españolas, fueron ganadas por la cultura aimara y
terminaron como dispositivos que permitieron el surgimiento de una nueva forma
de expresión de la música andina.
La Estudiantina y Pandilla puneña, tal como se
le conoce en la actualidad, se fue gestando en el siglo XIX como expresión de
los sectores medios de la ciudad.
Con
la independencia, las comunidades indígenas que en la colonia fueron declaradas
propiedad del rey de España, quedaron a merced de los hacendados ávidos por
extender sus haciendas y explotar al indígena, para exportar la lana que la
Europa industrial de la época demandaba. Aparecen los sectores medios
intermediarios de la clase dominante, constituida por comerciantes emigrantes
de la costa y otros lugares de la sierra, abogados, burócratas, miembros del
poder judicial y político, empleados, intelectuales, etc., quienes se
constituyeron en los conspicuos habitantes de las ciudades y pueblos
importantes del Altiplano; mientras los grandes hacendados en su mayoría
prefirieron residir en otras ciudades como Arequipa o en la capital del país.
Fueron estos sectores medios tradicionales, los que adoptaron la Estudiantina y
Pandilla en el Altiplano como su expresión en las fiestas.
Una característica de estos conjuntos musicales en los pueblos aimaras y especialmente en Juli, era que se constituyeron en el centro de la alegría y convivencia de la juventud, caso especial la celebración de los carnavales, en que cada institución estudiantil, cultural o barrial tienen su estudiantina o conjunto musical para cada uno de los días, como “Entrada del Ño Carnavalón”, el “Jjatakatu”, el “Chiuchico”, y los días de las pandillas, así como para la celebración de los aniversarios de las entidades indicadas, haciendo derroche de calidad interpretativa, la creación de piezas musicales y canciones alusivas a cada ocasión; no olvidando que, en los primeras décadas del siglo pasado las estudiantinas eran utilizadas, para los matrimonios, bautizos y todas las fiestas sociales del ayer; y hoy, tan solo quedan recuerdos de los conjuntos que hicieron historia y los músicos que por su talento u otra habilidad se les recuerda con cariño. <:>