viernes, 19 de julio de 2024

PARADOJAS DE UN SISTEMA ECONOMICO MUY INJUSTO

 LA OTRA CARA DE LAS LUJOSAS PRENDAS DE FIBRA DE ALPACA

Liubomir Fernández, LA REPUBLICA 18JUL24

M

ientras marcas internacionales ofrecen prendas hechas con lana de alpaca peruana a precios exorbitantes en Europa o Estados Unidos, los productores nacionales reciben apenas para sobrevivir atrapados en la línea de la pobreza. La República visitó a los compatriotas alpaqueros en Puno, la región con mayor producción de esta materia prima.

Juan Chávez tiene más de 40 años dedicados a la crianza de alpaca en el distrito de Conduriri, zona alta de la provincia de El Collao-Ilave, al sur de Puno. Vive en una cabaña con techo de paja sin servicios básicos. Sus ingresos por la venta de fibra de este animal apenas le permiten sobrevivir junto a su familia. Es la realidad del alpaquero peruano.

No todos se benefician por igual, claro está
La esquila es la actividad en la cual los criadores cortan el pelaje de la alpaca para vender la lana. Lo pueden hacer solo una vez por año. Es fundamental en su economía.

Juan, no obstante, ya no tiene esperanzas de progreso. Su rostro está quemado porque la crianza se realiza sobre los 4.000 metros sobre el nivel del mar. El clima aquí es inclemente. Por ello se sorprende de que prendas hechas con la lana de estas alpacas que nos rodean se vendan tan caro en otros países, mientras ellos reciben apenas 15 soles por libra. Es otra historia de desigualdad económica en perjuicio de los más humildes.

Cadena de desigualdad

Esta inequidad, ante la cual el apoyo del Estado en tecnología y legalmente es insuficiente, se puede apreciar desde el mercado local, donde los productos son comercializados en tiendas exclusivas a costos que oscilan entre 1.000 y 6.000 soles.

Perú es líder mundial en producción de fibra de alpaca, pues posee el 87% de estos animales en el mundo, según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri). Puno y Cusco ocupan los primeros lugares.

Solo en el altiplano puneño, según el Proyecto Especial de Camélidos Sudamericanos (Pecsa), existen más de 7.000 productores de fibra de alpaca. Hay muchos agrupados en organizaciones y cooperativas.

Las cifras parecerían ser una buena noticia. Cada año, se exportan cerca de 200 millones de dólares, principalmente hacia Estados Unidos, Italia y China.

No todos se benefician por igual, claro está. En Perú son las compañías que transforman la fibra de alpaca. Este listado lo encabezan dos grupos. El primero es Grupo Michell, que opera bajo la razón social Michell & Cía S.A.; y Grupo Inca.

Productores de fibra de alpaca en Puno esperan mejores condiciones. 
 “La fibra de los dioses”

Lo mismo sucede con las comunidades dedicadas a la crianza de vicuña, cuya lana es llamada “la fibra de los dioses” porque es de color dorado principalmente. A diferencia de la alpaca, esta especie no domesticada tiene la mayor calidad deseada. Se calcula que actualmente hay más de 200.000 vicuñas en Perú, casi la mitad en el continente.

La marca italiana Loro Piana, propiedad del conglomerado LVMH, que incluye marcas como Luis Vuitton, Christian Dior, Fendi, Mard Jacobs, entre otras, vende un suéter hecho con lana de vicuña peruana en unos 9 mil dólares en Nueva York, Milán o Londres. Sin embargo, consigue la materia prima por 280 dólares.

LVMH es manejada por Bernard Arnault, cuya fortuna se estima en 233.000 millones de dólares según la revista Forbes.

En esa línea de ejemplos, una indagación de Business Insider afirmó que fabricar los bolsos de Dior cuestan alrededor de US$57, pero se venden hasta en US$2,780, mientras que los de Armani pasan de US$99 a US$1,900.

Gobierno de Fujimori dio carta libre

Volviendo al contexto peruano, cabe señalar que una norma dada por el gobierno de Alberto Fujimori a finales de su gobierno puso en desventaja a los campesinos nacionales. La esquila de vicuñas fue prohibida desde 1969 para proteger la especie.

