Escribe:
Dr. Hernán Amat Olazábal
La humanidad desde tiempos remotos, siempre ha
tratado de expresar sus sentimientos y aspiraciones a través de los edificios
expresados en monumentos y obras artísticas, que con el paso del tiempo, se han
convertido en un auténtico Patrimonio Cultural que se debe proteger y conservar
para salvaguardar la memoria colectiva de los pueblos. De este modo, los bienes
culturales se convierten en auténticos documentos patrimoniales que testimonian
cómo se ha ido conservando la memoria histórica, al mismo tiempo que nos
invitan a poner todo nuestro empeño en seguir conservándola.
Debemos evitar, por todos los medios, que el
Patrimonio Cultural, tanto material como inmaterial, se pierda para siempre y,
con él, gran parte de la memoria de las sociedades que lo hicieron posible.
Inmersos en una sociedad cada vez más
interesada en experimentar nuevas sensaciones estéticas y culturales, nuestra
misión es hacer comprender a las nuevas generaciones de que dichas experiencias
forman parte de la memoria histórica que hemos heredado y que estamos llamados
a transmitir íntegramente. Nuestra intención pretende despertar del olvido o de la desidia la
memoria de un inmenso y deslumbrante pasado cultural que para muchos es poco
conocido y menos valorado, pero que necesita ser recuperado, protegido y
reconocido como el mejor regalo que las generaciones pasadas nos dejaron en
testimonio de lo que constituyó su único legado: la memoria imperecedera del
significado que para ellos tuvieron las cosas y los lugares.
El
Estado, a través de los Ministerios de Educación y de Cultura, tienen la
obligación de trazar políticas culturales bien estructuradas, destinadas a
despertar una especial sensibilidad respecto a nuestro patrimonio, que aquellas
instituciones, de una ves por todas, se manifiesten en el interés por
conservarlo y transmitirlo a las generaciones futuras, y plantear la necesidad de elaborar nuevas normas más
eficaces que orienten a la hora de saber qué se ha de proteger y cómo se ha de
llevar a cabo.
El
Patrimonio Cultural ha adquirido en las dos últimas décadas un papel
dinamizador socioeconómico y favorecedor del desarrollo local, a través de su
explotación como una nueva forma de turismo cultural.
Según
la estrategia posmoderna, el marketing del Patrimonio Cultural, orientado a
conocer las necesidades de los usuarios para crear productos capaces de
satisfacerlas, es una herramienta necesaria para la gestión estratégica del
patrimonio. No obstante, la aplicación de los conceptos y políticas de
marketing a la gestión del Patrimonio Cultural, se debe tener en cuenta varios
aspectos específicos:
- La conservación necesaria de los recursos
para su continuidad y sostenibilidad, por tratarse de un producto que posee
valores históricos, de identidad, autenticidad, conocimiento científico, etc.
- La necesidad de satisfacer
las exigencias de múltiples públicos objetivo (visitantes, residentes, agencias
de turismo, entre otras).
Antes
de aproximarnos a la temática que encierra la GESTIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL, es absolutamente necesario, que nos formulemos las siguientes preguntas, cuyas
respuestas constituyen el contenido y desarrollo de nuestra asignatura. Es
necesario dominar y aplicar en los proyectos de investigación, los conceptos
básicos de Patrimonio, Gestión, Intervención, Conservación y Difusión, y luego,
todos nosotros, profesor y estudiantes nos formulemos y tratemos de resolver
las preguntas siguientes:
¿Es lo
mismo Patrimonio Cultural que patrimonio Histórico? Pero, ¿qué es realmente
este patrimonio? ¿Por qué no se sigue llamando patrimonio Histórico-Artístico,
como antes? ¿Acaso no son las obras de arte? ¿No es igual llamarlo Patrimonio
Nacional? ¿Es verdad que existe un patrimonio que se llama inmaterial? Y si es
tan inmaterial, ¿cómo existe? Y, sobre todo, ¿cómo se puede proteger? ¿Y para
qué sirve el Patrimonio Cultural, si es que sirve para algo? ¿Quién lo protege,
el Ministerio de Cultura o las entidades o comunidades autónomas? Y la gente,
la sociedad, puede protegerlo también? ¿Y cómo? ¿Cuál es la diferencia en
Patrimonio Cultural y Patrimonio Natural? ¿Tiene algo que ver uno con otro?
