El PLaN V.
César
Hildebrandt
V |
Tomado
de HILDEBRANDT EN SUS TRECE N° 593, 1JUL22
ladimir
Cerrón ha confirmado a sus allegados que tiene el propósito de deshacerse de
Pedro Castillo y reemplazarlo por Dina Boluarte. Es más, el varias veces
denunciado Cerrón habría expresado claramente que su plan “es que Dina Boluarte
esté a cargo del discurso del 28 de julio”.
El
ultimátum de Perú Libre a Castillo exigiéndole su renuncia al partido,
respondido ayer con el retiro “voluntario” del presidente de la república, era
parte del cronograma cerronista. El tramo final de ese calendario debía empezar
con la censura al ministro del Interior, continuar con la separación deshonrosa
del profesor chotano de las filas de Perú Libre (algo que ayer se frustró
gracias a la respuesta emanada de Palacio) y finalizar sumándose a los votos
que en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales apuestan por la
suspensión del actual mandato presidencial. Pasan también esos cálculos del
revanchismo por la adhesión de Perú Libre a las conclusiones de la
ultraderechista Comisión de Fiscalización, que emitió sentencia condenatoria
cuatro días después del desaire sufrido ante las rejas de la sede
gubernamental.
Vladimir Cerron |
Es
cierto que entre Cerrón y Dina Boluarte se dio Dina Boluarte: la ficha que le
faltaba jugar al último bolchevique de la izquierda. no hace mucho un agrio
enfrentamiento público, pero fuentes de Perú Libre dijeron que ella “nunca fue
oficialmente expulsada del partido”. El contacto entre Cerrón y Boluarte se ha
restablecido, al parecer por iniciativa de la vicepresidenta, y por ahora ha
sido telefónico. Se produjo con ocasión del viaje de Castillo a la Cumbre de
las Américas y cuando Boluarte sufría de covid.
Las mismas fuentes del cerronismo señalaron
que habría un resquicio de diálogo con Castillo “siempre y cuando el presidente
decida volver al programa político con el que ganó las elecciones”. La admisión
de esa posibilidad apunta a que el Plan V (de Vladimir) tiene un objetivo
alterno: poner contra la pared a Castillo y demostrarle que su vida política
pende de un hilo perulibrista.
¿Aceptará Castillo tamaña extorsión? Y de
aceptar, ¿ha calculado Cerrón a qué niveles de polarización podría llegar el
país, sacudido por la tormenta perfecta de ineptitud, corrupción y crisis
económica?
En
todo caso, ¿la vicepresidenta Dina Boluarte habrá aceptado ya reemplazar a
Castillo para cumplir el proyecto político de Vladimir Cerrón?
El
tiempo lo dirá.
¿Tolerará
el país que salga el Castillo embarrado y entre una señora cuya ideología más
visible es el resentimiento social?
¿Admitiremos
los peruanos que el sueño de Vladimir Cerrón empiece a cumplirse a partir de
una dudosa maniobra sustitutoria?
Dina Boluarte |
Cerrón dice, con media boca, que desprecia a Castillo por haber roto la bancada, por las acusaciones de corrupción y por haber traicionado el pacto original que los unía, aquel que estableció que todo debía empezar convocando una asamblea constituyente. Puede ser que esos odios principistas existan, pero también es cierto que lo que más irrita a Cerrón es que Castillo le haya arrebatado netas y potencialmente lucrativas áreas de poder. El cerronismo llama “caviar” a Dimitri Senmache y se suma a su lapidación porque lo considera “próximo” a Carlos Basombrío. ¿Puede haber sectarismo más sombrío? Esas fuentes del leninismo huanca también están convencidas de que la nueva ministra de Energía y Minas -coto antes de Perú Libre- fue nombrada por sugerencia de Roque Benavides.
Cerrón
sabe, de otro lado, que se vienen nuevas pruebas en contra de Castillo. Se
habla de audios y videos, especialmente uno en el que están Castillo y Silva
hablando de modo que los compromete. Un Castillo aún más empapelado y miedoso
es el que Cerrón necesita para sus objetivos. Por dos razones: o porque así
caerá más fácil (y entonces vendrá Boluarte) o porque, al salvarle la vida con
sus votos, Cerrón será su insaciable acreedor.
El
año pasado un poco más de la mitad del Perú votó, otra vez, en contra de la
mafia fujimorista. El cuy afortunado de esa tómbola era un profesor de primaria
que parecía traer nuevos aires e ingenuidades auspiciosas. Gran error. El señor
Castillo Terrones demostró, al poco tiempo, ser un sindicalista mañoso, un
amigóte inescrupuloso de compadres y sobrinos, un fiasco manchado.
Pero
Vladimir Cerrón ha perdido la cordura si cree que el país va a tolerar que el
clamor de que se vayan todos se reduzca a un cambio de mocos por babas. ¿Sale
Castillo y entra Boluarte para que Vladimir Cerrón ensaye a nivel nacional el
desastre de gobierno corrupto que hizo padecer a Junín?
Cerrón
delira. Cree que él es Fidel y que Dina Boluarte es Celia Sánchez. Está
convencido de que Santa Clara ha caído, que el tren con municiones fue
interceptado, que Raúl lo saluda detrás de un matorral, que el Che grita de
alegría al lado de unos guajiros, que Camilo se abre paso y que las vacunas que
vendrán al Perú serán, ahora, la Soberana y la Mambisa. ¡Caballero! <•>