En 1994, a través de una ley, se permitió que se comercializara su fibra, respetando reglas y con acuerdo de la comunidad que los tuviera en su terreno libremente. Sin embargo, en el 2000, antes de fugar del país, el régimen fujimorista permitió que las empresas también se puedan dedicar a esta actividad con los mismos derechos que las poblaciones locales. En esa situación, Loro Piana compró terrenos y tuvo luz verde para criar, esquilar y comercializar directamente.

Maltrato animal ante la justicia

Así logró implementar Mallkini, la granja más grande. Se ubica cerca de Muñani, en Puno. Al respecto, una investigación de la organización PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) puso en evidencia presuntos actos de crueldad. Con videos como pruebas, reveló que, durante la esquila, los animales eran dejados con heridas o cosidos sin alivio del dolor. El caso fue llevado ante la justicia. Hay cinco imputados por maltrato animal. El caso está en manos de la Corte Superior de Justicia de Puno en Azángaro.

No pueden negociar precios

Menancio Flores, productor alpaquero de Santa Lucía, provincia de San Román, sostiene que la situación se hizo crítica cuando estas grandes empresas ingresaron a la crianza y producción porque planteó una competencia injusta. Negociar el precio se hace cada vez más improbable. “Por ejemplo, el Grupo Michell ya cría alpacas. Tiene su fundo Mallkini. Tiene derecho de invertir en lo que desee, pero hay un detalle. Ellos tienen gran inversión y eso les permite optimizar su producción. En cambio, el campesino, por más capacitación, no tiene recursos para invertir en tecnología. Es más, siendo ellos los compradores y productores, entonces es más difícil lograr mejores precios por nuestra fibra”, advirtió.

 “Es la zona donde crecí”

Tomás Medina vive en el centro poblado de Jatucache, distrito de Laraqueri, provincia de Puno. Desde niño se dedica a la crianza de alpacas. En tiempos lluviosos trabajar al aire libre supone jugarse la vida porque los rayos en cualquier momento pueden sorprender a quien sea. En medio de la nevada, el frío y granizo tiene que cuidar a sus alpacas.

“Dónde me iría si acá están mis tierras. Mis animales son producto de mi esfuerzo. Además, es la zona donde crecí”, declara resignado.

Recuerda que por cada libra de fibra de alpaca se paga solo 15 soles en Perú. El precio incluso baja cuando hay poca producción. Por cada animal se obtienen entre dos y tres libras, es decir, un ejemplar genera ingresos anuales de cerca de 45 soles como máximo. La crianza resultaría rentable únicamente si tienes una gran cantidad de camélidos. La mayoría de alpaqueros locales posee de 70 a 300 ejemplares, algo insuficiente.

Medina Mamanchura añade que la necesidad a veces obliga a sacrificar sus animales. “Para una buena esquila hay que esperar un año. La mayoría tiene hijos en edad escolar. De eso se aprovechan”, exclamó.

El tiempo de gestación de una alpaca es de 11 meses y solo da una cría

Falta mayor organización

Álex Montufar es investigador y productor de camélidos en el fundo Irpajso, Conduriri-Ilave. Sostiene que la crianza en estos terrenos, golpeados incluso por heladas que impiden otras actividades, es una de las pocas formas de generar dinero, pero que cada vez es menos viable. Explicó que sí es factible lograr menores precios, pero se requiere una fuerte organización de productores locales. Estimó que la libra debería pasar de 15 a 35 soles. “De algún modo compensaría el esfuerzo que vivir alejados y en esas condiciones”, sostuvo.

Según la Sociedad Nacional de Criadores de Alpacas y llamas del Perú (SPAR), al 2023 el altiplano puneño tiene una población de 2 millones 131 mil cabezas de alpaca. Esta población de camélidos produjo 4 millones 170 mil 820 de libras, cuya venta generó un movimiento económico de 62 millones 562 mil soles.

Queda evidenciada la brecha que existe entre las costosas prendas a base de materia prima peruana y el exiguo dinero que se le paga al productor local. Lo que es glamour para unos, para otros es trabajo a bajo precio.

Dato: diferencias entre especies

1.    Los camélidos de los Andes son tiernos animales peludos, pero suelen ser confundidos. Por ejemplo, llamas, alpacas y vicuñas.