Pero ¿cuántos dispositivos legales hay sobre esto? ¿Qué hace la UNESCO, aparte
de declarar los sitios como Patrimonio de la Humanidad?
¿Cómo
se organizan las administraciones para gestionar el Patrimonio Cultural? En qué
consiste esa gestión? ¿ES verdad que lo primero es conocer lo que se tiene y
cómo se encuentra? ¿Y cómo se llega a ese conocimiento?¿Tiene que ver el
urbanismo con la gestión de Patrimonio Cultural? ¿Y también el medio ambiente y
sus políticas de protección? ¿Qué es una Evolución de Impacto Ambiental y cómo
protege los bienes culturales inmateriales? ¿Cómo se paga todo esto?
¿No
puedo hacer lo que quiera con mi propiedad? ¿No? ¿Cuáles son mis obligaciones?
¿Y qué me pasa si no las cumplo? ¿Tiene derechos ese Patrimonio Cultural?
¿Tenemos obligaciones frente a él? Y si no las conocemos, ¿cómo vamos a
cumplirlos? ¿Me pueden sancionar si hago algo contra el Patrimonio Cultural?
¿Cómo que no puedo utilizar mi detector de metales en mi campo sin permiso?
¿Qué hay que hacer si me encuentro por casualidad un resto arqueológico? ¿No lo
puedo guardar si me gusta? ¿Y no lo puedo vender? Y todo ello, ¿dónde se
aprende? ¿Aparece en los textos escolares? Se explica en Primaria y Secundaria?
¿O se estudia sólo en la Universidad, o en una carrera específica? ¿Debo
estudiar Derecho? ¿Lo aprenderé si estudio Arqueología, Historia o Historia del
Arte? ¿Y si curso luego un postgrado?
¿Cómo
remediar tanta información que lanzan los medios sobre la destrucción del
Patrimonio Arqueológico e Históricos? Lo que hace Indiana Jones ¿es proteger el
Patrimonio Cultural, o todo lo contrario? ¿Qué es un Parque Arqueológico? ¿Y
qué es un museo de sitio? ¿Y un Centro de Interpretación? ¿Tienen algo que ver
los huesos de dinosaurios con el Patrimonio Cultural? ¿El Patrimonio Monumental
es lo mismo que el Arquitectónico? ¿Se pueden volver a construir los edificios
viejos o abandonados? ¿Se utiliza para ello el mismo estilo antiguo o se diseña
un plan moderno? ¿Qué es eso de la reversibilidad? ¿Es que después de haber
reconstruido un edificio se puede volver atrás y deshacer lo hecho? ¿Qué es un
Jardín Histórico? Y, ¿cómo se protege una ciudad antigua? ¿En qué consisten y
cómo se ponen en práctica los Planes Especiales de las ciudades históricas? ¿Es
responsable de ello la Municipalidad? ¿Hay alguna diferencia entre la
Arqueología de Salvataje y la Arqueología Preventiva? ¿No hay que excavar todos
los yacimientos antes de que las carreteras o cualquier obra les pasen por
encima? ¿Qué es Patrimonio etnológico? ¿Es lo mismo Patrimonio etnológico que
etnográfico o antropológico?
¿Cómo se puede proteger y conservar algo como
una fiesta, una danza o una romería, que está vivo y por lo tanto está siempre
cambiando, aunque sea sólo un poco? ¿Qué ha hecho la UNESCO por el Patrimonio
inmaterial?
¿Y qué dicen las normas y las administraciones
al respecto? ¿Qué es el Patrimonio documental? ¿Es lo mismo que el Patrimonio
bibliográfico? ¿Cómo es posible que se guarden todos los papeles que producen
todas las administraciones públicas? ¿Dónde se guardan? ¿Y todos los libros que
se publican incluso hoy? ¿Qué es el Archivo General de la Nación? ¿Y los
Archivos Departamentales? ¿Qué tienen que ver con el Patrimonio Cultural? ¿Cómo
se estructura y cómo funciona una Dirección General de Patrimonio Cultural de
una región o de un país como el Perú? ¿Tienen alguna competencia en esto los
Municipios? ¿Cuál es el papel que desempeña el Ministerio de Cultura? ¿No es el
responsable de todo? ¿Puedo hacer un museo en mi cada y abrirlo al público?
¿Qué es necesario para que exista un museo? ¿Hay museos privados? ¿En qué se
diferencian de los públicos?
