DEGENERACIÓN POLÍTICA
Escribe:
Milcíades Ruiz
Toda
degradación es un proceso de descomposición de la materia. Sucede con los
suelos agrícolas que se vuelven improductivos. La degradación de frutos los
pudre, como nuestro organismo se degrada hasta la muerte. Pero, lo peor para
nosotros es la degradación moral. En el año 2023, la degradación política,
degeneró la moral en todos los ámbitos. ¿Podemos revertir este proceso de
deterioro?
Quienes
concebimos la degradación como proceso dialéctico, luchamos contra el sistema
de dominación capitalista, porque sabemos que su ciclo llegará a su fin, como
sucedió con el sistema de dominación esclavista, colonial y monárquico. ¿Cuán
cerca está de su fin?, Eso depende de la magnitud de nuestra reacción. Es
nuestra responsabilidad histórica.
Entonces,
para nosotros no se trata de revertir el deterioro del sistema de dominación.
Eso sería lograr que se recupere y nos oprima con más ganas, cuando lo que nos
conviene es, acelerar su deterioro. En nuestro país, comprobamos que, a mayor
degradación del sistema de gobierno, se genera un creciente repudio popular.
Toda
degradación política tiene un punto de quiebre como ocurrió con la marcha de
los cuatro suyos que, hizo huir a los cabecillas de la mafia gobernante de la
década de 1990, por encima del acta de sujeción de las fuerzas armadas. De
suceder esto, las fuerzas populares deberían estar preparados para gobernar y
no dejarse arrebatar la victoria por políticos sin escrúpulos.
Pero
sucede que, a veces entendemos las cosas al revés. Al pedir tercamente nuevas
elecciones en repudio a los actuales gobernantes que hemos elegido, lo que
estamos haciendo es socorrer al moribundo sistema que nos oprime, creyendo que
salvamos la “democracia”. Con el adelanto eleccionario, tendremos cambio de
personas repudiables, pero el sistema seguirá fabricando gobernantes
indeseables.
Nos
estrellamos y llenamos de insultos a los gobernantes que nos defraudan,
pidiendo su renuncia. Pero ellos, son producto del sistema. Es justo que lo
hagamos, pero al que hay que atacar en mayor medida es al sistema que los
coloca en el poder. Si no se cambia el sistema electoral, el resultado será el
mismo cuantas veces hagamos nuevas elecciones. Ya hemos pasado por eso y no
aprendemos.
Es
que los gobernantes están condicionados por el sistema que, los hace actuar de
manera repudiables para los oprimidos, pero satisfactoriamente para los
opresores que, financiaron sus estatus. Es el sistema el que degrada los
partidos políticos desde antes de asumir los mandos. Figurar en la lista de
candidatos tiene un costo elevado y no acceden los más honestos, ni los más
capacitados, sino, los que pagaron los cupos, aunque tengan malos antecedentes.
No hay castigo para quienes incumplen las promesas electorales. Perico Castillo y su sucesora, llegaron al poder enarbolando banderas marxistas leninistas, con un plan de gobierno legalizado por el poder electoral. Sin embargo, llegados al poder, tiraron todo al tacho y gobernaron con otro programa ajustado al modelo neoliberal, (Ver DS N° 164-2021-pcm). Cometieron delito de fraude contra sus electores, pero es así como llegan al poder los partidos políticos. Así, está diseñado el sistema electoral.
Predominan
los partidos políticos de derecha en la correlación de fuerzas del escenario
electoral y en el Parlamento, porque en el sistema político rige la democracia
del dinero. Reunir el número de firmas de respaldo para la inscripción no es
problema para dichos partidos porque las firmas se compran y es legal hacerlo.
Llegan al poder, sin tener representatividad de sectores sociales, y es el
marketing electoral de mayor financiamiento, el que determina la votación.
Mientras
no se modifique el sistema electoral, el pueblo siempre será minoría en el
Parlamento y los grupos dominantes siempre tendrán mayoría en todas las
decisiones de gobierno, aunque respondan a sectores minoritarios. Actualmente,
son más de 20 los partidos de derecha inscritos, mientras que partidos
populares no llegan ni a tres, aunque tampoco son auténticos. A esto, se le
llama “democracia”. Salvar a la democracia, es entonces, salvar esta
injusticia.
De
modo que, por más que se enarbole la promesa de una nueva constitución de la
república, el sistema electoral hará que resulte lo contrario, a la ilusión
popular. Pero, son muchos los amarres electorales aprobados por esa fantasiosa
mayoría minoritaria que, históricamente ha acondicionado el fraude electoral.
Sin embargo, lo aceptamos sin reparar que, impide el acceso al poder de los
auténticos representantes de las mayorías nacionales.
No
obstante, no se lucha contra el sistema electoral causante de las desigualdades
e injusticias políticas. Solo pedimos el cambio de las personas elegidas. La
renuncia de gobernantes, no resuelve las trampas del sistema político que,
permanece estable e incólume. Esto favorece a las fuerzas opresoras a las que
conviene que el pueblo oprimido siempre se equivoque apuntando mal a sus
objetivos de lucha.
La
degradación económica ocasionada por el neoliberalismo, ha degenerado la
moralidad de instituciones y personas en todos los ámbitos. La corrupción ha
socavado incluso a las fuerzas armadas y policiales, organismos públicos y
empresas privadas que, actúan como corruptoras mediante sobornos de toda
índole, para obtener licencias y adjudicaciones de obras o, de servicios
lucrativos.
Todo
servicio público se privatiza bajo la filosofía neoliberal, pasando a ser
negocio lucrativo a costa nuestra. Esto es lo que pasa también con la política,
convertida en negocio lucrativo. Tenemos entonces una democracia lucrativa como
estamos comprobando con la voracidad de los partidos políticos predominantes
que buscan capturar todos los poderes del estado, para armar una organización
criminal.
Esta
degradación ha infectado también el poder judicial, el ministerio público, la defensoría
del pueblo, el poder electoral, etc. Lógicamente, donde prendió más la
degeneración moral fue, en las organizaciones políticas en los que, las mafias
descaradamente, se muestran imparables porque no hay resistencia popular, sino
penalización de la protesta social.
La
degradación política ha diseminado el partido político Perú Libre, perdiendo
credibilidad por sus inmoralidades hasta llegar a pactar con la extrema derecha
por intereses mezquinos. Sus principales líderes están prófugos de la justicia
por delitos vergonzosos. Pero la degradación involucra a todas las
organizaciones políticas de derecha e izquierda. Esta, no logran sacudirse de
la degradación generalizada.
Hay
mucho que decir respecto a esta temática, que excede la extensión de esta nota.
Pero lo importante es tomar consciencia de esta degradación y sacudirse de
ella. No solo quedarse en la autocrítica y, tragarse la ostia para volver a lo
mismo. Si somos revolucionarios debemos empezar por revolucionar nuestras
instituciones políticas permitiendo la renovación total.
Finalizamos
el año en condiciones de deterioro desalentador, pero si nos proponemos podemos
resurgir fortalecidos. Tracemos metas y estrategias de mejoramiento orgánico,
metodológico y de planteamientos ideológicos para el año que viene. Que tengan
un buen año venidero. Un abrazo para todos y todas.
Diciembre 30-2023