2.    Las llamas son la especie más alta y de orejas largas, tiene pelaje más delgado. Su lana no es la más solicitada. Son usadas para carga.

3.    Las alpacas miden la mitad que las llamas, tienen orejas simétricas y tienen el pelaje fino y de color más uniforme. Su lana es muy solicitada. El tiempo de gestación de una alpaca es de 11 meses y solo da una cría.

4.    Las vicuñas, a diferencia de las alpacas, son camélidos salvajes, pero que tienen el pelaje más fino y cotizado. <>





CONFESIONES DE HILDEBRANDT

 LIBROS

Cesar Hildebrandt

En HILDEBRANDT EN SUS TRECE Nº 695, 19JUL24

L

os libros me salvaron.

A los once años me convertí en lector pro­fesional, comedor de páginas, maniaco-de­presivo y nerd.

Tan nerd era que fui a la fiesta de promo­ción del colegio militar Leon­cio Prado (XIX promoción) acompañado de mi hermana Ana María. Fue en el “Crillón” y la orquesta era la de Freddy Roland. La cantante era Lina Panchano y tenía un traje ajustado que brilla­ba de lentejuelas. Me la pasé viendo cómo se divertían los de la bailanta y me quedé al lado del loco Fernández, otro chuncho. Nos comimos un pavo entre los dos. Éramos los idiotas de la promo. ¡Pero qué felices fuimos juzgando caras y sudores y tramando historias canallescas!

Pero después, los libros. Me seguían, los perseguía, los pude hurtar a veces. Mi madre, que también era lec­tora, estaba convencida de que mi caso era patológico.

Y lo era. El afán de leer tie­ne que ser una enfermedad en una sociedad como esta.

He sido, entonces, un pa­ciente toda mi vida. He leído biografías de grandes personajes para enterarme precoz­mente de lo difícil que sería alcanzar apenas la medianía. He leído novelas para vivir otras vidas, hablar como zíngaro, estar en Orán, enamorarme de una cortesana (o de la Maga), sentir miedo, compasión, asco. He sido todos los personajes que admiré» de modo que tengo las manos ensangrentadas de Raskolnikov, el estupor glacial de Roquentin, la coprolalia de Holden Caulfield, la pasión suicida de Humbert Humbert, las siete vidas de Melquiades, la borrosa identidad de Fushía, el dolor de Iván Denisovich. 

He viajado por todo el mundo sin moverme de mi asiento de holgazán y sé cómo mataron a Jesús Galíndez en Nueva York porque Vázquez Montalván me lo contó con pelos y señales, del mismo modo que presiento el perfume que usaba la Teresa pituca de Juan Marsé.

Aprendí más del Perú leyendo novelas que leyendo historia y pesados ensayos. La historia, por lo general, está escrita desde una comprensión patriótica y los ensayos tienen la luz apagada y están lastrados por la ostenta­ción y el argot académico.

Le debo tanto a Alegría, a Congrains, a Arguedas, a Var­gas Llosa, a Ribeyro, que jamás podré pagar esa deuda. Ellos me dieron la receta para en­tender al Perú: jamás esperes buenas noticias, pero alégrate si el azar las trae. El azar, no la voluntad ni el coro del entendimiento. El guano, por ejemplo, fue la gran noticia del siglo XIX. La derrota en la guerra que pudimos evi­tar fue la consecuencia de nuestras miserias sociales y políticas. El Perú es muchas veces un zombi que se devora a sí mismo.

Amo los libros. Y los amo ahora más que nun­ca porque están despres­tigiados. Buena parte de las nuevas generaciones consume rodajas digita­les de información, chanfainita tiktokera, saltado de influencers. Los resul­tados están a la vista. Y hay que admitirlo: en la llamada batalla cultural no es que sólo haya ga­nado la derecha; también la entropía se siente vic­toriosa.

De los libros que fre­cuento y repito, que emo­cionalmente bebo y de­voro como rapaz, los de poesía son los primeros. La poesía es un misterio de la química, un milagro celta de la combinación y el albedrío. Un tipo junta palabras, como tantos, y de pronto descubre el te­soro enterrado, la reverberancia del sentido, la madre del cordero. Ni él mismo sabe cómo lo hizo y eso es lo mejor. Es como si el universo hablara a través de él para darle algún sentido a la vida. La poesía es un reguero de migas que no tiene destino. Basta con que sea camino.