¿Qué organismos son los responsables de los
museos? ¿Qué futuro tienen esos grandes museos llenos de aburridas vitrinas y
que ni siquiera poseen catálogos de loa objetos que alberga? ¿Qué diferencias
reales hay entre un gran museo nacional y uno pequeño, local? ¿Y qué es un
archivo? ¿Los hay también públicos y privados? ¿Qué tienen que ver con el
Patrimonio Cultural los archivos privados? ¿La biblioteca de mi barrio es
Patrimonio Cultural? ¿En qué consisten las fundaciones culturales? ¿Puedo
fundar mi propia asociación cultural? ¿Qué son y en qué consisten unos
estatutos?
¿Es
posible investigar en la Gestión del Patrimonio Cultural? Y si no, ¿dónde puede
formarse uno para dedicarse a esto? ¿Qué es y qué hace la UNESCO en el tema de
la Gestión del Patrimonio Cultural? ¿Y
qué es ICOMOS? Y qué es ICCROM? ¿Para qué sirven todos estos organismos
internacionales? ¿Qué hacen exactamente, y cómo puedo saberlos? ¿Se utilizan
para algo las Cartas, Recomendaciones, Convenciones y los Convenios? ¿Son
iguales que las leyes? ¿Qué piensa una persona inmigrante del Patrimonio
Cultural de este país? ¿Es que piensa algo o lo utiliza de alguna manera? ¿Cómo
puede sentirse orgullosa de algo que no es de su tradición ni de su cultura?
¿Es verdad que el Patrimonio Cultural ha sido utilizado frecuentemente como
arma nacionalista? ¿Y eso, cómo ha sido? ¿Se hace todavía?¿Por qué, en cuanto
hay una guerra, se destruyen o saquean primeramente los museos, los archivos o
las bibliotecas? ¿El Perú es superior a otros países como tiene un rico Patrimonio
Cultural? ¿O porque tiene varios monumentos declarados Patrimonio Mundial? ¿Los
tres últimos gobiernos y el actual, pensaron en un Proyecto Nacional Peruano,
para la salvaguarda y puerta en valor de nuestro Patrimonio Cultural? ¿Qué
opina usted, que un director del INC, declaró al cebiche patrimonio nacional,
antes que a monumentos arqueológicos de dimensión nacional y mundial como por
ejemplo: Wilca Wain, Honco Pampa, Kuntur Wasi, Kuelap, Pisac, Huamachuco o
Tumshucaico? ¿Qué se puede hacer para que la sociedad conozca sus derechos y
deberes respecto al Patrimonio Cultural? ¿Qué futuro le espera a todo esto? O,
en definitiva, ¿qué futuro nos espera?
EL PATRIMONIO CULTURAL
Ya se
ha señalado que el Patrimonio Cultural es cosa de todos, según Josep Ballart, tiene que ver con el intelecto pero también
con las emociones y ni uno ni otro son patrimonio de nadie en especial. La
contemplación, la comprensión, el disfrute, la motivación, el respeto son
algunas de las experiencias y sensaciones que un profesional de la gestión del
patrimonio tiene que saber manejar y procurar transmitir.
El
Patrimonio Cultural –según define M. A. Querol- es el conjunto de bienes
muebles, inmuebles e inmateriales que hemos heredado del pasado y que hemos
decidido que merece la pena proteger como parte de nuestras señas de identidad
social e histórica. Esos “bienes” son el resultado de la obra humana. Por eso,
para nombrarlos, utilizamos los adjetivos “cultural” o “histórico”.
El
Patrimonio no tiene sentido al margen de la sociedad. En el mundo globalizado
de hoy el patrimonio confiere, a los que adquieren y saben apreciarlo, un
elemento distintivo y diferenciador que es muy fácil de transformar en foco de
atracción y en lugar de encuentro. Patrimonio son huellas del tiempo que pasa,
cuyos objetos materiales testimoniales sirven de vínculo entre el pasado y el
futuro. El Patrimonio favorece el tránsito del pasado al futuro o viceversa. El
monumento es el sostén del pasado y el patrimonio es el sostén de nuestra
identidad.
¿Para qué sirve el Patrimonio Cultural?
