LA HISTORIA DE LA FESTIVIDAD DE LA VIRGEN DE LA CANDELARIA
EN AFICHES
Omar Aramayo
La Sra. Yanina de la Riva Sardón, durante 25 años
ha tenido la sagacidad y la paciencia de coleccionar, año tras año, los afiches
que publicitan y testimonian la Festividad de la Virgen, que convoca a cientos
de miles de peruanos, entre el 2 y 14 de febrero.
Una tarea que requiere amor, y sobre todo cuidado
para conservar estos afiches, que de no ser debidamente tratados, tienden a
perderse irremisiblemente, no obstante el obsequioso cariño de la
coleccionista.
Menciono este tema, porque tengo un querido amigo
pintor, que durante 15 años, hizo esta misma tarea, pero que no le puso el
cuidado necesario y cuando quiso revisar la colección, los afiches se habían
pegado entre sí, dado los elementos químicos de la impresión.
En 25 años es notable la variedad de estilos, contenidos, personalidades plásticas, que han intervenido. Los artistas puneños participantes en esta tradición afichística, son numerosos; aunque algunos de ellos sean reincidentes, como Aurelio Medina “Mosho”, José Luis Barriga “JOLUCAB” y Lucas Pinazo, tanto como artistas de connotación nacional como: Alcides Catacora o Juan de la Cruz Machicao.
Tenemos afiches absolutamente saturados, barrocos,
churriguerescos, naivs; como otros realizados en acuarela, llevados por un
material que requiere agilidad plástica y espiritual.
Tanto como la presencia de los jóvenes y
talentosos fotógrafos de Puno, que tienen una extraordinaria oportunidad para
difundir la cantidad infinita de imágenes que brinda la fiesta; lo que
configura un conjunto de doscientos treinta afiches, variado, rico, de
múltiples tonalidades, que requieren ser contemplados por un espectador que no
ha tenido la oportunidad de ver el conjunto anteriormente.
Es una historia de la Fiesta de la Candelaria,
inusitada. No solamente una colección, es una historia, una narrativa; cuenta
la tradición de esta Festividad en los últimos 25 años. Debemos aclarar que la
tradición del afiche se inició desde mucho antes que se hiciera popular el mega
espectáculo; es memorable aquel danzante moreno, fotografiado por la carísima
Alfonsina Barrionuevo en los años 80, por ejemplo. En esta fotografía
observamos al personaje con un traje bordado en hilos de plata y recamado en
pedrería, como ya no existe hoy. Los comunicadores sociales, historiadores,
folclorólogos, a partir de ahora tendrán que tener en cuenta esta faceta, la
afichística, que Yanina de la Riva, ha tenido la gracia y el cuidado de
guardar.
Esta colección pone sobre el tapete la necesidad del anhelado museo del folclore, donde se pueda tener una exposición permanente, que ilustre al estudiante y al visitante foráneo, la visión gráfica del culto a la Virgen, a través de imágenes como la misma Virgen; de los danzantes nativos, de los diablos y morenos, y sobre todo de los sikuris en toda su variedad, los leit motivs más visibles en el conjunto que comentamos. De las generaciones que pasan y pasan, y parece que con el tiempo, solo fuera el viento que ha pasado.
Instituciones privadas como las cervecerías, las
empresas gasificadoras, los bancos, los propios conjuntos; y por cierto la
Municipalidad de Puno y el Gobierno Regional, a los largo de los años, han sido
son los auspiciadores de esta tradición. Yo aspiro a que el Gobierno Regional
Puno, se convenza de una vez por todas a apoyar iniciativas como ésta; y
emprender la realización del museo del folclore.
Un afiche, por definición, es un grito; en este
caso se acercan más, por el mensaje textual, a un datzibao. A veces, demasiado
cargados, reiterativos, localistas, demasiado presentes los logos de las
empresas “auspiciadoras”.
La colección nos debe ayudar a repensar más al
género mismo, pensarlo, sentirlo, tanto como los motivos y al mensaje que
deseamos proyectar al mundo. El afiche es la síntesis de la comunicación, un
grito. <>