Los libros. Mi casa es una biblioteca con dormitorio y baño. Es la versión pagana e ínfima del paraíso que imaginó Borges. <>

miércoles, 17 de julio de 2024

LA LOCALIDAD MÁS ALTA DEL MUNDO PARA VIVIR

 LA RINCONADA

Tomado de Facebook


L

a localidad más alta de la Tierra donde viven los humanos está en Sudamérica a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar.

Con todas las regiones montañosas habitadas que existen en el mundo, no es de extrañar que más de 80 millones de personas vivan a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar.

La mayoría de estos asentamientos se ubican en zonas de América del Sur, Asia Central y África Oriental. Aunque en el hemisferio norte también viven poblaciones en localidades altas, no es tan común como en el hemisferio sur.

Es aquí donde precisamente se encuentra el asentamiento a más altura en la Tierra: La Rinconada, Perú

En esta zona peruana, también llamada ‘El paraíso del diablo’, habitan alrededor de 70 000 personas, que viven entre los 5.000 y 5.300 metros sobre el nivel del mar, en plena Cordillera de Los Andes.

La Rinconada es un centro poblado, comprendido dentro del àmbito territorial político del distrito de Ananea, en la provincia de San Antonio de Putina, departamento de Puno.

La Rinconada está ubicada en la región Janca, según la clasificación de Pulgar Vidal, siendo así el poblado permanente más alto del mundo. Según la edición de mayo de 2003 de la revista National Geographic, La Rinconada está ubicada a 5200 m.s.n.m. aunque otras fuentes más recientes indican que está a casi 5300 m s. n. m.

Su área urbana abarca gran parte del flanco occidental de una estribación del nevado Ananea Grande. Sus coordenadas son 14°37′54″S 69°26′47″O / -14.63167, -69.44639.

Debido a su altura, la mayoría del pueblo vive en condiciones extremas.

El clima es extremadamente frio. La ciudad cuenta con una temperatura media anual de 1,3 °C, las noches son gélidas y los días con pocos grados por encima de la congelación. Debido a la altura, los habitantes solo tienen la mitad del oxígeno que hay al nivel del mar.

A los nuevos pobladores les toma alrededor de 30 días aclimatarse y superar el mal de altura.

La población se ha ido progresivamente consolidando en razón a la actividad minera caracterizada por la explotación extractiva artesanal de oro. <>




 

COSTUMBRES ALTIPLANICAS: EL SAHUMERIO PURIFICADOR INVOCANDO A ESPIRITUS BENEFACTORES







 

martes, 16 de julio de 2024

DE LA EXITOSA PELICULA “LA PIEL MÁS TEMIDA”

ENCUENTRO CON MARÍA LUQUE

Christian Reynoso 

F

anny, la hija de doña María Luque, quien encarna a la abuela Dominga en la película “La piel más temida”, nos indica vía WhatsApp, cómo llegar a su casa en El Alto, Bolivia. “¿Vienen en auto o en teleférico?”. “En teleférico”, respondemos. Entonces, señala que debemos bajar en la estación de Río Seco que es la última de la línea Azul, y luego caminar media cuadra hacia el lado derecho. A continuación, envía la foto de una calle y varios edificios, en la que señala la fachada de la casa con una flecha. Imposible perderse.

Christian Reynoso con María Luque
Visitamos a María Luque llevados por la curiosidad de conocerla y conversar con ella, tras haberla visto en “La piel más temida”, película que hace unos meses fue blanco de la polémica en el Perú. A la sazón, María no está muy al tanto de la discusión que se produjo y todavía no ha podido ver la película. Tampoco pudo venir al estreno, en Lima, porque está delicada de salud, pero ha recibido el Premio APRECI (Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica) por su participación. Para ella, haber trabajado en esta película ha sido un sueño hecho realidad.