Podemos
imaginar muchas respuestas a este interrogante: para construir la historia,
conservar la memoria del pasado y valorarlo, o tener pruebas de un pasado
heroico y glorioso, para dar raíces y consistencia a una determinada sociedad,
para elevar el nivel cultural de las personas, para sentir y generar orgullo de
nuestra identidad, para conservar el medio en el que se encuentra el bien
cultural, para atraer visitantes y con ello crear puestos de trabajo y riqueza,
etc, (añada usted, todo lo positivo que pueda llegar a imaginar).
No
descartemos que la respuesta puede también, orientarse por el ámbito negativo.
Alguien (y los hay muchos individuos en nuestro medio) que podrían decir: los
bienes culturales no sirven para nada, son un conjunto de cosas viejas,
“ruinas” que se caen a pedazos y mejor sería derribarlas y construir en su
lugar viviendas modernas, objetos arruinados e inservibles, que el Patrimonio
es cosa de cosas pasada, el único patrimonio es el que tengo en mis manos y me
pertenece.
Lo que
sí es cierto o verídico es que la historia del Perú y de América Latina, o del
mundo occidental en general, en suma de todo el planeta en su conjunto, está
muy ligado al desarrollo del concepto de Patrimonio Cultural como esencia y
señal de nuestra identidad histórica y cultural. Hoy en día, es uno de los
principales atributos que otorgan ‘personalidad’ a cada uno de los países, ya
fueran latinoamericanos, europeos, asiáticos, africanos o australiano, que
nunca será globales en este aspecto. Muy en especial, en nuestro ámbito ‘tercermundista’: Perú y
México cuna de las culturas madre de las nuestras actuales.
Todos
debemos propugnar a que los integrantes de la sociedad peruana tengan
conciencia patrimonial. Cabe recordar que las civilizaciones del pasado siempre
han tendido a expandirse y ampliar, de este modo, el espacio que originalmente
ocupaban, y transformarlos colmando de sus creaciones artísticas e implantando
su ideología religiosa basado en los testimonios del pasado. El rey de
Mesopotamia Nabocodonosor, fue el primero en el siglo VI a. C. en crear un
museo abierto al público, donde se exhibían “las maravillas de la humanidad”, y
también, los neobabilónicos empezaron a realizar las primeras excavaciones
arqueológicas en la ciudad de Ur, “para salvar antiguos tesoros”. Alejandro
Magno estableció en el mundo helénico “una lista de maravillas de la creación”,
la lista de la siete maravillas del mundo que puso en evidencia que el respeto
y fascinación por el pasado venía de tiempos ancestrales. En Roma, hacia el siglo III a. C., el
emperador Agripa, donó al pueblo romano, sus inmensas colecciones de tesoros
artísticos para que fueran expuestos en el Panteón que se lleva su nombre.
Los aztecas, a través de Ce-Técpatl, 1-Pedernal,
fecha de gran trascendencia, en la que recordaban con unción y sacrificios el
pasado, y en el Calmécac, centro de educación superior, enseñaban a los jóvenes
el culto y respeto al pasado y a sus ancestros.
En el
Tawantinsuyu, el 9º Inca Pachacuti y, su sucesor excepcional Túpac Inca
Yupanqui, sintieron en toda su plenitud el paso del tiempo, para ello, el
primero creó y el segundo embelleció, el museo denominado Puquin Cancha,
depositario de la memoria de los Incas y del pasado andino hecho presente y
destinado a servir en el futuro (En 1572, el virrey Toledo saqueó y destruyó
este extraordinario monumento donde se rendía culto al pasado y a su
patrimonio). Sarmiento de Gamboa secretario de Toledo, narra que en el Puquin
Cancha, se guardaban y exhibían los inmensos paños y tablones pintados y miles
de quipus, donde se registraban las hazañas de los Incas pasados. Estas
reliquias fueron enviados a España, conjuntamente con el Punchao, ídolo supremo
de la ideología religiosa de los Incas, en cuyas entrañas se hallaba depositado
las cenizas de los corazones de todos los incas, divinidad que fuera
celosamente conservada en Vilcabamba por espacio de 40 años, hasta la captura de Túpac Amaru y su
cobarde decapitación perpetrada, por orden de Toledo, en la Plaza Hawkaypata
del Cuzco, el 24 de setiembre de 1572. SE sabe que el virrey Toledo envío el
Punchau al Rey de España, y recomendaba a su vez que éste obsequiara al Papa,
por tratarse “del más grande ídolo de oro fino que adoraban los infieles
peruanos”.
