Omar Aramayo
Una de las peores cosas que le ha pasado al país en los últimos años es la llegada de Saavedra al ministerio de educación. Fatal. Aunque el ministerio haya tenido una suerte que nadie puede envidiar, una suerte negra. Han sido ministros: Mercedes Cabanillas o la otra señora, Gloria Helfer, inefable, Chang, y otros de tristísima recordación, y que dan vuelta por ahí, todavía.
Pero Saavedra es la fresa del pastel, algunos extraviados, decían, que es un técnico altamente calificado, una suerte contar con uno de los mejores economistas del mundo, el sétimo mejor del mundo. Un economista que se aferró al cargo, que no quiso soltar la mamadera como si fuese su derecho y que desafió al mismísimo presidente de la república, con tal de no irse, y nos quedamos sin saber qué derecho le asistía. Qué bestias. Saavedra era un enviado del Banco Mundial, con el encargo de mantener al país, a los jóvenes y a los maestros, en un estado de postración total, y Humala era el gobierno ad hoc y hotdoc, para que Saavedra dilapidara cuatro mil millones de soles, cifra acalambrante. ¿En qué?
1.En la construcción de una costra burocrática de consultores caviares, sabios que no tienen idea de dónde queda el Perú y que escriben teorías cada una más irrespetuosa que otra con el pensamiento del prójimo. 2. La edición de libros ajenos a la realidad del escolar peruano a través de editoriales españoles, sin que ninguna editorial o editor peruano tuviera el coraje de decir que en el Perú también existen editores y que aquí se hacen hermosos libros. El diario el Comercio no podía decir palabra, porque los españoles subcontrataron sus talleres para perpetrar el monopolio. 3. En publicidad en la medios de comunicación. ¿Y ahora quién podrá defendernos? Naturalmente los medios de comunicación, los periodistas rentados, regimentados, los áulicos, esos que ahora dicen que los maestros son terroristas y están financiado por el narcotráfico, jamás lo harán. Esos están vendidos, de la misma manera como se vendieron a Oderbrecht. Jugada genial la del señor Saavedra, blindarse con la prensa y blindar sus despropósitos, que ahora ruedan por la ley de gravedad.
Saavedra politizó al ministerio al establecer una férrea alianza con un sector de la izquierda a la que consideraba dueña del poder gremial; y que en efecto, lo detentó en su momento; pero como se sabe, los procesos son dinámicos y como decía una maestra sabia, pero sabia de verdad: “Donde ayer se derramaban las cenizas hoy se levantan palacios, mañana esos palacios volverán a ser cenizas” Todo cambia, todo muda, sobre todo si no hay adentro la conciencia del cambio, la práctica de la alternancia, la busca de recursos nuevos, etc. Reingeniería, señores.
Saavedra politizó al ministerio al establecer una férrea alianza con un sector de la izquierda a la que consideraba dueña del poder gremial; y que en efecto, lo detentó en su momento; pero como se sabe, los procesos son dinámicos y como decía una maestra sabia, pero sabia de verdad: “Donde ayer se derramaban las cenizas hoy se levantan palacios, mañana esos palacios volverán a ser cenizas” Todo cambia, todo muda, sobre todo si no hay adentro la conciencia del cambio, la práctica de la alternancia, la busca de recursos nuevos, etc. Reingeniería, señores.
Ahora constatamos el error de Saavedra, el grupo gremial con el que pactó se hizo costra, costra fermentada y vallejiana, reblandecida en el regodeo con el poder del Estado, sensualizada, que se ve sorprendida por la irrupción de los descontentos, de los huajchas, de los excluidos del festín, y a quienes ahora combaten con agravios y calumnias. Porque es imposible pensar que los cuatro mil ochocientos maestros sean del Movadef o sea terroristas, como repite irresponsablemente el ministro Basombrío, un hombre con formación política, que de nada le sirve hoy. No me cabe duda, infiltrados debe haber, pero esa es otra historia. Cancelar de esa manera un movimiento gremial es una bajeza, eso no es hacer política, es delito.
Decir que los maestros que vienen con mil penurias desde sus aldeas remotas y provincias a protestar a Lima, están financiados por el narcotráfico es un insulto, que en los labios de un congresista de la ultraderecha, como Heresi, se acomoda perfectamente, pero en la ventaja y en la vocación de un dirigente gremial habla de una pobreza del espíritu flagrante.
El ministerio de educación y el Estado no tiene por qué favorecer a un sector, a un partido, no es árbitro para deslindar los problemas propios del gremio de los maestros. Debe concertar con todos. Oír a todos y luego tomar una decisión. Esa es la falta de visión política de este gobierno, los maestros quieren acreditar a sus organizaciones, en grave crisis, y eso al gobierno no le interesa, ese no es su problema. Tienen derecho a ser reconocidos, el reconocimiento no puede ser un monopolio, un privilegio. El gobierno no puede hacerse de crisis ajenas.
El problema del Estado es comunicarse, construir puentes y buscar soluciones. El SUTEP tiene una crisis de crecimiento, ya hablarán entre ellos más tarde, tienen la obligación de hacerlo, en bien de ellos mismos y en bien del futuro de la educación. No hay crisis que duren cien años ni cuerpo que lo resista. Lo que el Estado tiene que hacer es reconocer a todos los grupos, tienen derecho, son maestros, y eso es lo primero que exigen, ser reconocidos. Ese ha sido el primer error del gobierno.
Hay que evaluar a los maestros, por supuesto, pero primero hay que evaluar al ministerio, a sus burócratas, quiénes son, quién los ha traído. Qué moda, qué modelo ha dejado Saavedra, que ideologías pedagógicas son las que los maestros deben acatar, por qué cuatro sabios tienen que definir los conocimientos que se deben impartir, en manos de quién está el futuro de las mentes del Perú. Porqué tenemos profesionales de tan baja calidad, egresados de la secundaria que no saben nada pero nada, ni siquiera leer. Porque los planes de estudio del ministerio son paupérrimos, no sirven para nada, absolutamente. A eso agréguese la ninguna formación que se imparte en las facultades de educación de la mayor parte de universidades, universidades chatarra, y que SUNEDU no sabe qué hacer con ellas, porque son fuentes de riqueza económica, de la cual tiene que salpicar a muchos, de ley.
El gobierno de PPK tiene la virtud de visibilizar a los nuevos rostros de la política gremial, dentro de cuatro años muchos de ellos serán congresistas, antes otros será alcaldes, eran desconocidos pero ahora debido a una huelga que va por lo sesenta días y a PPK, se han hecho conocidos. La prensa venal los ha sacado del anonimato, los acusan de todo pero el pueblo sabe que solo reclaman sus derechos.
La señora Martens pasará a la historia como un títere, una ministra de papel, sin capacidad de decidir, una continuadora de Saavedra. Ese aparato debería ser desmontado por el bien de todos. PPK la ha mostrado como lo que es, una burócrata que es más una ventrílocua, ella dice lo que le ponen en la boca. Habrá descuentos, mentirá, nadie les va a descontar ni un centavo, eso sería crear otro problema sobre el que hay. El estado está muy lejos de cumplir con su obligación, de tener maestros de primera, bien considerados, capacitados, contentos, que puedan transmitir toda la alegría de la vida a los niños y el conocimiento que el país necesita para desarrollarse. Sin educación no hay futuro, o al menos nos espera un futuro muy triste.
En sesenta días el daño que ha hecho la huelga al turismo y a la economía nacional, como imagen, es terrible; y de eso es responsable este gobierno, que no sabe en lo que se ha metido.
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