María nos recibe en su habitación. Está acostada y no puede moverse mucho por una reciente operación a la columna. También sufre de diabetes y recibe diálisis, nos cuenta. A sus 63 años (nació el 19 de marzo de 1961), aún debería estar fuerte, pero no ha tenido suerte con la salud; sin embargo, mantiene el ánimo y espera recuperarse pronto. Tiene cosas que hacer. Fanny aprovecha para llamarle la atención, pues debe cuidarse y guardar reposo. Por lo pronto, ella le ayuda con todo. María sonríe ante su hija y recibe la rosa que le hemos llevado de regalo. Enseguida, pide su sombrero. Quiere estar guapa frente a nosotros.

Nos sentamos al pie de la cama y empieza a contarnos de ella y cómo se convirtió en actriz y cómo eso le ha servido en la vida. Vivió su niñez en su Camacho natal y luego se vino a El Alto para estudiar. Su madre murió cuando estaba en sexto de primaria y desde entonces vivió con su abuela. Se casó a los 20 años y puso su puesto de ropa, cosméticos y útiles escolares en la hoy famosa feria 16 de julio. Entre los recuerdos de su niñez está el deslumbramiento por la televisión. Se preguntaba cómo las personas podían entrar en ese cajoncito y moverse y hablar. Ella quería hacer eso. Tal vez ahí estaba el germen de lo que vendría después: la actuación.

A sus cuarenta años María Luque aún no tenía consciencia de lo que era ser una actriz. Su vida transcurría entre el trabajo y los hijos, hasta que sufrió un episodio de violencia familiar. Su esposo bebía y las cosas se descontrolaron. La crisis se agudizó y María tuvo que recurrir al Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza de El Alto para recibir ayuda. Allí conoció a Erika Andia, directora y actriz boliviana, famosa por su papel en “¿Quién mató a la llamita blanca?” (2006), quien dirigía talleres de teatro. De esta manera, en 2007, María recibió su primera clase de actuación. Su vida cambió.

Empezó con una obra en la que, junto con otras mujeres, actuaba y testimoniaba su condición de mujer en situación de violencia. La obra se presentó en todos los distritos de El Alto. María empezó a destacar y poco a poco la llamaron para radionovelas, spots, documentales y películas. “Ha sido un cambio grande para mí, iba con mi aguayito al taller y memorizaba lo que tenía que decir”, nos cuenta. Su primer papel en el cine fue el de una abuela en “Campo de batalla” (2011), una película sobre la migración. Con el tiempo ha actuado en “Pacha”, “Averno”, “Lo peor de los deseos”, “Viejos soldados”, entre otras, y en la serie “La reina del sur” (“vi a la Kate del Castillo de lejos”, recuerda), hasta que llegó la oportunidad de “La piel más temida”, gracias a uno de los actores, Amiel Cayo (el camionero Víctor), que la presentó al director Joel Calero, para que interpretara a la abuela Dominga.

María Luque
María ya había estado en el Cusco, junto con otras mujeres bolivianas, donde presentó la obra teatral “Kusisita”, pero esta vez llegó sola para participar de la película peruana. “Me sentí una maravilla cuando recibí la confirmación de mi papel”, dice. “Me puse a memorizar y a practicar y en mi familia se alegraron mucho”. La escena más difícil fue la de matar al conejo: le temblaron las manos; mientras que la escena que, como le contamos, ha sido destacada por la crítica —el diálogo al interior del camión entre ella y Víctor, mientras este toca la mandolina— la recuerda con especial cariño: “Se hizo de madrugada y salió de una sola, no hubo que repetirla”.

Sobre su marcado dejo boliviano que se deja oír en la película, el director le dijo que no se hiciera problemas, que hablara natural. Y así fue. “Me metí en el papel y solo actué”. Fue como un sueño del que despertó solo cuando acabó el rodaje y tuvo que volver a Bolivia. “Me vine llorando en el avión”, nos dice. “Todos en la productora me trataron bien y les agradezco. Me sentí en familia y me da gusto que en Perú hayan visto la película”. Esto da pie para que María hable sobre el cine boliviano: “Aquí en Bolivia se ven mucho más las producciones extranjeras y no valoran lo nuestro, por eso yo sigo apoyando lo que se hace aquí”. Por ahora, María espera mejorar de salud y seguir actuando. También tiene planeado ir a bailar a la fiesta de la Virgen de Urkupiña, en Cochabamba, y comer una sajta de pollo que es su plato favorito. <>