Es así
cómo la mentalidad humana designa a determinados sitios y objetos como valores
sagrados y para que sean respetados en el futuro, del mismo modo, “por eso
podemos decir –puntualizan Ballart y Tresserras- que patrimonio son huellas del
tiempo que pasa, recogidas en trazas físicas perdurables. O. lo que es lo
mismo, tiempo encapsulado que se hace presente en la materialidad del
testimonio conservado, que sirve de puente entre el pasado y el futuro. Al
favorecer el transito del pasado al futuro y viceversa, el patrimonio adquiere
un valor superior; por eso afirmamos que es herencia y memoria que no podemos
permitirnos el lujo de dilapidar, porque debe servir al porvenir”.
Nuestros valiosos e innumerables yacimientos
arqueológicos, nuestros monumentos históricos, nuestras extraordinarias y
singulares obras de arte pictórico, orfebre y arquitectónico, nuestras
costumbres tradicionales inmateriales: no tienen voz propia. Para reclamar sus
derechos, luchar por su sobrevivencia o manifestar sus deseos de darse a
conocer (como señalan Querol, 2010, Camarero y Garrido, 2008, Hernández, 2002,; Ballart y Tresserras, 2001,
Kotler y Kotler. 2001, Campillo, 1998, Ossio, et al., 1986), la única voz que
pueden utilizar es la de las personas. Todos nosotros, quienes formamos la
sociedad y vivimos y nos interrelacionamos en ella, somos la voz del Patrimonio
Cultural.
A la
pregunta ¿Quién protege el Patrimonio Cultural?, de acuerdo con lo expuesto más
arriba, la única respuesta correcta a la pregunta es, sin duda: toda la
sociedad, toda la gente es quien protege el Patrimonio Cultural. Este es el
ideal de toda nación. Sin embargo, un gran sector de la población puede
desarrollar su vida normal o variada, sin llegar a tener nunca la conciencia de
que en su entorno hay elementos culturales valiosos que deben ser protegidos,
respetados y valorados como Patrimonio Cultural (Arqueológico o Histórico).
PATRIMONIO CULTURAL FRENTE A PATRIMONIO
NATURAL
El
Patrimonio Natural se define, como el conjunto de bienes medioambientales que
no han sido creados, alterados ni manipulados por la mano humana, sino que son
producto de la naturaleza.
En los
últimos lustros, el Patrimonio Natural o Medioambiental ha cobrado una
inusitada importancia y preocupación en muchos países, ocasionado por los
riesgos climáticos (cambio climático, efecto invernadero) a los que nos ha
llevado la contaminación ambiental y el uso indiscriminado y nada sostenido de
los elementos de la naturaleza que han colocado en primer plano a este tipo de
bienes. En nuestro país, la situación del Patrimonio Natural es casi
insostenible, patrimonio que se deteriora día tras día en forma acelerada e
indiscriminada. El Estado peruano, no obstante haber creado el Ministerio del
Medio Ambiente, ha lotizado la Amazonía, el “pulmón del mundo”, implantando
aceleradamente las concesiones a las compañías transnacionales, por decreto,
para que éstas emprendan la explotación
petrolera y gasífera, acciones que vienen devastando la selva en forma
alarmante e irreparable. Las poblaciones aborígenes, se ven seriamente
afectadas en su forma de vida, en sus tradiciones, en la posesión de sus
tierras, y son socialmente marginadas y discriminadas, en muchos casos, hasta
ignoradas (eufemísticamente se les llama ‘poblaciones no contactadas’ (sic).
Un ex
presidente de la República (2006-2011), los ha menospreciado y denigrado
públicamente, tildándolos como “poblaciones de segunda y tercera categoría,
perros del hortelano, es decir, grupos que no trabajan ni dejan trabajar”
(¡..!). Por otro lado, las concesiones mineras ‘oficiales’ y clandestinas de la
sierra, con sus relaves y deshechos químicos, están contaminando no sólo los
ríos, lagunas, ocasionando deshielos, devastando hermosos bosques, generando
serios trastornos en los animales domésticos (camélidos, ovinos, vacunos) y
silvestres. Sobre todo, y es lo más grave, viene dañando, casi irreparablemente
la salud humana, especialmente la de las generaciones infantiles: miles de
niños llevan en su sangre el mercurio, el plomo y otros minerales degenerativos
y mortales.
