Señores:
La Asociación
Cultural Brisas del Titicaca, es una institución con identidad puneña que tiene
su sede en la Capital de la República. Su membresía está mayoritariamente
integrada por personas que en su gran mayoría están ligadas a la región de
Puno, sea por nacimiento, sea por vínculos consanguíneos con familias puneñas.
Brisas del Titicaca
es una entidad asociativa que través del medio siglo de vida institucional ha
ganado indiscutible posicionamiento, notoriedad y prestigio en el contexto de organizaciones
que en Lima mantienen y difunden permanentemente la cultura viva de los pueblos
del Perú; es decir, de aquella que comprende o engloba las expresiones
tradicionales del arte popular, forjadas durante siglos de convivencia,
interacción y sincretismo entre los productos culturales nativos, aborígenes,
heredados desde los lejanos tiempos de la cultura andina, con los que fueron
traídos por culturas de otros continentes.
Como es sabido, toda
persona jurídica, entidad colectiva o institución-cuerpo (organismo público o
privado, empresa, asociación, cooperativa, fundación, sociedad civil,
colectivo, etc. etc.) existe para algo, tiene su “razón de ser”, tiene una
misión que cumplir en la sociedad, persigue una finalidad suprema.
En esa línea de
análisis la Asociación Cultural Brisas del Titicaca, esa razón de ser, misión o
FINALIDAD SUPREMA se halla claramente consignada en su Estatuto: “cultivar, recuperar, cautelar y difundir
todas las expresiones culturales del departamento de Puno, contribuir a su
desarrollo y consolidar su identidad”. Es para eso que Brisas existe,
principal y prioritariamente.
En el mismo Estatuto
Social se confirma esa finalidad al haberse establecido en que uno de los
prioritarios objetivos específicos es “Cultivar,
difundir, recopilar y cautelar todas las expresiones culturales del
departamento de Puno, con particular énfasis en su música, danza, gastronomía y
tradiciones.
Así, Brisas del
Titicaca existe para cumplir principalmente cometidos culturales. Cultura
puneña es lo primero que hace BRISAS. Es pues en cumplimiento de esos fines y
objetivos que estamos reunidos esta noche de reconocimientos y de arte. Los
presentamos con los debidos agradecimientos a todos quienes han venido a
acompañarnos.
Debe tenerse en
cuenta que ciertas actitudes humanas vinculadas al reconocimiento de los
méritos ajenos, no son moneda corriente en la vida de nuestras sociedades. El
egoísmo, el escamoteo y hasta la envidia gobiernan mentes de algunos grupos e
individuos. Aplaudir, premiar la obra victoriosa de hombres y mujeres del
entorno, que empeñaron sus esfuerzos para alcanzar logros grandes o pequeños,
pero siempre con profundo amor a la tierra y en provecho de su progreso, infortunadamente
constituye rareza inocultable.
Brisas del Titicaca
quiere romper ese funesto comportamiento social, y dando el ejemplo para
combatirlo sin ambages, viene hoy al pueblo de Puno, que es también su pueblo,
para -en medio de la gran fiesta- agradecer públicamente a algunos de los
puneños que contribuyeron en distinta medida y en diversa forma, al histórico
triunfo alcanzado por este pedazo de Perú en el concierto cultural del mundo, al
lograr que se reconozca esa inconmensurable fiesta como patrimonio de la
humanidad, hecho que todos seguimos festejando.
Fiel a su
identificación con el conjunto de valores que encierra la rica y diversa
cultura que se forjó históricamente en este singular ámbito geográfico, sur
peruano, altiplánico, ha venido a mostrar algo de sus logros artísticos en el
campo de la coreografía popular.
De esa manera, Brisas ha querido participar en las diversas
manifestaciones motivadas por el culto religioso a la patrona de la ciudad: la
Virgen de la Candelaria cuya efigie fue traída hasta aquí por el Licenciado
Felipe de Valdéz, supervisor de la construcción de la Catedral de Puno, desde Alhambra, Castilla-La Mancha, España, en donde
reside la imagen original de nuestra venerada virgen. De ella dijimos alguna
vez:
"Mamita
Candelaria", "Mamita Canticha", "Mama Candi" o como quiera que
el pueblo prefiera llamar a la Virgen de la Candelaria, ella no es sólo la
Patrona de la Ciudad de Puno, ni es el motivo único principal del
desencadenamiento de una compleja festividad que ha alcanzado notoriedad
sensible en el Perú y aun en muchos lugares del extranjero. "Mamita Candelaria" es mucho más que
todo eso.
"Mamita
Candelaria" es ante todo, el centro al que confluye la esperanza
múltiple y siempre renovada de los desvalidos; el factor que cataliza la terca
fé de los creyentes en su poder divino. Es el lugar común de las penas y
aflicciones de quienes tienen todo que perder -por pequeño que sea- toda vez
que fuerzas cósmicas amenazan diezmar los pueblos collavinos.
Por
eso, el chacarero de cualquier predio perdido en la inmensidad del suelo
puneño, acude a ella contra la sequía, para la buena lluvia y la buena cosecha;
el pastor solitario grita su nombre cuando los celajes prometen heladas o
granizos; el pescador lacustre otea desde lejos el templo donde ella reside
pidiéndole pesca abundante; el vendedor más pequeño suspira recordando su
imagen al comenzar un nuevo día; el viajero le pide tránsitos sin novedad...
En
fin, todos los que viven la lucha cotidiana por seguir siendo, la tienen
presente, no sólo el dos de febrero o en la "octava" o en los ocho
días de jolgorio. Están siempre con ella, todos los días, todos los años, todos
los siglos.
Gracias.