LECTURAS INTERESANTES Nº 914
LIMA PERU
30 AGOSTO 2019
ESTAMOS AVISADOS
César
Hildebrandt
Tomado de HILDEBRANDT EN SUS TRECE N°457, 30AGO19
V
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izcarra tendrá
que responder a la investigación reabierta por la Fiscalía en relación al papel
que le cupo en el asunto Chinchero.
Se trata, como
es notorio, de un “crimen expectaticio”, de un supuesto negociado que no se
produjo, que se frustró después de que la Contraloría detectara irregularidades
y luego de que el ministro de Transporte y Comunicaciones de aquel entonces -es
decir, Vizcarra- renunciara al mismo tiempo que adenda descalificada se
anulaba, primero, y el contrato con el consorcio Kuntur Wasi se resolvía,
después.
No olvidemos
que el proyecto con Kuntur Wasi fue firmado en tiempos de Ollanta Humala 2014)
y que la marginación de OSITRÁN como ente fiscalizador se produjo en esa misma
gestión. Tampoco podemos pasar por alto que, según todos los testimonios, fue
Pedro Pablo Kuczynski el que empujó el proyecto y el que luchó por la adenda.
Hasta “cobarde”
llegó a decirle a Vizcarra por no querer sumarse al equipo que quería
facilitarle las cosas al mañoso consorcio encargado del proyecto.
En todo caso,
Kuntur Wasi murió. Si Vizcarra resulta responsable por haber sido ministro cuando
se dio la adenda puesta en la mira por el Ministerio Público, se tratará de una
responsabilidad moral y política. Si los del consorcio le prestaron asesoría
abogadil para la interpelación, tendremos que oír su arrepentimiento. Y si Kuntur
Wasi dio 50,000 dólares para la campaña de PPK y pretendió cobrarse el favor
obteniendo millonarios privilegios, la investigación tendrá que ver con quienes
fueron cajeros de Kuczynski y con los empresarios que otorgaron la donación. Y
no descartamos que Vizcarra sea incluido en ese expediente.
Lo cierto es
que el proyecto abortó, el Estado no dio un centavo y el ministro del ramo
desactivó lo hecho, renunció y se fue de embajador a Canadá.
Esos son los
hechos.
Martín Vizcarra
nos debe una explicación, es cierto. Pero nada de lo dicho puede ser causal de
vacancia presidencial, que es la salida que prepara el hampa fujimorista
enquistada en el Congreso (con la ayuda residual de lo que queda del Apra tras
el suicidio del capo del otrora partido socialdemócrata).
El fujimorismo
quiere vacar a Vizcarra, aupar a Mercedes Aráoz a la presidencia y desactivar
al equipo especial del caso Lava Jato.
Como ha
sostenido Carlos Monge, al fujimorismo se le va la vida en este operativo. No
se trata de optar por una política ni de discrepar de la que emana de Palacio.
No hablamos de políticos sino de delincuentes avezados.
Ahora sí
sabemos que el lavado de dinero fue cuantioso en el caso del fujimorismo. Allí
están las pruebas encontradas en el caso de Joaquín Ramírez, los aportes
testimoniales de Odebrecht y Barata, la contabilidad “perdida en un taxi”, los
documentos que se quemaron para no dejar huellas del trasiego del dinero, las
decisivas confesiones del excongresista fujimorista Rolando Reátegui. Gracias a
este señor, adecentado por su colaboración eficaz, sabemos cómo fue que la
señora Keiko Fujimori armó una trama gigante de falsos aportantes, dinero negro
de variadas procedencias e invención de eventos (rifas, cócteles) con los que
se pretendía “formalizar” aquel mandamiento irregular. Fue la confesión del
sobrino de Jaime Yoshiyama Tanaka la que nos condujo a saber cómo fue que el
poderoso tío lo usó para darle enormes sumas de dinero destinado a repartirse
entre seudoaportantes, algunos de los cuales acudieron a la prensa para decir
que jamás dieron un centavo y que nunca consintieron el uso de sus nombres. Y
por el testimonio adicional del señor Reátegui sabemos cómo es que la maquinaría
del fujimorismo, encabezada por la jefa de la organización y complementada por
sus asesores más íntimos, ha tratado durante todo este tiempo de amenazar a los
testigos y entorpecer la marcha de la investigación.
A una banda
como esta nos enfrentamos. Y es una banda de esta naturaleza la que quiere salirse
con la suya vacando al presidente de la república y entendiéndose con una
amable dama. Cuando la cárcel no sólo es una posibilidad y más bien parece una
certeza, todo puede valer para quienes se enorgullecen de ser herederos del gobierno
más corrupto de la historia peruana.
Frente a esta
auténtica conspiración en marcha, el único camino es el de la denuncia y la
movilización popular. Después de lo de Tía María, la prensa que Carlos Bruce
lee con devoción y Mercedes Aráoz adula sin recato ataca a Vizcarra. El hombre
marrón y provinciano se ha convertido en un nuevo rojo. La derecha, en suma,
que fue fujimorista hasta el oprobio, que negoció en el SIN sus cuitas
personales y corporativas y que ganó como nadie con el cholo barato y las
nuevas gollerías impuestas por el modelo fujimorista, estaría feliz con Mechita
en la presidencia y el fujimorismo victorioso en el Congreso de los Mamani y
los Becerril.
La derecha, su
prensa y sus guardaespaldas televisivos y radiales subestiman el furioso cansancio
del pueblo. Ignoran lo que podría pasar con las regiones que han demostrado una
encrespada independencia respecto de los designios de Lima y su clase
política. Desdeñan, en
suma, el asco que produce en la mayoría de peruanos este
Congreso en ruinas, esta política de piratas, estos voceros de la procacidad,
esta agonía en el pantano del pasado.
El Apra está
acéfala porque su líder, que se hizo muy rico desde la primera vez que fue presidente,
se mató para evitar su detención. El fujimorismo es operado a control remoto
desde una cárcel de mujeres. Estos dos partidos del patíbulo, estas dos mafias
irreductibles, han decidido librarse del presidente que reemplazó al también
vacado Pedro Pablo Kuczynski. El fujimorismo quiere evitar la cárcel de sus
dirigentes, algo inevitable si las investigaciones fiscales prosiguen como es
debido. El Apra también gana algo en relación a su prontuario: la extirpación
del equipo Lava Jato conduciría al cierre absoluto de todas las pesquisas sobre
coimas, licitaciones digitadas y lavado de dinero que ya han llevado a la
cárcel a varios funcionarios del segundo (y corrupto) alanismo.
Una presidenta
de la república asociada al Congreso, el peso de la prensa conservadora y el
mensaje de que “la reconciliación de los peruanos traerá otra fase de
prosperidad”, podrían pesar mucho en la creación de un nuevo e impune
escenario.
Las voces están
dadas. Estamos avisados. Veremos quién es quién a la hora de las decisiones. ▒