Un
interrogante más: Si la frontera o línea de separación es la mano humana, la
actividad creadora de las personas: millones de manos arando campos, miles
pastando ganado en diversos ecosistemas, enterrando cuerpos, estableciendo límites,
creando aldeas construyendo ciudades y fuertes, caminos y carreteras, socavando
minas y túneles, reconduciendo ríos, disecando lagunas, talando extensos
bosques, y celebrando fiestas nacionales o patronales, durante centenares o
miles de años. ¿Puede quedar algo verdaderamente “natural” en nuestros viejos y
poblados países?
Además, los elementos inmuebles del Patrimonio Cultural, edificados y
establecidos por la sociedad, ‘viven’ sobre el suelo tanto como un bosque o una
cueva, tienen un paisaje y también forman paisaje, urbano o rural. Así las
cosas, hay que preguntarse si tiene sentido la insistente separación entre
Patrimonio Cultural y Patrimonio Natural. Tal vez ha llegado la hora de
unificar esfuerzos -así lo preconizan connotados especialistas-, de hablar de
un ‘Patrimonio Integral’ en el que lo cultural y lo natural formen un todo, se
gestionen unidos, se protejan en conjunto y se valoren de igual modo (Querol
1995, 2010, Moure 2000, Hernández, 2002).
De lo
expuesto, se desprende una característica esencial y propia de todo bien
cultural y natural: es su razón de ser en la sociedad. Es decir, que sus
valores pueden ser conservados y disfrutados por toda la sociedad.
TIPOS DE PATRIMONIO CULTURAL
Patrimonio arqueológico: Disc.
que lo trata: Arqueología
Patrimonio Arquitectónico: Arquitectura
Patrimonio artístico: Historia del Arte
Patrimonio museográfico: Museología, Arq. His. His. Art
Patrimonio etnológico: Antropología
Patrimonio inmaterial: Antropología
Patrimonio documental: Archivística o Documentación
Patrimonio bibliográfico: Bibliotecología
Patrimonio industrial: Ingeniería, Ciencias, Arqueol.
CONCEPTOS DE GESTIÓN Y GESTIONAR EL PATRIMONIO
CULTURAL
Gestionar el Patrimonio Cultural o gestionar
los bienes culturales son expresiones que se usan en temas relativos a la
administración o a los científicos. No obstante ello, existe cierta confusión
respecto a qué es gestionar. Para algunos arqueólogos, por ejemplo, gestionar
puede reducirse a llevar a cabo las intervenciones de emergencia (tan en moda
en nuestros días); para otros, gestionar es tramitar los permisos de
actividades arqueológicas y la ampliación de tales actividades.
En
nuestras exposiciones de la asignatura, mantendremos un concepto muy concreto y
claro de gestión; en cualquier diccionario al uso encontramos que el
significado de este término engloba todas las acciones encaminadas al logro de
un propósito. Nuestro propósito es el conocimiento, conservación y difusión del
Patrimonio Cultural (PC). Gestionarlo, por tanto, incluye todas las acciones
que llevan a ello.
La
Gestión del Patrimonio Cultural es el conjunto de actuaciones destinadas a
hacer efectivo su conocimiento, su conservación y su difusión, que incluye
ordenar y facilitar las intervenciones que en él se realicen.
Así, es
preciso partir de una idea clara de qué entendemos por gestión del patrimonio
cultural para analizar cuáles han de ser las técnicas que se han de aplicar
para responder a las necesidades del mercado, y cuáles los sistemas de control
que se han de llevar a cabo. F. Hernández Hernández (1998), conceptúa la
gestión del patrimonio cultural, como “una serie de estrategias de intervención
que, sirviéndose de las nuevas técnicas de planificación y de una adecuada
administración de los recursos patrimoniales, humanos y económicos, tienen como
objetivo conseguir el desarrollo de la conservación, investigación, difusión y
disfrute de dicho patrimonio”. A ello se precisa que, esta gestión ha de contar
con los recursos necesarios, así como con la información y el marketing
imprescindibles para que sea posible el diálogo entre la sociedad y la cultura.
M. A.
Querol (2010), define la Gestión del Patrimonio Cultural, como “el conjunto de
actividades destinadas a la protección y difusión de los bienes del Patrimonio
Cultural… En cualquier diccionario se puede leer que “gestionar” es en realidad
realizar diligencias pertinentes para el logro de un propósito. De esta
definición se desprende que se gestiona tal propósito para lograr su
cumplimiento… El propósito de nuestra empresa es proteger, conservar y difundir
los bienes culturales para que puedan ejercer la función social por la que se
definen y para que puedan ser transmitidos a las generaciones futuras. Las
diligencias pertinentes para ellos son muchas e incumben a toda la sociedad,
muy en especial a todas las administraciones públicas, y más concretamente el
Ministerio de Cultura”. Querol, propone cuatro mecanismos o acciones principales
para la Gestión del Patrimonio Cultural,
con el fin de facilitar su explicación: conocer, planificar, controlar y
difundir.
Para la
mejor compresión de estas definiciones, que son muy necesarias, debemos tener
en cuenta la separación que existe entre los trabajos de gestión y los de
intervención, concebidos éstos como cualquiera de las actividades e inciden
directamente en la materialidad y funcionalidad de los bienes culturales (ya
fueran arqueológicos, históricos o artísticos), con respecto de ellos mismos
como de su entorno.
Entendemos por intervención en el Patrimonio
Cultural, el conjunto de actividades, en su mayoría realizadas por distintas
administraciones públicas, destinadas a la protección, conservación y difusión
de los bienes culturales. (Ejemplos: Una excavación arqueológica. La
restauración de un cuadro del siglo XVII. La rehabilitación de un edificio
patrimonial, etc.)
El
objeto principal de la gestión es favorecer la investigación, la conservación,
difusión e impacto social del Patrimonio Cultural y para ello, en la mayoría de
los casos, debe evitar por todos los medios, y desde luego controlar, la
intervención que, de acuerdo con la definición propuesta, es en muchas
ocasiones sinónimo de destrucción. En definitiva, la intervención necesita
siempre de la gestión, mientras que la gestión se realiza por lo general sin
tener que intervenir.
La
gestión del Patrimonio Cultural debe ir ligada al diseño de una política
cultural concreta en la que encuentre su razón de ser. Desde un punto de vista
histórico, en nuestro país, no ha existido como tal, sino parcialmente y, desde
hace pocos años, ha comenzado a abrirse camino.
Desde
1929, cuando se aprobó la ley 23733, ley pionera en América Latina (sirvió de
modelo en varios países americanos), gracias a su rico contenido y estructura
coherente, se aprueban normativas específicas. La gestión del patrimonio se
centra en tres aspectos: la regulación de las autorizaciones de intervención,
la de los hallazgos causales, el registro de objetos arqueológicos y la
creación de una red de museos destinados a la conservación y exposición de los
materiales así obtenidos.
Un
aspecto que Julio C. Tello, gestor de la Ley 23733, propugnó que la Gestión del
Patrimonio Arqueológico, ha de tener como objetivo concientizar a la sociedad
de que éste forme parte de su Patrimonio Cultural. El desinterés social
existente demuestra que la gestión responde actualmente a criterios de simple
improvisación.
Templo de Santiago Apostol en Pomata
EL PROPÓSITO DE LA GESTIÓN
La
gestión se propone hacer más llevadera al personal de una organización la
realización de sus tareas a base de facilidades de toma de decisiones.
Facilitar significa hacer que las cosas sean más fáciles de lo que serían de
otro modo. Así pues, el propósito de la gestión del patrimonio es facilitar la
toma de decisiones que conducen a la consecución de la misión patrimonial o la
gestión de un museo, al cumplimiento de su mandato y a la ejecución de sus
objetivos a corto y a largo plazo para cada una de sus funciones.
Un
factor esencial de la gestión (conservación y difusión) del Patrimonio Cultural
son los museos. Al respecto, Hounour, dice:
“Son un
patrimonio para toda la humanidad… Sólo haciéndolos públicos y abriéndolos a la
contemplación pública de sus colecciones, pueden convertirse en materia de
estudio; y cualquier resultado obtenido a partir de aquí es una ganancia a
añadir para el bien común de la humanidad” (Hounour, 1981:87: citado por Ballaert (1997: 149).
Sin
duda, el auge de las fundaciones científicas y culturales ha devenido en una
nueva forma de gestión del patrimonio ya que, por su carácter no lucrativo,
tienen como objetivo la realización de actividades de interés general. Todas
ellas contribuyen a fomentar la cultura, la investigación y la conservación de
los monumentos y objetos patrimoniales, facilitando su conocimiento y difusión.
Cabe
destacar, que esta labor de conservación y restauración ha de insertarse dentro
de un nuevo concepto que ha dado en llamarse desarrollo sostenible y que no
es otra cosa que el intento de
armonizar la dinámica que siguen la economía, la ciencia y la técnica con el
respeto que se ha de prestar a los recursos disponibles y al medio ambiente. De
este modo, cualquier uso que se haga del patrimonio cultural como recurso ha de
estar en el marco del proceso de planificación de un desarrollo sostenible que
sea sumamente respetuoso con su carácter de bien no renovable y, que, en
consecuencia, ha de procurar que se conserve su memoria. Algunos logros
importantes de modelos culturales significativos de desarrollo sostenible en
nuestro país, los encontramos en los encomiables trabajos de campo,
conservación, puesta en valor, creación de museos comunales y en exposiciones
itinerantes que realiza el Proyecto Especial Caral-Supe; los trabajos en la
Huaca Rajada-Señor de Sipán y su respectivo Museo; el Proyecto Arqueológico y
Museo de sitio de Kuntur Wasi; el Proyecto Huaca del Sol y Huaca de la Luna
(Valle de Moche); el Proyecto Huaca de Cao Viejo, el Programa Arqueológico San
José de Moro, entre otros.
Por
otro lado, el uso y disfrute del Patrimonio Cultural y Natural de un pueblo no
significa que no haya que contribuir a su protección y conservación mediante la
obtención de beneficios económicos. Es posible cambiar los antiguos esquemas
que veían la imposibilidad de conciliar el arte y la cultura con los intereses
económicos, pues el Patrimonio Cultural que posee clara dimensión cultural y
que debe ser preservado con mucho esmero y sumo cuidado, también cuenta con una
dimensión social y económica.
Reiteramos, una buena Gestión del Patrimonio
Cultural implica asumir la tarea de investigar, conservar y difundir los bienes
culturales que se poseen. Por esta razón, trataremos posteriormente, el tema de
la conservación del patrimonio y su evolución desde el siglo XIX hasta nuestros
días.
El
conjunto de factores que acompañan a la visita y observación de los monumentos
arqueológicos, históricos y artísticos, ya sean estos de carácter ideológico o
literario, influirán de manera decisiva en su difusión, revalorizando el
interés que posean como documentos arqueológicos o históricos y promoviendo su
recuperación, restauración y conservación.
Se
discutirá que si es posible, por una parte, la restauración estilística que
trata de eliminar cualquier rastro de deterioro que un monumento u obra de arte
puede presentar para devolverle su apariencia primitiva, tal como propugna y
defiende Eugéne Viollet-le-Duc. O, por otra, la propuesta de John Ruskin, quien
defiendió decididamente la doctrina de la “no intervención”, en un intento casi
desesperado por conservar la autenticidad del monumento u obra de arte sin
ningún tipo de aditivo que pueda falsificar la memoria histórica que nos
transmite en su estado actual. (Un ejemplo patético del primer caso, es la
‘intervención’ reñida con todos los principios y convenios internacionales, que
ha realizado recientemente en la Huaca Mateo Salado (Distrito de Pueblo Libre),
nada menos que el organismo encargado de la salvaguarda y conservación del
Patrimonio Cultural de la Nación, el
Instituto Nacional de Cultura (INC).
En
seguida, abordaremos los planteamientos de Camilo Boito y Gustavo Giovannoni
quienes, a partir de las ideas de Viollet-le-Duc y Ruskin, sustentan las bases
de lo que se denominará Escuela Moderna de Restauración, dando paso, de este
modo, a la “restauración científica”. Así, la sociedad en pleno transcurso del
siglo XX, toma conciencia de que es preciso e impostergable conservar el
Patrimonio Cultural.
Y, para
lograr todo ello, debe primar la preocupación social e institucional y se ha de
plasmar en la publicación de documentos internacionales que avalen las futuras
actuaciones en dicho campo, (ejm. La Carta de Atenas suscrita en 1931), y todos
los que se suceden posteriormente exponiendo los principios generales que se
han de observar en la conservación y restauración del Patrimonio Cultural. Su
protección necesariamente ha de contribuir a la salvaguarda de la memoria del
pasado y de la identidad cultural de los pueblos que se han visto enriquecidos
con su valiosa presencia.
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